Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Allie se cambió de ropa, quería salir ya de ese asqueroso uniforme. Solo le hacía recordar que estaba en la misma clase que aquella zorra. Se sentó en el tocador, de nuevo con la cámara y esta vez, además, con la navaja. Sin pensarlo, cogió la navaja y la deslizó suavemente por su piel, cada vez apretando más y más, con más furia, haciendo las heridas más profundas a cada momento.

En un abrir y cerrar de ojos sus delicados brazos de porcelana estaban rojos, pintados con el color de su sangre. La sangre que fluía rápidamente por sus venas ahora salía en pequeñas gotitas rojas y brillantes que se deslizaban silenciosas por su piel. Silencio. Eso era todo lo que ella oía. Silencio y vacío. Se sentía tan sola, como si nada llenase ese hueco que ahora yacía en su corazón. Ella seguía cortando sin pensar, casi sin espacio para hacerlo en sus brazos. Pensaba que iba a morir, y eso era lo que deseaba en ese momento, pero no ocurrió nada. Sus brazos se habían convertido en una galería de dibujos que solo ella podía ver y sentir. Dibujos que eran lo único que parecían llenarle, aunque tan solo fuese por un rato.

Poco después fue al lavabo para limpiarse la sangre que aun salía de sus heridas. Se miró en el espejo y vio a la Allison que había estado viendo tanto esos días, solo que mas destrozada, más deteriorada. Las ojeras que tenía de llorar eran prominentes, sus mejillas estaban manchadas de negro por su maquillaje corrido, y estaba tan pálida que parecía que acababa de morirse. "Ojalá", pensó ella. Se limpió la cara y se volvió a maquillar, para hacer parecer que nada había pasado.

Sus heridas seguían sangrando, pero a Allie no parecía importarle ya que el calor que transmitían seguía presente, y eso le gustaba. Se sentía más relajada, más tranquila. Se vendó los brazos y se puso una chaqueta. Aunque las vendas no tardaron en teñirse de rojo en las zonas que aún sangraba con fuerza. Suspiró. Se quitó la chaqueta y se puso alguna venda más, pero no sirvió de mucho. Se estaba desesperando. Cogió la chaqueta y se la puso de nuevo. Además cogió su reproductor de música con sus auriculares, la navaja y las llaves de casa, y se fue.

Le dio al play y Broken del grupo Lighthouse comenzó a sonar. Quería llorar al oír esa canción, pero en vez de eso, subió su volumen al máximo, dejando todo atrás. Sus problemas, su vida, su identidad. Todo lo que le rodeaba ya no existía, nadie y nada, tan solo estaban ella y su música.

Respiró el aire puro de la calle. Lo necesitaba. Empezó a andar, sin rumbo. Decidió ir allá a donde sus piernas le llevasen, sin concentrarse en nada más que en las letras melancólicas de sus canciones. Lost it all del grupo Black Veil Brides sonó en su reproductor. Se sentía demasiado identificada con esa canción y eso le dolía.

La conversación que había tenido hacía una hora con Nicky le vino a la cabeza. Seguía confusa por algo que ella había dicho, había cosas que no tenían sentido. "¿Por qué Nicky quería vengarse de mí? ¿Qué se supone que he hecho yo?". Las dudas le rondaban en la cabeza sin parar, dándole dolor de cabeza. Tenía demasiadas preguntas y muy pocas respuestas, por no decir que ninguna.

Se paró para mirar a ver dónde estaba, ya que esa parte del pueblo no le sonaba para nada. No puso mucha atención, lo único en lo que se fijó fue en un pequeño parque de skate, donde se encontraban dos chicos haciendo piruetas y otros cuantos sentados observando el arte que creaban los otros dos con tan solo una tabla de madera y un montón de rampas.

Siguió andando. No muy lejos del parque de skate vio a unos chicos agrupados en una esquina. Parecía que hablaban con alguien que se encontraba dentro del círculo. Entonces se dio cuenta de que quién estaba dentro del círculo de chicos era otro chico, solo que más joven que el resto. Uno de los mayores se apartó, dejando ver completamente al chico del centro.

De pronto, Allie se dio cuenta de lo que estaban haciendo los mayores al joven. Tenía los ojos llorosos, y estaba algo agazapado contra la pared, como si intentase evitar que le pegasen. Parecía tener su misma edad y el resto parecían de dieciocho años y algunos hasta más. Se acercó a la esquina en la que estaban ellos. Apagó la música y guardó su reproductor en el bolsillo del pantalón.

─Eh, ¿qué le estáis haciendo a este chico? ─intervino Allie.

─Lo que le estemos haciendo no te incumbe, niña. Vete de aquí, no te metas en nuestros asuntos ─respondió el chico que parecía el supuesto líder de la banda.

─¿Y si no me apetece irme? Esto es zona común, puede estar quién quiera. Ah, y yo me meto en donde me sale de ahí, ¿entiendes? Ahora dejad al chico en paz.

─¿Y tengo que hacer lo que una niñata pequeña me diga? Ja. Lo tienes muy creído, niña.

─No tienes por qué hacerlo si no quieres, pero perfectamente puedo llamar a la policía del pueblo.

─Uy, que miedete. Mira como tiemblo ─dijo haciendo como si le temblase el cuerpo.

Sus seguidores del grupo se rieron por la supuesta broma que había hecho. Allie se rió, irónicamente. Lo que le hacía gracia en realidad era lo gilipollas que eran todos.

─Mira chaval, a mi no me toques los ovarios porque no sabes con quién hostias te estás metiendo, así que yo que tú me callaría la puta boca antes de que te la tenga que callar yo a hostias.

─¿Pero quién te crees que eres? Eres una puta cría, no me das miedo.

─Pues debería dártelo. Podéis iros por las buenas o por las malas, os dejo elegir. Solo aviso que si elegís por las malas vais a tener grandes problemas...

─Que pesadilla de niña. Vámonos chicos, no merece la pena pelearse con una niña.

La banda de chicos se alejó a un callejón, irritados todos por la cabezonería de Allie. Cuando ya estaba segura de que no le podían oír, la chica se rió.

─Cobardes... ─dijo, mirando hacia donde se habían largado los chicos─. Hola. Bueno, me presento... Me llamo Allison, aunque me suelen llamar Allie. Tengo quince años, encantada. ─Allie le tendió la mano al chico que seguía apoyado contra la pared.

Estaba aún en shock por lo que acababa de ocurrir, pero agradecía lo que aquella desconocida había hecho por él. Una desconocida que dentro de poco se iba a convertir en su vida entera, cosa que ninguno de los dos esperaba en ese momento.

─Eh... Yo soy Jake, encantado. Gracias... Allie. Yo también tengo quince años ─titubeó, un poco avergonzado.

─¿Estás bien, Jake? ¿Quieres que te acompañe a algún lado o algo? ─Cuando le vio de cerca Allie pudo apreciar mejor el físico del chico.

Era de su misma estatura, quizás de uno o dos centímetros más. Tenía el pelo castaño, algo largo, pero tampoco mucho. Ojos verdes, decorados con rayas amarillas colocadas perfectamente, creando los ojos más bonitos que la chica había visto jamás. Tenía la piel morena, seguramente de tanto estar afuera. Era algo delgado, pero al llevar ropa ancha no se notaba tanto. Tenía una nariz pequeña y redonda, era adorable. Y unos labios finos y rosados. Sonrió un poco para enseñar que realmente estaba agradecido por lo que Allie había hecho por él, y la chica casi se desmayó al ver esa sonrisa tan perfecta que tenía.

El chico llevaba un skate debajo del brazo, por lo que Allie supuso que pertenecía al grupo de skaters que estaban en ese momento en la pista, pero entonces se dio cuenta que de ser así, los chicos se habrían dado cuenta de que Jake no estaba allí con ellos.

─Pues no lo sé...

─¿Te llevo el skate? Trae, anda. ─Jake no tuvo la oportunidad de decir nada ya que Allie le arrebató el skate de las manos.

Al chico no le importó nada, sabía que lo que hacía Allie era con buenas intenciones. Le dedicó otra sonrisa para mostrar su agradecimiento. Realmente quería decirle algo, pero las palabras no conseguían salir de su boca, quedaban todas atrapadas en su garganta. No sabía qué era lo que le pasaba con aquella chica. Era tan bonita que no se podía poner en palabras. Y esos ojos... Esos ojos tan brillantes expresaban mucho más que cada palabra que pronunciaba aquella belleza que había aparecido de la nada. Jake ya había tenido novias en el pasado que habían sido guapísimas, pero Allie lo era aún más. Era diferente y eso le atraía muchísimo.

Al coger el skate, Allie se quedó inmovilizada. Sintió como un escalofrío le recorría por todo el cuerpo, mandando un sin fin de emociones hasta su estómago. El subidón de adrenalina que acababa de sentir le hizo hacer algo que nunca haría conscientemente. A parte de que no era la primera vez que esa sensación se apoderaba de ella.

El chico se dio cuenta de que aquella desconocida que se hacía llamar Allie estaba mirando al infinito, cuando de repente una sonrisa pícara se apoderó de su rostro y le agarró sin avisar de la mano. Ella empezó a correr y él, después de haber recobrado el equilibrio por el fuerte tirón de la chica, consiguió ponerse a la par de ella.

Se dirigían hacia el parque de skate, que ahora estaba completamente vacío, excepto por un par de chicos que parecían buscar a alguien, pero Allie estaba tan sumisa en sus pensamientos que ni siquiera le importaba si había alguien mirándola.

Le soltó la mano a Jake, que se detuvo en el sitio para recuperar el aliento, mientras que la chica siguió su camino y subió por las escaleras que llevaban a las rampas.

"¿Una chica skater? No está nada mal...", pensó el chico, que estaba aún al borde de las escaleras. Pero lo que él no sabía era que en realidad aquella chica que le había conseguido volver loco en tan solo unos minutos, no era una skater. Por el momento.

Mientras tanto, Allie se dirigió a una de las rampas, dejándose guiar por su instinto. Cómo no, escoge una de las más altas. "Tranquila, Allie. Todo va a salir bien... Solo déjate llevar, la última vez que te dejaste llevar, todo salió bien", pensó la chica en ese momento. Pero en realidad, no todo iba a salir bien. Respiró hondo un par de veces, antes de tirarse, mientras que los tres chicos observaban curiosos.

Ahora, los dos chicos que estaban antes andando por ahí, se habían unido a Jake. Estaban hablando entre ellos, claramente, sobre la chica desconocida que estaba a punto de lanzarse por una de las rampas.

Colocó un pie sobre el skate, aún incrédula de lo que se iba a acontecer. Estaba muy loca, pero sentía que debía hacer eso. Se dejó caer por la rampa, anteriormente blanca, pero ahora de color beige debido al desgaste de los años. Entonces, cómo ella esperaba, se cayó. Los tres chicos corrieron hacia donde estaba Allie, para ayudarla.

La caída había sido bastante dura; arañazos, heridas y moratones ahora decoraban su piel, por no mencionar que le dolía tanto todo que a ratos ni sentía su cuerpo. La fuerza con la que había caído sobre el suelo había sido enorme, por lo que tenía mucha suerte de no haberse roto ni torcido ningún hueso.

Los chicos la cogieron y la sentaron en las gradas. La chica se dejó hacer, ya que no sentía ni se enteraba de casi nada de lo que ocurría. Creyó ver a otros dos chicos, pero no estaba segura de si era verdad o eso había sido tan solo fruto de su imaginación, debido al golpe que se acababa de dar.

Le quitaron la chaqueta, que había quedado un poco rota después de la caída. Tenía suerte de haber llevado esa chaqueta vaquera, porque de no haber sido así, las heridas habrían sido muchísimo peores. Al quitársela, pudieron ver las vendas que cubrían sus brazos. Los tres amigos se miraron extrañados. Todos querían pensar que eran heridas de otra caída, ya que ninguno quería atreverse a pensar que en realidad eran por otra cosa. Intentaron no ponerle mucha atención mientras que curaban las heridas de Allie. Se las desinfectan con alcohol etílico que habían sacado del botiquín que mantenían en el parque en caso de emergencia y le ponen alguna tirita y alguna venda más, aparte de las que ya tenía.

─Bien, ya está... ─dijo uno de los chicos.

─Gracias por ayudar, Adrián ─respondió Jake al chico que acababa de hablar─. Y tú también, gracias, Kevin.

Adrián era el mejor amigo de Jake. No se conocían desde hacía mucho tiempo, tan solo un par de años, pero desde el primer día conectaron. Se conocieron cuando Adrián se mudó a esa parte del pueblo y un día que se pasó por el parque de skate, ya que el skate era algo que siempre le había chiflado, conoció a Jake, que le acogió enseguida. Desde entonces siempre fueron como hermanos. Adrián tenía los ojos marrones almendrados, con un brillo de entusiasmo y felicidad siempre presente, al igual que los de Lucía. Era más alto que Jake, pero tampoco tanto y, además, tenía el pelo del mismo estilo que Jake solo que un poco más largo y de un rubio tirando a castaño.

─Nada, hombre. Por cierto, ¿dónde te habías metido antes? Te estábamos buscando por todas partes.

─Los mayores...

─¿Otra vez? ─Adrián abrió los ojos como platos─. Joder, tío... Creo que deberías decírselo a tus padres. Pero, ¿cómo has conseguido escaparte de ellos sin que te hagan nada? Qué rabia me da no haber estado ahí...

─No te preocupes, no podrías haberlo sabido. Pues he salido de ahí gracias a Allie... Ha venido y con dos cojones les ha plantado cara.

─Pero, ¿os conocéis de algo? ─preguntó, señalando a Jake y a Allie.

─Que va, ella supongo que estaba por aquí y al verme ha venido...

─Oh, qué bonito ─intervino Kevin, que se había ido un momento y había vuelto a tiempo para oír eso─, el destino os quiere juntos ─continuó, haciendo como si se desmayaba y, después, riéndose de lo que acababa de decir.

─Cállate, anda ─dijo Jake riéndose por el comentario de su amigo.

─Bueno, ¿quieres que os dejemos solos, Jake? ─preguntó Adrián, haciendo alusión al comentario de Kevin─. Vale, no. Ahora en serio, ¿queréis estar a solas?

─Bueno, no estaría mal...

─Venga, pues luego nos vemos, ¡adiós! ─gritó Adrián, burlándose de su amigo, mientras que hacía como si le daba besos a alguien.

Jake se rió por la tontería que tenían sus amigos, pero pronto devolvió toda su atención a aquella maravillosa chica que ahora estaba sentada al lado de él. La chica seguía confusa por el golpe, lo que había hecho que no se enterase muy bien de lo que acababa de pasar. Sabía que estaban a solas, o al menos eso creía. Abrió los ojos al fin y pudo ver que, en efecto, estaban los dos solos.

─Hey, Allie, ¿qué tal estás? ─preguntó Jake al ver que Allie abrió los ojos.

─Eh... ¿Jake? Pues un poco mareada... ─La chica se colocó una mano en la frente, le dolía mucho la cabeza.

─¿Quieres que te acompañe a casa? ¿Dónde vives?

─No. A cualquier sitio menos a casa.

─Bueno, vale... ─respondió el chico, un poco confuso.

─Es una larga historia.

─No tienes por qué contármela, no te obligo. Pero, ¿puedo hacerte una pregunta? No respondas si no quieres.

─Vale, adelante.

─¿Esas vendas que tenías ya de antes...? ─preguntó Jake, señalando los brazos de la chica.

─No son nada... ─dijo Allie temblando un poco al mero pensar en lo que había debajo de ellas.

─Vale... Estas temblando, ¿tienes frío?

─Sí, un poco...

─Toma mi chaqueta ─ofreció Jake, quitándose la chaqueta y poniéndosela a Allie por encima.

─Gracias ─agradeció Allie, mirándole al chico a los ojos y sonriendo.

─Tienes unos ojos preciosos, Allie.

─Que va... Sólo son marrones ─dijo ella, ruborizándose.

─¿Y eso qué importa? Siguen siendo preciosos.

─Pero son marrones, son muy comunes. ─Una sonrisa se apoderó de ella y el rojo de sus mejillas seguía presente.

─El color no es lo que importa. Lo que importa es lo que expresan, lo que se siente al mirarlos... Y los tuyos expresan tantas cosas a la vez. Eso es lo que los hace preciosos. Aunque no lo son más que tu...

Allie se volvió a sonrojar. No podía creer todo lo que estaba sintiendo por aquel chico que había conocido hacía apenas una hora. ¿Cómo podía estar sintiéndose como si estuviese enamorada? Era algo extraño, pero era así como se sentía. Aunque nunca había estado enamorada, así que tampoco podía estar segura de que era así cómo se sentía una al estarlo, pero por lo que le habían contado...

─Ey, ¿quieres ir a algún lado? ─preguntó Jake después de un rato de silencio.

Allie había estado tan ensimismada que no se había dado cuenta de que no había respondido a lo que Jake le había dicho.

─No, aquí contigo se está bien ─dijo la chica al fin, extrañada de que esas palabras acabasen de salir por su boca.

Intentó disimular su asombro, ya que no había querido decir eso en alto, pero aún así lo había dicho. Una sonrisa invadió el rostro de Jake. "Pero, ¿qué coño estoy diciendo? ¡Joder! Que nos acabamos de conocer... ¿Por qué siento todo esto? Esto es demasiado raro. El amor es demasiado raro".

─Solo se está bien porque estás tú. ─Ambos sonrieron a esto─. Por cierto... Gracias otra vez por lo de antes.

─No me las tienes que dar. En todo caso te las tengo que dar yo porque me has atendido después de esa caída... Así que, gracias.

─Tú tampoco me las tienes que dar. Te debía una, aunque hubiese sido mejor si no te hubiese dejado caer.

─No creo que hubieras llegado a tiempo... Lo he hecho demasiado rápido, sin pensarlo dos veces. He sido estúpida.

─Pero, ¿por qué lo has hecho? ¿Sabes hacer skate?

─No, no sé hacer skate. Es que al coger tu skate he sentido algo diferente. Como una subida de adrenalina y eso es lo que sentí la primera vez que descubrí mi pasión, que en su momento era la fotografía. Sí, eso no fue tan caótico como lo que acabamos de vivir... ─dijo Allie, con una sonrisa. Jake se rió con ella─. Pero bueno, después de que ocurriese algo, la fotografía quedó entre las sombras... No cogí una cámara desde entonces, hasta hace unas semanas. Pero claro, no sentía lo mismo que sentía hace un año y pues por eso he sentido eso al coger tu skate. Sé que no tiene sentido y que puede que pienses que estoy loca, pero así soy.

─¿Puedo preguntar por qué dejaste la fotografía a un lado...?

─No sé si puedo contártelo... Es una historia muy dolorosa, solo se la he contado a mis dos mejores amigos.

─No pasa nada, lo entiendo, acabamos de conocernos ─dijo el chico, con una sonrisa.

─Bueno, será mejor que me vaya yendo a casa... Si quieres te doy mi número y quedamos algún día, ¿quieres?

─Vale, perfecto. Pero, ¿no quieres que te acompañe?

─No, no pasa nada. Tú deberías irte a casa también y descansar un rato después de lo que ha pasado... ─dijo Allie, mientras que le daba su número a Jake.

─Vale, como quieras... Hasta otro día, Allie ─respondió cuando terminó de apuntarlo.

─Chao, espero verte pronto.

La chica se comenzó a alejar de aquel lugar. Jake era lo único que rondaba su cabeza ahora. Se había conseguido olvidar del resto de cosas que le ocurrían. Jake. ¿Por qué sentía eso por alguien que apenas conocía? No, ni siquiera apenas. No lo conocía. Sabía tan solo su nombre y su edad, y nada más. Pero, sin embargo, le había hecho sentir algo diferente en su interior, algo que nadie había conseguido nunca. ¿Sería eso a lo que llaman "enamorarse a primera vista"? No lo sabía, pero estaba dispuesta a descubrirlo.

Mientras tanto, Jake observaba a la que sería el amor de su vida alejándose. No le habían quedado palabras suficientes para describirla. Todos los adjetivos buenos que encontraba para ella juntos, se quedaban cortos. Nunca había sentido nada igual, y no pensaba que volvería a sentir algo igual en su vida. No estaba dispuesto a dejarla ir así de fácil. Quería tenerla. Quería compartir mañanas, tardes y noches con ella. Compartir besos íntimos. La quería enamorar una y otra vez, día a día, durante el resto de su vida. Y aun seguía sin entender cómo podía pensar todo aquello de una chica que apenas conocía, que igual ni siquiera sentía lo mismo que él... Pero si hacía falta, lo arriesgaría todo por ella, porque no tenía nada que perder.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro