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Capítulo 1

Primer día de instituto después de varios meses de vacaciones. Allie bajó del coche rápidamente antes de que su madre pudiese aparcarlo. Cogió su mochila de Vans de cuero negro con tachuelas del maletero y miró la hora. Iba vestida con el uniforme del colegio, igual que todos los demás estudiantes y, aunque no le gustase llevarlo, tenía que hacerlo. Tenía el pelo largo de un rubio oscuro, teñido con mechas azules en las puntas y con pequeños tirabuzones aquí y allá. Toda una chica Tumblr. Gritó adiós a su madre.

─Esta chica siempre va con prisas... Nunca cambiará ─se dijo Sofía, la madre de Allison, riéndose.

Allie bajó veloz las escaleras en busca de alguien. Miraba a los lados pero no había ni rastro de la persona que buscaba. Volvió a mirar el reloj para confirmar que su amiga llegaba tarde y después volvió a mirar hacia arriba. El recinto del instituto rebosaba de alumnos y alumnas que se reían, se abrazaban, se besaban... Todos contentos, alegres, eufóricos y entusiasmados, pero a la vez asustados de sus nuevos cursos, sus nuevas responsabilidades y sus nuevas vidas. Parejas de la mano iban clase, mejores amigas se contaban sus increíbles veranos de los cuales la mitad eran inventados, grupos de chicos ligando con chicas... Incluso había cientos de alumnos nuevos por todos lados; asustados de su primer día en su nuevo colegio, pensando si les aceptarían, si sacarían buenas notas, si encontrarían por fin el amor, si acabarían bien o mal, si podrían por fin olvidar a aquellas personas que dejaron atrás... Eran valientes y estaban dispuestos a buscar una vida nueva y dejar atrás la anterior.

Todos parecían iguales pero, a su vez, diferente. Faldas y pantalones azules marino, americanas también azules con el escudo del colegio, zapatos de diferentes tonos azules y negros, calcetines blancos subidos hasta la rodilla o caídos, camisas blancas y corbatas. Pelos rubios, castaños, pelirrojos, negros; teñidos y naturales, cortos y largos, rapados o con crestas, sueltos o recogidos, con flequillo o sin flequillo, con extensiones o naturales... Se podía ver de todo allá y eso es lo que hacía que todo fuese menos monótono.

Diferentes miradas se cruzaron por primera vez, soñando en si algún día estarían juntos. Simplemente, pensando en sus futuros. Recreando fantasías en sus mentes imposibles de cumplirse, fantasías con finales felices y con finales trágicos, unas largas y otras cortas, cada una de ellas con una historia completamente diferente.

Allie por fin saluda con la mano a una chica que ve a lo lejos que parece estar también buscando a alguien. Sus miradas se cruzan y corren una hacia la otra. Se funden en un abrazo que ninguna de las dos quiere romper.

─¡Luchi! Te echaba de menos, tía ─gritó Allie separándose de aquella chica.

Lucía era la mejor amiga de Allie, se conocían desde que tenían 2 años. Lucía era de piel morena, ojos azules intensos que iban en busca de un futuro prometedor, en busca de ese príncipe azul que nunca llegaría, llenos de vida y de alegría que parecía que nunca iba a desaparecer. Tenía el pelo largo, liso y brillante, de un color castaño que hacía que sus ojos pareciesen incluso más intensos de lo que ya eran. Era guapísima. No, guapísima no, era una Diosa venida de los cielos y Allie siempre había tenido envidia de ella, ya que los chicos siempre se fijaban en su mejor amiga antes que en ella. ¡Así estaba! Con casi 15 años y sin haber dado su primero beso... A saber cuántos besos habría dado ya su mejor amiga.

─Joder, te tengo que contar un montón de cosas... ─Comenzó a decir Lucía cuando de repente les interrumpió un chico.

Vino corriendo y les dio un abrazo a las dos mejores amigas. Ambas se rieron, abrazando de vuelta a su amigo.

Era Javier, el mejor amigo de las dos chicas. Javier era alto, rubio y con ojos almendrados. Tenía siempre una sonrisa en la cara que no se le borraba nunca porque aunque estuviese jodido mentalmente, siempre sonreiría, ese era su lema y nunca lo había incumplido. Soñaba con estar algún día con Allie, poder compartir una sonrisa con ella cada día, con escuchar un 'te quiero' de sus labios que se dirigiera a él, con poder besarlos, poder abrazarla y darle ese calor en invierno del que ella siempre echaba en falta. Tenerla con él para siempre, superar sus miedos juntos, cumplir sus sueños, pasear de la mano hasta el final y arriesgar su vida para hacerle feliz; enseñarle a amar. Pero sabía que todo eso iba a ser imposible.

Allie no sabía nada de eso y ella estaba enamorada de otro chico, pero Javi fingía que no le ocurría nada y sonreía para que no se diese cuenta. Porque eso es lo que él quería: que fuese feliz y que lo fuese siempre. Y si con ese chico iba a ser feliz, él lo aceptaría. Aunque sabía que eso tampoco sería posible.

─¡Hey, guapas! ─exclamó Javier.

─¡Javi! Tenemos muchas cosas de las que hablar ─respondió la chica de la que él estaba enamorado, regalándole una sonrisa.

Qué bonita sonrisa que tenía esa chica.

─Por supuesto, Al. Os echaba mucho de menos, bobas ─dijo Javi.

Lucía abrió la boca para decir algo pero inmediatamente se escuchó el timbre para entrar a las clases. Allie le miró a Lucía, sonrieron y salieron corriendo hacia las escaleras. Siempre igual...

─¡Adiós, Javi! Luego nos vemos.

Él sonrió y sacudió la cabeza, éstas chicas siempre iban con tantas prisas. Un chico alto y moreno de ojos negros se acercó por detrás del chico. Le dio un susto y Javi, riendo, se giró para descubrir quién era, aunque ya estaba muy seguro de que era su mejor amigo.

─¡Javi, fiera!

─Hombre, Alex. ¡Cuánto tiempo!

─Me tienes que contar qué tal con la Allie, eh. Debías de estar bastante ensimismado para no darte cuenta de que te he dicho hola tres veces. Venga vamos a clase y me cuentas ─dijo Alex mientras que empezaron a caminar a las escaleras.

Su mejor amigo le dedicó una sonrisa tímida.

─Bueno...

─¡Uy! Ese tonto no me gusta. ¿Qué ha pasado?

─No te hagas el idiota anda, ya sabes bien que le gusta el imbécil ese... Tampoco pido que se enamore de mi, pero que al menos escoja a uno que la vaya a tratar como se merece.

─¡Qué romanticón eres! Seguro que eso lo hace para ponerte celoso... ─Las palabras de Alex se fueron distorsionando en la cabeza de Javier mientras que observaba a Allie correr hacia las escaleras.

Estaba guapísima con las mechas azules. Bueno, daba igual lo que llevase porque esa chica estaba guapísima con cualquier cosa y lo peor era que ella no lo veía.

Su fantasía duró pocos segundos, hasta que Alex le sacó de ella pegándole en la cabeza, como hacía de normal. Sabía que eso siempre funcionaba para sacar a su mejor amigo de sus pensamientos.

─¡Ay! ─Se quejó Javier, frotándose la cabeza en el lugar que le había pegado Alex.

─¡Eh, empanado! Que vamos a llegar tarde a clase por tu culpa. ¡Venga!

Las chicas subieron las escaleras. La gente gritaba, se reía, se tropezaba, se despedía... Todos con una sonrisa que pronto se les borraría de la cara.

Allie llegó la primera a clase y cogió el mejor sitio, según ella. Se sentó al lado de una ventana que dejaba ver un precioso paisaje, en el cuarto sitio. Lucía corrió hacia ella y se sentó detrás de su mejor amiga. Se reían mientras que intentaban recuperar el aliento por la corrida que se acababan de pegar. Pronto, empezó a entrar más gente. El silencio que reinaba en las clases durante aquel largo y caluroso verano pronto se convirtió en una bulla tremenda, haciendo que los decibelios aumentasen por segundo, rompiendo así la tranquilidad del instituto.

Gente nueva y gente ya conocida entraba por la puerta de la clase de 4°B. Allie observaba con detenimiento lo que hacían los estudiantes nuevos, pensando en si tendría alguna oportunidad de hablarles o de conocerles, porque ella en su día ya fue la nueva de la clase y sabía lo mal que se pasaba al serlo.

Todos corrían para coger los mejores sitios, cerca de sus amigos y al final del todo. Pero para Allie el mejor sitio siempre había sido y será el cuarto sitio de la fila de la ventana.

Allie se dio la vuelta para hablar con Lucía.

─¡Qué corrida! Me he cansado. Hacía más que no corría de tal manera... ─Se quejó Allie respirando fuertemente.

─Lo sé tía, pero ha valido la pena, ¿o no? Hemos cogido los sitios que queríamos.

─Sí, la verdad.

Ambas se sonrieron y de repente Lucía le pegó un codazo disimuladamente, si así se le podía llamar, a su mejor amiga y le susurró: "una y diez".

Ella ya sabía lo que significaba eso. Rápidamente giró la cabeza y miró hacia la puerta. Ahí mismo, entrando en la clase, estaba Mike. Desapareció entre sus pensamientos durante unos segundos, hasta que Lucía le volvió a dar un codazo, pero esta vez para que se despertase de su absurda fantasía. A Lucía, al igual que Javi, no le gustaba nada ese chico. No sabía cómo su mejor amiga se podía haber enamorado de un tío así... ¡Le tenía que enseñar mucho aún!

─¡Eh! ¿Eso a que ha venido?

─Por que claramente estabas empanada pensando en si Mike se acercará a hablarte, lo dejas muy obvio si le miras tanto... Mike...¡Oh, Mike! ¡Yo te amo! ─exclamó Lucía en bajo con la intención de burlarse de su mejor amiga, hasta que Allie le pegó en el brazo para que callase.

─Eso no ha sonado para nada como yo. Mi voz es más bonita, no es tan aguda... ─dijo, intentando contener la sonrisa que amenazaba con escapársele de la boca.

─Ah, así que admites que estabas pensando eso, ¿eh?

─¡Eres una cabrona! No he admitido nada, solo he evitado responder...

-¡Oh, yo también te quiero, querida amiga! Y, por cierto, cuando alguien evita responder cosas así es porque son verdad ─bromeó Lucía arqueando las cejas y a continuación se empezó a reír sola.

─Que tonta eres. Anda, cállate ya.

De repente se oyeron los pasos de una profesora y los alumnos que se encontraban en sus posiciones de vigilantes, asomados por la jamba de la puerta, salieron disparados a sus sitios. El resto se dio cuenta de esto, pero decidieron ignorarlo. No porque creyesen que era una broma, como lo era usualmente, pero porque les daba igual lo que les dijera una simple profesora.

La profesora entró al fin por la puerta. No tenía una cara de ser muy divertida, parecía estricta y un poco amargada. Iba vestida de traje, con pantalones largos negros y una americana a juego negra. Debajo de ésta, llevaba una blusa blanca algo trasparente que dejaba ver más de lo deseado. Por debajo del bordillo de los pantalones asomaban unos tacones de un color grisáceo y bastante altos, más de lo que Allie creía apropiado para una mujer así. Llevaba el pelo castaño claro, recogido en un moño formal, el cual parecía que había tardado una eternidad en recogerlo tan perfecto. Además, llevaba las gafas colgadas de la blusa y, sí, eran negras.

Todos los alumnos que aún quedaban de pie corrieron a sus sitios. La profesora cerró la puerta silenciosamente y caminó hacia su mesa despacio, mirando al suelo. Los alumnos seguían montando alboroto pero desde sus sitios. La mujer dejó sus cosas sobre la mesa y se giró hacia los alumnos, poniendo una mano sobre su cintura. Se rió. Los jóvenes comenzaron a calmarse un poco más.

─Impresionante ─dijo cruzando los brazos─. Os comportáis como niños de cinco años. Estáis ya en cuarto de la ESO, por favor. Un poco de educación, que ya sois mayorcitos.

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