Recuerdo la primera vez que amanecimos uno frente al otro, nuestros cuerpos desnudos cubiertos solamente por una capa de sudor ya casi seca y unas sábanas delgadas, mi pelaje y tu pelo estaban hechos un desastre total, pero aún así, ante mis ojos te veías tan perfecto, acaricie tu mejilla con cariño, tu tomaste mi mano y la besaste, me hiciste sentir como en el paraíso durante la noche y durante la mañana, esa noche me había entregado completamente a ti y tu te entregaste a mi, recuerdo como tomabas mi cintura, como me apretabas y me hacías estremecer en contra de tu cuerpo, tus manos sobre todo mi cuerpo y el como, por primera vez en tantos años, me hiciste amar cada aspecto de mi ser con cada caricia, con cada palabra, beso, susurro y cada suspiro; Recuerdo como tus ojos se fijaban en mi con cada vez más fuerza entre menos ropa había en mi, tus mejillas rojas, tus ojos llenos de deseo y tu boca queriendo deborarme con cada suspiro mientras me encargaba de complacer tus necesidades, creó que secretamente nos hicimos una promesa aquella noche entre nuestros gemidos y quejas, lo se porque, cada vez que vamos a la cama, los días viernes, que fue el día donde nos entregamos, tu tomas mis piernas y las acaricias asta llegar a mi cintura, me tomas y me haces sentir como si se tratara de la primera vez, esta noche no es la excepción, lo veo en tus ojos y en tus manos, las tienes temblando, ansiosas de llegar a la habitación y poder tomarme, tranquilo, no dejaré que sufras de aquella manera.

Mike se sentó en la cama mientras Trollino se encontraba en el baño de la habitación, aprovecho esto para quitarse la ropa y se cubrió con tan solo una almohada, el sabía que así su pareja no podría aguantar sus impulsos más profundos. Mientras esperaba, Trollino en el baño se lavaba la cara en busca de bajar su temperatura, se preguntaba como era posible que aquel furro era capaz de probocarle ese efecto sin siquiera habersele insinuado ni una sola vez en el día, su cuerpo se lo exigía, le exigía tomar a su pareja una vez más aquella noche, se preguntaba si había generado una adicción a aquellas caricias o si tan solo se guiaba por sus instintos territoriales, después de toda una semana sin ni una sola caricia como siempre, siente la necesidad de tener a su pareja entre sus brazos, escucharlo gemir con cada toque y hacerlo suyo una vez más.

Para cuando Trollino salió del baño, se encontró a su pareja mirándolo con ojos provocativos, cuerpo desnudo, si tan solo el no tuviera esa almohada... quiere quitarle la almohada, quiere verlo por completo.

Mike: Y bien? Creo que ya sabemos como terminamos hoy amor (dice con un tono lascivo mientras mueve su cola de un lado a otro por la emoción)

Trollino:... (simplemente se acercó a Mike, le tomó los hombros y lo tumbó en la cama, mirándolo siempre a sus ojos) Yo creo que debería de dejar marca de una buena vez (su tono de voz, era igual o más lasciva que la de su pareja)

Dicho esto, las caricias empezaron, las manos de Trollino tomaron con fuerza las piernas de Mike y le quito la almohada, besos, lamidas, mordeduras y esos constantes suspiros acompañados de gemidos ahogados, era lo infaltable en aquella habitación, ambos buscaban el cuerpo de cada uno, buscaban hacerse uno entre cada frote y entre todo el calor, la cama crujía debido a la misma rutina desde hace 6 años, pues si, a pesar de todo aquel tiempo, esta pareja aún mantenían la misma llama desde el día uno, buscándose el uno al otro, el amor nunca se vio afectado y las caricias parecían tan solo avivar aquel sentimiento.

Ya a la mañana siguiente, aún estando abrazados entre aquellas sábanas desordenadas y manchadas, el primero en despertar como siempre fue el mayor, Trollino con solo ver a su pareja sonrió ligeramente y aun con sueño, beso su frente con cariño y lo abrazo un poco más fuerte, esto hizo despertar al menor que, con una sonrisa por tal acto, se acomodo mejor en su pareja y le dio un beso de buenos días, el amor era quien dominaba esta vez en las caricias matutinas, la lujuria y el deseo durante las nocturnas, pero al fin y al cabo, ambos se entregaban en aquellos actos en todas las formas.