Capitulo 46: Mikena Grogs
Nunca quise ser vampiro, ni tampoco lobo. Mucho menos, las dos cosas juntas. Ahora no solo sería vampiro, sino que también tendría activo mi lado lobo. Como si al universo eso no le hubiese parecido suficiente, también soy la reencarnación de otra persona. En mi ciclo finalmente, si es que las cosas que soy tiene final, también aparecía Mikena. Poco a poco, pero ahí estaba.
Fui con Dante en su casa, él no dejo que nadie mas viniera con nosotros. Quería protegerme, me dijo. Se siente culpable porque se enojo conmigo por el beso, se alejó de mi y casualmente me secuestraron. Como si eso fuera poco, terminé convirtiéndome en mujer lobo. Una cadenas de hechos fatales, quizás fue casualidad y quizás no. Pero él se siente culpable. Por otro lado, yo no lo culpo. No podía, no se podía haber imaginado que pasaría todo eso. Bastante ya me cuida siempre, que haga más es irreal.
-¿Estas bien? -dijo acercándose a mi, descansando su mano en mi hombro.
No, no estaba bien. Pero, no tenía sentido preocuparlo más de lo que seguro ya estaba.
-Si, lo estoy -forcé una sonrisa-. Voy a ducharme.
Mientras la bañadera se terminaba de llenar, me quitaba la ropa.
Cuando me agache para meterme dentro, vi en el agua mi reflejo. Era yo, pero mi mirada era distinta, llena de ira. Yo no sentía tanta rabia, pero ahora comenzaba a percibir todo eso dentro de mi, tanto como para comprender por que me veía así.
Mikena, que tanto sufriste para sentir todo eso.
Sentí una punzada en la cabeza y caí al piso, el dolor no paraba.
Mis gritos provocaron que Dante viniera a buscarme, me cubrió con una camisa y me enredó en sus brazos.
-Calma, mi amor -susurraba.
Sus susurros comenzaban a oírse cada vez más lejos. Encerrada en los recuerdos de Mikena, volvía a revivir cada una de sus andanzas. El dolor aumentaba, cuando el recuerdo era más profundo.
Iba entendiendo, que yo era ella. Lo sentía.
Un recuerdo en particular, fue el más doloroso de todos.
Soy Victory.
Soy Mikena.
Estaba en el bosque leyendo un libro, apreciando la naturaleza, oliendo el olor a tierra mojada que había dejado la lluvia de algunas horas antes. Escuchaba a la lejanía ramas quebrarse en el piso; alguien se acercaba. Percibí que eran lobos, pero yo también era uno de ellos ¿Para que temerles? El viento golpeando mi rostro, provocó que cierre los ojos. Cuando los abrí, había alguien en frente mío. Era un hombre lobo, pero no lo conocía. Me levanté; creí que ahora si tenía que estar a la defensiva. "-¿Qué quieres? -le dije". Él no respondió. Detrás suyo, apareció toda una manada de lobos. Sus ojos, se tornaron rojos... Era un alfa. Intenté correr, pero choque con alguien que se cruzó en mi camino y caí al suelo. Entre la tierra húmeda mis dedos quedaron hundidos. "-Crawford -gritó quien acababa de meterse en mi camino-, ¿Qué hacemos con ella?". No respondió, nadie respondió. Pero me tomaron por atrás amarrando mis muñecas entre si, rodeadas por una cuerda repleta de cedrón. No podía liberarme. El silencio seguía reinando. Me llevaron hasta un bosque cuyo dominio pertenecía a los vampiros, había tres de ellos haciendo guardia, pero vi con mis propios ojos como los lobos los mataron. Me ataron en un árbol y ya supe lo que seguía... Iban a matarme. Una lágrima recorrió mi rostro.
Sentí todo el dolor que padeció Mikena mientras le arrancaban lentamente el corazón.
No quería morir, ni mucho menos una guerra. Ella quería ser un apoyo para ambas especies, para que puedan vivir en paz. Ser el mediador entre ambas, para eso la crearon.
Los recuerdos se detuvieron, pero el dolor seguía dentro de mi. La ira que sentía, me estaba consumiendo.
Me salí de los brazos de Dante y al pararme me vi por unos segundos en el espejo. Y volvió a mi mente el recuerdo de mi muerte. Mire a Dante, esperando que se quite de mi camino. Pero él no parecía tenerme miedo.
-¡Déjame ir! -mi voz había sonado diferente al decir eso, ronca y determinada-, ¡Los mataré a todos! ¡Salte o te mato a ti también!
-¡Detente! -me sostuvo de los brazos con fuerza, casi clavando sus uñas en mi carne-. ¿A mi quieres matarme? ¿No sabes quien soy? ¿Realmente me harías eso? ¡Me amas, y yo a ti! -sus ojos se tornaron llorosos.
-Lo siento -murmuré, cabizbaja.
Doble su cuello para dejarlo inconsciente y corrí.
No podía pensar con claridad, sin embargo lo único que sabía con certeza es que tenía que hacerles pagar lo que me hicieron.
Los lobos tenían que morir.
Y la familia que heredaron los Crawford, también. Aunque sean mis padres biológicos en esta vida, debo cobrar la deuda que dejaron sus antepasados.
Quería convencerme de eso, pero tengo sentimiento por ellos. Tengo una disputa de sentimientos dentro de mi. Vengarme por el pasado, o aceptar mi presente. No podía tomar una decisión.
Mi teléfono sonó. Era Jack ¡Que buen momento para llamarme, querido hermano! Atendí y me quede en silencio. Lo amaba, era mi hermano, pero también quería matarlo.
-Hermana... por favor, tenemos que hablar. ¿Ya tienes los recuerdos de tu otra vida, no es así? Déjanos explicarte. Sabes que no somos como ellos, también queremos la paz.
Apreté mi puño tan fuerte, que mi mano comenzó a sangrar. No podía... no quería escucharlo.
-Si quieres que te tenga misericordia dime, ¿El abuelo de papá sigue vivo?
-No suenas bien...
Colgué la llamada. Él no iba a decirme nada, lo sé. Pero puedo buscarlo yo misma, todos los vampiros del clan están a mi disposición y estoy segura de que no debe ser tan difícil encontrar información de un antiguo alfa.
La traición tiene que pagarse con sangre.
Voy por ti, Yukon Crawford.
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