Capitulo 30: Caperucita
Ver a Jack alterarse por algo de sangre provocó una sensación horrible dentro de mi porque lo sentí, como lo deseaba, esa flama dentro suyo pidiendo más. Le enseñé que tan importante es controlarse y como lo hago.
Siempre me repetía lo mismo: No exedas el autocontrol, menos si apenas empiezas. Puedes atacar a cualquiera si andas con hambre por ahí. Me ha pasado un par de veces.
Había pasado la noche en casa de mi hermano, no se me hacía la idea de abandonarlo en un momento así. Cuando me transforme estuve sola y fue horrible. Al menos el está acostumbrado a estas cosas, yo nisiquiera sabía que los vampiros eran reales.
Un golpe en el suelo se llevó toda mi atención.
—Mis músculos no entran aquí —dijo Dante en lo que se levantaba del suelo, se había caído del sillón.
No pude evitar sonreír levemente.
Me quedé observado por unos segundos a Dante y luego caminé hasta la habitación de Jake.
—¿Puedo entrar? —pregunté después de golpear un par de veces la puerta.
—Pasa —gritó agitado.
Al entrar lo encontré todo sudado y exhausto.
—¿Qué sucede? —pregunté turbada, se supone que debería estar descansando.
—No podía quedarme aquí —suspiró—. Salí a correr y no quería despertarte —me miró por un segundo y de seguro notó la insertidumbre en mi rostro— Tranquila, lo tengo bajo control.
Intenté evadir ese tema para retroceder hacia los sucesos de anoche.
—Ahora tienes que decirme que fue lo que te pasó —es una orden más que una pregunta, me debía una explicación.
—Tal vez tendríamos que olvidar el tema —dijo mientras se sentaba en la cama.
—¡Claro que no!
—Tenía que intentarlo —largó un fuerte soplido de aire—. Yo —se quedó titubeando unos segundos—. Yo no estaba muriendo Victory —habló ligeramente.
—¿Qué? —me quedé estupefacta.
¿Cómo es eso posible? ¿Él me había engañado? Pero su fiebre... Él estaba débil, no lo entiendo.
—Tenías que creer que estaba muriendo, era la única manera en la que tú accederias a conventirme.
—Eres un maldito —lo empujé y quedó tendido por completo en la cama. Luego se puso de pie y volví a empujarlo —¿Por qué lo hiciste? Creí que siempre iba a poder confiar en ti, que no existirían mentiras entre nosotros —estaba tan furiosa y desconcertada que nisiquiera era capaz de llorar.
—Tienes que entender, no dependía ni depende de ti —suspiró—. Necesitaba el poder, era necesaria la transformación. Ahora ningún alpha está a mi altura.
—Estoy segura de que todos los demás alphas tienen al menos mil neuronas más que tú —no quería exederme con las palabras, no quería decir nada que después no tenga arreglo—¿Sabes? Pienso que solo antepones a tu manada como excusa y que deseas más poder para tí.
—Que cosas dices, mujer —se pasó las manos por la cara—. Cada vez tengo más enemigos, piensan que solo soy un lobo inexperto y quieren tomar mi puesto todo el tiempo. Pero cuando vean que se equivocan, ya no vendrán.
—Eres un cobarde —reí—. No te crees lo suficiente como para derrotarlos por tu cuenta. Esos tipos no se equivocan, si eres un lobizon asustado.
—Solo temo por los míos.
¡Ya deja de hacer eso! Si fueras mejor líder no temerias —bufé.
—Mira quien lo dice —dijo sarcastico—. Cariño... Tú huiste apenas supiste de tu cargo en la estirpe, al menos yo lo intento.
El no sabe lo que dice, claramente yo acepté que no sería una buena líder, yo sabía que no estaba preparada.
—No quise decir eso —dijo acercándose más a mí.
—Tal vez me equivoqué acerca de ti, y no eres quien yo pensaba —retrodeci dándole la espalda, estaba desepcionada y dolida.
—Victory, espera —me sujetó del brazo.
—Sueltame —lo quité de encima mío—. Vámonos Dante —dije para que me siguiera hasta la salida.
—No me dejes ahora, te necesito — dijo desde lejos.
Me detuve al escuchar sus palabras, pero reaccione lo más frío que jamás hubiese imaginado.
—Lo hubieras pensado antes de mentirme.
—No me hubieras ayudado de saber la verdad —defendió sus acciones.
—Eso no lo sabes —seguí adelante, me fui dando portazos y bufando.
Era cierto no lo hubiera ayudado, pero el no puede saberlo. No tenía derecho a ocultarmelo.
Fue muy difícil cruzar la puerta de salida, dejar solo a mi hermano.
Dante respetó mi momento de pena guardando algo de silencio, al menos de camino al auto. El no dijo ni una palabra hasta que las puertas ya se encontraban cerradas y el motor encendido.
—Fuiste demasiado dura con él ¿No crees?
—¿Y tú ahora eres compasivo? — fruncí el ceño, intentando que vuelva a callarse.
—Eso no funcionará conmigo, ese gesto solo me da ternura.
—Vámonos —dije mirando a la nada, intentando controlar todas las emociones revueltas dentro de mi.
Dante comenzó a conducir.
—¿Está bien si vamos a mi casa? — rompió el silencio. Yo asentí, pues no quería estar todo el día sola solamente pensando en lo que sucedió.
(...)
—Recuestate —dijo mientras palmeaba el lugar libre a su lado en la cama.
Seguí sus indicaciones y quedé recostada a lado suyo, con mi cabeza en su hombro y mis brazos rodeando su cuerpo.
—Me gustaría contarte una historia — dijo mirándome a los ojos.
—Adelante, cuentala —me acurruqué aún más en él, preparada para cualquier locura que este apunto de decir.
—Bien, seguro no conoces la verdadera historia de Caperucita — con delicadeza acariciaba mi cabello, como si fuera un experto en el tema.
—¿Cuál? —sonreí—. La niña que es acechada por un lobo, el cual se hace hace pasar por su abuela y bla-bla-bla.
—Nisiquiera te sabes la célebre versión —se burló de mí.
— ¿Ahora además de compasivo eres un conocedor de la literatura?
—¿Te la cuento o no? —levantó una de sus cejas.
Mordí mi labio inferior y luego sonreí —Te escucho.
—Bien —respiró profundo—. En realidad ella estaba en peligro, aunque no sabía, mucha gente con malas intenciones la buscaban. Era tan inocente, no sabía lo que era. Un día el lobo la vió y se enamoró perdidamente, él no solo era un lobo también era un hombre. Nadie sabe que en realidad su abuela estaba del lado malo —lo interrumpi.
—Eso no es posible, era una viejita y ella su nieta.
—No era una dulce abuela, era un upier.
—¿Qué es eso? —nunca había oído de un upier.
—Una especie de vampiro, pero ya no hay de esos. Eran creados por brujería, e incluso se dice que de un hijo ereje entre una bruja y un hombre lobo.
—No tiene sentido, nisiquiera existen los brujos —dije convencida de mis palabras.
—Como sea, deja de interrumpirme.
—Lo intentaré —me burle de él y giré mis ojos.
—Le dieron sangre de upier y la convirtieron en uno de ellos. Ella estaba asustada y él lo único que quiso fue ayudarla, porque entendía por lo que pasaba fue el lobo. Así que un día se metió en la choza de Caperucita y mató a su abuela, para que ella esté a salvo. Pero Caperucita no lo vió así porque amaba a la anciana. Ella estaba enfadada con él, estaba enfadada con todos. Ahora se sentía como un mounstro y sin nadie que la guíe.
Sin embargo él nunca dejo de asecharla, hasta que un día consiguió su perdón. Ella tenía algo especial y pudo convertirse en licántropo como él, juntos formaron una manada y todos sus integrantes tenían la misma cualidad.
—Hibridos —dije sorprendida— ¿Está relacionado con Bloody Moon lo que acabas de decir?
Con todas las cosas descabelladas que pasan por aquí, no sería extraño que así Bloody Moon posea la capacidad de ser híbridos.
—Tal vez si, tal vez no —se hizo el tonto—. Como saberlo.
Debo de admitir que su historia fue convincente, la mayoría de las cosas tenían mucho sentido. He incluso me sentí identificada, a mí también me convirtieron en algo que no quería. Yo me sentí y aún me siento como un monstruo.
Es raro saber el orígen de la manada, nunca me hubiera imaginado algo así.
Todo me llevaba a pensar a Jack, si él es más fuerte también el resto entonces Alpha, Beta y Omegas se unifican, le brinda más poder a toda la manada. Sé que muchos de sus enfrentamientos son por mi culpa, un licantropo jugando del lado vampiro no es bien visto para otros. Sé que lo consideran como un fraude gracias a mi.
Sus palabras hacían eco en mi cabeza "te necesito".
Cerré los ojos para evitar que alguna lágrima salga a la superficie, porque sé que muchas estaban a punto de hacerlo.
No sirvió de nada lo que hice, una por una comenzaron a caer.
—Ya basta de eso —dijo Dante secando mi rostro—. Me parte el corazón.
—¿Por qué me contaste esa historia?
—Quería que entendieras que aveces es necesario hacer sacrificios propios para el bien de alguien más.
Él tenía tanta razón.
El hombre lobo arriesgó la oportunidad de estar con el amor de su vida solo para mantenerla a salvo. Jake sacrificó su forma de vida solo para proteger a los suyos, ambos sacrificaron algo valioso por el bien de alguien más.
Yo le había dicho tantas cosas horribles, aunque me mintió, estuve mal con las cosas que dije.
—¿Por qué es tan importante para ti lo que pasó con Jake? —ya se me hacía extraño, más viniendo de Dante.
—Porque sé que él es importante para tí —sonrió. Tenía una sonrisa tan peculiar y perfecta.—. Y tú eres importante para mí.
Sus palabras entonaban en lo más profundo de mí y erizaban todo mi ser, solo espero no estar enamorandome de él. No me gustaría decepcionarme, no lo soportaría. Si un simple amor te hace trizas ¿Qué haría un alma gemela? Sin embargo siento que mi temor es estúpido, en el fondo se que Dante no haría nada que me dañase.
Todo este tiempo tuve una idea herrada de como es él. Aunque parece frío y un gilipollas, nadie me había dicho cosas tan bonitas como las que dice. Además está loco, siempre viene con algo nuevo ¿Quién no quiere algo de eso en su vida?
Estaba cansada de lamentarme todo el tiempo, e imaginar cómo sería mi vida si sería tan solo humana. Él hacia que esos pensamientos desaparecieran por completo.
Cuando ya no esté emocionalmente alterada, intentaré hablar con Jake para aclarar las cosas. No podía dejar todo así de mal, él era parte importante en mi vida. Es mi confidente, lo sabe todo sobre mi.
Espero que no sea demasiado tarde y que no me odie por irme así, de todos modos debería de entenderlo.
Obviamente no puede quedar en el olvido el hecho de que me haya mentido, me utilizó. Además ¿Por qué haceme pasar por ese momento a mi? Hay muchos vampiros por aquí. Aunque si lo pienso mejor, todos lo odian y no solo a él si no a todos lo de su clase.
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