Único
—Pedri, ¿Puedes decirnos qué piensas de la reciente victoria de su rival, Ferran Torres, en la entrega de premios?
—¡Ferran! ¡Me aseguraré de estar presente cuando Laura dé su primer paso! No importa que tu hayas sido sus primeras palabras.—Suelta un resoplido.—Ella caminara hacia mí.
Desde su casa común, Ferran deja escapar un suspiro exasperado mientras la prensa se vuelve loca. Su estúpido marido debería haber sabido que la pregunta era sobre la última premiación.
Nadie sabía siquiera que eran esposos, por el amor de Dios.
—Tu padre es estúpido a veces.—Dice cariñosamente.
—¿Pa... pi iemashiado eupido?.—Se esfuerza por decir la niña de doce meses entre chuparse el dedo y pellizcar las mejillas de su madre.
Ferran jadea, encantado de que su pequeña maravilla haya conseguido decir palabras nuevas de nuevo. No importaba que la primera vez que se dirigiera a su padre fuera con un insulto. Seguía siendo una preciosidad.
Así que sacó su teléfono y después de arrullar y animar a su pequeño paquete de alegría, el ángel finalmente miró directamente a la cámara, con los ojos marrones arrugados y los pequeños hoyuelos en forma de estrella a la vista.
—¡Papá... papá eupido!—Laura se ríe.
Parece que la joven González a heredado la propensión de su padre a ir más allá, porque también puso una cara de absoluta concentración antes de levantarse temblorosamente sobre unas piernas regordetas.
El fuerte grito de Ferran se escuchó desde detrás de la cámara antes de que Laura diera pasos inseguros hacia él.
Su bebé hizo manos agarradas a la cámara a lo que Ferran respondió inmediatamente agachándose y tratando de estabilizar sus manos temblorosas, mientras esperaba con la respiración contenida.
—¡Pei eupido!
El español casi podía llorar de lo orgulloso que estaba.
—Otra vez, cariño.
—¡Papá Pei eupido!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro