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Extra 2: El vigilante.

Plutarch Heavensbee era una persona que necesitaba tener una respuesta para todo.

Desde hace un tiempo, desde las entrañas del Capitolio, se había estado formando una leve resistencia contra el sistema de los Juegos.

Parte de la élite que forjaron las primeras piedras de un trabajo de décadas. Plutarch personalmente conoció a algunos, entre ellos Iphegenia Moss , una de las mentoras durante los Décimos Juegos.

Ella junto a Lysistrata Vickers fueron las primeras que les enseñaron cómo leer a las personas y saber moverse entre las sombras mientras su madre, Clemensia Heavensbee, de soltera Dovecote tenía su propia afrenta personal contra el Capitolio.

Plutarch observó todo desde muy lejos y cuando la señora Iphigenia murió, ya había un grupo de vencedores en quienes confiar.

Por seguridad, dejaron los distritos cercanos del Capitolio lejos de todo.

Las primeras que se unieron fueron las dos vencedoras más longevas de Panem.

Desde los Días Oscuros, existía una señal obsoleta para comunicarse con el Distrito Trece, que la pequeña resistencia usó para pasar información de mucha importancia para un futuro.

Plutarch solo esperaba poder ser una pieza activa para la gestante rebelión.

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Para el segundo Vasallaje, Plutarch logró convertirse en uno de los Vigilantes más prometedores, pero por voluntad propia decidió seguir en las últimas filas para no llamar tanto la atención.

Fue en ese año que vio a la señora Everdeen sollozando en uno de los rincones del Centro de Tributos, ella había salido justo cuando el primer día de los Juegos estaba a punto de terminar.

—¿Está bien señora Everdeen? — preguntó Plutarch extendiéndole su pañuelo.

—Oh, un poco — contestó la señora Everdeen secándose las lágrimas — Lamento que me viera en este estado. Es que hoy... hoy habría sido el cumpleaños veinticinco de mi hija, Carolina Scarlet.

La señora Everdeen cubrió su boca con el pañuelo de Plutarch para continuar sollozando. Él sabía por conversaciones que la señora Everdeen durante el primer vasallaje estaba embarazada y que un accidente hizo que su hija muriera dentro de su vientre.

Una cosa que más sabía Plutarch de la señora Everdeen era que es la amante del presidente Snow, pero no por voluntad propia.

—¿Quiere que le traiga un poco de agua? — preguntó Plutarch.

—No querido, solo necesito llorar a mi hija — la señora Everdeen la dio una ligera sonrisa — Carolina Scarlet habría tenido tu edad, Heavensbee.

Ella se secó las lágrimas que brotaron de sus ojos.

—Hay días en que sueño con ella. Cómo habría sido su voz, qué instrumento le hubiera gustado tocar — sollozó ella.

Ella se fue, aun sollozando por la hija que perdió hace tiempo.

Días después, la señora Lucy Gray consiguió a su primer vencedor.

• ────── ✾ ────── •

Plutarch era un buen observador, algo que lo llevó durante los Quincuagésimo Octavos Juegos del Hambre descubrir un secreto de magnitudes titánicas.

Durante un sábado normal, luego de acabado los Juegos, estaba ordenando su biblioteca cuando se topó con un álbum de la época escolar de sus padres.

La foto que marcaba la fecha de los Décimos Juegos, en una postal con los mejores veinticuatro, justo a lado de su madre, estaba el presidente Snow de joven.

—Veo que lo encontraste — dijo una voz suya detrás de su espalda.

Su madre estaba con los brazos cruzados, sus ojos de serpiente. Cuando le preguntaba por sus ojos o las cicatrices en forma de escama en su espalda, decía que una mujer loca le había hecho esto.

—No sabía que eras amiga del presidente — comentó Plutarch.

—Eso fue hace más de una vida — contestó mamá mirando la foto — ¿No te has dado cuenta?

—¿De qué?

—Mira bien el rostro de Snow cuando era joven y dime a quién se parece — señaló mamá la imagen del joven Snow.

Plutarch miró fijamente la fotografía, luego de algunos minutos abrió los ojos impresionado.

Por supuesto, era el rostro de Icarus Denim Everdeen, solo el vencedor tenia la piel un poco bronceada y el cabello oscuro.

—¿Sorprendente, verdad?— dijo mamá — De como una copia al carbón de Snow es un vencedor pero ninguno de los dos padres no se han dado cuenta.

—¿Cómo no se han dado cuenta?

—La gente cree en lo que quieren creer — contestó — La vi, nueve meses antes de que ella diera a luz, en la fiesta de la Mansión Presidencial. Ebria que apenas se podía mantener de pie y Snow sonriendo como una serpiente a punto de devorar su presa.

Su madre se quedó callada.

—... cuando ella dio a luz, antes de entrar a visitarla escuche como Snow amenazaba a un recién nacido, que dentro de dieciocho años estaría en la Arena — continuó mamá — No es un secreto que Snow estaba molesto cuando supo que su precioso pájaro cantor se casó con un sencillo minero del Doce.

—¿Crees que él lo sepa?

—Tigris Snow muestra favoritismo en el chico — contestó — Tal vez ella sepa la verdad.

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Cuando reveló la verdad frente a Icarus Everdeen, con fotografías que mostraban la verdad, el chico no tardó en envolver sus manos alrededor de la garganta de Plutarch.

La súplica de la señorita Tigris fue lo que evitó que Plutarch se convirtiera en hombre muerto.

—Nadie puede saber esto — le advirtió Everdeen a Plutarch con voz fría y cortante — Hacerle creer a Snow que soy hijo de Erik Everdeen es un fracaso con el que él debe vivir. Tengo una hija, no quiero que Snow se entere que tiene una nieta.

—Por supuesto que nada saldrá de mí — dijo Plutarch frotándose el cuello. — Ni siquiera nuestros aliados en el Trece. Pero sabe que estos tipos de secretos nunca permanecen ocultos para siempre.

—Yo me asegurare que así sea — contestó con firmeza Everdeen — El consuelo que ha tenido mi madre estos años es que tenía algo que aun la mantiene conectada a Erik Everdeen y yo no le voy a quitar eso.

Plutarch solo asintió con la cabeza.

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Luego de la coronación de los dos vencedores del distrito Doce de la Septuagésima cuarta edición de los Juegos del Hambre, Plutarch visitó el museo del Capitolio.

Su atención permaneció en la pintura de Artemisa la Cazadora que tenía más de un siglo.

Cuando era joven le llamó mucho la chica de la pintura al punto que investigó su historia, de quien la pintó y quien fue la modelo. Fue una sorpresa saber que la chica de la pintura era la abuela del presidente Snow antes de casarse.

También descubrió que el pintor había muerto una semana después de que Merope Nightshade se convirtiera en la señora Snow.

Plutarch miró la pintura, majestuosa e imponente.

El rostro de Katniss Silver Everdeen plasmado como la diosa de la caza.

Ya podía verlo, esto era lo que los rebeldes estaban esperando por mucho tiempo, un rostro para el cambio definitivo de Panem.

La chispa fue encendida en el momento en la chica caminó sin miedo al escenario luego de presentarse como voluntaria por su pequeña hermana. Una chica con una historia tejida desde hace sesenta y cuatro años en la historia de Panem.

Y era poético que la caída de Coriolanus Snow fuera a mano de su propia sangre y carne. 

N/a: Y bueno, ahora sabemos un poco más como Plutarch se enteró de Snow y Lucy Gray, siendo Icarus Denim su hijo. 

Siento que Plutarch y Carolina Scarlet hubieran sido una buena pareja.

Tal vez haga un libro de One Shot con What If dentro de este AU, ya sea de Snow describiendo desde el inicio que Icarus Denim sea su hijo o que hubiera sucedido si Carolina Scarlet hubiera vivido. 


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