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Capítulo 8

Cuando regresó y fue a su departamento antes del atardecer, Coriolanus se topó con la imagen de Lucy Gray dormida en el sillón de su sala.

Todo su cabello castaño estaba suelto y un libro descansando en su regazo.

La enfermera, aun sin notar su presencia, le quitó el libro a Lucy Gray.

—Enfermera Fallow — dijo Coriolanus.

La enfermera alzó la vista y lo saludó. Ella le dijo que habían hecho fisioterapia para el problema de los tendones en el hombro izquierdo de Lucy Gray.

—Iba a despertar a la señora Everdeen para que vaya a descansar a la habitación — le dijo la enfermera Fallow. — Que descanse un poco hasta la cena. Ya le deje las indicaciones a la cocinera de la dieta de la señora Everdeen

—No se preocupe, enfermera — Coriolanus le extendió el maletín que Barb Azure le entregó — Yo llevaré a Lucy Gray.

La enfermera no protestó, y se fue con el maletín. Llevar a Lucy Gray en brazos fue un poco incómodo por el yeso que cubría su brazo izquierdo, pero su pájaro cantor seguía siendo tan ligera como una pluma.

La cabeza de ella se recostó sobre el pecho de Coriolanus y una sonrisa se formó en el rostro de él. Aún no tenía el poder suficiente, pero cuando esté un poco más en lo alto, haría lo necesario para deshacerse de Everdeen y convertir a Lucy Gray en su esposa.

El cuarto que Tigris prepara para Lucy Gray era acogedor, con una gran ventana que daba vista a la Gran Avenida Corso.

Con cuidado dejó a Lucy Gray en la cama y colocó una almohada debajo del brazo enyesado.

Coriolanus trazó con su dedo las facciones del rostro de Lucy Gray. Cuando tocó sus labios alzó su mirada, Tigris estaba en el umbral de la puerta con los brazos cruzados.

—No te escuche llegar, Coriolanus — dijo Tigris con una mirada acusadora.

—Llegue hace poco.

—¿Qué crees que haces? — ella se acercó hacia Lucy Gray — Sabes que debes mantener la distancia. Ella no está en la mejor situación en estos momentos.

Coriolanus se separó de Lucy Gray y se dirigió hacia la salida, Tigris rápidamente lo tomó del hombro viéndolo con absoluta seriedad.

—Se que estas... molesto de que ella se haya casado — susurró Tigris — Pero no puedes usar esto para conseguir a Lucy Gray. Ella ama a su esposo, acaban de sufrir lo peor que le puede pasar a un matrimonio. No te aproveches de su dolor.

—Tu sabias de este noviazgo pero nunca me dijiste nada — le contestó Coriolanus con frialdad — Si me lo hubieras dicho antes...

—¿Qué habrías hecho Coriolanus Snow?

—Lo necesario — respondió Coriolanus mirando a su prima — Tu me traicionaste, a mi, tu sangre. Sabías de la boda, de mis sentimientos por ella y aun se callaste, traidora.

Coriolanus salió de la habitación molesto por la interrupción de Tigris.

•────── ✾ ────── •

Lucy Gray tuvo su cita con los médicos tres semanas después.

Coriolanus estaba agradecido por el incompetente asistente de Tigris. El muchacho de nombre Fabian había dañado tres de las cuatros máquinas de coser y Tigris tuvo que ir a su taller a vigilar al técnico que repararía las máquinas, así que él acompañó a la cita médica a Lucy Gray.

Coriolanus no estuvo presente en la cita con la obstetra, pero el Dr. Lee le quitó el yeso y dijo que el brazo sanó bien y que la fisioterapia.

Luego de la visita al hospital, Coriolanus la llevó a almorzar cerca de Corso.

Esas semanas, permaneció en completo silencio.

Lysistrata le dijo que físicamente, Lucy Gray se recupera con rapidez, pero emocionalmente no sabría cuánto tiempo tomaría su recuperación.

—¿Te gustaría pedir algún postre? — le preguntó Coriolanus entregándole el menú de postres.

Ella tomó el menú y lo acercó un poco hacia ella, mirando la lista de postres, Coriolanus observó lo encantadora que estaba ese día. Su cabello perfectamente peinado, con un ligero rubor en las mejillas y los labios con un toque de labial rojizo.

Tigris le hizo algunos vestidos para el día, en esta ocasión usaba un vestido celeste con mangas hasta los codos, el medallón de su madre descansaba sobre su tentador escote.

Lysistrata mencionó brevemente que Lucy Gray ya no regresaría a su antigua talla antes del embarazo, un efecto secundario al medicamento que le dieron para detener la producción de leche materna.

Lucy Gray aún era una mujer de estatura baja, pero sus caderas se habían ensanchado y sus pechos con los escotes de los vestidos eran tentadores a simple vista, no tan voluminosos como algunas mujer del capitolio optan por arreglarse, sino que provocadores pero no tan vulgares.

En su divagación escuchó el llanto de un bebé.

Coriolanus miró a su derecha, en la mesa contigua había una pareja con un bebé en una de las sillas comedor para niños.

El niño parecía tener una rabieta ya que lloraba mientras extendía sus brazos hacia la mujer. La mirada de Coriolanus fue a Lucy Gray, su rostro sin emociones pasó a uno que parecía a punto de romperse a llorar por la presencia del niño.

Coriolanus rápidamente pidió la cuenta y sacó a Lucy Gray del restaurante antes de que se pusiera a llorar.

•────── ✾ ────── •

El mes y medio hospedada en casa de Coriolanus al fin estaba llegando a su fin.

El Dr. Lee le había dicho que su brazo y hombro estaban completamente curados, pero le indicó que no hiciera mucha fuerza física por lo menos otro mes más.

Lucy Gray envió un mensaje a su esposo y Covey que partiría al Doce en el día de mañana.

Ella vagó por la biblioteca en el departamento, le impresionó la cantidad de libros que Coriolanis tenía, aunque no debía ser una sorpresa, su antiguo amante parecía el sujeto con su biblioteca privada.

Quedó absorta en la sección de poesía.

Ella tomó un libro que decía "Poemas y mitos Griegos"

Lucy Gray reconoció que el libro, había sido el regalo que le dio a su esposo el año pasado cuando aún eran novios.

—Lucy Gray — ella se giró para ver a Coriolanus entrando a la biblioteca.

—Lo lamento, no podía dormir y quería ver si leyendo algo podría conciliar el sueño — se disculpó Lucy Gray dejando el libro a un lado.

Ella caminó hacia la salida pero Coriolanus la tomó de la mano.

Ella lo miró fijamente, y en un segundo, Coriolanus la estaba besando. Se quedó congelada por unos segundos antes de querer soltarse, pero el agarre de Coriolanus sobre su muñeca se hizo más fuerte.

En medio del feroz beso, ella gimió para que se detuviera, pero Coriolanus no cedió ante su protesta y los golpes que ella le daba contra el pecho con su mano libre.

No sabe cómo pero terminó sobre el sillón largo de la biblioteca, con Coriolanus sobre ella.

No.

No.

No.

Empezó a mover sus piernas cuando sintió la mano de Coriolanus sobre su muslo, un frío tacto hacia su cadera por debajo de la tela de su camisón de dormir.

—¡Coriolanus Snow, detente! — le gritó Lucy Gray cuando él dejó de besar — ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

—Tu eres una mentirosa — las manos de Coriolanus hicieron presión sobre sus hombros, Lucy Gray hizo un gesto de dolor ante su hombro lastimado — Tu dijiste que me amabas... pero mirate, siendo la esposa de otro hombre. La esposa de un pobre minero.

Lucy Gray lo miró fijamente, Coriolanus colocó sus labios sobre el cuello de ella, sus besos fueron dolorosos y estaba segura que él tenía la intención de dejar moretones decorando su cuello.

—Coriolanus, por favor detente — le suplicó — Estoy casada y amo a mi esposo.

—Tú me juraste amor — le dijo Coriolanus — Escritos en las estrellas. ¿No te acuerdas?

Coriolanus la soltó de los hombros con la intención de levantar el dobladillo de su pijama, algo que Lucy Gray aprovechó para deslizarse del sillón y salir corriendo hacia su habitación.

—Lucy Gray — lo escuchó al otro lado de la puerta — Por favor sal, hablemos.

—¡No! — le gritó Lucy Gray — ¡Mañana me iré a casa! ¡Te odio maldita sea!

Lucy Gray se apoyó en la puerta y se dejó caer abrazada a sus rodillas mientras sollozaba.

•────── ✾ ────── •

Luego de una noche horrible y dos días de viaje en tren, Lucy Gray abrazó a su esposo.

Aspiro fuerte el aroma a hierbas del bosque de Erik.

—Llévame a casa, Erik — le suplicó sollozante.

Erik asintió con la cabeza y la besó en los labios. 

N/a: De aquí en adelante el odio a Snow solo va a crecer. 

*Snow le mira mucho tiempo hacia los pechos de Lucy Gray*

Aly: 

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