Capítulo 76
Magde luego de semanas sin ver a su amiga, pudo respirar en paz.
Todo el Distrito Doce se reunió en la estación de trenes para el arribo de sus vencedores y mentores.
Katniss y Peeta salieron y el mundo aplaudió a sus nuevos vencedores.
Madge vio como Katniss parecía brillar. Su cabello estaba más corto pero perfectamente ondulado, sus mejillas estaban saludablemente sonrojadas y envuelta en un vestido color verde bosque. Su pulsera plateada de serpiente brilló en su brazo derecho y su cuello decorado por una cinta de seda del color de su vestido.
Los pacificadores escoltaron a las familias de ambos vencedores donde las cámaras del Capitolio estaban filmando.
El señor Mellark apretó fuertemente a su hijo, con lágrimas de felicidad corriendo por sus mejillas.
Prim se aferró a la cintura de Katniss, y ella besó el suave brillante cabello de Prim. Luego, la señora Everdeen tenía una sonrisa temblorosa y llorosa mientras tomaba el rostro de su hija mayor.
Luego siguió el señor Clade que abrazó a Katniss y los Hawthorne también la felicitaron.
—Es bueno que mi mejor amiga haya regresado — dijo Madge tomando las manos de Katniss.
Eran muy suaves, como el terciopelo, pero no eran las manos de Katniss.
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Katniss miró el techo de su habitación.
Ella nunca se mudó a la casa que le correspondía por derecho como vencedora, sino que decidió permanecer en el hogar de su infancia.
El mismo papel tapiz sencillo y sus objetos personales.
Con cuidado giró su cabeza hasta el reloj que descansaba en su mesita de noche.
Una semana pasó desde su regreso a casa y ella no podía conciliar el sueño, y todo por causa de los medicamentos que debía seguir tomando.
La infección de pulmón aun necesitaba tratamiento y el medicamento que debía tomar en el día la mantenían en un estado de sueño en el día por lo que cuando caía la noche, permanecía despierta.
02:00 A.M
Suspirando, se puso de pie y agarró el suéter que estaba en el respaldo de su silla de tocador, se colocó unas sencillas sandalias y abrió la ventana de su habitación. Vio su reflejo en el espejo de su tocador, la marca de ahorcamiento de la serpiente aun estaba presente, pero ya se tornaba de un color verde amarillento, indicando que pronto sanaría por completo.
Debajo de su cama, sacó una cuerda gruesa y la amarró al borde del marco de la ventana.
Katniss quiso ser razonable con su padre los primeros días, pero él la había tomado del brazo con mucha fuerza cuando a mitad de la noche Katniss quiso cruzar hacia la casa de Peeta.
Así que impulsada por el hecho que su padre le ponía llave a la puerta principal, Katniss tuvo que idearselas para ir a ver a su novio.
Ella con cuidado, tomó la cuerda y bajó silenciosamente. Katniss debía agradecer al té nocturno que su padre y abuela tomaban que los dejaba profundamente dormidos, lo que permitía el escape nocturno de Katniss a la casa de enfrente.
Al tocar el piso, Katniss corrió hacia el porche de la casa de Peeta, con cuidado metió la mano en un macetero donde estaba la llave de la puerta principal. Abrió la puerta y subió por la escaleras de la casa.
A diferencia de la residencia Everdeen que brotaba calidez por todas partes, incluso en la noche, pero la casa de Peeta, su premio como vencedor, era fría como el Capitolio mismo.
Katniss abrió la puerta del cuarto de Peeta.
Él estaba dormido en su cama, con cuidado se quitó las sandalias y luego el suéter que tenía sobre su camisón. Levantó la sábana de dormir, cuando Katniss se arrodilló, Peeta se levantó.
—Hola — saludó medio dormido.
—Hola — Katniss se recostó en el pecho de Peeta.
Sus firmes manos de panadero le acariciaron la espalda haciendo que ella soltara un gemido de satisfacción en el día.
—¿Y qué hiciste hoy? — preguntó Peeta.
—Lo mismo desde que llegué, estar inconsciente por los antibióticos y visitar a la señora Jone, lo más probable es que de a luz la próxima semana — contestó Katniss y luego se acercó a los labios de Peeta —¿Y tú qué hiciste?
—Ayudar en la panadería — contestó Peeta.
A Katniss le daba un poco de envidia, Peeta pudo regresar casi a su rutina diaria mientras ella a los dos días de regresar a casa fue al bosque por algo de carne fresca para Sae junto a Gale, pero cuando le disparó a un conejo tuvo un ataque de pánico.
Gale tuvo que abrazarla fuertemente para que ella dejara de gritar, desde entonces no tocó su arco.
Fue la única vez que su padre y ella pudieron hablar más de cinco minutos sin molestarse con el otro.
Su padre la acercó a su pecho consolándola.
—Tomará algo de tiempo, Katniss Silver — dijo con palabras suaves — Demore más de medio año en volver a tomar mi arco, tienes todo el tiempo del mundo para volver a lanzar una flecha.
—¿En que piensas? — le preguntó Peeta.
—En que deberíamos tener una cena en mi casa — dijo Katniss mirando a Peeta — Esta guerra fría con mi padre debe parar. Sobre todo porque tiene libre hasta Diciembre de su trabajo en el Capitolio, así que ya no podremos vernos a escondidas y yo no tener que salir por la ventana de mi habitación.
—¿Una cena?
—Si, para que mi padre deje de verte como un corrompedor de hijas — le sonrió Katniss.
Peeta rio un poco. Katniss se inclinó sobre él y lo besó, primero fueron pequeños besos, pero cuando las manos de Peeta bajaron un poco hasta sus pechos, algo se encendió en ambos.
Katniss se sentó en el regazo de Peeta mientras las manos de él fueron a parar hacia los tirantes de su vestido de dormir y los bajó dejando al descubierto su generoso busto, pero todo acabó cuando ella quiso bajarle los pantalones de dormir.
—No — dijo Peeta deteniendola.
—¿Qué pasó?
—Yo... no estoy listo — su mirada fue a parar hacia donde debería estar su pierna izquierda pero en vez estaba un muñón aún fresco.
Katniss se bajó de su regazo y se subió los tirantes de su camisón de dormir.
—Solo.... abracémonos y tratemos de dormir — pidió Peeta.
—De acuerdo — Katniss se volvió a recostar, con su cabeza en el pecho de Peeta.
Su novio programo el despertador diez minutos antes de la seis de la mañana, ya que esa hora normalmente su padre despertaba los domingos para ir a cazar, y él le mencionó en la cena que iría con Gale al bosque mañana, por si quería unirse a ellos.
N/a: Esta historia será divida en dos libros. El segundo volumen abarcara el comienzo de En Llamas y Sinsajo, ya que casi llegamos a los ochenta capítulos en este primer libro.
Y si, Icarus Denim tiene a Peeta bajo una mala luz, asi que esperen verlo mezquino con Peeta y favoreciendo a Gale en su presencia.
Icarus Denim :
Peeta llegando a cenar donde los Everdeen:
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