Capítulo 73
[Día 11]
Katniss revisó su mochila y encontró en el fondo de todo una barra de granola abandonada, rápidamente la guardó en uno de los bolsillos de su chaqueta.
—¿Qué hora es? — preguntó Peeta.
—Pasado el mediodía — contestó Katniss mientras avanzaban.
—¿Y por qué está tan oscuro?
—Deben querer que termine.
Katniss analizó alrededor de cuatro Juegos: Los de Annie Cresta, los de Johanna Mason y los dos anteriores. Los vigilantes siempre dejaban que las últimas horas transcurrieran en la oscuridad para dar mayor suspenso al final de los Juegos.
Avanzaron caminó a la Cornucopia, Katniss tenía el arco en sus manos y avanzaba junto a Peeta, necesitan encontrar a Cato.
No necesitaba acercarse mucho, solo lo suficiente para estar en el campo de visión de Katniss.
Una flecha.
Una flecha es lo único que bastaba para que Katniss y Peeta regresaran a casa.
Mientras más avanzaban, más oscuro se hacía. Katniss tenía su arco con una flecha preparada. En algún momento, cuando la oscuridad se asentó, empezó a escuchar gruñidos que hicieron que los dedos de Katniss se apretaran con mayor fuerza alrededor de su arma.
—¿Escuchaste? — preguntó Peeta.
Katniss amaba a Peeta, pero odiaba su forma de caminar. Sus pasos eran pesados y ruidosos, no tenía el andar sigiloso de un cazador.
Casi podía escuchar a su padre criticar a Peeta.
Caminaron unos metros hasta que escuchó aullidos y gritos masculinos que la mantuvieron alterada.
—¿Qué fue eso? — Peeta la miró fijamente.
—El gran final — contestó Katniss. — Hay que irnos.
Los dos continuaron el camino y Katniss sintió la mirada de bestias sobre ella. Mantuvo arco alzado, lista para soltar la flecha.
Sus años de entrenamiento, su tiempo en el bosque hacían que sintiera que depredadores estaban sobre ella.
Un gran camino saltó sobre Peeta y escuchó el sonido de la carne siendo mordida, sin inmutarse, disparó la flecha al cráneo, dejando al muto inmovil.
—¿Estás bien? — preguntó Katniss mientras preparaba otra flecha.
—Me mordió en la pierna lastimada — dijo Peeta mientras corrían lo más lejos de las bestias que emergían del bosque.
Katniss tuvo que empezar a respirar por la boca ante su cambio de ritmo y por su nariz torcida. De pronto el bosque la envolvió en oscuridad con el sonido de gruñidos a lo lejos.
Más gruñidos, más pisadas.
Los vigilantes estaban arrojando mutos.
Katniss sabía donde estaba la Cornucopia, asi que corrió con más fuerza y Peeta la siguió. Cuando abandonaron el camino de árboles, vio la plateada Cornucopia.
Ella rápidamente la escaló y colocando firmes sus pies mientras balanceaba su peso, extendió sus manos para ayudar a subir a Peeta.
Un muto se aferró a la pierna lastimada, y Katniss jaló con más fuerza a Peeta hasta que logró subirlo a lo alto de la estructura.
Pero de pronto sintió que alguien la empujaba, cuando Katniss giró vio a Cato Hadley alzando su espada listo para acabar con ella. Pero Peeta derribó a Cato y ambos rápidamente se vieron envueltos en una pelea.
Katniss se puso de pie y entró a la lucha, sus manos fueron directo al cuello de Cato, pero este fue más rápido y la empujó al borde la Cornucopia donde los mutos esperaban carne fresca, con su mano ensangrentada alrededor del cuello magullado de Katniss.
Peeta lo hizo retroceder dando la oportunidad a Katniss de recuperar el aire.
Los dos se enfrentaron nuevamente y Katniss pudo ver porque Peeta era tan bueno en lucha haciendo caer dos veces.
El brillo plateado de su arco captó su atención y Katniss saltó sobre él. Cuando sus dedos se cerraron ante el toque del metal, sacó una flecha de su carcaj.
Cuando puso apuntar se dio cuenta que Cato tenía a Peeta con una llave alrededor de su cuello.
Katniss notó los ojos de Cato.
Ya no había arrogancia en ellos, solo cansancio y decepción.
—Hazlo — la desafió mientras mantenía a Peeta prisionero. Su rostro lastimado y ensangrentado — Dispara. Yo moriré con él y tu ganaras.
Katniss miró a Peeta, sus amables ojos azules casi imploraban que disparara.
—Adelante, ya estoy muerto de todas maneras — su voz sonaba decepcionada, lastimada.
El chico se estaba derrumbando frente a ella.
—¿Siempre lo estuve, no? — soltó con sarcasmo y decepción — No... no lo supe hasta ahora. ¡Eso! ¡Es eso lo que querían!
Katniss mantuvo su brazo firme, esperando el momento para disparar.
—Oh — se mostró sorprendido — No, no. Aun puedo hacerlo. — una de sus manos se posó en la cabeza de Peeta, listo para un último movimiento — Un muerto más. Eso lo único que sé hacer , llevaré orgullo a mi distrito como tú lo harías con el tuyo. ¿No es así Katniss Silver? Tu lo sabes tan bien como yo, toda nuestra infancia siendo preparados para esto.
Katniss disparó hacia su mano, y Cato se alejó unos centímetros. Peeta lo golpeó en el estómago y lo empujó hacia el suelo del bosque.
Segundos después, los mutos saltaron sobre Cato y empezaron a despedazar.
Los chicos de Cato se escucharon por el bosque mientras Katniss y Peeta observaban.
Katniss sacó la barra de granola de su bolsillo y la aplastó. Cuando abrió la envoltura, lanzó las migajas sobre Cato que gritaba de dolor.
Cato estaba perdido, pero al igual que Rue, su muerte tendría significado.
Mientras arrojaba las migajas de granola recordó a su abuela mencionar, que el tributo del Dos en sus juegos murió con algo de su hogar, alguien le había arrojado migajas de pan, para que tuviera alimento en la otra vida
Luego, sacó una flecha de su carcaj y apuntó directo hacia la cabeza.
Con el silbido de la flecha, segundos después se escuchó el cañón anunciando la muerte de Cato Hadley
Los Mutos se alejaron del cuerpo y al notarlo, Katniss y Peeta se abrazaron.
El cielo se empezó a aclarar y los pájaros a cantar.
Bajaron de la estructura esperando el anuncio de su victoria.
Pero escucharon la voz de Templesmith
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Lucy Gray observó horrorizados a los Mutos y comprendió cuando sus compañeros mentores regresaron a la sala preguntándose porque no les habían dado permiso de llevarse los cuerpos de sus tributos a casa.
Brutus se acercó a Icarus Denim y le susurró.
—Dales las gracias a tu hija — susurró Brutus — Por darle ese gesto a mi muchacho
Brutus se refiere a la ofrenda funeraria del Dos, y Lucy Gray recordó cuando Sejunis le comentó porque estaba en Doce, castigado por lanzar migajas de pan a Marcus, una ofrenda funeraria del Dos.
Lucy Gray miró horrorizada a la pantalla.
—Atención, atención tributos. Hubo un ligero cambio de reglas — dijo Templesmith mientras Katniss SIlver preparaba su arco — La norma anterior que permitía a dos vencedores del mismo distrito ha sido revocada. Solo un vencedor será coronado, que gane el mejor. Y que la suerte siempre esté de su lado.
—¡Noooo! — aulló Lucy Gray del horror, su cuerpo cedió y tuvo que ser agarrada por los hombros por Haymitch.
Vio como la cara de su nieta se derrumbaba.
Sus manos temblaron cuando vio a Peeta con dolor.
—Adelante — dijo Peeta resignado — Uno debe ir a casa.
—¡Dispara! — Lucy Gray volteó su cabeza para ver a su hijo, Icarus Denim miraba a la pantalla — ¡Dispara, Katniss Silver!
—Y uno morir — siguió hablando Peeta a Katniss, tan relajado, como si hubiera aceptado su destino — Deben tener un vencedor.
Katniss Silver negó con la cabeza, viendo con sufrimiento.
—No — Katniss Silver arrojó su arco con furia al piso acercado a Peeta con paso decidido —¿Por qué lo tendrían?
Ella sacó de su chaqueta las Nightlock
—¡No! — gritó Icarus Denim a la pantalla — ¡Maldita sea Katniss Silver!
—Confía en mí — le susurró Katniss Silver a Peeta mostrando las bayas.
Los dos se repartían el puñado de bayas, los dos se vieron fijamente. Katniss Silver miró hacia una pantalla, con sus suaves ojos azul plateado, casi pidiendo perdón a la familia.
—Te amo — le dijo Peeta.
—Y cuando el ocaso llegue, espero verte en los Elíseos — le sonrió con suavidad Katniss Silver.
Lucy Gray sollozó al recordar que era el verso final del poema que Erik escribió y recitó en su boda.
—Juntos — declaró Peeta tocando la trenza de Katniss
—Juntos — contestó Katniss mirándolo con devoción.
Antes de que bayas tocaron sus labios, la voz de Templesmith se hizo presente con absoluto temor.
—¡Alto! — se escuchó en la pantalla — Damas y caballeros, les presentó a los vencedores de los Septuagésimo cuartos Juegos del Hambre. Del Distrito Doce, Katniss Silver Everdeen y Peeta Mellark.
Lucy Gray sollozó aliviada al escuchar el nombre de su nieta como vencedora. Miró a su hijo, no se miraba contento.
Mientras miraba como Katniss Silver y Peeta eran recogidos por el Aerodeslizador comprendió.
Snow no estaría contento con esto.
N/a: Sejanus en la otra vida estaria conmovido por el gesto de Katniss a Cato.
Y se nos viene mas drama, entre ellos una conversación de Lucy Gray y Snow. De Icarus Denim y Snow, donde tiene aparecio el video del tren.
E Icars Denim tampoco estará contento con el casi suicidio de Katniss, así que esperen discusión padre e hija
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