Icarus Denim fue escoltado a una habitación donde se despediría de su familia.

Los primeros en entrar fueron tío CC y tía Barb Azure, los dos de los tres últimos Covey que vivieron un mundo sin Juegos.

—Otra vez un Covey arrojado a una arena — dijo tía Barb Azure abrazandolo. — Regresa a casa.

—Haré lo que esté en mis manos — prometió Icarus Denim.

—Tienes a todos apoyándote. Nosotros.. — dijo tío CC —... y en el más allá, el resto del Covey estará dándote ánimos. Tus abuelos, tus tíos, tu padre, tu hermana... todos.

Icarus Denim asintió con la cabeza para ser abrazado por él, luego llegaron Jhonny Fern y Hazelle Dion que le desearon mucha suerte. Los dos salieron y entraron tío Miles y Matthew.

—Llegó el momento — dijo tío Miles — Te has estado preparando para esto toda la vida. Te enseñé cómo fuimos criados tu padre y yo, somos seres conectados al bosque. Sabes cómo cazar, sabes disparar, eres un excelente arquero.

Icarus Denim bajo la cabeza al empezar a sentir nervios. Tío Miles lo tomó de la barbilla para que lo mirase.

—Cuando llegaste del Capitolio en brazos de tu madre, ella fue directo a la tumba de Erik junto a mí — continuó hablando tío Miles — Prometí a la tumba de tu padre que te entrenaría, que te prepararía llegado el momento. Que un día habría un vencedor con el apellido Everdeen.

Icarus Denim lo vio con nervios.

—Pase lo que pase en la arena, tu padre estaría muy orgulloso de ti y en el hombre que te has convertido.

Tío Miles abrió sus brazos e Icarus Denim lo abrazó. Las callosas manos de su tío le acariciaron el cabello como cuando era un pequeño niño que lloraba por no tener un padre.

—Yo me siento orgulloso de tí — le dijo tío Miles cuando se separaron — Te amo como a un hijo.

Luego Matthew lo abrazó, susurrando que si pasaba lo peor, cuidaría de su madre.

Los dos se fueron y cuando vio la puerta abierta vio como su mamá estaba envuelta en los brazos de tía Barb Azure. Calla Violet entró y cerró la puerta detrás de ella.

Ninguno de los dos dijo nada, los dos se abrazaron mientras se besaban como si no hubiera un mañana, aunque tal vez no haya un mañana para él.

El beso fue salvaje y hambriento, la necesidad de entrelazarse el uno al otro. Los dos se escabulleron ayer al lago, donde pudieron expresar su amor de forma carnal. Labios, caricias, el éxtasis recorriendo su sangre.

Calla Violet saltó y él la sostuvo de los muslos, la acostó en el largo sofá de la sala. Las suaves y delicadas manos de su chica le abrieron los botones de la camisa mientras las manos de Icarus Denim subieron por los muslos de Calla Violet.

Ella abrió dos botones de su camisa, y el collar que llevaba quedó colgando. Era uno de cuero con un anillo atado, lo empezó a usar desde los doce años, como a cada tributos le permiten portar algo personal que no sea un arma durante la arena, este era su símbolo personal.

Era el anillo de bodas de su padre.

Hubiera llevado si reloj de bolsillo, pero se podría destruir en la Arena.

Los labios de Calla Violet pasaron por sus mejillas hasta su cuello, como si fuera una especie de súcubo, le dio una mordida en el hombro a Icarus Denim.

—¡Acabaron los cinco minutos! — se escuchó la voz de un pacificador. Los dos se separaron, Calla Violet se arregló la falda de su vestido.

Los dos salieron de la habitación y ahí estaba toda la familia, desde los padres de Calla Violet, sus primos Randall, el tío Miles, Haymitch y su madre, todos viendo con cara de sorprendidos como Icarus Denim tenía la camisa semiabierta y el vestido de Calla Violet arrugado.

Matthew levantó su pulgar mientras sonreía alegremente.

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—Mamá, por favor come algo — suplicó Icarus Denim con una bandeja en sus manos.

Había muchas personas en la estación de trenes y sobre todo cámaras del Capitolio. Lucy Gray tuvo que colocar su mejor expresión de tranquilidad, ella hubiera tenido que guiar a Eliza, pero Haymitch tomó de la mano a la niña.

Lucy Gray fue vista con su hijo, con sus brazos entrelazados y la frente en alto.

Ya en la privacidad de los vagones, ella se encerró en su dormitorio ignorando a los demás.

Ya sola, empezó a llorar.

¿Cómo pudo suceder esto?

Ella cumplió con su parte del trato por dieciocho años, complació a Snow todo lo que quiso por mantener a su hijo a salvo, y justo cuando estaba a nada de ser libre de los Juegos, su nombre fue pronunciado.

Icarus Denim la miraba con preocupación, esos ojos de cachorro triste.

—No tengo hambre — dijo ella.

— Te saltaste la cena anoche y no almorzaste hoy — él entró a su vagón.

Lucy Gray se sentó en el borde de la cama y su hijo puso la bandeja en su regazo.

—No me iré de aquí hasta que hayas comido más de la mitad — Icarus Denim se sentó sobre el piso alfombrado frente a ella.

—¿Le estás dando una orden a tu madre?

—Estoy cuidando de ti — le contestó Icarus Denim. — Se que esperabas que no fuera cosechado, pero jamas baje la guardia. Estoy preparado, sabíamos que esto era una posibilidad que se hizo realidad.

—No es justo, nada de esto es justo — Lucy Gray le dijo a su hijo y luego pensó — Todos los sacrificios que hice fueron en vano.

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Luego del Segundo Vasallaje, hubo un cambio de itinerario. Apenas llegaban los tributos, esa misma noche era el Desfile de Tributos.

Por lo que Icarus Denim fue arrastrado por el equipo de preparación. Lo bañaron y luego lo miraron, una chica de cabello rosa dijo que solo debían afeitarse los pocos vellos que le crecían en la barbilla.

—Que chico para más apuesto —Lila, la chica de cabello rosa, le apretó la mejilla.

Lila y Bas, sus dos estilistas susurraron divertidos cuando vieron la mordida que le hizo Calla Violet en sus últimos cincos minutos a solas.

—Al menos alguien se divirtió — dijo Bas guardando el collar de Icarus Denim.

—No, por favor, quiero usarlo — pidió Icarus Denim — Es el anillo de mi padre.

—No te preocupes, se lo daremos a la señora Everdeen — lo calmó Lila.

Lila lo peino, casi babeando sobre su cabello, diciendo que era muy suave y casi tocándolo con envidia sana. Bas le colocó una ligera capa de sombra negra alrededor de sus ojos.

—¡Harán resaltar esos ojos impresionantes! — afirmó Bas. — Oh, ella estará contenta. La que te iba a tocar tuvo un percance doméstico ayer, pero por suerte una leyenda en el mundo de la moda vino como reemplazo silencioso.

Una vez listo, entró la estilista principal.

Una mujer rubia con el pelo largo, pero tenía modificaciones estéticas. Sus ojos eran amarillos y rasgados como los de un gato, pómulos altos y uñas largas como garras.

—Icarus Denim — dijo la mujer — Es bueno conocerte al fin en persona, solo he podido verte a través de fotografías.

—¿Tigris? — preguntó Icarus Denim y ella sonrió mientras asentía la cabeza

Ella extendió su mano para tocarle la mejilla, la mirada de Tigris sobre parecían evocar varios sentimientos, sobre todo la añoranza.

—A lo que vinimos — dijo Tigris —Henna, la estilista, tenía esto listo.

Abrió un protector de ropa, revelando un traje sencillo negro con una larga gabardina de ese mismo color.

Icarus Denim no dijo nada y se vistió en silencio. Al ponerse la camisa, se despeinó, algo que molestó a Lila que le volvió a pasar el cepillo sobre el cabello. Tigris le quitó el cepillo a Lila y lo dejó cerca de su bolso.

Tigris lo guió hasta donde esperaban antes de salir sobre la carrozas. Eliza ya estaba lista, con un largo vestido negro que le quedaba un poco grande.

—Henna odia los disfraces de mineros — dijo Tigris pasándole una especie de botón a Icarus Denim — Y hemos estado trabajando en una tela con efectos visuales. Esto, chicos, representan el carbón del Distrito Doce.

—¿Tendremos llamas? — preguntó emocionado Icarus Denim.

—Aun estamos desarrollando eso — contestó Tigris — Pero ustedes parecerán como dos brasas nacientes esperando a estar en llamas.

Eliza no dijo nada, solo asintió. Los dos subieron a la carroza esperando su momento.

Cuando le avisaron, Icarus Denim tenía la frente en alto, no se iba a dejar intimidar por el Capitolio, que devoró viva a su madre durante cuarenta y dos años y lo seguía haciendo.

Justo cuando iban por la mitad, Icarus Denim encendió el botón y el traje negro se encendió como un carbón recién calentándose, con pequeñas líneas anaranjadas tintineando, queriendo oxígeno para bailar en llamas.

El público los empezó a vitorear y señalar.

Cuando llegaron a la plaza, su vista se fijó en Snow.

El maldito hombre que lastimaba a su madre.

No prestó atención a su estúpido y maldito discurso, solo esperaba regresar con su madre. 

N/a: Ahhhhhhhhhhhhhh Icarus Denim en el capitolio. 

¿Se dieron cuenta que Tigris se quedó con el cepillo con el que peinaron a Icarus Denim? ¿Se viene prueba de ADN?

Icarus Denim es una brasa esperando a encenderse, y 22 años después, su hija será la Chicas en Llamas, lo cual es poético. 

Y si Icarus Denim y Calla Violet usaron la cabaña del lago como su nido de amor, así que estos dos ya hicieron el delicioso a escondidas. 

Icarus Denim y Calla Violet con sus cinco minutos de despedida. 

Para que se den una idea de visualmente del traje de Icarus Denim: