Icarus Denim abrió la puerta del cuarto de Calla Violet.

Desde que terminaron los juegos, ella se había sumido en un estado de tristeza profunda. Calla Violet era la mejor amiga de las gemelas Donner y la pérdida de Maysilee fue un gran golpe para ella.

No era raro ver a Calla Violet junto a Myrielle y Maysilee, pero desde los Juegos, él no había visto a Myrielle junto a Calla Violet.

Ella siempre permanecía encerrada en su cuarto, cuando entró Icarus Denim vio que ella aún estaba en pijama a pesar de ser medio día. En el escritorio de la habitacion habia una pequeña jaula con un canario amarillo, Calla estaba sentada frente al escritorio, con su mano dentro de la jaula, con semillas de alpiste.

—Calla Violet — le llamó Icarus Denim, en sus manos había una bandeja con el desayuno. Tío CC le dijo que ella ya llevaba varios días saltándose la cena.

Ella se giró para verlo, su cabello rubio se estaba enredado, estaba más pálida de lo normal y la mirada vacía. Se levantó de su escritorio dejando caer las semillas de alpiste en el piso.

—¿Cómo está Haymitch? — preguntó con la voz baja.

—Le dimos una mezcla de té de amapola con pasiflora y del extracto de valeriana — contestó Icarus Denim, Calla Violet se sentó en el borde su cama y él le colocó suavemente la bandeja en su regazo.

Sobre su almohada había una muñeca de trapo que la mamá de Icarus Denim le regaló cuando tenía cinco años y aún la conservaba en buen estado.

—¿Y tu mamá?

—Ella fue llamada al Capitolio — respondió él. No le gustaba que Snow hubiera exigido la presencia de ella un día después del entierro de los Abernathy y Elain.

Había tostadas y un poco de fruta junto a una taza de leche tibia y miel.

Icarus tomó la silla del escritorio y se sentó frente a ella para que comiera.

—Te amo — dijo Calla Violet con los ojos llorosos — Te amo Icarus Denim.

Él se quedó sin palabras, él también la amaba pero le daba miedo decir esas palabras en voz alta. Sabía que él estaba condenado al destino de los Juegos y no quería causarle daño a Calla Violet.

Ella dejó la bandeja en el velador a lado de su cama, para luego sostener el rostro de Icarus Denim.

—Yo también te amo mucho — confesó Icarus Denim — Pero tengo miedo de hacerte daño.

Ella no dijo nada, solo lo besó e Icarus Denim decidió caer ante las sensaciones que ardieron dentro de él.

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Lucy Gray casi lo abofetea cuando llegó al departamento.

Pero Coriolanus fue más rápido y le sujetó la muñeca con fuerza.

—¡¿Cómo pudiste?! — le gritó con furia en sus ojos — ¡Eran personas inocentes! ¡Jake solo tenía nueve años! ¡Elain era inocente! ¡Y Nora!

Coriolanus la soltó y ella lo miró con odio.

—El truco de Abernathy en la arena fue considerado como un acto de rebelión — contestó Coriolanus — Y cualquier acto de esta naturaleza debe ser castigado.

Lucy Gray respiró profundamente.

—Haymitch es solo un chico que solo quería salir de esa Arena — dijo Lucy Gray — No fue un acto de rebelión, solo vio una ventaja, nada más.

—Un castigo que sirva como ejemplo— respondió Coriolanus.

—¿Y para eso me llamaste? ¿Para decirme eso en la cara?

— No — dijo Coriolanus — Como Haymitch Abernathy es tu primer vencedor, debes conocer el procedimiento.

Coriolanus tomó las dos carpetas que había en la mesa de vidrio que estaba en el medio de la sala.

—En una de estas carpetas hay una beca completa para la facultad de Ingeniería Matemática de la Universidad. Los Académicos dicen que el chico puede ser útil para las investigaciones que llevan a cabo, no es raro que consideren a los vencedores más listos para trabajar con ellos — dijo Coriolanus — Y en la otra la lista de clientes que solicitan la presencia de Abernathy. Todos ellos dispuestos a pagar una noche con él.

—¿Y por qué me dices eso?

—Tu misma firmaste un contrato de exclusividad para el gobierno.

Coriolanus lo recuerda bien. Ella estaba temblando cuando la doctora Gaul le extendió el papel donde se estipulaba que Lucy Gray cantaría siempre y cuando lo requieran, también colaboraba con la escritura de letras de canciones para las cantantes del Capitolio y años después firmó su exclusividad con la Ópera del Capitolio, que seguía vigente hasta el día de hoy, pero solo como entrenadora de voz.

—¿Y le estás dando opción a Haymitch?

—No — dijo Coriolanus — Tú serás quien escoja el destino del muchacho.

Lucy Gray se sentó y primero vio la lista de clientes, rápidamente la cerró y abrió la carpeta de la Beca de la Universidad, la leyó detenidamente.

—¿Dónde se quedará Haymitch? — preguntó ella.

—En la residencia de los Vencedores — contestó Coriolanus.

Coriolanus le entregó un bolígrafo. Al ser menor de edad aún, la custodia recayó sobre Lucy Gray como mentora y ahora tutora, por lo que ella debía firmar.

—Espero que Haymitch me perdone — dijo Lucy Gray firmando el documento de la beca. — Perdoname Nora.

Ella cerró la carpeta, luego abrió su bolso y sacó un frasco de aspiras, dejó caer una pastilla en la palma de su mano antes de irse a la cocina por un vaso de agua.

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Haymitch vio a la señora Everdeen entrar a su casa.

En sus manos llevaba una carpeta y una expresión de seriedad.

—¿Qué te dijo Snow? — preguntó Haymitch agarrando la botella que le compró a Ripper.

—¿Estuviste bebiendo? — preguntó molesta

— Un par de botellas — contestó y antes que pudiera abrir la botella, la señora Everdeen se la arrebató y le entregó una carpeta — ¿Que es esto?

—Tu nueva vida — dijo la señora Everdeen — Pensé que en un momento tendría que decírtelo, pero quería hacerlo con otros vencedores como apoyo, pero tiene que ser ahora. A los vencedores que el Capitolio considera atractivos pueden ser vendidos para pasar noches con ellos y si ellos se niegan, su familia paga el precio por su desobediencia.

—¿Ahora seré un prostituto del Capitolio? — Haymitch estaba entre asqueado y molesto.

—No — respondió la señora Everdeen señalando la carpeta — El Capitolio se asegura que sus vencedores desarrollen talentos para que sean de utilidad para ellos. Como los nerds del Distrito Tres o yo, que vi muchos años obligada a cantar en las celebraciones y ahora entreno a chicas mimadas para la Ópera.

—¿Y qué talento creen que tengo yo?

—Los Académicos de la universidad del Capitolio tuvieron acceso a tus calificaciones y te creen adecuado para que entres a la facultad de Ingeniería matemática — explicó ella — Ahora tienes una beca completa para que estudies en la Universidad, comienzas en marzo.

—No lo quiero.

—Yo ya firme, inicias en marzo.

—¡No tenías el derecho de hacerlo! ¡Yo los odio a todos ellos!

Haymitch tiró la carpeta al piso, la señora Everdeen se acercó y lo tomó del rostro.

—No te preocupes, hijo mío — susurró la señora Everdeen — Guarda ese odio en tu corazón y usalo como motivo para vivir. Te prometo que un día lo veremos arder y yo danzaré sobre las cenizas de Coriolanus Snow.

—¿Tú también tienes una lista de clientes? — preguntó Haymitch.

—Si, pero solo estoy atada a uno — dijo ella — El más peligroso de todos.

Haymitch supo que se trataba de Snow.

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Los meses pasaron y Haymitch empezó a decirle mamá.

Lucy Gray lo acompañó hasta la universidad en su primer día de clases.

—Portate bien — le indicó Lucy Gray tomándolo del rostro — Nada de beber, en exceso. Debes dar una imagen más impecable.

—Lo prometo.

—En tu habitación en la residencia deje algunas recetas de comida para que comas saludable y un frasco de mermelada — siguió explicando Lucy Gray. — Te sabes el número de la extensión de mi casa para que me llames si necesitas con quien hablar, y tienes el número de mi amiga Tigris.

—Gracias, mamá. — dijo Haymitch — Te veo en la gira de la Victoria.

Lucy Gray abrió sus brazos y atrapó a su chico, él respiró sobre su cabello. Ella le deseo mucha suerte, y se sentía nerviosa cuando lo vio cruzar la puerta de la Universidad.

N/a: Como dije, este Haymitch no será tan alcohólico como en el canon. Y podrá espiar junto a Beetee desde dentro. 

Y tendremos más momentos de Calla Violet e Icarus Denim. 

La muñeca de Calla Violet, regalo de Lucy Gray: