Noveno
Cerró sus ojos, el chico de traje escarlata ahora estaba a escasos milímetros de atrapar sus labios entre los propios, ¿cómo habían llegado a eso?
La respiración caliente de su amante sobre su cuello logró provocar una reacción en cadena y erizar cada vello de su cuerpo, impulsando nuevamente una ráfaga de sangre a sus mejillas y logrando que el ligero tinte de éstas se convirtiera del mismo color que el traje de quien lo tenía aprisionado.
—Adrien...—musitó Martín en su oído, sus labios cálidos cosquilleando contra el lóbulo de su oreja—... ¿quieres dejarme ser tu amo?
Lentamente abrió los ojos, su vista siendo bloqueada por un par de ojos celestes que destellaban en lujuria y algo más. Pudo ver su propio reflejo en ellos, su azul tan puro fácilmente simulando un lago cristalino. Ojos verdes esmeralda lo miraban de regreso, contemplando su propio reflejo en los orbes de el único hombre que había logrado jamás volverlo loco. Se mostraba agitado y necesitado, labios ligeramente partidos y la cara del color de una manzana.
No pudo evitar el preguntarse si ese bastardo estaría disfrutando eso, tenerlo completamente loco y necesitado, gimiendo bajo el más leve de sus roces. Probablemente parecía una prostituta o algo así.
Y en realidad su teoría no erraba el blanco, pues debajo de ese apretado traje de elastano se empezaba a agrupar un gran bulto.
Su voz venía cortada cuando la respuesta llegó, guantes negros navegando en al aire hasta otros rojos. Y entre palabra y palabra, no pudo evitar soltar un gemido.
—¿No te había dicho eso ya?—arqueó la ceja, un suspiro involuntario escapando de sus labios antes de que pudiese pararle.
—Lo habías hecho—tomó un lugar más cercano, si era posible, mientras que su mano danzaba juguetona en el cierre de la chaqueta de cuero negra, vacilando entre si tirar de una vez o no—, es simplemente que me resulta encantador oír tales suspiros abandonar tus labios.
Manos pálidas encontraron un lugar en mechones de cabellera dorada, el minino reprimiendo un gemido.
—Entonces... si—cansado ya de ser el sumiso decidió levantar su torso sólo un poco hacia arriba, lanzó sus brazos al cuello de Martín y usando el poco rastro de cordura que aún se aferraba febrilmente a el lado no tan ido en el calor del momento de su mente ronroneó en un tono seductor—: puedo dejar que seas mi amo por toda esta noche, si así lo deseas.
La puerta del cuarto se cerró y pronto la calma de un sábado solo en la mansión escaló hasta convertirse en la excitación de un sábado sólo en la mansión.
Los primeros rayos dorados de felicidad matinal apenas empezaban a escalar su camino en el horizonte, tan sólo algunos pocos rebeldes ya se habían encontrado un camino y ahora se hallaban filtrándose por entre las grandes estructuras de cemento que por tantos siglos habían representado belleza en su estado más bruto a las aceras de París. Sin embargo, eso no impedía que un adolescente de ojos esmeralda estuviese encerrado en el baño de su propia habitación, frías gotas de agua salada deslizándose por sus tiernas mejillas y explorando su descenso por su desnudo cuerpo. Sus ahora ya no tan santas piernas dobladas por las rodillas y su cara escondida entre éstas mismas.
Las memorias de su culposo placer nocturno inundaron sus pensamientos, todas en un mismo golpe, los colores nuevamente tomando posesión de su cara mientras que el arrepentimiento, la culpa y la vergüenza lo cubrían como una manta y lo obligaban a cargar con el peso de esa acción sobre sus hombros.
¿Cómo había sido él capaz de dejar que todo eso sucediera, siguiendo un curso natural como si ya fuera un hábito bien entrañado en su sistema?
¿En qué momento había empezado tan singular frenesí de hormonas? ¿Cuándo se había dejado ser arrastrado hasta la orilla de lo que definitivamente estaba mal, oponiendo ninguna resistencia contra su lado primitivo como si de fuerza de voluntad y autocontrol careciese?
Como por instinto empezó a abrirse camino entre las olas de recuerdos, intentando navegar hasta la raíz de todo eso. El inicio de sus problemas y la posible respuesta a sus interrogativas respecto a ese caos insano. Dejó de arrastrarse justo después de haber abandonado la casa de Marinette, el dolor en su pecho convirtiéndose en demasiado para poder manejarlo. El amor de su vida, la persona por la cual estaba dispuesto a sacrificar su existencia en el planeta y por la cual en múltiples ocasiones lo había hecho... ¿llorando el nombre de un hombre ajeno al suyo?
Su primer instinto estuvo ahogado por los celos, siendo capaz de aventar cualquier objeto a la mano en un intento en vano por apartar a ese intruso del delicado cuerpo de su lady. Y sólo pareció querer detenerse cuando sin pretenderlo en realidad erró el blanco y terminó golpeándola a ella.
Fue cuando una ráfaga de ira se apoderó de su sistema por completo y en su impulso invocó a dos kwamis dentro de una misma piedra milagrosa sin siquiera pensar en las consecuencias.
Se encontró a sí mismo saltando de tejado en tejado, arañando desesperadamente la última parte de su inexistente cordura en una falsa alarma por crear esperanza.
Ya hubiera sido afortunada o desafortunadamente, el destino o su mala suerte, llamesele como le parezca, pareció querer entrelazar su camino con el de la persona que menos quería ver en ese momento.
Al pelinegro le costaba admitirlo, pero desde que empezó a fijarse más en los chicos que en las chicas se encontraba constantemente analizando a las personas de su mismo género, y claro que le fue imposible el intentar pasar por alto a la gran criatura del Señor que casi los atropellaba esa mañana. Así que tal vez también hundido en sus sentimientos y en la melancolía fue impulsado a realizar los mismos actos estúpidos que ese gato tonto y no se hizo la espera antes de que se encontrara bloqueando su huida.
Lo siguiente que recordaba era haberlo tackleado en el suelo, empezando así una persecución que puede o no haber recorrido toda la capital y amenazado con destruir la torre Eiffel. Y esto puede o no haber desencadenado un argumento ensordecedor entre las líneas de no puedes fingir ser alguien importante así y llevarte a mi chica y no puedes entrar así a mi vida.
Y resultaba extraño que Martín realmente no recordaba haber estado enojado en ningún momento, si acaso desesperado, pero no más. Aunque si recordaba pensar cómo Adrien Agreste era encantador cuando lo estaba. Sus finas cejas se juntaban tanto que parecían una sola, sus labios separados levemente dejando ver un pequeño hueco por donde se asomaban unos tímidos dientes de conejo. Pero sobre todo en su expresión resaltaban un par de ojos esmeralda decepcionados y tristes, desesperados, inclusive, y fue ahí donde el chico escarlata no pudo evitar querer besarlo... probablemente su mayor error.
Le era difícil recordar todo con claridad, pero tenía la certeza de que ahí era donde se había desatado el problema. Coqueteos fallidos, un edificio bastante alto y una mala pisada.
Recordaba haber pensado en que iba a morir, intentos en vano de retirar su bastón de su espalda antes de preguntarse si era posible sobrevivir a una caída de ciento veinte metros en una avenida transitada. Y justo cuando había estado seguro de que no iba a lograrlo un par de brazos fornidos se amarraron en su cintura, el sentimiento de ir en contra de la gravedad y después, un par de labios cálidos sobre los suyos.
Se sorprendió besando de vuelta.
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Después de 123,456,789,101,121,314,151,617,181,9,202,122,232,425 años y una manzana mordida después pero acá estoy y eso es lo que importa, ¿no?
Ah, ¡no me maten! Capítulo pasado de las dos mil [???] palabras y shaoi pornoh jard jarcor para copensar mi ausencia 7w7r.
Esto es como mi Solangelo, ah. x"D Mi corazón de gorda fan idolatra al tío Rick y pues... ¡aquí lo tienen! Claro que escribiré un Fanfic de esos dos tontos en un futuro, pero por ahora me conformo mezclando mis headcannons salvajes con estos.
Y si eso no les bastara, acá abajo les dejo una muy bonita foto CENSURADA del Lord dándole duro en el ano al gato... justo lo que pasó allá arriba aunque no lo haya escrito por ser pésima con el pishi lemmon :'v
No, pero enserio, es una imagen subida de tono de sexo gay. Si no quieres verla te recomiendo mejor que le des "click" a esa barrita azul y te teletransportes hasta el final del capítulo.
[HAN QUEDADO ADVERTIDOS TODOS]
eue ¡DISCRECIÓN! >:c La reportan y les pego y no les vuelvo a poner nada zhukulemtoso [?]
Anyways, I'm back, bithces! Bow down to me! >:D *huie gaymente*
Besos robóticos congelados:
—Valery
*c ba a lo pri el ornitorrincólogo*
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