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1. Otro


I hate everything about you

Why do I love you?

Three Days Grace - I hate everything about you



Había un sonido que podía encender hasta las velas: el chasquido de la piel caliente, de los cuerpos chocando violentamente entre sí sobre la cama, el de las gotas de sudor deslizándose entre ellos, cayendo en las sábanas arrugadas, acompañando los gemidos y llantos de placer.

No había una situación más deliciosa en la que BaekHyun quisiera estar, dando y recibiendo placer, con un cuerpo grande y musculoso sosteniéndolo y follándolo hasta que no podía pensar en nada más. Sus pezones estaban duros y se rozaban una y otra vez contra el pecho de SeHun, quien besaba sin parar su cuello expuesto, mordisqueando su piel y frotando la nariz contra sus clavículas cuando el placer era demasiado. A cambio, las manos de BaekHyun arañaban sin tregua la espalda del hombre, y sus talones lo atraían del trasero lo mejor posible. Parecía que a esa altura ya no se podía, pero de alguna manera, BaekHyun lo quería más profundo, hasta que no hubiera ni un jodido lugar en su interior a donde Oh SeHun no hubiera llegado.

Gimió fuerte y roto cuando SeHun aceleró aún más sus movimientos, golpeando con habilidad su punto dulce —uno que ya seguramente había memorizado como la palma de su mano—. La sensación de plenitud que sentía cada vez que este se hundía en su interior era inigualable y lo empujó a un abismo de placer. Se corrió con intensidad, arqueando su cuerpo con desespero, tratando de aguantar el delicioso dolor de su segundo orgasmo de la noche, que iba aumentando con cada embestida sin tregua que recibía.

—¡No puedo! —lloriqueó, temblando como una hoja bajo el cuerpo de SeHun.

La lengua del contrario se deslizó suavemente por su cuello, subiendo a su oreja.

—Un poco más —murmuró ronco.

—Apúrate...

El hijo de puta solo se rió en su oído y le mordió el lóbulo mientras se empujaba con embistes poderosos en él. Pasaron varios latidos en los que BaekHyun gimió aún más fuerte antes de que SeHun finalmente se detuviera enterrado en su interior, liberando entre suaves pulsaciones su semilla líquida que BaekHyun solo sintió tibia, porque ahora ellos usaban condón. Era más impersonal así, y los dos habían estado de acuerdo en esa mierda que ahora BaekHyun había comenzado a odiar. Pero aún así el orgasmo era tan bueno que no le dejó pensar demasiado en ello.

Respirando agitadamente, BaekHyun miró hacia adelante con la mirada desenfocada, hasta que el mundo volvió a su lugar cuando se encontró con los ojos de SeHun. Eran tan negros que era imposible descifrarlos, aunque no es como si él quisiera saber lo que SeHun pensaba cuando lo veía así, deshecho patéticamente debajo suyo después de gemir como si hubiera estado en celo, pidiendo y rogando por su polla por horas.

Unos momentos después, SeHun se salió de su interior y rodó por la cama. BaekHyun de inmediato sintió frío y se tapó con la sábana, mirando el techo. Todavía estaba con la mente felizmente vacía, flotando en la bruma de su segundo orgasmo cuando escuchó las palabras de SeHun.

—Conocí a alguien.

El techo parecía que se iba a caer de repente, así que BaekHyun giró la cabeza en la almohada. Lo vio sentado en el borde de la cama, su espalda desnuda y arañada enseñándole una deliciosa vista. Algunas gotas de sudor se deslizaban por la curva de su columna, y el tatuaje de una rosa en su omóplato brillaba bajo la luz de la luna.

—¿A qué te refieres? —preguntó, un tanto atontado por el repentino cambio de tema. Ellos acababan de tener sexo, jodido sexo del bueno, ¿por qué salía con eso de la nada?

Su ex se encogió de hombros y se agachó para recoger su ropa. Comenzó a vestirse con lentitud, y BaekHyun se detuvo en las marcas de mordidas que le había dejado en el trasero y en la cara interna de los muslos de aquellas infinitas piernas. Eran marcas de territorio que no se iban a desvanecer en días, y que SeHun vería pensando en BaekHyun. Bien. Eso era justo lo que él quería.

—Se llama KyungSoo —explicó finalmente con tono ausente—. Va a una de mis clases. Es bonito, pequeñito, de ojos grandes.

BaekHyun sintió el pecho tan apretado que no creyó que sería capaz de hablar con todo el odio que estaba jalándole la lengua hacia la garganta para ahogarlo, pero se sorprendió cuando su voz sonó bastante controlada.

—Bien por ti —dijo, frotando su muñeca de forma inconsciente—. ¿Lo vas a llevar a una cita?

—Eso creo. Aunque primero debo averiguar si está interesado en mí.

BaekHyun se aguantó las ganas de reír por el comentario estúpido, y se giró para darle la espalda. ¿Quién no estaría interesado en él? Cualquier persona con dos ojos se lanzaría directo a este hombre. BaekHyun lo había hecho. SeHun era jodidamente perfecto.

Y además era su alma gemela.

Bueno, eso era literalmente: había una marca que ambos llevaban desde el día de su nacimiento que había brillado y se había coloreado el día que se conocieron. Era un medio corazón, complementario del otro. Y para ser honestos, BaekHyun nunca había visto una marca que representara tanto sufrimiento como la suya.

Visto desde un punto de vista romántico, podía decirse que ellos tenían "el pedacito de corazón que encajaba con su otra mitad". No obstante, en realidad simplemente eran dos partes de un corazón que nunca podría estar entero, porque ellos no encajaban ni a la fuerza. O bueno, sí. Hubo una época en la que ellos encajaron y BaekHyun había creído en esas cosas de las almas gemelas y las personas destinadas. Sin embargo, el tiempo los fue sentenciando: las peleas y los desacuerdos les hicieron pensar que estarían mejor separados. El problema era que se deseaban demasiado, y no podían mantener sus manos despegadas del otro por culpa de su necesidad. Así que terminaron teniendo un acuerdo de "amigos" con derecho (casi eran desconocidos), con la condición de que ninguno interrumpiría al otro si quería salir con alguien más.

Ya había pasado un año desde que llegaron a ese acuerdo, y todavía se veían al menos una vez a la semana para joder y liberar toda esa necesidad carnal que llevaban. Después de todo, eran almas gemelas; incluso si ellos no se querían como personas, todavía necesitaban su otra parte del vínculo, y esa era su forma de tratar de llenar el vacío que les dejaba estar tanto tiempo separados física y sentimentalmente. Las almas gemelas se repetían en cada ciclo de la vida, así que ellos se necesitaban no por lo que sentían en la actualidad, sino por todas las relaciones que tuvieron en el pasado, en diferentes formas, a lo largo de cientos, miles de años. O al menos esa era la razón que repetía BaekHyun una y otra vez en su cabeza para justificar por qué regresaba a los brazos de su polo opuesto, la persona con la que se habían roto el corazón mutuamente más veces de las que podía contar.

Ellos no estaban destinados a estar juntos en esta vida, eso había quedado claro cuando decidieron tener su acuerdo de amigos con derecho. Aunque de aquello ya llevaban más de un año, él nunca había conocido a nadie con quien quisiera estar. SeHun tampoco, por lo que BaekHyun no había tenido la oportunidad de enfrentarse a una situación así. No tenía ni idea de qué hacer con estos nuevos sentimientos bullendo en su pecho, quitándole el aire, y haciendo que sus ojos prácticamente quemaran de la necesidad que sentía de llorar. Se sentía traicionado, y no tenía ningún sentido, porque ellos no eran nada y no había habido ni una sola vez que no quedara claro cuando después de follar se daban la espalda y volvían a sus vidas sin el otro como si absolutamente nada de la noche hubiera pasado.

SeHun tomó las llaves de la mesita de luz junto a la cama y BaekHyun se dio cuenta de que el silencio se había extendido mientras él estaba perdido en sus pensamientos. Ya se había olvidado de lo que SeHun le había dicho, y probablemente él tampoco estaba esperando una respuesta de su parte.

—Ya me voy —murmuró, su voz se oía como si lo estuviera mirando.

BaekHyun mantuvo la mirada fija en la ventana frente a él, escondiendo la muñeca contra su pecho como si así pudiera protegerla. Era imposible, pero aún así sentía que la marca de las almas gemelas quemaba en su piel.

—Okey —respondió cortante, sintiendo que cada vez le faltaba más el aire—. Que te vaya bien con el chico.

Sin responder, SeHun se marchó del cuarto, sus pasos dejando un eco de su presencia hasta que cerró la puerta de entrada. BaekHyun soltó el aire por la boca, tembloroso, sintiendo su interior como si estuviera girando hacia el ojo de un huracán. Pudo escuchar la moto de SeHun alejarse del edificio, el rugido de esa máquina del demonio era inconfundible.

Cuando el mundo volvió a sumirse en el profundo silencio que caracterizaba su zona a las dos de la mañana, BaekHyun se tocó suavemente los labios resecos y sonrió con tristeza. Podía sentir otras partes de su cuerpo que habían sido besadas y mordidas, latiendo del pequeño dolor agudo que todavía persistía, como un recordatorio de lo que había sucedido tan solo unos minutos antes. Sin embargo, sus labios estaban intactos.

No dolían, no ardían, no latían, porque no habían sido besados ni una vez esa noche.


* * *


Los pasillos de la universidad estaban vacíos y fríos. BaekHyun se encogió mejor en su abrigo y apuró el paso hacia la salida, bajando rápido las escaleras que llevaban al parque del campus hacia el edificio de Arquitectura, donde se suponía que iba a encontrarse con su amigo JunMyeon. Se detuvo a un lado de las escaleras del edificio con una vista perfecta de la espalda de las personas que bajaban por ellas, pero contando con el anonimato que le daba su posición estratégica. No pasó mucho para que una clase acabara y varios alumnos salieran en conjunto, y luego los rezagados que caminaban más lento e iban charlando entre sí.

No le costó demasiado reconocer a SeHun. Su cabello negro, sus piercings y su amplia espalda eran inconfundibles. Además, era imposible no verlo porque de alguna forma su presencia siempre llamaba la atención, y BaekHyun podría reconocerlo en un jodido mar de gente con los ojos cerrados. Iba acompañado de un chico bajito, ojos grandes, rostro agradable. BaekHyun parpadeó varias veces hasta que entendió que ese era KyungSoo, el tipo que SeHun estaba conociendo. Ambos sonreían y conversaban amigablemente, aunque mantenían la distancia del otro.

A BaekHyun le ardió el cuello con los chupones que SeHun le había hecho ese mismo fin de semana. Se preguntaba si SeHun aún tendría las marcas de uñas en la espalda. Sus marcas. Sintió que un grito de frustración le arañaba la garganta, y se apretó la muñeca que llevaba la marca con fuerza mientras se daba media vuelta, por si SeHun llegaba a voltear y lo veía.

Con un poco de desespero, tanteó su abrigo y encendió un cigarrillo. Mientras el humo pasaba por sus pulmones, se preguntó si SeHun llevaría al tipo en su motocicleta, si estaría yendo lento o rápido, y si ya había compartido el sabor dulce de sus labios con alguien más.

Entornó los ojos mientras se escondía mejor detrás de un árbol, con una oleada de viento empujando su cabello castaño hacia atrás. El cielo estaba brillantemente gris y sintió que se iba a quedar ciego. Tal vez eso sería mejor que tener que ver a SeHun con alguien más.

—¿No lo habías dejado? —La voz de JunMyeon atrajo su atención a la realidad, y le quiso arrebatar el cigarrillo de la boca. BaekHyun lo esquivó, malhumorado.

—Luego —respondió, dando otra calada.

JunMyeon suspiró y se le quedó mirando. Él no quería discutir del tema, pero su amigo era así: siempre lo cuidaba.

—No quiero que vuelvas a ese vicio. Es malo para ti.

—Hay males en este mundo que no se pueden evitar —dijo con amargura, sacudiendo algunas cenizas con dedos temblorosos—. ¿Vamos a comer algo?

JunMyeon pareció entender, pues sus ojos oscuros lo escanearon con inteligencia tras sus anteojos antes de asentir.

—¿Ramen y carne?

—Si me pagas la carne, acepto.

—Solo si me dices Hyung.

BaekHyun soltó una pequeña risita y asintió.

—Hecho, Hyung.

JunMyeon lo tomó del hombro con una sonrisa de satisfacción y lo arrastró con él hacia ese restaurante. Y si le molestó que BaekHyun encendiera otro cigarrillo en el camino, no dijo absolutamente nada.


* * *


SeHun y él no se vieron por dos semanas enteras después de la última vez que follaron. BaekHyun odiaba lo mucho que se sentía pendiente de su teléfono para recibir noticias de su ex, pero no lo podía evitar. La falta que le hacía el otro lado de su hilo lo estaba destrozando, y estaba seguro de que SeHun se sentía jodidamente igual de triste y vacío.

No hizo nada, sin embargo; su orgullo siempre había sido más fuerte que él. Así que esperó a que SeHun viniera arrastrándose. Porque era lo que hacía después de haber tratado de mantenerse lejos suyo, como si BaekHyun fuera la peste, como si no valiera la pena intentarlo más con él. Aunque en el fondo, BaekHyun tenía miedo de que SeHun al fin encontrara a alguien que llenara ese vacío que dejaba su doloroso vínculo de almas gemelas, y se alejara por completo de él como solía intentar.

—Estúpido —le dijo a la nada de su apartamento, y encendió un cigarrillo.

Eran las dos de la mañana de un puto sábado. SeHun no iba a venir. Y ya habían pasado dieciséis días desde la última vez que se vieron. Las marcas en su cuerpo se habían ido, y su interior —su corazón— se sentía vacío, así que trató de llenarse con el desagradable humo. No le gustaba su propio vicio, simplemente necesitaba la nicotina para mantener sus pies en la tierra y no perder la cabeza, porque así se sentía desde que SeHun había cogido sus cosas y se había marchado por acuerdo mutuo un año atrás. BaekHyun todavía no podía poner en orden su vida y el cigarro al menos era lo que le hacía compañía ahora que el vínculo más importante de su vida estaba roto e incompleto y lejos de su alcance.

Tiempo después, ya iba por un tercer cigarrillo, y los ojos los sentía secos por mirar fijo el reloj de la pared, cuando escuchó el rugido de una motocicleta detenerse justo delante del edificio. El balcón abierto le dejó llegar el ruido como un anuncio silencioso.

Se le aceleró el corazón en contra de su voluntad.

Unos segundos después, el ruido del código de la puerta siendo desbloqueada llegó hasta la sala. BaekHyun se llevó el cigarro a la boca y aspiró profundo tratando de calmar el nerviosismo que le recorrió el torrente sanguíneo, con la atención fija en la pared enfrente suyo.

Pudo sentir la mirada de SeHun sobre él mientras el hombre se acercaba hasta que se detuvo delante de él. BaekHyun miró hacia arriba y soltó todo el humo del cigarro; SeHun entornó los ojos y se lo quitó de las manos. No le dijo que era malo para él, pero lo apagó en el cenicero de la mesa de café antes de volver a girarse.

—¿Qué haces aquí?

La manzana de Adán de SeHun subió y bajó por su largo cuello cuando tragó saliva, y BaekHyun no se perdió el movimiento.

—Nada. Solo pasaba a verte.

—No tengo ganas de que me folles a esta hora.

SeHun cayó de rodillas delante suyo con una mirada que bailaba entre necesidad y sumisión.

—No es tan tarde —dijo con el ceño fruncido, y se metió entre sus piernas como había hecho miles de veces en el pasado. Sin embargo, esa noche se veía diferente. Su expresión era extraña.

—No estoy para tus ansias de polla —respondió BaekHyun con un tono de molestia, viendo sus intenciones cuando SeHun le empezó a bajar los pantalones—. Son las cuatro de la mañana. Me iba a ir a dormir.

—Entonces duerme —sugirió el hijo de puta, envolviendo su gran mano alrededor de la polla delante suyo—. No me importa.

Dicho eso, se lanzó a chuparle la polla como si se hubiera estado muriendo por hacerlo durante tanto tiempo que si no lo hacía en ese puto momento, moriría.

Y BaekHyun lo entendió, porque se sentía de la misma terrible manera. Era enfermo, incluso hasta desagradable, que esos labios venenosos que querían salir con otra persona, decir el nombre de otra persona y besar la boca de otra persona, estuviera chupándole la polla de una forma tan buena que lo hizo ver estrellas detrás de los párpados. Era tan caliente, y era como si le diera la bienvenida a un lugar donde debía estar, a donde pertenecía. Lo hacía de una manera que lo hacía sentir en su piel, como si con sus labios SeHun le estuviera diciendo: siénteme, porque te lo estoy haciendo especialmente a ti, BaekHyun. Y era como estar sentado en un columpio entre el cielo y el infierno.

Cuando se corrió duro en la garganta de SeHun, cerró los ojos respirando con fuerza. Era imposible no sentir el calor alrededor de su miembro que trataba de llevarse hasta la última gota de su placer. Varios momentos después, cuando ya se había ablandado, SeHun todavía seguía entre sus piernas, y se había tragado toda su corrida como si no fuera nada.

Cuando BaekHyun volvió a mirarlo, este lo veía con ojos sumisos y brillantes. En ese instante, tuvo el irracional deseo de destruir esa mirada, porque no quería que se la dedicara a nadie más que a él.

—Desnúdate —ordenó con claridad, sintiendo su voz temblar a lo último.

SeHun se apresuró a obedecer, poniéndose de pie y quedando solo con los piercings en su oreja que lo hacían ver como un maldito rockstar. Su cuerpo pálido, trabajado y musculoso contrastaba con su cabello negro como la seda más oscura. BaekHyun detuvo su atención en los pezones rosados y endurecidos y lo atrajo hacia él por la cintura, enterrando su rostro entre sus prominentes pectorales.

—BaekHyun...

—¿Te di permiso para hablar?

SeHun cerró la boca de inmediato, pero la abrió de vuelta para gemir cuando BaekHyun le chupó uno de los pezones. La piel bajo sus manos era cálida y suave, y lo tentó a enterrar sus dedos para dejar marcas mientras hacía lo mismo con sus dientes en aquellos trabajados pectorales. Jugó con sus pezones de forma incansable, su lengua y sus dientes no le dieron tregua al pequeño botón. Tuvo a SeHun hecho un desastre entre sus brazos en muy poco tiempo, temblando y lloriqueando mientras luchaba por no hablar como BaekHyun le había dicho.

—Sube al sillón —dijo con tono calmado, cuando estuvo satisfecho con lo necesitado que se veía SeHun.

Este obedeció de inmediato, subiendo de espaldas a él, presentándose de una forma tan obscena que a BaekHyun se le dio vuelta el mundo. Un retorcido y profundo —egoísta— sentimiento de posesividad lo hizo temblar de pies a cabeza, y se apegó al desnudo cuerpo de SeHun como si fuera su única fuente de oxígeno en el espacio. Apegó su rostro contra el tatuaje de la rosa en su omóplato y lo besó con hambre allí, trazando un húmedo y descuidado camino hacia su nuca. Pudo sentir a SeHun estremecerse contra él, y lo conocía lo suficiente para saber que estaba igual de perdido que él, cediendo a la necesidad y a sus instintos, por mucho que en el fondo no quisiera estar haciendo eso, no con él.

Ante el pensamiento, BaekHyun se mordió la mejilla para no maldecir, y se dejó ir. Lo preparó con lentitud hasta que vio que los muslos de SeHun temblaban, y cuando lo folló, lo hizo lento y profundo. Era frustrante hacerlo de esa forma, porque él quería empujar a SeHun de la nuca contra el respaldo del sofá y follarlo hasta que todo se incendiara a su alrededor, pero su necesidad de volverlo loco y hacerlo llorar por un mero orgasmo le pareció mucho más atractiva.

Mientras él le mordía el cuello, los hombros y la nuca, SeHun se retorcía, gemía y lloriqueaba entre ruegos que lo dejara correrse, pero BaekHyun lo mantuvo al límite por largos minutos, sintiendo su cuerpo bañado en sudor por el esfuerzo que él mismo estaba haciendo para no correrse. Sin embargo, llegó un punto que él mismo se estaba volviendo loco, y solo tenía un jodido límite para no darle a SeHun lo que deseaba. Después de todo, siempre había tenido una gran debilidad por el hombre, pero aún más cuando rogaba.

—Por favor, por favor, por favor, deja que me corra, Baek, por favor...

A ese punto era más un rezo, pero BaekHyun finalmente se lo dio, apretándole con fuerza de la muñeca mientras se la inmovilizaba por detrás de la espalda para mantenerlo arqueado, como protegiendo el medio corazón de su marca de almas gemelas que parecía quemar bajo el férreo agarre de sus dedos.

Cuando momentos después, él mismo se corrió con intensidad en el interior de SeHun, con los ojos fijos en su espalda perlada de sudor, llegó a la conclusión de que el vicio del cigarro no se acercaba ni un poco a lo terrible que era el vicio que tenía con Oh SeHun. Y probablemente nunca, jamás, incluso aunque quisieran quitárselo a la fuerza, sería capaz de dejarlo.


*


—Te ví con ese chico —dijo BaekHyun más tarde esa noche, cuando ambos yacían en el sillón tan agotados que no podían hacer algo más que mover los labios.

SeHun, con la cabeza en su regazo, lo miró desde abajo con intensidad.

—¿Cuándo?

—El otro día, no sé. —Se encogió de hombros—. A la salida de la facultad.

—Ah. —SeHun tomó aire—. Creo que te vi con JunMyeon Hyung, también.

Qué mierda. Así que sí lo había visto al final.

—Sí. Fuimos a comer.

Hubo silencio después de eso. Ninguno dijo nada.

BaekHyun contó veinte latidos antes de que la voz de SeHun cortara el aire.

—¿Estás saliendo con JunMyeon?

—Es mi amigo —respondió, como si aquello explicara todo.

—Tú y yo también lo somos.

Con una carcajada, BaekHyun apartó la mirada del rostro de SeHun y se perdió en la noche que se veía fuera del balcón. Que pensara lo que quisiera. SeHun era tan terco que intentar aclararle algo que tenía en la cabeza generalmente era algo bastante estúpido para hacer. E inútil.

Aunque bueno, quizás las sospechas de SeHun no eran tan infundadas. JunMyeon y él sí eran amigos, pero BaekHyun se había dado cuenta que se habían vuelto más cercanos desde que SeHun y él terminaron. JunMyeon lo había invitado a comer juntos repetidas veces, se preocupaba por su salud, y siempre estaba dispuesto a darle una mano o a levantarle el ánimo cuando lo veía decaído. Además, su mirada siempre era intensa y apreciativa, como si JunMyeon pensara que BaekHyun valía algo —más de lo que él sentía que valía—. ¿Había sido tan ciego a los sentimientos de JunMyeon? Y si así fuera, ¿qué sucedería si decidiera darle una oportunidad? No es como si no pudiera intentarlo, después de todo, ¿qué tenía para perder? SeHun estaba intentando salir con alguien más, los había visto y se veían bien juntos. Quizás SeHun podría ser feliz con KyungSoo. Entonces, ¿por qué no él también con otra persona?

—Tal vez debería salir con él —dijo ausente, realmente considerando la idea.

—Sí, quizás.

BaekHyun parpadeó, confundido al escuchar la voz de SeHun. Se mantuvo en silencio, realmente incómodo, dándose cuenta de cómo estaban y en qué contexto había dicho eso.

—No creo que debamos hacer esto más —murmuró, sintiendo un tirón en el pecho. No es que quisiera decirlo, pero debía dar el primer paso—. Tú estás saliendo con KyungSoo ahora.

—No somos nada.

—Ese no es el punto, SeHun. Sabes que está mal todo esto.

Como si alguien le hubiera recordado que tenía que hacer algo importante, SeHun se puso de pie y comenzó a tomar su ropa a toda velocidad. BaekHyun lo observó sin inmutarse, sintiendo la suave brisa que venía del balcón ponerle la piel del torso de gallina, ya que al menos iba con los pantalones puestos (no había llegado a quitárselos en su apuro por follar a SeHun).

—Joder, ¿por qué la prisa? —soltó sin querer, sintiendo toda la paz alterada por el apuro de SeHun.

—¿Cómo "por qué"? Tienes razón. No debemos hacer esto nunca más. —Se puso la chaqueta y comenzó a abrocharse los cordones de las botas—. Fue un jodido error.

Sus palabras llegaron más profundo de lo que deberían haberlo hecho, pero BaekHyun no dijo nada. Su orgullo estaba temblando por culpa de ese hijo de puta que había venido por una follada sabiendo que estaba mal y que ahora huía arrepentido diciendo que todo había sido una equivocación, como si no lo hubiera sabido desde el principio.

—Pues se ve que te gusta cometer errores bien seguido —murmuró con enojo, subiéndose la ropa interior y abrochando sus pantalones.

SeHun lo miró por un momento, y parecía bastante enojado porque sus manos temblaban.

—Pues parece que a ti también, porque no puedes decirme que esto no ha sido un error desde el principio. Deberíamos haber ido cada uno por caminos separados el día que terminamos...

—Si para ti es tan fácil decirlo, ¿por qué demonios no lo has hecho? —soltó furioso BaekHyun—. Pareces tan por encima de esto, pero los dos sabemos que en realidad tú querías esto tanto como yo. Nos necesitábamos.

—Sí, yo lo necesitaba, no lo niego. Pero no lo quería. Yo lo odio. —Frunció el ceño—. Te odio.

BaekHyun soltó una carcajada sin gracia, para cubrir el sonido que hizo su corazón cuando se partió a la mitad.

—Entonces deberías irte ahora mismo, antes de que vuelvas a equivocarte y termines rogando "por error" que te meta la polla de nuevo la persona que tanto odias.

SeHun abrió la boca para responder algo, pero nada salió de sus labios. Tomó su chaqueta con rapidez y le dio la espalda antes de marcharse con fuertes pisadas hacia la puerta. No tardó más de cinco segundos en desaparecer, con el rugido de la moto haciendo escándalo a su paso.

Con el ceño fruncido y el corazón todavía acelerado de la pelea, BaekHyun se acostó de lado en el sillón, apoyándose sobre el calor que había dejado el cuerpo de SeHun, como una prueba de que había estado ahí. Acobijado por ese pensamiento pero odiando ser consciente de ello, se quedó dormido demasiado rápido en comparación a las horas que le había tomado eso mismo los días pasados, porque siempre tenía pesadillas con una moto y dos sonrisas ajenas que lo perseguían.







¡Holis! Después de tanto tiempo, vengo con una historia nueva, cortita, en la que estuve trabajando este último tiempo para mantener mi sanidad mental en lo que voy rindiendo los últimos exámenes para terminar las materias que estoy cursando. No es tan larga, y va a tener entre cuatro y cinco capítulos dependiendo de si termine agregando algo más cuando corrija el resto, pero está toda escrita así que no se preocupen porque para la próxima semana ya va a estar subida entera uwu

Espero que les guste y que disfruten del sufrimiento (con amor, obviamente)

Cuídense mucho y tengan un buen finde!


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