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Deseo concedido, princesa (Cap5)




David

Esta mañana un mensaje de Mónica me ha sorprendido muchísimo. Me pedía que fuera a su casa por la tarde a las seis, me adjuntaba su dirección y me pedía que no se lo dijera a nadie.

Le he contestado "ok", son las seis y estoy en la puerta de su bloque. Me intriga sobremanera que me haya citado así, pero me da la sensación de que es una puerta abierta al diálogo y a la posible reconciliación con Sofía y/o Christian. Así que en cualquier caso vale la pena intentarlo.

—        ¿Sí? —pregunta por el interfono pocos segundos después de que pique.

—        ¿Mon? Soy David...

Me abre. Subo por la escalera y cuando llego a la puerta, se abre también. Mónica sonríe algo cortada al verme.

—        Hola... qué puntual.

—        Hola —respondo yo y me acerco para darle dos besos.

—        Oh... qué formal —se queja en tono de broma tras mis besos.

Me parece extraño cómo mínimo el comentario pero entro en su casa y hago como si nada.

—        Ven, pasa ¿quieres beber algo? —pregunta muy amable.

—        No, gracias... estoy bien.

Se sienta en el sofá y me siento a su lado expectante. Lleva un vestido rosa holgado pero cortísimo que al sentarse deja ver mucho más de lo que sería "formal".

—       Estarás sorprendido de que te haya escrito ¿no? —pregunta y juguetea con su pelo rubio.

—        Sí, la verdad es que sí...

— Es que no tengo nada contra ti... —confiesa con una sonrisa— siempre me has tratado bien y has sido sincero conmigo... te considero un amigo, David.

—        Yo también te considero una amiga, Mon...

No sé a dónde quiere llegar, estoy intrigado. Suspira y se recuesta en el sofá cansada.

—        Christian en cambio... bah, no quiero ni hablar de él... ¿Tú y Sofía habéis roto? —pregunta como si fuera lo lógico.

—        No, para nada... —afirmo con rotundidad.

—       ¿¡No!? ¿Después de lo del tanga en nuestra puta cara y la conversación esa híper sexual? ¿no la has dejado? —me pregunta realmente sorprendida y alzando mucho el tono.

—        Mon, yo quiero a Sofía con todo mi corazón... y ella es libre de jugar con quien quiera, tiene mi permiso igual que lo tengo yo...

— ¿¡Me vas a decir que no flipaste con lo del tanga!? —exclama alterada y vuelve a incorporarse en el sofá para mirarme fijamente.

—        Sí... claro ¡flipé! Porque no sabía que tenían ese juego... pero en definitiva, no me parece algo tan grave. En este grupo somos muy de los juegos como habrás podido comprobar —me río un poco y ella hace morritos y asiente al saber a lo que me refiero— y... ¡joder! ¡jugar un poco no es un pecado mortal!

—        Ojalá pudiera verlo como tú... para mí es la mayor humillación que me han hecho en la vida. ¡Mi novio! ¡y mi mejor amiga! Es tan cliché que me doy pena... —varias lágrimas comienzan a caer por sus mejillas y me doy cuenta de que está sumida en su drama y poco podré hacer para que lo vea diferente.

—        Te entiendo...

En cambio empatizar... quizá me de una posibilidad de ayudarla.

—        ¿En serio? ¿me entiendes? —me mira con las lágrimas aun cayendo.

—        Sí, claro... entiendo que te sientas así...

Cojo su mano entre las mías antes de continuar hablando.

—        Lo siento muchísimo... eres una tía de puta madre Mon y te mereces a un tío que te de lo que tú necesitas...

—        ¡Ohhh ya! Pero yo no quiero a otro tío... ¡yo quería a Christian!

—        Ya... pero claro... Christian es así... no es lo que tú quieres en realidad —asiento con la cabeza para darle más énfasis a lo que digo.

Suspira muy dolida.

—       Supongo que tienes razón...

—        Bueno... ¿querías decirme algo? ¿o...?

No quiero ser borde pero me gustaría saber para qué me ha hecho ir a su casa.

—        Si, yo... quería decirte que podemos seguir siendo amigos —sonríe y juro que me tiene desorientado, no consigo descifrar qué quiere de mí— por otro lado, hice el post para mi blog con la anécdota del niño...

—       Ah, genial...

—        Y me gustaría hacerte unas preguntas para incluirlas.

Se levanta y trae un portátil. ¿Entonces lo que quiere es una entrevista para su blog?

Durante los siguientes diez minutos, me hace las preguntas y le respondo lo más sincero y amable que puedo. Como si me importara algo la entrevista, vaya.

—        Vale, ¡eso era todo! —exclama contenta cuando acabamos y cierra el portátil dejándolo sobre la mesa.

— Bien. Me alegro de haber participado —finjo un poco de entusiasmo porque sé que para ella sí que es importante.

—        ¿Crees que Fani aceptará venir? También me gustaría incluirla...

—        ¡Seguro! Estará encantada... ella es muy fan de tu blog, ya lo sabes —sonrío.

Me pongo de pie dando por supuesto que hemos terminado con esta reunión pero Mon me para cogiéndome del brazo.

—        Oye, espera... antes de que te vayas...

Vuelvo a sentarme.

—        ¿Cómo... cómo está Christian...? —titubea con la boca pequeña.

—        ¿Quieres la verdad cruda? ¿o un poco cocinada? —pregunto añadiendo un poco de guasa para quitarle drama.

—        Ehh... dame la cruda —pide con miedo.

—        Está jodido.

—        Oh... —exclama con tristeza y se mira las manos—. ¿Cuál era la versión cocinada...?

—        Está mal... pero lo lleva bien, saldrá adelante...

—        Esta me gusta más, sí... no le deseo ningún mal... —confiesa como una reflexión en voz alta— es solo que... no puedo perdonar lo que hizo.

—       Claro... romper una regla de pareja es algo que no se perdona— simpatizo falsamente de nuevo con ella.

—        Sí... exacto.

—       Porque... rompió una regla ¿verdad? —lo dejo caer...

Se queda pensativa.

—        ¿La regla de no humillar a tu pareja está implícita en cualquier relación, no?

Muevo la cabeza sopesando.

—        Por supuesto, humillar es algo muy grave... ¿Pero de verdad crees que quiso herirte y humillarte? ¿era ese el fin?

—        No... no era su intención ¡claro que no! Christian es buena persona... sé que jamás me haría algo así aposta.

— Entonces más que humillación.... ¿Podríamos hablar de que cometió un error? —tanteo delicadamente.

—        Claro... sí, un error muy grave.

—        Está claro. Bueno Mon... me tengo que ir —digo levantándome de nuevo.

—        Claro... te acompaño.

Viene conmigo hasta la puerta y se queda esperando a ver qué hago. Yo sin ningún tipo de duda ni titubeo, le doy dos besos y me marcho. Pero de nuevo noto decepción en sus gestos.

—       David —me llama cuando estoy a punto de bajar las escaleras.

La miro esperando.

—        ¿Y Sofi...? ¿está... bien?

Asiento con la cabeza.

—       Está bien... pero te echa de menos y te necesita... —hago una pausa y añado— cuídate.

Me mira con tristeza y juraría que vuelve a llorar. No me quedo para comprobarlo, bajo las escaleras y me voy.

¡Que reflexione sobre lo posible o imposible que es perdonar lo que han hecho!

Espero que le haya servido de algo mi visita, como mínimo para dudar un poco de todo y replanteárselo.

Aprovecho que estoy por esta zona para hacer algunas compras y buscar la cena que quiero llevar a casa de Sofi más tarde. Veo que Christian me ha escrito hace bastante rato un mensaje.

16:58h Christian: Oye, voy a pasar a ver a Sof. Quiero pedirle perdón personalmente.

18:31h David: Ok... voy a llevar cena ¿te quedas?

Se pone online enseguida.

18:32h Christian: No tío... os estáis reconciliando... mejor os dejo tranquilos.

18:32h David: bah, no digas tonterías. Llevo para tres.

18:33h Christian: Ok... 😁

Claro que quiere quedarse ¡no tiene nada mejor que hacer! Y para que esté en su casa tirado por los rincones lamentándose, prefiero que remonte y supere ya todo esto. Todos hemos de hacerlo. Además se me ha ocurrido algo que acabará de ayudar a Mon a decidirse... para bien o para mal, claro.

Sabiendo que está Christian para cenar, cambio de planes con respecto a la comida y cuando tengo todo lo que necesito, voy para allá.

Cuando llego, me abre Sofi riendo de algo y me encanta encontrarla así de contenta. Me abraza por el cuello y la beso con todas las ganas que tengo de besarla desde esta mañana.

Cuando entro veo que Christian está en el sofá con una cerveza y Bothor encima suyo.

—        Qué pasa tío... —le saludo chocando la mano.

—        ¿Qué has traído? —pregunta señalando a las bolsas.

—        Si pudieras pedir algo para cenar ahora mismo ¿qué pedirías? —le pregunto divertido y voy a la cocina a dejar las bolsas.

—       Pediría comida hindú, sin duda —explica Christian— para rememorar mi viaje a la India.

Cada vez que tiene un bajón se pone nostálgico con la India y amenaza con dejarlo todo y retirarse a una vida contemplativa en el Tíbet.

—        ¡Deseo concedido, princesa! —grito meloso desde la cocina y Sofi se parte.

—        ¿¡En serio!? ¿has traído cena hindú? ¡no me lo creo! —exclama corriendo a la cocina para comprobarlo—. ¿Te he dicho alguna vez que eres el hombre de mi vida? —pregunta al comprobar que es cierto.

Sofi se parte de risa y yo intento quitármelo de encima cuando pretende besarme o algo así.

—        Sí, pero quita... no hace falta que lo demuestres públicamente. Guárdatelo en lo profundo del corazón —le pido irónico y se parte él también.

Ponemos la mesa juntos y calentamos algunos de los platos hindús en el microondas. Sofi pone música de fondo muy interesante... juraría que es "momento sensual" y me hace pensar que tiene algo en mente. Pero no quiero adelantarme a los acontecimientos, prefiero fluir con lo que venga.

Cenamos los tres entre risas, bromas y muy buen rollo. En un momento dado hago un selfie de los tres con la cena hindú y lo subo a mi Instagram. Lo titulo "una cena hindú deliciosa y una compañía inmejorable... #momentosdefelicidad #amor #amistad #foodies #feliceslos3"

La trampa está armada. Ahora falta que el conejillo curioso se acerque y pique.

—        A ver, vuelve a decirme cómo se llama esto —pide Sofi señalando una especie de tortitas crujientes.

—       Papadum...

—        ¿Y esto? —pregunta Christian señalando unas empanadas triangulares fritas y rellenas de verdura.

—        Samosas de no se qué —digo yo.

—        ¿Y esto? —señala Sofi un plato de berenjenas especiadas con cantidad de cosas.

—       Joder... ¡esa es la más difícil! —me quejo intentando recordar el nombre— esa es algo como... ¿Bagdad Bashadi? —me lo invento.

Los tres nos reímos.

—        Esta última la has inventado sobre la marcha —detecta Christian, el muy cabrón.

—        ¿Ah si? ¡Yo me lo he creído! —exclama Sofi muy sorprendida.

—        Sí, cuando inventa cosas se le escapa la risa, es muy fácil de detectar en él si miente —le explica y ella atiende con mucho interés.

—        ¿Seguro que quieres hablar de mis debilidades, querido Christian? —pregunto sarcástico— porque como empiece a hablar yo de las tuyas...

—        ¡Cuéntamelas! ¡Cuéntamelas! —pide Sofi encantada con esta conversación en la que nos sacamos todos los secretos mutuamente.

—        Bueno, una de sus debilidades ya la has conocido... —explico refiriéndome al tema del fetiche que tiene con la ropa interior— pero hay otra que...

—        ¡Ehhh! —me corta él riendo— ¡que yo no he hablado de debilidades! Va, para... ya está bien... ¡tregua!

—        Está bien... te vas a salvar porque vamos a pasar al postre... Gulab Jamun —anuncio y abro una caja de cartón que contiene unas bolitas esponjosas, fritas y bañadas en azúcar.

—        ¿Gulab Jamun? ¡eso te lo acabas de inventar! —señala Sofía entre risas.

—       ¡No! Habla en serio... no se ha reído —le explica Christian.

Yo asiento divertido. Se llaman así de verdad, no me lo he inventado.

A ninguno de los tres nos gustan las bolitas esas, así que acaban en la basura. Pero en general la cena ha estado muy bien. Sabrosa, picante y muy divertida.

Después de recoger todo entre los tres, me siento en el sofá y acaricio a Bothor.

—        Bueno... uno que se pira —anuncia Christian recogiendo sus llaves y el móvil.

—        ¿Ya? ¿por qué? —pregunta Sofi con tono afligido.

—        Sí, tío, es pronto... no te vayas —añado yo.

Cristian se lo piensa mordiendo el interior de una mejilla pero aunque está tentado, niega con la cabeza e insiste en que se va.

— Nos vemos mañana, bro —le abrazo ligeramente.

—        Hasta mañana tío, me has sorprendido mucho con la cena ¿eh? ¡gracias! —me dice con cariño.

Le guiño un ojo como respuesta.

Sofi lo acompaña a la puerta y no los veo pero oigo un solo beso. Me río solo en el sofá. Esto me recuerda inevitablemente a cuando empecé con Gloria. Christian se pilló de ella... Fue introduciéndose en la relación muy paulatinamente y cuando nos quisimos dar cuenta, vivíamos los tres juntos y éramos una "pareja de tres" muy bien avenida.

Ahora es diferente, porque sé que él está enganchado a Mónica... y que Sofi despierta algo especial en él. Pero me gusta, siempre ha aportado cosas positivas a mis relaciones. Mucho más que problemas o inconvenientes.

Sofi viene al sofá y se recuesta en mi pecho. Le acaricio la espalda.

—        Esta tarde en la piscina... me ha besado —confiesa bajito.

—        Está bien, nena...

—        ¿No te molesta...? —pregunta insegura.

-        No, claro que no. Tienes vía libre, ya lo sabes.

—        ¿Vía libre total? —pregunta incorporándose un poco para mirarme a los ojos divertida.

—        Claro, ya sabes que sí...

—        Pero...

—        ¡Sin peros, nena! —sonrío sincero.

—        Y... bueno, no creo que vaya a pasar... pero si pasara... ¿cómo tendría que actuar? —pregunta llena de dudas— quiero decir... ¿te tendría que avisar antes...? ¿o contártelo después...? ¿o...? —parece que no sabe ni cómo formar las preguntas.

Le sonrío sincero y no puedo evitar acariciar su pelo en un intento de que se relaje un poco.

—       Has de fluir... no has de cortar un momento así para coger el móvil y avisarme de lo que está pasando o va a pasar en los siguientes minutos —se ríe algo incomoda con esto último—. Sí que agradeceré que me lo cuentes cuando haya pasado. Pero tampoco me has de llamar desde la cama... es simplemente sentido común... Cuando nos veamos o te sientas lista, me lo cuentas y ya está...

—       Ah... vale... ¿y de verdad, de verdad, que no afectaría a mal para nosotros que hiciera algo así...?

—        De verdad de la buena. No afectará para mal en nosotros —le confirmo con cariño.

—        ¿Y puede ser que acelere el hecho de que tú...? —se queda sin terminar la frase y se muerde el lateral del labio inferior.

Creo que sé lo que quiere preguntar.

—       ¿Te da miedo que si te acuestas con Christian yo pueda acostarme también con alguien? ¿es eso?

Asiente nerviosa.

—        Pero en principio... ya sabes que puedo hacerlo también ahora... —le recuerdo con suavidad.

—        Sí... ¡claro! Pero... no lo has hecho... ¿y quizá esto impulsaría a que lo hicieras?

—        Sofi... ya te he dicho que para mí ahora mismo es más importante no hacerte daño que echar un polvo. Te lo digo muy en serio. Estoy enamorado de ti... —confieso encandilado por ella.

Ella sonríe encantada.

—        Y yo de ti también...

—        Pues no tengas miedo... y no avancemos acontecimientos... solo disfruta de lo que venga... Y sigue siendo sincera conmigo, por favor...


Nos quedamos dormidos en el sofá viendo una serie y a las tres de la mañana, apago la tv y la llevo en brazos a la cama, donde seguimos durmiendo abrazados y, por lo menos yo, en la gloria por tenerla entre mis brazos.


Por la mañana medito unos minutos en el sofá mientras ella se ducha. Preparo el zumo de naranja para los dos, luego me ducho yo y nos vamos juntos al trabajo. Cuando estamos llegando y meto el coche en el parking me doy cuenta al sacar la llave de que tengo una llave que desconozco en el llavero junto a la del coche.

—        Es la de mi casa... —explica Sofi divertida cuando me ve inspeccionándola.

—        Ahhhh... no la reconocía... ¿y eso?

—        Igual que yo tengo la tuya... es para que puedas entrar cuando quieras.

La abrazo con cariño mientras subimos en el ascensor ¡me ha encantado la sorpresa de la llave! Nos despedimos con un beso como si fueran a pasar semanas hasta volver a vernos.

Trabajo solucionando incidencias de clientes buena parte de la mañana y, repasando actualizaciones de la web el resto. Christian hoy trabaja desde casa. Es lo bueno de PoliLove, que pocas veces ha de venir a la oficina. Y de hecho, muchas de las veces que viene, es para despejarse o para que sea más ameno el día al estar acompañado.

Cuando miro el móvil tengo mensajes de dos chicas y ninguna es de la que yo quiero recibir.

10:02h Mónica: He pensado mucho en lo que dijiste ayer... de cometer un error...

10:02h Mónica: ¿tú crees que yo debería perdonar ese error?

10:03h Mónica: Por cierto, ¡vaya cena os pegastéis! jeje

Me río sonoramente en la oficina y me miran varias personas como si estuviera loco. ¡Mon ha caído totalmente!

10:09h David: Yo no puedo decirte lo que deberías o no deberías hacer.

10:09h David: eso solo puedes saberlo tú.

10:10h David: la cena fue... fantástica... sí... 😍

(Ahí va el siguiente gancho).

Abro el otro mensaje:

9:55h Gloria: ¿Tomamos un café? Estoy cerca de tu trabajo.

10:12h David: Vale, avísame cuando estés abajo, hay un bar aquí mismo.

Gloria me escribe a los cinco minutos y bajo a tomar un café con ella. La abrazo con cariño en cuanto la veo y nos sentamos en una mesa que da a la ventana. Loles enseguida viene a tomarnos nota.

—        Cuéntame... ¿cómo va? —le pregunto intrigado y ella sonríe.

—        Madre mía... cuando te cuente de lo que me he enterado... ¡no te lo vas a creer! —exclama dramática y se coge la frente con las manos.

—        ¿Tan grave es?

—       ¡Mucho peor!

—        ¡Va! No exageres más Gloria y cuéntamelo ya —le pido divertido e interesado.

—        Recapitulando un poco... Todo empezó aquella noche que fui a Caprice, Javi se volvió loco. Se le fue la olla por completo —dice moviendo un dedo en círculos junto a su sien— se pensó que había estado contigo y que le mentía... no sé por qué, jamás le he mentido. ¡Ni una sola vez! —exclama alterada.

—       Ya... ¡claro que no! Él siempre ha sabido todo.

—        Sí... Pues lo que te digo, se le fue la olla. Empezó a decirme que con quién había estado, que quería conocerte y tener unas palabras contigo y que este juego tenía que acabar o tomaría "medidas más drásticas" me dijo —explica entre asombrada y asustada.

—        Joder... suena mal —le doy la razón.

—        ¡Pues sabiendo que tiene una pistola en el trabajo suena peor que mal! —dice ella abriendo mucho los ojos.

—        Sí, ya te digo...

Intento obviar la parte del marido cabreado que amenaza con matarme y bebemos el café tranquilos.

Observo lo bonita que está. Se nota que está mejor y que están arreglando las cosas, porque ya nada tiene que ver con la Gloria que vivía en mi casa hace dos semanas, sin arreglar, sin maquillar, sin peinar... sin brillo en los ojos, triste a todas horas. Esta vuelve a ser la Gloria de siempre y me alegro muchísimo de volver a verla así.

Lleva los labios pintados con un rosa suave, el pelo recogido en una coleta muy alta y un vestido marrón como una camisa larga que le sienta muy, muy bien.

—        ¿Y entonces? —pregunto para que me siga explicando.

—        Entonces pasó todo aquello... se puso tan loco que le dije que me iba de casa, se fue también él... aunque no sabía a dónde... y estuvo días fuera de casa sin llamarme ni decirme nada. Yo como ya sabes estuve en tu casa... unos días antes de que volvierais, volvió él y al no encontrarme en casa, terminó de enloquecer y me dejó unos mensajes horribles en el contestador... —mueve la cabeza como si quisiera borrar esos recuerdos de su mente antes de continuar— pasaron los días y yo no aflojé ni un momento. Él sabía que iba en serio, estaba dispuesta a divorciarme.

—       Ya... —murmuro haciendo una mueca de disgusto.

—        Eso le sirvió para reaccionar, me pidió perdón... confesó todo y ahora estamos poniendo las bases para empezar de cero. Yo no puedo volver a ese rol ni a ese tipo de relación. Prefiero divorciarme, la verdad.

—       Me imagino, Gloria... tú eres como eres... y él lo sabe desde que te conoció... siempre lo había aceptado además... Y lo llevábais muy bien —recuerdo.

—        Ahora viene lo más heavy de esta historia... —anuncia y se ríe un poco nerviosa.

—        ¿Hay más?

—        Sí... ¿estás preparado?

—        ¡Vaaaa, dilo ya! Mira que te gusta crear misterio —le reprocho entre risas.

—       ¿Te suena de algo el nombre de Jacob?

Ahora sí que me quedo frío.

¡Hola Equipo Vibrating!

¿Cómo estáis? ¿Cómo va la semana?

¿Os ha gustado el capítulo? ¡Espero que sí! 🌟

Ya sé que no es jueves, pero quería sorprenderos y que tengáis uno más este semana 🙂 el siguiente lo publicare el jueves. A no ser que... 😆lleguéis a 600 comentarios en este entre todas!!! Porque entonces os lo adelanto y lo tendréis inmediatamente!!! 😀👏👏

Recordaros que ha de ser ENTRE TODAS y que no vale poner LETRAS sueltas, han de ser comentarios reales ¿vale? 💪¡vamos! ¡que vosotras podéis!

Por cierto ¡Gracias a todas por ayudarme a decidir la portada! Ha estado reñido pero ha ganado la segunda 🙂 eso sí, con letras rojas como me habéis comentado!!! ¿Os gusta cómo ha quedado?

Igualmente mil gracias a @Azzaroa por la portada tan bonita que me hizo, me gustaba muchísimo también!!!

Un beso grandeeee ❤️

Carol

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