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Ni la mejor actriz de Hollywood sería capaz de algo así (Cap2)

David.

Sofi se está duchando y tengo grandiosas tentaciones de colarme en la ducha y hacerle muchas cosas bajo el agua. Pero quiero imprimir los billetes de avión antes que nada. El arrebato de destrozar mi iPhone anoche no fue una buena cosa.

Le doy a imprimir en cuanto los tengo descargados pero no ocurre nada. Así que busco la impresora en el despacho y veo que está sin papel. ¿Así cómo iba a poder imprimir?

¿Dónde tendrá esta chica las hojas? No quiero volver a interrumpir su ducha así que me lanzo a buscarlas. Abro un cajón, otro. Nada. No hay hojas blancas.

Bueno, ya las imprimiré en mi casa.

Pero entonces veo un tercer cajón que hay justo debajo de la impresora y al abrirlo encuentro lo que buscaba. El paquete de hojas blancas está aquí. Sobre él hay algo que llama mi atención. Se trata de una carpeta roja. He de apartarla para poder coger las hojas y lo curioso es que al levantarla, descubro que por la parte de abajo pone "DAVID COLTON" en letras negras de rotulador.

¿Será algo que me ha escrito? La curiosidad me mata, así que abro la carpeta. Un CD cae al suelo. Miro por encima los papeles que se encuentran dentro de la carpeta y no entiendo nada. ¿Son balances económicos de mi empresa? ¿por qué tiene Sofi esto? Ojeo el contenido por encima de las demás hojas y encuentro capturas de pantalla de mi perfil de Facebook, de mi perfil en la web de swingers, incluso comentarios en foros de parejas liberales... Pero... ¿de dónde ha sacado esto? Y... ¿por qué?

Recojo el CD y me siento descolocado. No entiendo nada. Mi pulso se ha acelerado y una idea demasiado oscura como para contemplarla de frente aparece en mi mente.

¿Me ha estado engañando todo este tiempo?

¿Es que acaso me estaba investigando? ¿o espiando?

Pero ¿por qué iba alguien a investigarme o espiarme? No le veo mucho sentido.

Cierro la carpeta con todo el contenido dentro y sé que está mal y que no debería haber revisado sus cosas pero ¡pone mi nombre! Cómo no iba a mirar.

Cargo papel en la impresora y espero a que se impriman los billetes mientras mi mente va a demasiadas revoluciones como para poder frenarla.

A cada minuto que pasa, me siento más nervioso, más alterado, más inquieto.

¿Quién es Sofía en realidad? ¿y qué es lo que quiere de mí?

No puede ser que me haya engañado en todo, me habría dado cuenta... ¿no?

Dejo la carpeta donde estaba y recojo los billetes. Voy caminando hacia el baño e intento de verdad relajarme, bajar las pulsaciones, al menos respirar con normalidad.

Abro la puerta del lavabo y se asoma tras la cortina de la ducha como si nada. Yo no puedo ni mirarla a la cara. ¿Debería preguntarle?

"Oye Sofía, he revuelto tus cajones sin querer y he estado revisando tus cosas... ¿Me has estado investigando? ¿quién eres?"

Suena a demente.

No me siento capaz de hacerlo. Necesito entender mejor todo esto antes de tener esta conversación. No sé qué puedo esperar de ella.

Le dejo su billete y le digo que nos vemos en el aeropuerto. Estoy a punto de irme de su casa pero una fuerza irrefrenable me lleva al despacho de nuevo y cojo la carpeta antes de irme.

Cuando salgo a la calle el sol me da en la cara e intento respirar profundamente y no sacar conclusiones antes de tiempo. Esto ha de ser un malentendido.

El peso de la carpeta entre mis manos dice lo contrario. Un malentendido es confundirte, es entender algo de manera equivocada.

No. Un informe detallado de mi negocio y de mi vida privada no es un malentendido. Es una jodida trampa en toda regla.

Mientras conduzco a casa, paso de la incredulidad y el alucine a un cabreo importante. ¿Puede ser verdad que una persona actúe y engañe de esta manera?

En casa la situación no mejora. Nada más entrar, estoy tan inquieto y afectado que la carpeta se me cae de las manos y se esparcen frente a mí todos los papeles, fotos, balances... Hay incluso fotos mías con Gloria de hace meses ¿de dónde coño ha sacado eso?

De pronto toda esta situación me abruma y me dejo caer al suelo de rodillas con toda la información frente a mí esparcida por todas partes. Muevo los papeles con la mano un poco y a cada cosa que veo, alucino más que con la anterior. Hay hasta un balance de las pérdidas y los beneficios que han dado mis tres empresas desde que las fundamos.

¿Es legal que alguien tenga toda esta información? Ni siquiera lo sé.

Sofí....

Una presión en el pecho asoma y me pongo la mano encima. El corazón me late apresurado. Siempre he sentido, desde que la conozco, que era demasiado buena para ser real... Me duele más de lo que me podía imaginar, descubrir y confirmar que efectivamente... no era real.

¿Cómo puede ser...? Le entré yo en el ascensor. Yo escogí esa oficina y la alquilé sin que nadie me aconsejara. Voy haciendo memoria y recordando cómo fueron esos primeros encuentros. Parecía cosa del destino. Sentía una atracción tan grande hacia ella... Y ella parecía tan genuina, tan buena y natural...

¿Quizá me empezó a investigar después de conocerme? Pero... ¿Por qué?

"Por qué" es la pregunta que más se repite en mi cabeza.

Tomo consciencia de que un dolor de cabeza punzante está subiendo de intensidad muy rápido. Me masajeo las sienes sin apartar la vista de todos esos papeles y fotos. No me lo puedo creer. No puede ser verdad. ¿Qué clase de persona es?

Parece que haya dos voces en mi mente. Una dice que seguro que esto ha de tener una explicación racional y otra que dice:

¿Qué clase de explicación podría explicar que tenga toda esta información reunida sobre ti? Una explicación falsa, otra mentira, otro juego...

Me planteo llamarla pero entonces recuerdo que mi móvil está hecho añicos y que debería buscarle solución. Lo malo es que me está empezando a doler la cabeza de mala manera y necesito parar de pensar un poco.

Pruebo varias cosas (meditación, relajación, ibuprofenos, un té de tila, unas valerianas...) antes de caer rendido sobre la cama, con toda la habitación a oscuras y una rabia y una impotencia que crece dentro de mí como si fuera un monstruo que se alimenta de mis entrañas. Encima estoy incomunicado y en pocas horas se supone que he de estar en el aeropuerto.

¡De puta madre! ¡Una migraña ahora me viene de puta madre!

Me quedo dormido en algún momento gracias al efecto de la tila y las cuatro valerianas que me he tomado. Menos mal que soy anti-medicamentos, si hubiese tenido tranquilizantes en casa, seguro que me los habría tomado todos.

Cuando me despierto sigo igual de jodido. Y además empiezo a valorar seriamente no irme a Ibiza con ella. No tengo nada claro que sea trigo limpio. Necesito aclarar el hecho de que me haya investigado antes de seguir adelante con esta... "relación". Joder.

Me la imagino nerviosa esperándome en el aeropuerto y se me parte el corazón. Tengo que conseguir un puto móvil antes de dos horas. El dolor de cabeza ha ido en aumento y no me siento capaz ni de salir a la calle a comprar uno nuevo. Se me ilumina una bombilla mental y caigo en que tengo un ipad. Bajo al comedor a buscarlo y vuelvo a subir a la oscuridad de la habitación, no soporto la luz ahora mismo.

Cuando intento acceder al whatsapp me dice que me está enviando un código de acceso a mi móvil. ¡de puta madre! ¿de que me sirve? Si no tengo móvil ¡joder!

Veo una aplicación en la Tablet que es un servicio que por pocos euros transportan cosas de un sitio a otro. Comida, paquetes, envíos. Pero también compran y entregan compras a domicilio. Perfecto. Solicito una compra de iPhone en la Apple store urgente con entrega en mi casa. Me gasto un dineral pero me da igual. En menos de una hora me aseguran que lo tendré en las manos.

Vuelvo a dormirme un rato y me pego un susto importante en cuanto me despierta el timbre. ¡Ha de ser el mensajero!. Efectivamente un adolescente con greñas aparece en mi puerta. En una mano lleva un casco de moto y en la otra, una bolsa de Apple. Le doy las gracias y recojo mi móvil nuevo.

Me encargo de encenderlo y a través del iTunes recupero todos los datos. Por suerte hago copias de seguridad semanalmente así que mi móvil nuevo de pronto está como estaba hace 3 días. Veo que por la hora que es, Sofía ha de estar embarcando o llamándome o preguntándose por qué no estoy allí... Me duele esa imagen a pesar de todo. Quiero llamarla y decirle que no suba al avión pero entonces un fuerte pesar se instala en mi estómago y algunas lágrimas de rabia y frustración se escapan por mucho que intento frenarlas.

¿Cómo puede haberme estado investigando? Le habría dado toda esa información yo mismo si me la hubiera pedido. Ya le dije que no tenía nada que esconderle. Si tan importante era saber cuánto dinero gano o cómo van mis empresas, se lo habría dicho ¡joder!

Paso de la angustia a la rabia y no me puedo creer que en algún momento le haya importado tanto mi dinero como para investigar a fondo mis ganancias. ¡Es de locos! ¿qué sentido tiene?

Tal como se sincroniza mi teléfono me entran un montón de llamadas perdidas de Sofía. No soy capaz de responderlas. No sé ni qué decirle. Estoy tan dolido, decepcionado y cabreado...

Abro Wahtsapp y simplemente dejo que la rabia escriba el mensaje por mí:

David 18:59h Me parte el corazón que no seas real. Disfruta del viaje.

Tal como lo envío me arrepiento de haberlo hecho. Veo que se pone en línea y la angustia me invade pensando en cómo reaccionará. Si en el peor de los casos es una mala víbora que me ha engañado todo este tiempo porque le interesaba mi cuenta bancaria, aun así, no le deseo este mal.

La cabeza se me va a partir. Así que pongo en silencio el móvil y vuelvo a la cama. La culpa y el arrepentimiento cada vez pesan más sobre mi conciencia. ¿Cómo he sido tan capullo de escribirle algo así? No me reconozco.

Necesito arreglarlo, hacer algo... que si ha subido al avión al menos alguien la recoja allí... Pienso en Mónica, seguro que podrá hacer algo. Le envío un mensaje:

David 19:05h Sofía seguramente va en un avión para Ibiza y yo no voy a ir. Llámala en cuanto aterrice. Por favor...

En fin... el daño ya está hecho. Entre rabia, angustia y millones de preguntas y de hipótesis cada vez más retorcidas, pasa la siguiente hora.

En cuanto siento que el dolor de cabeza ha remitido bastante, percibo una angustia muy intensa que aparece como un nudo enorme en mi garganta. ¿De verdad ha sido todo mentira? Lo que yo sentía era muy real... ¿habrá fingido todos los besos? ¿todo lo que hemos vivido? ¿lo que hemos hablado? ¿lo que hemos compartido?

Quiero pensar que ni la mejor actriz de Hollywood sería capaz de algo así... Pero...

Ese "pero" es lo que me jode.

¿Y si...? ¿Y si lo ha hecho? ¿Cómo puedo confiar en alguien que ha sacado informes detallados del puto dinero que gano con mis empresas? ¿y las fotos con Gloria? ¿ha sabido todo este tiempo de ella y no me ha dicho nada? Es que no me lo puedo creer. La cabeza me va a estallar como siga dándole vueltas a esto. He de parar.

Miro el móvil y descubro con gran pesar que me ha estado llamando. Ya habrá llegado a Ibiza.

Joder. Se suponía que íbamos a pasar unos días geniales juntos. Tenía cantidad de planes para disfrutar a su lado.

Tengo siete llamadas de Christian también y otras tantas de Mónica. Incluso Lucas me ha llamado también. La bomba ha estallado, es evidente.

Me planteo responder a cada una de las llamadas perdidas pero no tengo la fuerza ni las ganas de ello. Son las ocho y media de la noche y he de hacer algo.

Sé que si me quedo de brazos cruzados me volveré loco. He de aclarar todo esto. Me levanto de la cama, me visto y hago rápidamente la maleta. Meto en ella todo lo que tenía pensado meter esta mañana, cuando aún pensaba que íbamos a viajar juntos de vacaciones. Meto también la puta carpeta roja. La cierro y me voy directo al aeropuerto en un taxi.

Me doy cuenta del hambre que tengo cuando mi estómago ruge por encima del ruido del tráfico y de la calle y el taxista me mira curioso por el espejo retrovisor. Hago una mueca y me masajeo el vientre. Desde el desayuno que no he comido nada. Estoy tan nervioso y alterado que ni me había dado cuenta. He de conseguir algo de comida en el aeropuerto.
Durante el trayecto voy mirando en el móvil webs de compañías aéreas, buscando billete de avión para salir lo antes posible hacia allí pero no encuentro nada antes de mañana. Quizá directamente en el aeropuerto tenga más suerte.

En cuanto llego, busco vuelos para salir directo a Ibiza e ir a buscarla. He de hablar con ella mirándola a los ojos, no puedo hablar de esto por mensajes ni con una llamada. Necesito preguntarle si me ha estado engañando todo este tiempo y ver qué me responden sus ojos.

La mala suerte me persigue y no hay un puto vuelo hasta las seis de la mañana. Me da igual, lo compro. Aun con el vuelo comprado, voy a cada rato a los mostradores para comprobar si hay algún vuelo antes en el que puedan meterme. Pero nada.

De pronto miro el móvil y Sofía está escribiendo. Hasta ahora solo ha intentado llamarme pero no me había escrito nada. Mi corazón late con fuerza y los nervios me vuelven todos de golpe. ¿Qué va a decirme? Debe odiarme ahora mismo... o quizá sepa lo que ha pasado. Quizá intuya que se ha destapado el pastel y que la he descubierto.

Por favor no me odies...

Aparece su mensaje en la pantalla:

23:14h Sofía: ¿no vas a contestar nunca mas a mis llamadas?

23:15h Sofía: ¿cómo se pasa de decir te quiero a ignorar a una persona en un mismo día?

Está descolocada.

¿Sabes cómo se pasa del te quiero al no puedo ni contestarte las llamadas? Descubriendo que me has engañado. Y si hay algo que no soy capaz de tolerar ni permitir en esta vida ¡son las putas mentiras!

Escribo y borro. No quiero hacerle más daño del que ya le debo haber causado esta noche. Pero tampoco puedo ser un falso y hacer como si nada.

¿Habrá ido al hotel? no le dije dónde había reservado. Aunque a Christian sí y seguro que él ya se lo ha dicho. Aun así llamo al hotel para comprobarlo:

-       Hotel Destino, buenas noches... - me responde una mujer con acento ¿asiático?

-       Buenas noches

-       ¿En qué puedo ayudarle?

-       Necesito saber si mi mujer ha llegado bien al hotel, no me responde al móvil, estoy muy preocupado.

Mi voz suena tan preocupada y nerviosa que hasta yo me lo creo. En parte es todo cierto. Bueno, una pequeña parte.

-       ¡No se preocupe! Dígame el nombre de la reserva.

-       Está a mi nombre, David Colton.

-       Ahora mismo lo compruebo – oigo como teclea cosas – Sí, efectivamente esta habitación ha sido ocupada hace un rato ¿le paso con ella?

¿Pasarme con ella? Oh, no. No sé qué decirle aun, he de hablarlo personalmente.

- No... no me la pase. Ya me quedo tranquilo.

-       De acuerdo. Oiga, tenemos su tarjeta de crédito en la reserva, efectuaremos el pago en ella de las consumiciones de su mujer y los gastos de la habitación.

-       Si, por supuesto, cuento con ello.

-       Gracias, buenas noches.

¿Y ahora decido pagarle las consumiciones y el hotel?

Pero... ¿cómo no voy a hacerlo?

Quizá todo este tiempo solo me ha querido por mi dinero y aun así yo quiero pagarle las vacaciones.

Estoy perdiendo la puta cabeza.

Vuelvo al mostrador de Vueling para ver si hay alguna cancelación y pueden colarme antes pero la chica niega con la cabeza desanimada en cuanto me ve aparecer por sexta vez en lo que va de noche.

- Voy a comprobar si hay alguna anulación de último momento, pero no tengo ninguna noticia de ello... a ver... - teclea cosas en su ordenador y yo rezo para que haya habido alguna cancelación. He de llegar a Ibiza cuanto antes y este vuelo es mi última oportunidad, ya no hay más hasta el de las seis de la mañana.

Una mujer muy alterada llega al mostrador y pregunta lo mismo que yo a la otra chica que hay trabajando. La oigo decir que es una emergencia familiar, que su padre vive allí y lo han tenido que ingresar por no sé qué problema de salud... Habla tan rápido que no consigo entender la mitad y creo que la azafata de vueling que la atiende, tampoco.

- ¡Vaya! qué suerte ha tenido señor Colton, le puedo adelantar el vuelo al que sale a las 23:50h ¿le parece bien? - exclama la azafata mirándome con una sonrisa sincera y esperando mi respuesta para cambiar mi billete.

- Lo siento mucho señora Flores, no hay ninguna cancelación disponible... tendrá que volar en el primer vuelo de la mañana - le dice la azafata de su lado a la mujer alterada. Ésta empieza a llorar y se me parte el corazón.

¡Joder! David dí que sí. Dí que sí. Dí que sí. ¡No seas un puto blando! ¡Ahora no!

- ¿Señor Colton? ¿quiere que hagamos el cambio? ha de ser ya, están haciendo el embarque y hemos de cerrar el vuelo - me pide la azafata.

Di que sí. Di que sí. No la mires. No la mires.

Error.

Miro a la señora. Podría ser mi madre... Sé que me voy a arrepentir de esto. Lo sé. ¡Joder!

- Escuche... si es tan urgente para usted volar antes...

- ¡Sí! ¡Es urgente! - me interrumpe la señora y me coge del brazo - es mi padre ¡está muy mal!

Miro a la azafata y me encojo de hombros.

- Haga el cambio para ella. Yo me esperaré al de primera hora...

La señora me abraza como si pretendiera asfixiarme con sus brazos o romperme los huesos, una de dos. Y, tras besarme en la frente, exclama: "gracias hijo, Dios te bendiga"

Dios te oiga.

Tras realizar la buena acción del día, me acomodo en un sofá de la sala VIP del aeropuerto y me tomo una cerveza sin alcohol. Me espera una larga noche en el aeropuerto. He pagado un extra con el billete de avión que me permite estar en esta sala, se está bastante bien. Hay comida, bebida, tele, cargador para el móvil, auriculares...

He cenado una hamburguesa vegana y un poco de ensalada. La verdad es que estar ahora un rato tranquilo en estos sofás tan cómodos, es un relax que estaba necesitando y mucho. Saber que esa señora estará pronto con su padre me hace sentir bien también, aunque me joda reconocerlo.

-       Perdona... ¿está ocupado?

Alzo la vista y una mujer joven, delgada, rubia, con una cara preciosa y una copa en sus manos me mira y señala el trozo de sofá que queda libre junto a mí.

-       Sí, estoy esperando a mi mujer – le digo sin saber por qué coño he dicho algo así.

-       Oh, disculpa.

La rubia baja la mirada apenada y se va a la barra.

Dios mío. Ahora sí. Es oficial: estoy muy jodido.

Me quedo dormido en el sofá con las gafas de sol puestas y una amable azafata me despierta en algún momento:

-       Oiga... ¿Va a perder su vuelo?

Me levanto de golpe, miro la hora, le doy las gracias y salgo corriendo por todo el aeropuerto arrastrando la maleta. Llego justo a tiempo para embarcar. Y el vuelo se me hace largo y denso pensando en que Sofía ha hecho el mismo trayecto hace doce horas y me martiriza pensar en que pueda haberlo pasado mal. Lo único bonito del trayecto es que amanece mientras volamos y el cielo es un espectáculo de colores y luz.

Cuando aterrizo en Ibiza veo que tengo seis llamadas nuevas de Christian, cuatro de Mónica y ninguna nueva de Sofía. ¿Se habrá rendido ya? Si tiene explicación su informe, no debería rendirse tan pronto. Pero no puedo esperar a que siga llamando y escribiendo cuando yo ni siquiera le contesto.

Alquilo un coche en el aeropuerto y voy directo al hotel DESTINO sin hacer ninguna parada.

Un chico muy agradable y simpático me recibe en el mostrador del hotel en cuanto llego y me da una tarjeta magnética para entrar en la habitación.

Cuando llego a la puerta de la suite-villa que reservé son las ocho en punto de la mañana y no se oye ningún ruido tras ella. A las ocho y cuarto aun estoy mirando la puerta y pensando en qué hacer.

¿Entro? ¿la despierto y tenemos una larga conversación en la que le doy la oportunidad de explicarme qué coño significa la carpeta roja? O me voy... Podría pedir otra habitación y simplemente descansar un rato y pensármelo mejor. Hablar con Christian, o llamar a mi madre... Si, he de llamar a mi madre, eso seguro.

Inspiro profundamente y me doy cuenta de lo nervioso que estoy cuando meto la tarjeta tres veces en la ranura antes de que la luz se ponga verde. 

Abro despacio, sin hacer ruido... No quiero asustarla. Ha de estar dormida. Solo quiero tumbarme a su lado y aspirar su olor. Abrazarla y sentirla cálida contra mí. ¿Cómo puede ser que sea lo que más deseo? ¿después de haber visto esa carpeta roja? ¿y de que podría ser una sociópata que solo busca dinero? ¿O arruinarme? ¿O algo peor?

Me niego a aceptar que eso sea posible. Sofía ha de ser la persona buena, dulce y maravillosa que he descubierto todos estos días que he pasado a su lado. Me aferro a ello mientras abro despacio la puerta y voy viendo el interior de la habitación.

Todas mis emociones se congelan igual que mi cara en cuanto veo que la cama está hecha y no hay nadie sobre ella. Cierro tras de mí y avanzo arrastrando mi maleta hacia el interior de la habitación. Las cortinas están abiertas y entra el sol de la mañana. La cama tiene signos de que ha estado encima, pero no está deshecha. No ha dormido aquí, eso es evidente. Su maleta está sin abrir junto a la cama. Su móvil está cargando en la mesita de luz. Miro en el lavabo, en la terraza, en todas partes y Sofía no está. ¿Pero dónde puede estar? A estas horas...

Me siento en la cama y me cojo la cabeza entre las manos.

Este asunto me está desquiciando. No he pasado tantos nervios juntos en toda mi vida.

La habitación huele a ella y sin darme cuenta, es algo que me reconforta. Pero ella no está. Quizá ha dejado su móvil cargando y se ha ido a la cafetería a desayunar. Puede ser que no haya deshecho la cama porque no haya podido dormir.

Entonces veo algo frente a mí: la papelera. Colombo siempre revisaba las papeleras de los hoteles cuando investigaba algo. ¿Cómo no lo había pensado?

Dentro de la papelera encuentro cuatro cosas. Las dos primeras son botellitas de whisky vacías. La tercera es una lata de fanta limón vacía. Así que ha arrasado con el minibar antes de desaparecer. La cuarta cosa es un papel arrugado. Lo estiro un poco para ver qué pone:

"Jacob" y un teléfono.

¿Quién coño es Jacob? ¿ha estado bebiendo whisky con Jacob? ¿y por qué tiene su teléfono?

Bueno, no sé si lo tiene. Estoy actuando como un novio celoso y no me puedo creer que me haya convertido en esto. Desbloqueo su móvil, la he visto muchas veces desbloquearlo con el año de su nacimiento, y busco en la agenda de contactos "Jacob". No aparece. Miro el historial de llamadas y todas sus últimas llamadas son a mí.

No entiendo nada. Dejo su móvil cargando tal como estaba y saco el mío.

He de quitarme la puta duda de la cabeza. Llamo al número del papelito y en cuanto empieza a dar línea me parece oír un tono de llamada cerca. ¿Será posible que...?

Acerco el oído a la pared que hay tras la cabecera de la cama y no me puedo creer que sea verdad. Suena un móvil en la habitación de al lado. Ha de ser casualidad ¿no?

Cuelgo y deja de sonar. No puede ser.

Vuelvo a llamar y vuelve a sonar. ¡No me lo puedo creer!

Salgo al jardín de la suite y salto a la de al lado intentando no matarme ni hacer demasiado ruido. Lo de no matarme lo consigo. Lo de no hacer ruido es otra historia. Aunque tampoco hago demsiado para la que estoy liando con el parkour improvisado entre jardines.

Me acerco a la ventana y veo que las cortinas están cerradas pero no del todo. Así que pego la cara al cristal, hago sombra con las manos y lo que veo me deja completamente helado.

Bueno, bueno, bueno... Ahora que ya conocéis la versión de David... ¿aún queréis uniros al homicidio programado por Mon y Sofi? 🤔 ¿o quizá podéis llegar a entender que haya actuado así?

Se abre una nueva incógnita: ¿dónde está Sofía? ¿y haciendo qué? 🙄 ¿qué pensáis que está pasando?

Aprovecho para explicaros que @wattdia me ha hecho las portadas nuevas de VL y ¡son una pasada! Como veréis ya están puestas 😍 Pero ahora me ha pasado otras versiones y no soy capaz de decidirme ¿me ayudáis?

¿Cuál os gusta más?

@Wattdia nunca te habré dado suficientes veces las gracias por este regalo. Me has emocionado 😍

A todos los demás ¡gracias por estar aquí! por leer, por votar ⭐️ y comentar ❤️ ¡me encantáis! 😍🙌

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