Capítulo 49
Cuando logré salir de todo aquel caos el cual esperé en el aeropuerto de Seúl me dirigí a mi departamento por un descanso mucho más decente.
Terminé por rendir mi cuerpo ante el cansancio por las de doce horas.
Empezaría mi momento de ponerme al día con todo lo que tenía planeado desde ahora.
Twice tenía un concierto próximo en Busan en dos días, ahí sería la gran sorpresa.
Tomé un vuelo y fuí directo al hotel donde todas de encontraban hospedadas.
Toqué la puerta y tardaron un gran reto en abrir.
"Oh, mira, eres Jeong otra vez, me gustas más así"
"Un gusto volver a verte Nayeon"
"Obviamente es un gusto para ti"
"¿Quieres quedarte sin líneas?"
"Si se las das a Jeong no me quejaría, quisiera que tuviera más líneas" lo dijo de forma mucho mas sería que todo lo antes dicho.
Quedé boquiabierto un largo rato de la sorpresa.
"Pensé que ustedes no eran pareja si no que era algo que decían"
"¡Ey! Más respeto, nosotras llevamos llevamos muchos más años de los que tu podrías imaginar"
Eso me volvió a dejar boquiabierto.
"Cuidado con una mosca, ¡Momo, alguien te busca en la puerta!"
Justo llegó dando saltitos, fué la imagen más tierna que he podido ver desde que llegué a Corea, y eso es poco decir.
Cuando alcanzó a verme salió corriendo y sin medir fuerzas, cosa que empezaba a saber que era común en ella, logro tirarme al salón del hotel, que por suerte tenía alfombra que amortiguó el golpe.
"No es que no me gusten estas bienvenidas… pero para la próxima al menos mira donde queda tu mano"
Miró hacia atrás y efectivamente su mano se encontraba en mi entrepierna.
Yo por mi parte, miré con un poco de detenimiento sus raíces, que prácticamente tenía en toda la cara.
Su cabello ahora era rosado pastel, además del mismo corte de Dora de hacia tiempo, un gran cambio del cual no supe.
Además del bonito olor a champú que aprecié en esos pocos instantes.
Cuando volvió su vista a la mía directamente, sólo sonrió y fué levantando su mano poco a poco por sobre mi.
Hasta que uno de sus dedos llegó hasta mi pequeña sonrisa y después de eso me dió un pequeño beso.
"Ey, no hagan eso en el corredor"
Ambos miramos a la voz que nos regañó
"Lo sentimos Jihyo omma" dijimos mirando al suelo.
Nos levantamos y entramos a la sala de aquél gran hotel.
Estuvimos gran rato hablando sobre mis pequeñas vacaciones.
Cada que mencionaba algún tipo de detalle le mostraba la foto…
Aquel cerezo peculiar que era una mancha rosa dentro de un gran lienzo verde.
Aquella colina desde la cual las estrellas eran algo encantador.
Aquel gran lago escondido entre montañas…
Aunque estuve muy enfocado en narrarle todo de manera perfecta pude notar como en su miraba había una expresión que podría ser la fusión entre tristeza y felicidad.
Cuando lo noté cambié el tema abruptamente.
"Tengo algo planeado estos días aquí en Busan… juntos"
"¿Qué es?"
"Es un pequeño secreto"
"Me vas a hacer esperar como siempre" volteó la vista e hizo un puchero hiriendo mi corazón en el acto.
Tomé sus mejillas e hice que le mirara fijamente.
"Ten por seguro que vale la pena la espera"
"Al menos… eso es lo mejor de ti… aunque no podamos tener tiempo siempre logras que lo poco sea inolvidable"
"Por cierto… amo tu nuevo estilo… pensaba teñirme yo de rosa otra vez, pero me ganaste"
"Se que es tu color favorito…"
"¿Y si ambos lo tenemos del mismo color?"
"¿Eso no explotaría ningún fandom?"
"El tuyo y el mío si, y los que nos emparejan aún más"
Conozco bien las reacciones de los fans en todos los idiomas que se, también se como se toman este tipo de cosas, cosas buenas de saber español, inglés, coreano y japonés, junto con tener tiempo libre.
"Bien, es algo tarde… pero, ¿Quisieras salir a caminar un rato?"
"Contigo caminaría desde Busan hasta Tokyo sin importar el océano"
"Momo, ¿De donde sacas esas cosas?"
"Son cosas que tú creas en mí" me señaló junto con decir aquellas palabras.
Bajamos y salimos del hotel discretamente claro.
Lo malo es que teníamos que estar muy tapados para siquiera esconder los colores de nuestros cabellos tan irregulares.
Fuimos hasta la playa de la gran Busan y caminamos gran rato.
Cuando el cansancio se hizo presente en ambos cuerpos nos sentamos en unas bancas que daban vista hacia el gran océano reflectando aquellas luces de los rascacielos a nuestras espaldas.
Nos fuimos poniendo cómodos poco a poco, ella reposó su cabeza en mi hombro.
"Lo siento por siempre hacerte esperar…"
"Es algo que ambos sabíamos que pasaría cuando debutaras, aunque pensé que tendríamos aún menos tiempo… siempre que puedes encuentras la oportunidad de estar conmigo… es lo que más agradezco de ti…"
"Eres como mi torre de Babel, algún día vas a terminar por arruinarme… pero para mí está bien, mientras pueda seguir construyendo hacia arriba pensando que puedo alcanzarte todo está bien…"
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