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Capítulo 3.

Después de la emotiva conversación seguimos desayunando, esta vez estaba más calmado aunque sentía miradas aún.

—Tranquilo galán, no se están burlando de ti, aquí eres lo más hermoso que hay. Aunque para mí siempre lo has sido— Eso último lo dijo en tono de juego, pero aún así me elevó un poco el azúcar.

—Hasta no tener pruebas no te creeré— El sabe lo tímido que puedo llegar a ser por naturaleza, nunca me he sentido lindo, atractivo o algo por el estilo.

—Supuse eso, ¿Apostamos?— puso sus manos sobre la mesa.

—¿Qué quieres perder?— aseguré yo copiando su anterior acción.

—Si me piden tu número o nombre o cualquier cosa para poder hablarte más de diez veces hoy, gano yo— impuso.

—Si pierdes, me tendrás que dar los derechos de la canción que más guardes— y mencionó el premio.

—Si yo gano me conseguirás novia— Lo dije en broma, entre ambos es un tema recurrente por mi, tengo muy mala suerte.

—No creo que sea necesario perder para eso— muro a su izquierda.

Eso no lo entendí, aunque miré en su dirección.

—Bien, ya terminamos, vamos a presentarte al jefe— jaló de mi brazo, haciéndome levantar de golpe. Caminamos por toda la empresa hasta llegar a una zona un poco más bonita que todo lo demás, y decir eso con toda la decoración que hay, es demasiado.

Jae tocó dos veces antes de que entraremos.

Hablo un rato con el jefe, el aparente dueño de todo esto.

—Me dijo tu amigo que hablas japonés, ¿Es verdad? — Preguntó con un gran aire de seriedad.

—Sí señor— dije formalmente.

—Bien, soy Park Jin Young, puedes decirme JYP para abreviar—

—Claro, señor—

Cuando hablo en japonés acostumbré a usar mucho los honoríficos y hablar muy formalmente, por eso, cambio.

—Me dijo él— señaló a Jae. — que eres buen productor y que también quieres ser artista, te propondré algo, en tu estadía aquí entrenarás y tomarás clases, al final tendrás una audición, si pasas nosotros te proporcionaremos clases y estadía permanente, una vez que te sientas seguro podrás decidir si debutar aquí, en coreano o en el idioma que decidas—

—Jae no es tan malo—

Pensé que me estaba dejando atrás a un ritmo demencial, pero realmente solo quería que también estuviera con el, aquí, brillando juntos.

Desde niños siempre quisimos estar juntos y triunfar juntos, por ese se debe tanto nuestras actividades.

Aunque esto es Corea, no el lugar que esperaba pero quizá es incluso mejor.

Leí un poco sobre esto de los idolos antes, se que esto no lo hacen nunca, y menos con una persona no asiática.

Obviamente acepté la oferte, si no pasaba de todos modos tendría el entrenamiento, gratis.

Me fuí de la oficina de JYP y me indicó que ese mismo día empezarían mis clases, la primera era idioma, el hangul no es lo mismo que el japonés, pero una vez aprendido el japonés es un poco más fácil. No es el chino, lengua base de muchas de las hablas asiáticas, pero era un gran comienzo.

—¿Por qué le dijo que tomara las clases? Pensé que lo aceptaría solo por su talento— pregunté con suma duda.

—Revisé su historial musical, y ademas, por lo que me has contado el solo tiene talento, solo que nadie no lo ha motivado lo suficiente— respondió viéndome. —Si ese chico es tan bueno cantando como haciendo canciones tiene el mejor futuro que he visto en mucho tiempo, solo le falta la actitud— terminó la conversación en ese punto.

Me encontraba perdido, otra vez, no sabia dónde era el salón de idioma.

Curiosamente y por segundo milagro paso justo el mismo profesor de idioma, le expliqué la situación y me llevo al salón.

Era mi profesor ahora, no podría haber tenido mejor profesor.

Todo fue con gran normalidad, en las clases de canto no destaque demasiado por mi voz, sentía demasiada vergüenza que me retraía para cantar a mi máximo, sabia que mi voz da para mucho más que lo que logré demostre.

En las clases de rap fue casi lo mismo, aunque por culpa del idioma no demostre mi potencial, aunque de todos modos nunca me imaginé rapeando.

En las clases de baile sentí que me iba a morir, en un principio, en los calentamientos el profesor estaba un poco más pendiente conmigo. Algo gracioso es que tengo la misma o más flexibilidad que todos, y nunca suelo ejercitarme, no lo he necesitado.

Al final del día estaba medio muerto en la litera, ya casi en algún mundo alterno de mis sueños.

— ¡Me debes algo! — llegó escandalosamente Jae a la habitación.

y después de eso me dio una línea SIM coreana, aún tenía la mia. Y por motivo de que, la señal no llegaba al otro lado del mundo, tenía que cambiar.

—No te sorprendas cuando cambies de número— Dijo él.

No entendía, aún.

Cambié los SIMs y llegaron de repente once mensajes de texto, todos de diferentes números.

En la mayoría empezaba en "Hi" y algún que otro explicaba que mi amigo le había dado mi número.

—¿No es una broma no? Si es así no es de buen gusto— le pregunté indignado.

—Comprueba tu mismo mañana que cada número es de una chica diferente, muchas están contigo en algunas clases—

Auch. Acabo de perder mi canción favorita. Podría hacer trampa y darle cualquiera a Jae. Pero si esto es verdad le dejaré elegir.

Dormí profundamente, pero con ilusiones de que mi vida amorosa mejorase, yo me ilusiono solo y rápido, así que con eso bastaba.

Al día siguiente respondí todos los mensajes en la mañana, después despertar bien.

Al ir a la cafetería no tardo mucho en que me saludara la primera, después la segunda, y así por un rato. Un largo y confuso rato.

Proseguí con el día que ahora consistía en clases y más clases. Y lo final del día, actividad extracurricular, más baile.

Todo esto para demostrarle al inquieto de Jae que el favor que me está haciendo, al menos, lo voy a corresponder. Además, estaba muy motivado con todo esto, estaba aprendiendo mucho.

Jae estaba muy ocupado con su rutina diaria, debutaría dentro de muy poco, entiendo eso, pero aún así no me voy a quedar con las ganas de conocer Seúl.

Salí de la empresa al finalizar mi día, apenas eran las 4PM así que tenía un gran rato para caminar, no tenia demasiado dinero pero al menos podría cenar por algún lado de esta ciudad. Gracias a que se que soy de perderme me descargue una buena aplicación de GPS.

Marque la empresa como punto de regreso. Y mi pequeña aventura por la gran Seúl empezaría.

Aunque justo antes de salir alguien me llamó la atención.

—¿Te acompaño, ¿"playboy"? — La voz era de un hombre, y hablaba en inglés.

— ¿Disculpa? — Dije en inglés y con cara de indignación pero risa a la vez.

—Estoy en la clase de idioma contigo, soy Chan, soy de Australia—

—Podrías haber dicho tu nombre primero al menos, ¿Playboy? — paré a pensar unas milésimas —Eso es una revista de donde vengo, y no es de contenido infantil— Chan rió un poco con eso, también lo sabía, pero no estaba de más hacer el chiste.

—Así se les dice aquí a los mujeriegos, ya tienes esa fama— dijo él. —Bien, empecé de mala manera— Ambos reímos un poco, aunque para mí sí que no era un chiste, no quería esa fama.


— ¿Cómo es que hablas tan bien inglés si no es tu idioma natal? — preguntó, con una pequeña cara de intriga.

—La experiencia es el mejor maestro— dije intentando sonar sabio. —bueno, la explicación se resume en una palabra, internet—

—Aparte de jugador, genio con los idiomas— lo decía porque me vio hablar español con Jae y japonés con el profesor.

— ¿Te das cuenta de que llevamos casi 10 minutos hablando frente a la puerta no? Voy a conocer un poco Seúl y cenar por aquí ¿Vienes no? — propuse casi jalándolo conmigo.

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