Capítulo 100, Fin.
Corrí, mi cuerpo dejó aquel cansancio que había acarreado en el lugar desde donde me impulse.
Logré detener su caída al suelo, empecé a mancharme de su sangre en el momento que empecé a acomodarlo para que su torso estuviera apoyado en mis piernas.
Con la notable poca fuerza que aún residía en su cuerpo empezó a apretar la herida.
"Momo…" dijo afligido debido al dolor. "Lo siento por preocuparte…" las palabras lentamente iban bajando su tono.
Empecé a llorar mucho antes, aunque mi voz clamó a la multitud por una ambulancia muchas veces antes de ser lo suficientemente frágil como para ser rota por tanto llanto.
"Todo…" dije mientras limpiaba unas lágrimas y sin quererlo manchaba mi rostro con su sangre, la cual parecía no tener fin mientras salía de él. "Todo estará bien…" dije.
"Te amo… mucho" sus extremidades se destensaron, dejando de apretar su herida, la cual yo seguidamente hice.
La ambulancia llegó un minuto después.
En todo el camino los paramédicos hicieron trabajos de reanimación, su pulso era leve.
Cuando desembarcamos en el hospital la prisa era prioridad, lo ingresaron a una sala de operaciones en emergencias, en diez minutos repitieron lo mismo que en la ambulancia, solo que, perdió el pulso. El sonido empezó a ser uno influctuo.
Su corazón había dejado de latir.
En ese momento una enfermera indicó que la sala de operación estaba lista, y moviendome la misma enfermera, lo sacaron corriendo.
Me recosté a la pared y empecé a llorar, tanto que sentía que no había más lágrimas dentro de mi.
Mientras otra enfermera estaba empezando a tranquilizarme, llegaron los demás, todos los demás.
Todas mis compañeras intentaron establecer comunicación conmigo, sin éxito, todo mi mundo se situaba en aquel pequeño punto entre tanta gente.
Y en la idea de su desaparición.
Eso era mi todo en ese específico momento.
Perdí la noción del tiempo, empezó a ser relativo, en mi noción, sentía como si diez minutos habían sido tres horas.
Después sentía que tres horas fueron tres minutos.
Perdí la noción de todo, mi cuerpo también empezó a fallar, me intenté levantar, dando dos pasos caí, junto con mi conciencia.
— TN —
"Vaya… ¿Estoy muerto ya? ¿Realmente será así?" Dije en un lugar ajeno a la existencia.
Unas pequeñas gotas contra el pavimento empezaron a sonar, volteando me encontraba frente a un hospital.
Miré a mi vestimenta, siendo la misma que usé en mi vídeo debut.
Al parecer era verdad… al momento de tu muerto asocias tus recuerdos favoritos.
Abrí las puertas de aquel hospital, caminé lentamente, sin prisa alguna.
Dentro empecé a reconocer unas cuantas caras.
Mientras más caminaba el camino más se atestaba de mis amigos.
Algunos estaban llorando, otros consolando a los que lo hacían, otros parecían nerviosos, pero… entre toda la multitud faltaba alguien.
Seguí caminando, por los pasillos, encontré una sala cercana a la zona de emergencias en la cual estaba mucho del suelo manchado de una sustancia azul.
Unas pequeñas gotas de tal sustancia creaban un pequeño camino, sin muchas pistas de lo que hacer, empecé a seguirlo.
¿Me encontraba en el limbo? Era la única explicación lógica que encontraba.
Paré un momento, volteé a la izquierda, sintiendo como mi cuerpo abandonó mis órdenes y lo hacía robotizadamente.
En una camilla en una sala con muchas más personas se encontraba el rostro que faltaba.
Intenté entrar, pero mi cuerpo aún desobedecia.
Su vista era estática, solo estaba viendo el techo, se sentía fuera de sí, como solo un cuerpo.
¿Esto era lo que yo había provocado?
Tenía que ser tan tonto…
Antes de seguir mi camino ella se levantó, quedando sentada, miró en mi dirección, aunque solo eso hizo.
Después de unos minutos volteó su vista, las demás integrantes de su grupo empezaron a hablarle.
Seguí mi paso siguiendo el rastro azul.
Unas dos puertas de cristal se encontraban al final.
Intenté abrir la primera, pero solo la atravesé.
La segunda tuvo el mismo efecto, la tercera me reveló una escena que a cualquiera hubiera hecho vomitar.
Mi cuerpo aún con un pulso muy débil estaba siendo intervenido frente a mi.
Podía ver muy bien mis intestinos, además del daño que había causado aquel filoso objeto punzante.
Pese a mi conocimiento en tantos idiomas permitió mi cabeza, no podía entender una sola palabra de las que los médicos intercambiaron en aquella intervención quirúrgica.
Miré mi mano izquierda, la que estaba en mi cuerpo delante, la comparé con la cual tenía, no tenía nada.
Caminé hasta el otro lado, miré mi mano derecha y no tenía ningún anillo, proseguí a ver la derecha nuevamente y veía aquel círculo dorado en mi dedo meñique, cuando volteé la mano y pude ver la gema todo se volvió negro. El sonido de mi pulso se volvió estático.
Desperté, sintiendo los rayos del sol en mi.
Al abrir los ojos una ventana me encandiló, dándome un poco de dolor de cabeza.
Cuando intenté doblarme de golpe solo me llevé una descarga de dolor inmensa.
Poco a poco mi cuerpo dejaba de doler de aquel impulso.
Poco a poco fuí levantando mi camisa de puntos azules y a pesar de que mis costillas no dejaban ver mi abdomen, noté una gran cicatriz por encima del ombligo en la parte derecha.
Dos días después.
"Bien, señor TA, ¿Entiende lo que le decimos?" Preguntó el doctor una vez se colocó de lado a mi.
"Entiendo" dije algo inseguro.
"Fué apuñalado hace tres días, el cuchillo abrió huecos en su intestino delgado y grueso, aunque logramos suturarlos, hubo complicaciones, además de que extirpamos la vesícula y el apéndice en el proceso, tuvo dos paros cardíacos en el proceso de su reanimación, su cuerpo va a tardar alrededor de un mes en volver a ser independiente, aunque sin mucho esfuerzo físico por un año sería lo más recomendable"
"Entiendo… ¿Donde esta la chica que llegó conmigo?" Pregunté por Momo.
"Ella se desmayó el día de su ingreso pero ese mismo día fué dada de alta" dijo una enfermera al lado del doctor. "Ella ha regresado cada día apenas la hora de visita comienza" vió su reloj. "La cual comienza en diez minutos, quizá le gustaría prepararse" dijo para ambos irse.
Cómo iba a decirle a Momo que sabía que esto pasaría y aún así no hice nada…
En momentos así es donde odiaba que ella fuera mayor que yo.
Efectivamente, diez minutos después ella entró, y al verme con los ojos abiertos solo me abrazó, volviendo a darme grandes dolores debido al movimiento.
"¿Te duele?" Revisó mi herida. "Debería haberte advertido…" dijo bajando su mirada al piso.
"Yo no debería de haber sido tan despreocupado y andar por Seúl sin guardaespaldas… al menos estoy vivo"
"Antes de que te… desmayaras en la avenida, ¿Esa fué tu despedida?" Preguntó volviéndose sumamente sería.
"Me pasó algo muy extra-" intenté decir pero ella volvió a preguntar sobre aquello.
"Bien… pensé que moriría, pensé que mis últimas palabras iban a ser esas" dije sin mucho orgullo.
"No lo hagas nunca más… no te despidas de mi" dijo hundiendo su rostro en mi pecho y empezando a llorar.
"Nunca más lo haré, ahora solo necesito un mes y volveré a ser el de antes, lo prometo"
Mientras aún estábamos hablando llegaron otras más de visita.
"¿Despertaste?" Dijo Jihyo.
"El ya estaba despierto desde hace dos días Jihyo" dijo Nayeon.
"Si, pero dijeron que desde hoy realmente estaría despierto, debido a la anestesia no era él"
"¿Entonces es por eso que me pidió matrimonio?" Dijo Nayeon haciendo que todos voltearamos a ella.
"¡¿El hizo qué?" Dijo Momo.
"¡¿Hice qué?!" Dije yo.
Momo y yo nos miramos, después de eso Jihyo separó a Momo de Nayeon, puesto que parecía que la iba a matar.
"Momo, sientate" dije.
Obedeció y se sentó a un lado de mí.
"Si eso de lo de la anestesia es cierto… entonces ví a Nayeon como si hubieras sido tu en ese momento…"
"¿Entonces este bonito anillo no es mío?" Señaló su mano, la cual tenía el anillo que había comprado.
"¿Y tú cómo tienes eso?" Dije muy extrañado.
"Te lo dije, me propusiste matrimonio, e incluso me diste este anillo… era muy bonito para ser verdad" se quitó el anillo, tomó la mano de Momo, se arrodilló. "Tu di las palabras, se que no puedes hacer esto aún"
"¿Eh?" No entendí.
"Di las palabras de cuando te propones, tonto" dijo Nayeon un poco molesta por mi poca capacidad.
"Hirai Momo… ¿Quisieras ser mi esposa?" Dije aún en la camilla.
"Si… claro que sí…" empezó a llorar, otra vez, mientras Nayeon le colocaba el anillo.
"Siento que Nayeon fué la que le propuso matrimonio y no yo…" dije mientras ella se levantaba y Momo apenas reaccionaba.
En ese momento llegó Jeongyeon.
"Me sirvió de práctica, mira" dijo Nayeon.
Jeongyeon llegó hasta mi camilla, y en ese momento Nayeon se volvió a arrodillar.
"Jeongyeon… ¿Quisieras casarte conmigo?" Dijo en ese instante, quitándose un anillo de la mano.
"¡¿Eh?!" Dijimos Jihyo y yo.
"¿Por qué siempre tardas tanto? Tonta… claro que quisiera" dijo empezando un leve llanto.
"Jihyo, ¿Esto está pasando?" Le pregunté mientras las otras dos apenas se estaban abrazando.
"Realmente está pasando… Nayeon te copió"
R
egresando al asunto del apuñalamiento, la policía llegó para hacerme ciertas preguntas, aunque días después el culpable fué arrestado, resultó ser el mismo chico de hace unos años. ¿Quien lo diría?
Sentí su presencia poco después de bajar del avión, pero no le dí mucha importancia.
Dos meses después.
"¿Listo?" Me preguntó Jae.
"¿No podemos posponerlo?" Dije extremadamente nervioso.
"No podemos, ahora, listo o no, tienes que salir"
"Bien" me levanté y por muy poco no pierdo las fuerzas en las piernas y caigo.
"Tampoco tienes permitido desmayarte" dijo él saliendo de la habitación.
"¡Muy gracioso!" Dije sarcásticamente.
Empecé a caminar hacia el altar, teniendo la mirada de cientos de personas.
Pese a estar frente a miles y miles de personas en conciertos, eso nunca me entrenó para este momento.
Mis caballeros de honor estaban a mi costado, todos estábamos esperando la gran entrada de la novia.
Un minuto después empezó a sonar el piano a manos de Dahyun.
Más que relajarme solo me hacía sentir más nervioso.
Las grandes puertas de madera se abrieron, dejando entrar luz solar, además de pétalos rosas a su paso.
Su largo velo empezó a arrastrar aquellos fragmentos haciendo una gran mezcla entre blanco puro y puntos rojos a lo largo.
Ignoré todo lo que dijo el conductor, el cual era Jae en cuestión, sólo pude notar el momento donde empecé a colocarle el anillo, nuevamente, y seguidamente ella el mío.
Jae siguiendo la costumbre de nuestro país, alteró un poco la ceremonia y solo dijo "Ya puedes besar a la novia" Y sus instrucciones fueron claras, besé a Momo en ese momento.
Pese a que ninguno era realmente coreano, mucho hicimos con llevar a cabo la ceremonia de forma coreana hasta ese punto, aunque a nadie le importó, todos aplaudieron al unisono.
Bajamos del altar y nos sentamos en la mesa principal, pero, la ceremonia aún no había acabado.
Nayeon se posicionó en el altar, siendo mi señal para subir otra vez.
Solo que, en ves de en posición de novio, como el conductor de su boda.
Aunque todos los presentes teníamos el suficiente dinero para hacer la segunda boda otro día, simplemente las colocamos juntas para ahorrarnos tiempo, al fin y al cabo, ninguna cantidad de dinero ha comprado un solo segundo.
Las puertas de madera otra vez volvieron a abrirse dejando entrar a Jeongyeon.
Su vestido, además del de Momo y Nayeon, fué diseñado a medida por lo que decir que ellas tres se veían bien, es, decir muy poco.
Obviando todo lo ceremonial, el "pueden besarse" llegó.
Y su beso fué una de las cosas más tiernas que ví en mucho tiempo.
Inclusive con la gran iluminación, sentía los flashes de los periodistas, a los cuales invitamos y en ese momento revelamos la relación de ellas dos.
Un nuevo comienzo.
Un momento que se sintió como si fuéramos jóvenes por siempre.
Un viaje que llegó a su destino.
Por fin llegó el final, 100 mil palabras escritas en esta historia, lo único que tengo que decir es una palabra.
Gracias.
A los pocos que llegaron hasta este final, espero que la historia haya sido de su agrado, desde ahora me dedicaré a terminar las otras historias pendientes.
¿Qué les gustó de esta historia?
Antes de alarmar a alguien, siendo está una de mis historias, también está abierta a capítulos especiales, los cuales dedicaré algunas veces para esclarecer algunos hechos que confundan o queden inciertos en la historia, si yo no los he pensado, pueden dejar sus ideas o intrigas para capítulos especiales, no tendrán numeración, pero seguirán siendo parte de la historia.
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