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Cuando tocas un corazón...

¿Qué me había pasado?

Kalan está muy confundido, solo me abraza y acaricia mi cabeza como si fuera un perrito asustado.

Y es que yo no puedo calmar este dolor, no puedo hacerlo ahora. El sentimiento de aquella muchacha es demasiado fuerte, siento claramente ese dolor, la frustración, miedo y soledad. Con solo mirarlo a él, todo sale a brote.

— Renata, cálmate. — Kalan me habló pausadamente.

Pero no quería soltarlo, en mi interior tenía de demasiado miedo.

— ¿Qué te paso? ¿Te duele algo? — Cuestiono con miedo.

— Yo... — Musite con voz rota — Kalan... Perdóname, por todo.— Solté un suspiro quejumbroso.

— No hay proble...

— No — Lo paré — Has perdido mucho por mí, perdóname.

Hubo un silencio largo.

— No he perdido algo, Renata — Menciono sereno — ¿Qué te hace pensar eso?

El recuerdo de sus ultimas palabras, sus últimos momentos venían a mi mente.

¿Su punto era hacerme sentir mal? Lo ha logrado, por que he sentido un dolor de manera inimaginable, que en mi vida no pensé sentir.

— Solo es un sentimiento que tengo en mi interior, perdón. — Solté con voz temblorosa.

— No te preocupes, cálmate... Debemos volver ahora, ya es muy tarde. — Su voz era dulce.

Buscaba la forma en como calmarme, si bien mi llanto había cesado, mi cuerpo aún temblaba del miedo.

— Vamos Renata, no me iré. — Trato de alejarse de mí poco a poco, pues yo lo tenía abrazado con mucha fuerza.

Me separe de él y mantuve la cabeza fija al piso.

Ay que vergüenza.

Lo tuve abrazado.

Y lloré.

En este tipo de casos es mejor calmarse y tratar de pensar en frío, me siento avergonzada por mis acciones. Pero con lo que vi no puedo estar tranquila, es como si tuviera un ataque de ansiedad.

— ¿Qué paso luego de que me desmaye? — Me pregunto.

— Trate de no dormir, pero me caí rendida. — Hablé.

— ¿En serio? — Asentí — ¿Te dormiste? — Asentí — Cuando te quise despertar, no respondías. ¿Estas segura que no te desmayaste? — Cuestiono.

Más que estar desmayada...

— Solo caí rendida por el cansancio...— Musite. Mis manos pasaron por el pasto y arranque unas cuantas hojas.

— ¿Por qué no me miras?

— Siendo sincera me siento avergonzada. — Trague saliva.

— Renata, todo eso es totalmente normal — Sentí el calor de su mano en mi cabeza —. Soy tu compañero en esta loca aventura que pediste hace años. — Asentí.

— Kalan, quiero ir a casa... Así que debo volverme una experta en corazones.— Le cambie el tema sutilmente.

— El punto a favor es que tienes una personalidad excelente y eres muy buena actriz.— Comento riendo.

— ¿Tu crees? — Comenté dudosa.

Mis ojos estaban fijo en el suelo mirando las hojas moverse un poco. Tener recuerdos de alguien más, desarrollar los sentimientos ajenos... Si pienso a profundidad de todo lo que he pasado en este tiempo, me siento perdida... Como si solo fuera un sueño y ya.

— Hey — La mano de Kalan tomo mi barbilla y la levanto. Sus ojos me observaban intrigado — ¿Qué esta pasando por tu cabeza?

— Posibilidades, solo eso.

Él frunció el ceño levemente.

Al parecer no estaba tan convencido, esos ojos azules me miran detenidamente. Mi corazón empezó a palpitar con más fuerza, debido a ciertos sentimientos que acabo de descubrir.

— Siento que no es así.

— En serio, hay posibilidades en mis pensamientos todos los días y a cada hora. — Aseguré.

— Creeré lo que me dices, solo por ahora — Asentí con una sonrisa —. Ahora debemos volver, creo que deben preguntarse dónde estás.

— Sí, la verdad es que espero que no hayan llamado a la policía. — Mencione con una sonrisa.

— Estaría en problemas si es así. — Comento riendo.

— Kalan, esta situación ya me dio miedo... Vamos a volver ya. — Me puse de pie.

— ¿En serio? Bueno, volvamos.

Kalan se puso de pie y me extendió su mano.

Mire aquella mano confundida.

— ¿O prefieres caminar?

Ah, ya entendí.

Le di mi mano y sonrió.

Alrededor de nuestro cuerpo empezó a formarse una nube blanca y brillosa, en cuestión de segundos aparecimos en un callejón oscuro.

— Kalan, puedo visualizar que es de noche... ¿Me dirías que hora es?

— Claro, son las... — Se calló cuando vio la hora — Es muy tarde. — Dijo rápidamente.

— ¿Muy tarde? ¿Un aproximado?

— Pues... Medianoche.

El corazón se me detuvo por un pequeño momento.

— ¿Ah? — Apenas salió de mi boca.

— Tranquila, no pasa nada, mantén la calma.

— Sí, debo mantener la calma, no creo que haya pasado algo. — Él asintió seguro de mi afirmación.

— Vámonos, no estamos muy lejos de la universidad, te acompañare. — Asentí.

El sonido de algunos autos llegaban a mí, al salir de aquel callejón logré visualizar algunas tiendas aún abiertas, otras ya cerrando.

Mi cabeza me señala que habrá problemas e interrogatorios, quizás pueda evadirlos. Debo asegurarme con una muy buena justificación, pero ¿Qué debería decir?

No puedo hablar de problemas familiares porque America no me creerá, si hablo de problemas del padre de Abby... Aunque eso preocuparía más a America. Puedo decir que me sentía mal con el estómago o inventarme una enfermedad no tan crónica.

Quizás ovarios poliquísticos o inflamación ovárica... No, no, no. Mejor no, por lo que he visto es horrible.

Quizás hígado grasoso e inflamación, me mandaría hacer dieta sin tantas complicaciones. Les diré que estaba con fuertes dolores, que alguien me ayudo y me acompaño al doctor, que estuve inyectada y por eso demore. Además que los análisis demoraron en salir.

Perfecto.

— ¿Ya te inventaste una excusa?

— Así es. —Afirmé.

— ¿Te creerán? — Pregunto y arrugo un poco las cejas.

— Ya veré como dramatizo todo. — Sonreí.

— ¿Dramatizar? — Asentí — No exageres con nada, la última vez casi te mueres de veras.

Pues sí, la verdad que sí.

— A medida que ibas creciendo, ibas perfeccionando tus mentiras. Pero no podías engañar a tus padres, siempre me reía de eso.

— Los padres siempre se darán cuenta de los engaños, así digas sí, ellos sabrán que es no.

—Cuando empecé a ver a Meredith a escondidas, le decía a mi madre que iba a la casa de un amigo... Ella siempre supo que era una chica, pero no sabía quién era. — Soltó nostálgico.

Meredith...

— ¿Tu madre se enteró de quien era la chica luego? — Pregunté curiosa. Él asintió.

—Ella supo quién era rápidamente, el apellido resonó como un eco ese día en casa. La respuesta y el consejo que ella me dio, fue lo mejor para conservar a su hijo con vida... Que me alejara de ella.

Se calló por unos minutos, meditando. Las calles estaban casi silenciosas, el ambiente no era malo sino que ayudaba al contexto hasta que salió una sonrisa genuina de él.

—Si me hubiera alejado, ella se habría casado y yo también... Separados — Soltó un suspiro — A veces conoces personas de las cuales aprendes muchas cosas, que te marcan como el metal ardiente.

— Lo sé...— Murmuré — Apuesto que ella te amaba más de lo que maquinabas tú cada día...

Se detuvo y me detuve con él.

No nos habíamos soltado de la mano, con razón mi mano se mantenía cálida.

— ¿Qué dijiste? — Pregunto sorprendido.

¿Qué dije?

Le dije qué...

Oooooh.

La jodí.

— ¿Qué ella te amaba mucho? — Pregunte confundida.

— ¿Cómo puedes afirmar eso? — Cuestionó.

Tomo mi mano con un poco más de fuerza y se acercó a mí.

Aquellos bellos ojos se me encontraban estudiándome, viendo si mostraba algún rastro de mentira en mi rostro.

Diosito, líbrame de esta por favor.

—La forma en que me hablas de ella, como los dos pudieron huir y ella cumplir su palabra... Solo he tratado de ser empática con tu historia. — Respondí con simpleza.

Él no me soltó, continuaba mirándome fijamente.

—Sí... Gracias por eso. — Soltó un suspiro y me sonrío.

¡Maldita boca!

Casi nos condenamos por querer robarnos una oración de la difunta Meredith.

Perdón, Meredith.

—No te preocupes, está bien. — Sonreí.

Él asintió.

Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos y no pude evitar reírme, él también rió.

Hasta que...

— ¿Renata?

Ay.

Me calle y Kalan también, nos soltamos la mano rápidamente.

Me daré súper poderes, como el ser invisible o borrar memorias.

Shepley se acercó junto a Travis.

—Hola...— Salude casual.

Miré a Kalan y él estaba en otras, parecía que se había congelado.

— ¿Dónde estabas? — Me pregunto el soltero codiciado por rubias.

— ¿Yo? — Me señale y me hice la tonta.

— Sí, tú. — Dijo un poco molesto Travis.

—Ah, bueno, yo estaba en...— Miré a Kalan buscando apoyo, pero él estaba buscando salir de la situación. — Me encontraba en el salón, me dieron unos dolores demasiado fuertes en el abdomen y fui al doctor. — Conteste tranquila.

Ellos parecían no creerme.

Rayos, sonaba más fácil en mi cabeza.

— ¿En serio? — Asentí un poco asustada — Es medianoche, además quien es él...— Travis lo miró y al parecer lo reconoció.

Ay, porque siento que va a pasar algo feo sino abro mi boca ahora.

— ¿Él no es el tipo que se te declaro? — Menciono Travis confundido.

— ¿El qué? — Pregunto Shepley.

Espérenme unos minutos que me rezo unas plegarias.

— ¿Te hizo algo? —Pregunto Shepley alterado.

—Creo que se están confundiendo, solo la acompañe al doctor. — Dijo Kalan calmado.

— Amigo, es medianoche... Además están con tierra en los pantalones, ¿los hospitales están demasiado sucios? — Cuestiono Travis.

Ay, se me paso ese detalle.

— Ella por el dolor cayó al piso, no me sostuve bien y caí con ella. — Explico Kalan rápidamente.

—No te creo, ¿qué le hiciste? — Travis se le empezó a acercar a Kalan de manera intimidante.

Hola Dios, soy yo de nuevo...

Shepley agarro a Madoxx del brazo.

—Yo estoy bien ahora, por favor, dejen el tema aquí. — Me puse frente a Kalan, no quiero que este todo moreteado.

—Renata, America está por llamar a la policía ¿Por qué no contestabas el celular?

— ¿Mi celular? — Ellos asintieron, su mirar era de incredulidad — No lo tengo conmigo, quería llamarlos pero no me sé sus números.

— ¿Y si los duermo? — Susurró Kalan.

— ¿Quién va a cargar los dos cuerpos? —Le conteste por lo bajo — Chicos, en serio, me ayudo en todo el camino y la verdad es que lamento haberlos preocupado con todo este asunto. — Solté un suspiro.

Y a partir de aquí todo fue en cámara lenta.

Vi como Shepley le soltó el brazo a Madoxx y este se avecino hacia nosotros, con ese mirar confiado.

Kalan tiro de mí hacia atrás y detuvo el brazo de Madoxx.

—Dámela. — Soltó Madoxx.

—Ella elije con quien ir, no es un objeto del cual tú puedas poseer. — Respondió Kalan.

Me acuerdo hace unos minutos me reía y ahora estoy en una situación fea.

—No es necesario todo este enrollo, no entiendo por qué no me creen.

— ¿En qué momento cambiaste tanto Renata?

Es que no soy la verdadera protagonista.

Jisjisjis.

Bueno es momento seriedad.

—Sé que han pasado cosas, que no soy la de antes y es que no lo soy... Estoy cansada de ocultarme, solo quiero vivir como una chica más y este chico es un buen amigo ahora. Me ayudo cuando más lo necesitaba...

Shepley sonreía de forma sarcástica.

—No... Tú no eres aquella chica que conocí, ¿quién eres? — Inquirió rápidamente.

Bueno ahora no parece mala idea que se duerman.

—Quizás el estrés nos está jugando una mala pasada ahora, debemos descansar y...

— ¡Renata! — Shepley me observaba con atención — Sabes, hace unos días seguías como tú y ahora eres otra ¿Cambiaste de mentalidad? ¿Alma? ¿Conciencia? — Inquirió confuso.

Me quede callada mirándolo fijamente, buscando una forma de salir de este enrollo. Él me está preguntando por su amiga, aquella amiga que no está aquí ahora ¿Qué se supone que le conteste?

—Tienes razón, no soy la persona que conociste hace unos días y mi actitud ha sido muy diferente...— Suspire y encogí los hombres — Da por muerta a esa chica, no hay más palomita blanca temerosa. — Sonreí.

—Por tu forma de hablarme y ese mirar... ¿Qué buscas?

Busco volver a casa y que alguien más tenga un hogar.

—No busco algo en específico, me retiro. — Sonreí y retome mi camino.

Alguien comenzó a caminar detrás de mí.

La cabeza quería estallarme de preguntas, de temores por no completar bien lo que debo y sobre todo perjudicar a terceras personas.

Cada personaje tiene en mente como es su protagonista y de pronto llego yo con otra personalidad... Con un choque totalmente diferente y no creo poder...

¿Qué hago?

Simplemente tomo la personalidad de ese personaje y finjo ser ella, para repetir la misma historia. Y aguantar ciertas cosas que odiaba, ¿quiero eso?

No.

Quiero hacer mía la historia, quiero ser yo.

—Renata. — Kalan llamo.

Lo odio.

—Renata.

Lo voy hacer tragarse sus palabras.

— ¡Renata!

—Kalan, sé que habíamos tenido una discrepancia con respecto a enamorar a cierta persona... Pero te aseguro que no descuidare mi deber con Travis. — Le solté.

No deje de caminar en ningún momento, así que el único sonido que había era el de nuestras pisadas.

—En este momento te encuentras molesta, no te alteres. Piensa con calma tu situación, ¿sí? — Kalan hablo con calma.

— ¿Por qué no puedo actuar como la malvada? Siempre he estado cansada de que las villanas no ganen, quiero saber que se siente. — Comenté tranquila.

—Solo importa un tipo, concéntrate en ello — Negué — Mujer, no puedes ir por ahí jugando con las personas. — Le sonreí.

—Déjame ser la malvada, prometo no descuidar mis deberes. — Le hice un puchero.

— ¿Y si se sale de control? — Cuestiono.

—Bueno, te tengo a ti. — Él frunció el ceño.

— ¿Ah...? — Se hizo el desentendido.

—No te hagas el desentendido, obvio que como mi amigo... Debes apoyarme en todo.

—Renata, eso es irse a un extremo... No lo sé, créeme que siento que se va a poner feo.

¿Se puede poner feo?

Um...

—Nah... Todo tranquilo, chequea mis jugadas de mil IQ.

—Ay de ti si algo se descontrola. — Advirtió Kalan.

—No te preocupes, todo estará bien. — Aseguré.

***

Kalan y yo llegamos sanos y salvos a mi dulce cuarto, le dije que dopara a la muchacha molesta que tengo como compañera. Y así lo hizo, pude entrar de forma tranquila para arreglarme y dormir como el buen ángel que soy.

O mejor dicho, que fingiré ser.

Prepárense...

Pero si lo pienso bien, jamás le he robado el novio a una amiga.

¿Habrá un libro con consejos? Quizás en internet haya consejos.

Vamos a chequear.

No tengo mi celular.

Ay no.

¿Lo invoco?

Quizás ya este dormido.

Por cierto, ¿dónde duerme?

Seguro en las nubes, porque él vino del cielo.

Así es.

Ay no, mejor me duermo.

Pero no me da sueño, ya dormí lo suficiente ¿Qué hago? ¿En qué pienso? ¿Cómo salgo rápido de aquí? ¿Llegaré a salir de aquí con la cordura intacta? ¿Cómo le robo el novio a amiga en tres simples pasos?

No es necesario, pero vamos a intentarlo.

Les voy a decir que bonita pareja forman, así empiezo mi plan de 16 simples pasos.

Pero debo saber cómo comenzar, debo iniciar con el pie derecho y luego tirarle un ladrillo a Shepley. No, no, no.

Eso en homicidio.

Dejando estas bromas de lado, debo pensar en cómo hacer mis cosas de la manera más seria posible. Sin que se salgan de control, no debo meter a Kalan en más problemas.

Kalan.

Ese sentimiento aún vaga por mi pecho, no es algo que he podido quitar... El punto de ese hombre fue hacerme sentir empática con él, ¿o qué? Pero lo que no cabe en mi cabeza es porque ese hombre viene a molestar, a irrumpir de forma tan abrupta. Sé que debe vigilar como trabaja Kalan, pero la forma en que se mete en nuestras aventuras mágicas... Es molesto.

Él no va a molestar si yo me comporto de manera correcta... Pero yo quiero hacer algo que no está bien, solo porque ese tipo me hizo sentir mal de alguna manera. Quizás debo parar y hacer mis cosas más rápido para todos.

—No debí leer muchos libros, que flojera ir de aquí por allá. — Susurré.

Lidiar con esto y aquello, pero que cosas las de mi vida.

¿Cómo te hago vida?

***

Despertar y lo primero que se te viene a la mente son los problemas que dejaste un día antes. Fatal. Pero como persona ya adulta, debo pensar cuidadosamente que voy a decir en el interrogatorio.

Es momento de hacer cambios para mi bien, sí que sí.

Bueno, le puedo echar la culpa a todos los inyectables que "me pusieron" ayer, que andaba un poco drogada y que ni yo me comprendía bien. Que me pusieron nerviosa cuando me gritaron y se quisieron poner violentos.

Listo.

También tengo que recuperar mis cosas, sobretodo mi celular... ¿Qué hago sin mi querida música? Es aburrido cuando estoy en cama, sin algo por hacer.

— ¿Renata? — Me pregunto con voz ronca.

Mi compañera de cuarto se despertó.

—Buen día — Salude — ¿Cómo amaneciste?

—Me duele la cabeza, me siento rara... — Se sentó al borde de la cama — Yo creí que habías desaparecido, America te estaba buscando como loca. — Tenía el ceño fruncido y los ojos hinchados.

— Es que fui al doctor, yo estaba muy mal el día de ayer... A partir de ahora debo hacer una dieta estricta.

— ¿Qué es lo que tienes?

—Tengo algunos problemas con el hígado, no es nada grave pero si debo tener más cuidado ahora. — Aseguré.

Ella asintió y se empezó a agarrar la cabeza.

¿Por qué anda así? Yo creí que no habría efectos secundarios. Pero no hay culpa, ella es muy molesta algunas veces... Cuando leí el libro no pude lidiar con ella, súper insoportable.

—No me siento bien, creo que iré al doctor... — Susurro.

—Yo pienso que son efectos del estrés, llevas una vida con mucha carga. Debes descansar hoy, salir a caminar o no lo sé. — Me puse de pie y le sonreí.

— ¿Estrés? — Asentí — Pero esto... Bueno, descansare por hoy, no puedo con este dolor de cabeza.

—Excelente decisión.

Si va al doctor quizá le diga que son efecto de algún dopaje y viene con la policía, mejor nos evitamos de esos problemas.

—Bueno yo tengo que hacer mis cositas...

—Renata. —Llamó.

—Dime.

—Hay un rumor acerca de un chico se te declaro y que también te besaste con Travis Madoxx.

No pude evitar reírme.

Ni en mi familia corren tan rápido los chismes.

— ¿Qué te puedo decir? El chico que se me declaro solo será un amigo más, así como Travis... No siento atracción, solo me parecen lindos y ahí se acaba el asunto.

— ¿Cómo vas hacer para aclarar todo?

— ¿A quién debo aclarar algo? Yo no vivo de la gente, además ellos no son quien para meterse en mi vida. — Comenté tranquila.

Kara me miro por unos segundos, esa misma mirada que Shepley me mando ayer.

— ¿Sorprendida? — Reí.

Busque mi ropa, mis útiles de aseo y salí del cuarto rumbo al baño.

No puedo creer que no me bañara después de llegar... Me dormí en la tierra. Pero bueno, eso no me va a matar, que es una vez al año.

Ciertas miradas estaban posadas en mí, obvio que de las chicas.

Creo que eso de besar al Madoxx si fue un poco arriesgado pero no me arrepiento. Acerca de ese asunto poco a poco se le va a echar tierra, así que no hay problema.

Lo bueno es que no van a ver a Kalan de nuevo, a eso le van a echar tierra más rápido de lo que canta un avestruz... No, es gallo.

Debo concentrarme en mis deberes.

***

Me dirigí a clases con la cabeza en alto y paso firme, las miradas puestas en mí solo causaban una sonrisa maliciosa en mi rostro.

¿Por qué sentirme insegura? Esto solo causa que me sienta más segura mí, poco a poco llegaran más chicos inocentes para jugar. Pero yo solo quiero la atención de algunos, los que no necesito se pueden ir con esas rubias pleitistas.

Tres hombres

Travis, Shepley y Parker.

A este último lo voy hacer sufrir como no se hubiera imaginado, va haber deseado no haber sido creado.

—Es muy hermosa.

Escuche una voz por ahí.

— ¿Crees que se haya hecho algo en el cuerpo?

No, todo esto cien por ciento latino.

—Su cabello es muy lindo, ¿qué tratamiento le dará?

La verdad es que solo consiste en una buena alimentación.

— ¿Será cierto que está detrás del perro loco?

—Yo creo que él está detrás de ella.

Poco a poco se corrigen los errores.

—El chico que le declaro ayer es hermoso, no creo que lo haya rechazado.

Ni siquiera pude contestarle.

¿Qué le habría dicho? Creo que sería incómodo para los dos. No siento ese amor, solo es un aprecio como persona... Como amiga, eso es todo.

—Qué envidia ser ella, tener a dos hombres hermosos detrás de ti.

Y aún faltan dos más, o sí.

—Quizás se acostó con Travis.

No lo creas, vas a ver cómo viene por mí.

Al llegar a mi salón escogí la quinta carpeta, coloque todas mis cosas encima. Alguien se sentó a mi lado, lo ignoré mientras acomodaba mis cosas.

—Hola. — Saludó.

—Hola Kalan. — Le devolví el saludo.

Vamos a ver qué tan bueno es este profesor, ojala no sea aburrido o que hable pausado. Busqué en mi mochila mi lapicero negro, pero no había. Todo estaba en la otra mochila, maldita sea.

—Renata, conseguí tu mochila, tómala.

— Gracias.

Tome la mochila y saque mis cosas, incluso mi celular.

Ya necesitaba mi querida música. Oh, sí

Espera mujer... Kalan está a tu lado, me gire a verlo. Él se encontraba sacando un cuaderno, lapiceros y un corrector de su mochila.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunte sorprendida.

—Pasaron algunas cosas, que te puedo decir — Comento tranquilo y encogió los hombros — Hay unos rumores bien locos ahí afuera, ¿qué piensas hacer? — Él continúo acomodando sus cosas.

—Uno de esos rumores fue por tu culpa, no mía. — Señale.

—Uno más, uno menos... Es igual. — Comento riendo.

¿Ah?

¿Este es Kalan?

—Por cierto, ¿ya has pensado que le vas a decir a tu amiga? — Asentí lentamente — Voy a tratar de mantener mi distancia de ti, así que no te voy a incomodar mucho.

—No hay problema por mí, es bueno no tener que ocultarte para poder hablar.

—Sí, pero no quiero interferir en tus asuntos y eso. — Dijo rápidamente con una sonrisa.

Notaba a Kalan feliz, pero no sabía el porqué.

¿O no es Kalan?

—Cuéntame que te pasa, siento que tú no eres Kalan. — Lo mire con el ceño fruncido.

—Solo estoy feliz. — Sus ojos brillaban de emoción.

— ¿Por qué?

—Es una larga historia, después te la cuento pero ahora concéntrate... Madoxx entrando.

Abrí mi cuaderno y busque hojas con bastantes escritos, entonces fingí leer con mucha atención. Vamos a fingir que no me importas, vamos a ir dejando semillas para que saquen su conclusión poco a poco.

—Hola Renata. — Me saludó.

Levante la cabeza y le sonreí de manera amistosa.

—Hola Travis. — Saludé.

Se detuvo un momento y miro quien estaba a mi lado. Una sonrisa cínica salió de él, la verdad es que la esperaba.

—Por simple curiosidad, ¿qué haces con él?

Kalan se giró y le sonrió.

—Buen día. — Saludo el ángel.

— Hola. — Contesto mi objetivo.

Pero que tensión tan rica se respira ahora, quizás podamos poner celoso a nuestro hermoso protagonista. Pero ahora no es el momento adecuado, ahora es momento de estudio.

—Espero que mis dos amigos se lleven muy bien. — Sonreí.

— ¿Amigos? — Soltaron los dos al mismo tiempo, a lo que yo asentí.

—Claro, yo considero que ambos son y serán muy buenos amigos de por vida.

Amigos... Una palabra que alguien no va a soportar.

—Renata, quiero hablar contigo un momento. — Travis me hablo calmado.

—Claro, no hay problema — Me puse de pie —. Ya vuelvo, Kalan. — Lo miré y él solo asintió desinteresado.

Seguí a Travis a la puerta del salón, las miradas estaban puestas en mí. Ya me hago una idea de sus pensamientos.

— ¿Solo somos amigos, Renata? — Asentí — Pero ayer...

—Solo fue un beso, nada más — Él me observo detenidamente —. No quiero que pienses mal de mí, no ando besando a varios tipos de por ahí cuando yo quiera.

— ¿Solo fue un impulso? — Asentí — ¿Solo quieres ser mi amiga? — Asentí con una sonrisa.

Una amiga momentánea, cariño.

—Está bien, no te pienso molestar. — Una enorme sonrisa salió.

—Gracias. — Agradecí con la mejor cara de ángel que pude.

Él sonrió de manera amigable y le hice una seña con la cabeza para entrar, con el asunto terminado... Puedo empezar a planear mis cosas, como voy avanzarlas de manera perfecta.

Al entrar todos estaban mirándonos, yo solo sonreía de manera complacida. Llegue a mi asiento y me concentre en la lectura que tenía que entender.

***

La cafetería de estos libros para es como una jungla salvaje, muchos ojos en ti, observándote como si fuera una presa. Pero depende de ti desprender de eso, en mi caso vamos a caminar con una bella seguridad.

Todos ya se encontraban en su mesa, yo estaba con mi charola feliz caminando hacia ellos. Hasta que vi la cara de America, que me decía "ven para que sientas el dolor", entre en duda pero que me puede. El homicidio no es legal.

—Hola amigos. — Me senté y comencé a sacar los cubiertos.

—Renata, amiga mía, ¿dónde estabas ayer? Yo ya me estaba haciendo la idea de que te me fuiste de este mundo. — America me miraba fijamente.

—Cuando estaba en el salón no me empecé a sentí muy bien, comencé a tener dolor en el abdomen como si estuvieran destrozándome algo — America suavizo su mirada —. No podía pararme muy bien, hasta que un amigo me vio y me ayudo a bajar. Le dije que necesitaba un doctor y fuimos al médico... — Solté un suspiro cansado — Ay, America, en mi vida me había puestos tantos tranquilizantes, no les conteste porque me olvide todo en la mochila. — Baje la mirada decaída.

—Ay, Renata... Pero ahora ya te encuentras mejor, ¿cierto?

—Me ha dicho que solo debo hacer una dieta estricta libre de grasas, por eso ahora solo tengo frutas y agua. — Ella miro mi charola.

—Pero ayer...

—Ellos dos empezaron a exagerar las cosas, además yo estaba con todos los tranquilizantes que ni me acuerdo que paso bien ayer. — Encogí los hombros.

—Está bien, pero memoriza mi número, yo era la que tenía que estar ahí.

Asentí.

Busque a Shepley con la mirada y lo encontré hablando con un chico. Travis hablaba con unos chicos.

—Bueno, tengo hambre. — Sonreí.

Sentí algo liquido caer sobre mi cabeza y como empezó a recorrer mi cuello y espalda. Unas risas un tanto chillonas, para que luego el vaso cayera sobre mi cabeza.

Pobre el líquido.

Gaseosa... barata.

—Te robaste lo que era mío. — Me susurro.

¿Quieres guerra?

Me puse de pie y sonreí. Acomode mi cabello hacia atrás y me gire.

La chica me miraba con desprecio de pies a cabeza, sus amigas alrededor imitaban sus acciones.

Que estúpido.

—No, yo no te he robado algo... Si te refieres a tu dignidad, cariño... Eso lo pierdes tu solita, todos los días. — Encogí los hombros.

Ella se puso roja como un tomate, las chicas me observaron con odio.

—Lo que tú me acabas de hacer me parece una niñera, pero que puedo esperar de alguien alucina cosas que no son. — Sonreí.

— ¡Tú! — Me señalo.

— ¡Yo! ¡Yo te lo dije! ¿O no? Que te alejaras sino querías problemas, ¿acaso no entiendes que solo eres la persona del momento? ¿Me vas a culpar por eso? No, date cuenta que eres la persona del momento, porque así lo quieres tú.

La cafetería se hizo un silencio.

—Quiérete un poquito, y lárgate.

—Renata. — Susurro America.

— Pues mira que el polo esta mojado, así como mi asiento.

Busque a Kalan por la cafetería y lo encontré, estaba enfocado leyendo algo.

—Iré a un lugar que este seco, gracias... Te veo luego America.

Tome mi charola y camine con dirección a Kalan, él estaba muy concentrado leyendo ese libro. Cuando me senté a su lado, levanto la cabeza y me observo confundido.

— ¿Qué paso...? — Vio mi aspecto.

—Kalan, ¿tienes algo debajo de tu camisa? — Asintió — Préstame tu camisa, por favor.

— ¿Por qué?

Comencé a sacarme el polo, lo bueno es que debajo había un top que me cubría muy bien.

— ¿Qu- que estás haciendo? — Pregunto asustado.

Cuando me termine de sacar el polo, vi que él ya se estaba sacando la camisa, me la puso rápidamente. Lo bueno es que el negro va con todo.

—Gracias.

Empecé a abotonar alguno botones. Y un olor muy rico se sintió a mí alrededor, olí la camisa y era su colonia de Kalan.

—Que rico, ¿qué colonia es? — Pregunte olfateando la camisa.

—Yo no uso colonias. — Respondió mirando su libro.

—Entonces es tu olor natural. — Aseguré.

— Supongo. — Encogió los hombros.

La sudadera que tenía puesta no le sentaba mal, se mostraba una parte de su espalda y los brazos bien formados. Que vista tan deleitable... Pero yo no quiero delatarme.

Tome mi manzana y Kalan me dio un cuchillo pequeño.

—Te gusta comerlas picadas.

—Gracias. — Sonreí.

Comencé a comer tranquila mientras él leía su libro.

Qué ambiente tan ameno.



HOLA <3 Gracias por el apoyo que he visto esta semana, espero les este gustando y si creen que le falta algo, háganmelo saber. Besos y abrazos desde Perú c:

OTRA VEZ, MIL GRACIAS C; <3

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