Sangre Sucia
Si había algo que en Hogwarts no podían faltar eran los chismes y en este momento la noticia que recorría el castillo era la relación de Snape y Jones, y de esta noticia surgían un sinfín de rumores respecto a cómo fue que comenzaron a salir: desde Snape hechizando a la chica con una Amortentia hasta Jones perdiendo una apuesta y por eso salía con él. Los primero días la pareja ignoró el cuchicheo, pero cuando escuchó el rumor de la Amortentia Severus tuvo suficiente.
—¡¿Qué no tienen mejores cosas que hacer que meterse en la vida de los demás?! —gritó de repente llamando la atención de todos los que se encontraban en el pasillo—. ¿Acaso sus vidas son tan aburridas y patéticas que necesitaban meterse en las de otros para, al menos, hacerlo llevadero? —abrazó a Alex con un brazo, haciendo que la chica sintiera el rubor aparecer en sus mejillas, ya que en ese abrazo sentía el cariño que el chico le tenía—. Alex Jones es mi novia porque los dos nos amamos. Sí, el raro de Slytherin antisocial Severus Snape también puede amar. Así que ¡déjenos en paz por una maldita vez!
Sin soltar a la castaña ambos de fueron de ahí dejando atónitos a los presentes. El resto del día de lo único que se habló fue de la declaración de Snape sobre su relación con Jones enfatizando el orgullo con el que lo dijo. Eso hizo que los estudiantes vieran con otros ojos a quien por años les parecía como una especie de plaga.
—La próxima vez que vea a tu madre, Severus, le pediré que nunca más te castigue leyendo ficción romántica —dijo Regulus estando los dos estudiando en la biblioteca. Lily se llevó a Alex (contra la voluntad de esta) a estudiar con sus amigas de Gryffindor al patio—. Nunca creí que llegaría el día en que actuarías de manera tan cursi.
—En primer lugar, debo agradecer el haberlos leído porque me ayudó a declarármele a Alex. En segundo lugar, eso solo lo hice porque ya estaba hasta la coronilla de esos estúpidos rumores. —pasó una página de su libro, aunque en ese momento no le prestaba atención—. El que dicen sobre que le di Amortentia a Alex fue lo que colmó mi paciencia. Jamás obligaría a alguien a hacer o sentir algo, eso es horrible
—Severus
El menor Black se preocupó al ver que los ojos de Severus se volvían fríos; sabía que lo último dicho por el mayor era por su horrible pasado. Regulus iba a decirle algo, pero de pronto la cabeza de Severus se estrelló contra la mesa.
—¡Severus! —agarró a su amigo por los hombros y lo incorporó. Su frente estaba roja y por su mirada perdida Regulus supo que estaba aturdido—. ¿Qué demo...?
—Vaya demostración de que Snape tiene su cabeza tan dura como un caldero —Regulus puso los ojos en blanco a la vez que soltaba un quejido de fastidio al reconocer la voz de su hermano—. Solo espero que no se haya roto la mesa
—Sirius ¿no deberías estudias para tus T.I.M.O.'s? Tengo entendido que ya son la próxima semana
—¡Ow, que lindo! ¡Te preocupas por mis calificaciones! Pero descuida, hermanito, serán pan comido
—Creo que eres el único estudiante de quinto que tiene su confianza hasta la Torre de Astronomía. Pero al parecer no eres tan listo porque no entendiste lo que en realidad quise decir
—¡Ah! Quieres que me largue. Pues mala suerte, hermanito. Eso solo pasara si me echa Madame Pince
—Lo cual haré si ustedes dos no me explican, en este mismo instante, qué diablos están haciendo que perturban la paz de mi biblioteca
Los hermanos Black miraron al frente encontrándose cara a cara con la bibliotecaria. Sirius iba a decir una de sus mentiras, pero Regulus se le adelantó.
—Severus y yo solo estábamos estudiando cuando de pronto su cabeza se estrelló contra la mesa y detrás de él apareció Sirius
—Eso no es prueba suficiente de que fui yo —se defendió el mayor Black encogiéndose de hombros—. Probablemente Snape se desmayó ante la presión de los exámenes
—Si es eso, entonces ¿por qué tiene en la mano su varita, Sr. Black? —preguntó Madame Pince señalando la mano del Gryffindor
Sirius miró asustado su mano mientras y Regulus sonreía de manera triunfante. Atrapado. La bibliotecaria corrió al mayor Black de la biblioteca, con un movimiento de varita guardó las cosas de los dos Slytherins y le indicó al menor Black que llevara a su amigo a la enfermería. Para buena suerte de Regulus, Severus recobró el conocimiento —acompañado de un horrible dolor de cabeza— y pudieron irse sin problemas a la enfermería.
—Todos en Hogwarts saben que cuando tu hermano se lo propone puede ser muy peligroso, pero estando celoso es peor. Aunque gracias a Slytherin que esto no es nada—reconoció Severus tocándose la frente golpeada—. Ya me dolía la cabeza por tanto estudiar, no necesitaba que ese pulgoso lo empeorara
—Créeme cuando te digo que yo tampoco conocía esa faceta de mi hermano —admitió Regulus—. Oye... ¿estás seguro de que deberías salir con Alex? —Severus arqueó una ceja ante la pregunta—, lo digo por los problemas que te van a aparecer por estar con una hija de muggles y ahora que tu madre revivió el apellido Prince...
Severus se detuvo de golpe y apartó la mano de Regulus que sostenía su cintura ayudándolo a estar de pie. El menor iba a preguntarle al mayor respecto a su reacción, pero su pregunta se quedó atorada en su gargantas por la fría mirada que su amigo le lanzó.
—¿Severus?
—De todas las personas, tú eras la última en quien hubiera creído capaz de decir esas estupideces; aún siendo un Black
—Severus, yo...
El mayor tomó su mochila, que Madame Pince hizo levitar y los siguiera, se lo colgó y se dirigió a la enfermería dejando solo y desconcertado al menor.
—Vaya, sí que salió bien
—Mejor cierra la boca, que estoy seguro que tú también fallaste, Metstli
La brije salió de detrás de una armadura. Tal como Regulus dijo, también fracasó en "convencer" a su humana de que terminara su relación con Snape; después de eso fue a buscar al menor Black cuando los vio dirigirse hacia donde ella estaba y se ocultó de inmediato.
—Hay que admitir que esos dos son unos cabezas duras —dijo la loba suspirando ante su "misión fallida"—, pero es lo mejor para todos. Y en especial ellos
—¿Tienes alguna otra idea? —Regulus se cruzó de brazos y se recargó en la pared
—Hay algo del pasado de Snape que podemos usar para separarlos, y para eso necesitaremos a tu hermano
—¡¿Qué?!
—¡Sh!
Metstli y Regulus revisaron los pasillos; bien, estaban solos.
—Cálmate o nos descubrirán —admitió la loba
—¿Cómo querías que reaccionara ante lo que dijiste? ¿Pedirle ayuda a mi hermano? ¡¿Estás loca?!
—Es el único que, en verdad, puede sacar de quicio a Snape. Tanto... que podría gritar algo que en realidad no estaba pensando
El chico se sorprendió, a la vez que se preocupada. Para él, esa era una afirmación de que conocían al Severus adulto y, al parecer, a su hermano adulto también. Iba a preguntarle algo, pero de pronto se escucharon pasos acercarse acompañados de maullidos; se fueron por el camino contrario del de Filch y la Sra. Norris, lo último que necesitaban era cruzarse en el camino de esos dos. Una vez a salvo en otro pasillo (y a solas) por fin Regulus se atrevió a preguntarle a Metstli cómo sabía eso.
—No es secreto que Alex y yo conócenos al Snape adulto, así que por lo mismo comprobamos que no a cambiado en nada, ni tu hermano tampoco, por lo que podríamos usarlo para separar a Alex y Snape de una buena vez
—¿Cómo y cuándo piensas hacer eso?
—Después del T.I.M.O. de DCAO
—¿Por qué hasta ese día?
—Snape le mostró a Alex su peor recuerdo que, precisamente, ocurre ese día. Estoy segura de que mi humana querrá impedirlo, pero si suprimo momentáneamente ese recuerdo ella no podrá cambiarlo y todo seguirá como Snape lo recuerda.
—Esto no me gusta. Estamos jugando con sus emociones
—Ya lo decidimos, es por el bien de ambos... y del futuro
Regulus se mordió el labio nervioso; esperaba que la loba tuviera razón y el separarlos fuera lo mejor para todos.
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El día más temido para los alumnos de quinto año llegaron: los T.I.M.O.'s y, también como era de esperarse, la tensión de Hogwarts era tensa, tanta que no sabían que curso la desprendía más, si los de quinto o séptimo (estos por sus ÉXTASIS). Algunos estudiantes de quinto estaban más confiados que otros, y una de ellos era Alex.
«Muy confiadita y todo, pero bien que estuviste estudiando como loca para estos exámenes.» molestó Metstli
«Porque como ya pase por esto podré tener una mejor calificación que en mi tiempo.» Alex estaba dando un último repaso a Encantamientos (primer T.I.M.O.) mientras desayunaba.
«Lo cual no te servirá mucho porque no creo que Dumbledore te lo pueda validar aunque sabe la verdad sobre nosotras. Y otra cosita ¿cómo sabes el resultado de tus exámenes si en nuestro época todavía no los dan? ¡No manches!»
—¿Podrías callarte y dejarme estudiar?
—Menos mal que ya sé que eso va para la escoba con patas y no para mí porque sino pensaría que el estrés de los T.I.M.O.'s te enloquecieron
Alex se sonrojó por el comentario de su novio y volvió su atención a su libro, la cual no duró mucho porque se lo quitaron.
—¡Oye!
—Tranquila, todo estará bien —Severus dejó a un lado el libro y tomó la mano de su novia para confortarla—. Somos de los mejores del curso, junto con Lily, así que no tienes nada de que preocuparte —le guiñó un ojo
Alex se rio, le encantaba esa nueva faceta de Severus y más porque parte de su ser antes de que ella llegara seguía ahí y por ende conservaba su esencia, la cual le encantaba. Miró a Lily y sonrió con pesar al verla, lo que llamó la atención de su chico.
—Creo que no es a mí a quien tienes que calmar —lo agarró de la barbilla y gentilmente lo hizo mirar a la mesa de Gryffindor—, sino a Lily
Al ver a su hermana, el ánimo de Severus se esfumó y suspiro con pesar al ver el manojo de nervios en el que se estaba convertido Lily.
—Y yo que creía que sus histerias en los exámenes a final de curso eran ridículos, estos es el colmo
—Bueno, no es lo mismo los exámenes normales de final de curso que los T.I.M.O.'s ya que estos últimos determinarán qué asignaturas podremos seguir cursando y, por ende, influenciaran mucho en nuestro futuro laboral
—De las pocas veces que me alegra que Lily este en otra casa porque de haber estado en la misma mesa te habría escuchado y la hubieras enloquecido de los nervios, más de lo que ya esta
Alex volvió a reírse y esta vez la secundó Severus. Regulus veía la pareja divertirse, provocándole un nudo en el estómago a causa de la culpa; los dos eran felices y merecían serlo, pero con la información que la latina y la loba le dieron respecto al futuro sabía que su destino no era el estar juntos, debían terminar y Alex y Metstli volver a su tiempo.
—Reg ¿estás bien?
El chico se sobresaltó y se volvió hacia su mejor amigo.
—Eh... sí, estoy bien «Menos mal que el enojo de Severus duró poco.»
—¿Seguro? —preguntó Alex—. Porque te ves como su tú fueras a presentar los T.I.M.O.'s y eso que te toca sufrirlos el próximo año
—Bonito recordatorio. Pero sí, te ves preocupado ¿en verdad estás bien? ¿Acaso... pasó algo en casa?
—¿Qué? ¡No! Para nada, gracias a Salazar todo esta bien. Al menos en lo que cabe de "normal" en la familia Black
—Como digas
El timbre sonó y varios gritos de terror se escucharon en el Gran Comedor. Los tres Slytherins miraron su alrededor, pero se calmaron (a la vez de poner los ojos en blanco) al ver que solo eran Lily y algunos alumnos de Gryffindor, Hufflepuff y Ravenclaw que estaban al borde del colapso nervioso por los exámenes.
—Nota: nunca pedirle ayuda a Evans para estudiar los T.I.M.O.'s el próximo año —murmuró Regulus
—Dalo por hecho —aseguró Severus
Oficialmente, los T.I.M.O.'s y ÉXTASIS comenzaron. Los alumnos de quinto y de séptimo se congregaron en el vestíbulo mientras los demás estudiantes subían a sus aulas (Regulus les deseo suerte con la mirada), a las nueve y media, los llamaron clase por clase para que entraran de nuevo en el Gran Comedor; habían retirado las cuatro mesas de las casas y en su lugar habían puesto muchas mesas individuales, encaradas hacia la de los profesores, desde donde los miraba la profesora McGonagall, que permanecía de pie. Cuando todos se hubieron sentado y callado, la profesora McGonagall dijo:
—Ya pueden empezar. —Y dio la vuelta a un enorme reloj de arena que había sobre la mesa que tenía a su lado, en la que también había plumas, tinteros y rollos de pergamino de repuesto.
Alex, le dio la vuelta a su hoja (tres filas hacia la derecha y cuatro asientos hacia delante, Lily ya había empezado a escribir) y leyó la primera pregunta: a) Nombre el conjuro para hacer volar un objeto, b) Describa el movimiento de varita que se requiere.
«Lo sabía. Los exámenes no han cambiado en absoluto.»
Sonriendo, se inclinó sobre el papel y empezó a escribir.
Dos horas después, los alumnos por fin salieron del Gran Comedor.
—Bueno, no ha estado del todo mal, ¿verdad? —comentó Lily. Todavía llevaba en la mano la hoja con las preguntas del examen—. Aunque no creo que me haya hecho justicia en encantamientos regocijantes, no tuve suficiente tiempo. ¿Pusieron el contrahechizo del hipo? Yo no estaba segura de si debía ponerlo, me parecía excesivo... Y en la pregunta número veintitrés...
«¡No manchen! ¿Lily reencarnó en Hermione o qué? ¡Son igualitas!»
—¡Lily, tranquilízate! —exclamó fastidiada la pareja.
—¡Dios! Los exámenes apenas están comenzando. Tómatelos con calma porque el exceso de estrés no es bueno para la salud —dijo Severus
Lily iba a discutir con él, pero Alex le tapó la boca con la mano. Estas iban a ser las dos peores semanas de su vida escolar; ni siquiera Hermione la había estresado tanto con sus nervios durante los T.I.M.O.'s.
La latina había supuesto que los exámenes no eran diferentes a pesar de la época y con ese primero de Encantamientos lo comprobó, pero no esperaba que los examinadores y su método de evaluación siguieran siendo los mismos; es más, parecía que los adultos fueron congelados en el tiempo. De no ser por Severus, Lily y los Merodeadores pensaría que estaba en su época repitiendo los T.I.M.O.'s.
«Y esta segunda vez ya es suficiente, gracias.»
Y otra comprobación era el horario. Lunes: Encantamientos. Martes: Transformaciones. Miércoles: Herbología. Jueves: Defensa Contra las Artes Oscuras... ese último pensamiento distrajo a Alex de su almuerzo. ¡El peor recuerdo de Severus de quinto año iba a ocurrir el jueves! Recordaba perfectamente lo ocurrido ese día, así que había todo lo posible por evitarlo. Sin embargo, nunca lo lograría.
La noche antes, mientras dormía (asegurado con una pequeña dosis de poción de sueño sin sueños mezclado en su jugo de calabaza antes de dormir), Metstli usó su conexión para suprimir ese recuerdo de manera temporal. Era su oportunidad para separarlos y en cuanto su humana terminara los exámenes hablar con Dumbledore para sacarlas de Hogwarts y volver al futuro u ocultarlas en alguna parte mientras el viejo director lograba el viaje en el tiempo.
«Sabías que no debías estar junto a Snape e incluso te alejaste de él. Así que como dicen "en momentos de desesperación, medidas desesperadas." Lo siento, pero es por tu propio bien.»
En el desayuno Alex sentía extraña su cabeza; sentía que ese día pasaría algo importante y que por mucho tiempo estuvo recordando, pero ahora no podía hacerlo, era como si le hubieran lanzando el encantamiento desmemorizante o algo así.
—Alex ¿estás bien? —preguntó inquieto Severus. La castaña tenía una mano en su cabeza y una expresión de malestar en su rostro.
—No lo sé. Siento rara la cabeza
—Te llevaré rápido a ver a Madame Pomfrey. Tarde o temprano el estrés por los estudios te haría daño
—No... no es eso —Alex frotó sus sienes buscando aminorar el dolor de cabeza—. Siento como si algo se hubiera perdido en mi mente. Es decir, como si...
—¿Te lanzaron un encantamiento desmemorizante? ¿Qué...?
—Whoa, whoa, tranquilo. No empieces con tus ideas locas. Aunque ahora tampoco lo descarto; pero siento como si de la nada hubiera olvidado algo importante. Y no, no tiene nada que ver con los exámenes.
Severus miró preocupado a su novia. ¿Quién le lanzaría un Obliviate a Alex y por qué? El tema quedaría para después porque el timbre sonó; el T.I.M.O. de DCAO estaba por comenzar.
De nuevo los alumnos salieron del Gran Comedor, media hora después regresaron siendo recibidos por las mesas individuales. El T.I.M.O de Defensa Contra las Artes Oscuras escrito sería supervisado por el profesor Flitwick.
—Ya pueden empezar. —anunció el pequeño profesor y dio la vuelta al enorme reloj de arena que había sobre la mesa que tenía a su lado.
El Gran Comedor se inundó con el sonido de las hojas de pergamino siendo volteadas y de inmediato reemplazado por el rasgar de las plumas.
Alex estaba aliviada de recordar todas las respuestas del examen, pero eso no fue suficiente para alejar el terrible dolor de cabeza que tenía. Seguía ese presentimiento de que algo importante iba a ocurrir después del examen teórico de DCAO, pero no podía acordarse ¿por qué?
—¡Cinco minutos más!
Alex se sobresaltó al oír aquella voz. Giró la cabeza y vio la parte superior de la cabeza del profesor Flitwick, que se movía entre las mesas, pasando junto a Potter. El chico empezó a enderezarse; dejó la pluma encima de la mesa, cogió la hoja de pergamino y se puso a releer lo que había escrito. James dio un gran bostezo y se pasó la mano por el pelo, despeinándoselo aún más. Echó un vistazo hacia donde estaba el profesor Flitwick, giró la cabeza y sonrió a Black que estaba sentado cuatro mesas más atrás. Sirius estaba cómodamente repantigado, y se mecía sobre las patas traseras de la silla. Tres asientos más allá de él estaba Lupin. El chico pálido y muy concentrado en el examen; mientras releía sus respuestas, se rascaba la barbilla con el extremo de la pluma, con el entrecejo ligeramente fruncido. Por último, Pettigrew, que estaba nervioso, se mordía las uñas, tenía la vista fija en la hoja de pergamino y no paraba de mover los pies. De vez en cuando, miraba con ansiedad la hoja del examen de su vecino.
La castaña apartó la mirada de los Merodeadores sintiendo una punzada en su cabeza. Esas escenas, le parecían vagamente familiares, hasta podía decir que le dio una sensación de Déjà vu.
—¡Dejen las plumas, por favor! —chilló el profesor Flitwick—. ¡Tú también, Stebbins! ¡Por favor, quédense sentados en sus sitios mientras yo recojo las hojas! ¡Accio!
Más de un centenar de rollos de pergamino salieron volando por los aires, se lanzaron hacia los extendidos brazos del profesor Flitwick y lo hicieron caer hacia atrás. Varios estudiantes rieron. Un par de alumnos de las primeras mesas se levantaron, sujetaron al profesor por los codos y lo ayudaron a levantarse.
—Gracias, gracias —dijo jadeando—. ¡Muy bien, ya todos pueden irse!
Alex de nuevo sintió una punzada en su cabeza. ¿Qué diablos le pasaba? ¿Por qué seguía sintiendo que ya había visto todo eso antes?
—¿Estás bien?
La latina levantó la mirada encontrándose con la expresión preocupada de Lily.
—Mas o menos —respondió ella poniéndose de pie—. Solo un leve dolor de cabeza
—Debe ser por la presión de los exámenes —opinó la pelirroja
—Severus pensó lo mismo. Pero como le dije, siento como si hubiera olvidado algo importante. —Alex se colgó la mochila al hombro y se volvió hacia la salida—. Iré a buscar a Severus, por alguna razón siento que ahora más que nunca debo estar con él
—¡Oh, vamos! —chilló Lily—. Sí estoy feliz por ustedes, pero siento que últimamente me dejan de lado por estar solitos. Los dos son de la misma casa, así que no creo que a Sev le moleste que te robe por un rato, antes del examen practico
—Pero...
La pelirroja no dejó que su prima terminara de hablar. La agarró de la muñeca y la llevó con su grupo de amigas, quienes iban precisamente detrás del azabache. Alex intentó soltarse de Lily e ir con su novio, pero las amigas de su prima la bombardearon con preguntas respecto a su relación con él, impidiéndole irse.
«Me la vas a pagar, Lily.»
El grupo salió a los jardines y se ahí se dirigieron al Lago Negro. El sol hacía brillar la lisa superficie del agua, se instalaron en la orilla; una de las chicas sugirió que se refrescaran en el agua, a lo que las demás estuvieron de acuerdo. Se quitaron los zapatos y calcetines y metieron los pies en el agua; todas excepto Alex.
En este punto la chica sentía que el dolor de cabeza se convertiría en migraña por el esfuerzo que hacia con su memoria. Algo iba a pasar, en cualquier momento, pero ¿qué era?
De pronto se escucharon risas en los jardines. Las chicas voltearon encontrarse con una multitud cerca de unos matorrales y, a pesar del barullo, pudieron reconocer las voces de Potter, Black y...
—¡Severus! —exclamó Alex, levantándose de un brinco
—¡Ay no! ¡No otra vez! —chilló Lily saliendo del agua.
Rápidamente se puso las calcetas y los zapatos y corrió hacia el gentío, no sin antes decirle a Alex que ella se encargaría. No muy convencida, la castaña siguió a la pelirroja.
— ¡DÉJENLO EN PAZ!
James y Sirius giraron la cabeza. Inmediatamente, James se llevó la mano que tenía libre a la cabeza y se revolvió el cabello.
—¿Qué tal, Evans? —la saludó James con un tono de voz mucho más agradable, grave y maduro.
—Déjenlo en paz —repitió Lily. Miraba a James sin disimular una profunda antipatía—. ¿Qué les ha hecho?
—Bueno —respondió James, e hizo como si reflexionara acerca de la pregunta—, es simplemente que existe, no sé si me explico...
— ¿Cómo te atreves a hablarle de esa manera? —gritó Alex, alcanzando a su prima
Sirius se acercó con aire arrogante hacia la castaña.
—Jones ¿cómo has estado?
—Mejor cállate, Black. Si Severus no les estaba haciendo nada, entonces DÉJENLO en paz.
—Está bien, lo dejaremos en paz —dijo Sirius
—Pero si salen con nosotros —dijo James—. Vamos, salgan con nosotros y no volveremos a apuntar a Quejicus con mi varita.
A sus espaldas, el efecto del embrujo paralizante, que le lanzaron al chico antes de que las primas llegaran, estaba remitiendo y Severus se arrastraba con lentitud hacia su varita, escupiendo espuma.
—No saldríamos con ustedes ni aunque tuviéramos que elegir entre ustedes y el calamar gigante —le aseguró Lily.
—Lily, mejor no te involucres en esto. Yo puedo sola.
—Pero, Alex...
La castaña le sonrío a la pelirroja en una clara señal de "yo puedo manejarlo". Lo que fuera que ella intentaba recordar tendría que esperar, ahora debía ayudar a su novio.
Sirius bufó molesto. Pensó que en cuanto Jones viera lo patético que Snape era en realidad cambiara de opinión y saltaría a sus brazos, pero (como siempre) se equivocó.
—Lástima —dijo Sirius y entonces miró a Severus—. ¡Hey!
Demasiado tarde: Severus apuntaba con su varita a James; se produjo un destello de luz, un tajo apareció en la cara de James y la túnica se le manchó de sangre. Potter giró rápidamente sobre sí mismo: hubo otro destello, y Severus quedó colgado por los pies en el aire; la túnica le tapó la cabeza y dejó al descubierto unas delgadas y pálidas piernas y unos calzoncillos grisáceos.
Muchos de los curiosos vitorearon a James; Sirius, James y Colagusano rieron a carcajadas. La expresión de rabia de Lily vacilo un instante, como su fuera a sonreír y de la cual Alex se dio cuenta.
—¡Lily! —regañó la castaña a la pelirroja.
La sonrisa de Lily despareció volviendo su expresión seria a lo que Alex puso los ojos en blanco. La castaña se acercó a Severus con la intención de bajarlo tirando de sus manos, pero no pudo. Entonces se encaró a los Merodeadores enojándose cada vez más.
— ¡Bájenlo!
—Como quieras —convino James, y apuntó hacia arriba con su varita.
Severus cayó al suelo como un montón de ropa arrugada. Se desenredó de la túnica y se puso rápidamente en pie, con la varita en la mano, pero Sirius exclamó «¡Petrificas totalus!» y Severus volvió a caer de bruces, rígido como una tabla.
Alex se acercó a Severus y trató de levantarlo, pero el chico pesaba más que ella por lo que le fue imposible; le alegraba que al fin su novio se alimentara bien, pero en este momento no le era de ayuda ese aumento de peso. derrotada, lo único que se le ocurrió hacer fue ponerse de pie enfrente de él, a modo de protección.
— ¡DÉJENLO EN PAZ! —gritó ahora con varita en mano. James y Sirius la miraron con cautela.
—Jones, no nos obligues a echarte un maleficio —protestó James con seriedad
—¡Pues retírale la maldición! —exigió ella
—Mejor hazlo ya, amigo —dijo Sirius a James
El aludido exhaló un hondo suspiro, se volvió hacia Severus y pronunció la contramaldición.
—Ya está —dijo mientras Severus se ponía trabajosamente en pie—. Has tenido suerte de que tu novia estuviera aquí, Quejicus...
—¡No necesito la ayuda de una asquerosa sangre sucia como ella!
Todos los presentes se sorprendieron ante estas palabras, pero más Severus. Alex se quedó helada al escuchar esas palabras. Bajó los brazos y se volteó a mirar a Severus. De todas las personas en Slytherin, él era la última persona en quien creería que fuera capaz de llamarla así, pero de pronto recordó su cuarto año cuando el profesor Snape le gritó lo mismo cuando intentó hablar con él después de la primera prueba del Torneo de los Tres Magos.
Lily estaba estupefacta cubriéndose la boca con ambas manos. No, no, no. Esto no podía estar pasando. Su hermano... ¿acaba de llamar a Alex... así? Negó con la cabeza a la vez que retrocedía mirando con tristeza a la pareja. ¿O debería decir ex-pareja?
«No puede ser y hace poco se habían declarado.»
El azabache estaba regido como si los Merodeadores le hubieran vuelto a lanzar el Petrificas totalus. Esto no podía ser real ¡no estaba pasando! ¡¿Acababa de llamar a su novia Sangre Sucia?! Esto tenía que ser una pesadilla. Es verdad que le dolió a su orgullo que una chica lo defendiera, pero Alex era así, entonces ¿por qué esas malditas palabras salieron de su boca? Miró a su novia y su corazón se estrujó más al ver que unas lágrimas comenzabas a escapar de su rostro.
—Alex, lo siento... De verdad, yo no quise... —el chico trató de acercársele, pero ella dio un pisotón y la tierra se levantó cortándole el paso.
—Bien, entonces la próxima vez no me meteré donde no me llaman. Y por cierto — añadió—, yo que tú me lavaría los calzoncillos, Quejicus.
Una opresión en su pecho se formó al escucharla llamándolo así. Era oficial: perdió a su novia por su estupido mal genio y él se había jurado que nunca sería como Tobías. Lamentablemente, lo acababa de hacer; no físicamente, sino verbal, la cual era más doloroso.
—¡Pídele disculpas a Jones! —le gritó Sirius a Severus, apuntándole amenazadoramente con la varita.
—No quiero que lo obligues a pedirme disculpas —le gritó Alex a Sirius—. Tú eres tan detestable como él.
— ¿Qué? —gritó horrorizado Sirius ante semejante comparación—. ¡Yo jamás te llamaría... eso que tú sabes!
—Siempre estás luciéndote y presumiendo por todo el colegio. ¡Solamente eres un tonto mujeriego, que juega con los sentimientos de las chicas! ¡Tú y tu amigo me dan asco! Y en cuanto a ti —miro a Severus de manera amenazante y con las lágrimas cayendo por sus mejillas—. ¡No te me vuelvas a acercar! ¡NUNCA!
—Alex...
— ¡TE ODIO! —y salió corriendo hacia el castillo
— ¡Jones! —Le gritó Sirius—. ¡Eh, JONES!
Pero la chica no miró hacia atrás.
—Alex —Sirius se veía muy mal por la reacción de la chica y entendía que le doliera, ya que fue su novio (o mejor dicho ex—novio) quien le grito eso. Entonces se produjo otro destello y Severus volvió a colgar por los pies en el aire, Sirius volteó y vio que fue James
—¿Quién quiere ver cómo le quito los calzoncillos a Snape?
Lily no se quedó a averiguar si Potter le quitó los calzoncillos a Severus o no ya que fue detrás de su prima. La llamó, pero la castaña la ignoró. Entraron al castillo y la pelirroja se preocupó que Alex se dirigiera a las mazmorras ya que no podía entrar a la Sala Común de Slyhterin. Esa preocupación desapareció ya que al entrar al vestíbulo, Alex se estrelló con alguien y casi caía de no ser porque esa persona la agarró a tiempo de la mano.
—Alex —era Tex. Con gentileza levantó el rostro de la chica y se sorprendió al ver qué estaba llorando—, ¿qué ocurre? ¿por qué...?
La latina abrazó al japonés y rompió en llanto. Tex la abrazó, miró sobre el hombro de ella a Lily y con la mirada le preguntó qué ocurría. Con un gesto de la mano le pidió al chico que la siguiera; Tex abrazó por los hombros a Alex, que seguía llorando, y los tres fueron a la Sala de los Menesteres.
Al momento en que dieron la vuelta en la esquina Severus entró al castillo y corrió como loco a la Sala Común; debía hablar con Alex y arreglarlo todo. No quería perderla.
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