Rosa Lee Teabag
Oficialmente esa había sido la mejor Navidad de su vida; paso ese día no solo con su padre sino con sus mejores amigos e incluso con gente que en poco tiempo se volvió importante en su vida, y hasta un ídolo. Lo único que nunca se esperó de ese día fue el besar a Alex y desde entonces no podía quitarse el recuerdo de la cabeza. Le avergonzaba admitirlo, pero este había sido su primer beso; no era popular y las humillaciones que siempre sufría (en su mayoría cortesía de los Merodeadores) empeoraron las cosas. Ahora que lo pensaba, le sorprendió que la latina respondiera el beso y supuso que se debía a que eran buenos amigos.
Que tan lejos estaba de la realidad...
—¡Lily! ¡Metstli! ¡POR FAVOR YA DÉJENME EN PAZ!
Desde Nochebuena ni su prima ni la loba perdían oportunidad para molestar a la castaña por haber logrado, finalmente, un beso de su amor platónico.
—¡Eso fue lo más romántico que he visto en mi vida! —exclamó emocionada y soñadora Lily—. ¡No puedo esperar a que se conviertan en una pareja oficial y...!
—¡Por la Virgen de Guadalupe! ¡Lily, regresa a la tierra! —gritó desesperada Alex—. ¡Solo fue un mendigo beso bajo el muérdago! ¡No creo que significara algo para Severus!
—Claro que sí —contradijo la pelirroja—. Eres el primer beso, por eso mismo...
—¡¿Qué yo qué?!/ ¡¿Qué Alex qué?! —chillaron humana y brije
Lily se tapó la boca con las manos, pero ya era demasiado tarde, había soltado la bomba sin pensarlo. Una vez pasado el shock, la loba cayó sobre su lomo y echó a reírse como desquiciada mientras que el rostro de Alex estaba adquiriendo el mismo tono de rojo que el cabello de su prima. ¿Ella fue el primer beso de Severus? ¿Cómo era eso posible? ¿Acaso el azabache nunca a salido con una chica? Ese pensamiento hizo que de repente apareciera en su mente la imagen de Regulus besando a Severus en los limites del Bosque Prohibido.
—Estas equivocada, Lily. —dijo de pronto Alex llamando la atención de la Gryffindor y la brije—. No fui el primer beso de Severus. Fue Regulus —la pelirroja y la loba miraron boquiabiertas a la castaña—. Recuerden que les dije que vi a Regulus besar a Severus en los limites del Bosque Prohibido y por lo mismo pensamos que eran gay
—Bueno, Regulus no ha confirmado ni negado nada... —dijo Metstli ganándose un golpe en la cabeza por parte de su humana—. ¡Auch!
—¡Eso no nos concierne! —regañó la humana a su brije. A pesar de seguir enojada, Alex se alejó de Metstli y se sentó en su cama cabizbaja ante la mirada de preocupación de sus amigas—. Me preocupa que esto haya arruinado mi amistad con Severus
—¿Por qué lo dices? —preguntó Lily sentándose junto a su prima
—Creo que él no siente lo mismo por mí, y ese beso bajo el muérdago solamente fue por compromiso
—Pues a mí no me pareció que fuera así
—¿Qué?
—Desde que se besaron me he dado cuenta de que Sev te mira más de lo usual. Me atrevería a decir que te está mirando con "nuevos ojos"
El rojo regresó al rostro de Alex. ¿Lo que Lily dijo era verdad? ¿El chico estaba comenzando a tener sentimientos por ella?
«¡Para tu carro! ¡No puedes dejar que eso pase!» interrumpió Metstli con ayuda de su conexión «¡Sabes que es peligroso! No sabemos cuanto tiempo estaremos aquí, porque bien sabes que no es para siempre, y dejar que Snape se enamore...»
Alex terminó la conexión y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos. Su alegría por pensar que Severus la amara también hicieron que olvidara ese importante detalle: ella era del futuro y no podía involucrarse sentimentalmente con absolutamente nadie para no romperle el corazón cuando regresara a su época, sin mencionar que no sabía como explicarle la verdad sin que se enojara con ella.
Lily vio preocupada y confundida a su prima. Al principio parecía feliz con la idea de que Severus se estuviera enamorando de ella, entonces ¿por qué lloraba? La pelirroja se sentó junto a ella y la abrazó. Metstli solamente veía a las primas abrazarse, no le gustaba ver a Alex así, pero (aunque muchos no lo creyeran) ella era el sentido común y en estos momentos debía recordarle a su humana que no eran de esa época y por lo mismo actuar cautelosamente.
Tocaron a la puerta llamando así la atención de las chicas. Alex, rápidamente, se limpió las lágrimas y preguntó quién era.
—Soy Severus
La latina sintió que su corazón se detenía por unos segundos. Precisamente, estaban hablando de él y tenía que venir. Lily iba a levantarse y atender a su amigo, pero Alex la detuvo y fue, casi corriendo, a abrir la puerta.
—Hola Severus ¿Qué te trae por aquí? —preguntó la castaña tratando de sonar lo más tranquila y casual posible
—Alex ¿estas bien?
—Claro que sí ¿Por qué preguntas?
—Tienes los ojos rojos
La chica quería golpearse la cabeza contra la pared. Sonrió y moviendo la mano como queriendo quitarle importancia al asunto dijo:
—No es nada. Solo bostece «La excusa más vieja del mundo, pero no se me ocurre nada mejor»
—Como digas
—Entonces... ¿Qué te trae por aquí?
—Regulus y yo iremos al Callejón Diagon por algunas cosas para Año Nuevo, vine a preguntarles si querían acompañarnos
—Sí, claro. —Alex miró sobre su hombro, al interior de su habitación, a Lily y Metstli—. ¿Ustedes quieren venir?
—¡Claro! —respondió animada Lily
—Yo estoy bien aquí, gracias por la invitación —contestó Metstli
La loba se acomodó en su cama y debajo de la almohada sacó el libro Fahrenheit 451. Lily y Alex tomaron sus abrigos y se reunieron con los chicos en el salón; se fueron por Red Flu al Caldero Chorreante, hacia mucho frío y nevaba mucho por lo que les pareció mejor irse por ahí al Callejón Diagon.
Para ser vacaciones, el lugar estaba tranquilo, tal vez se debía al mal tiempo, así que los cuatro adolescentes se apresuraron a hacer las comprar rápidamente. Repentinamente, empezó a nevar con fuerza y los cuatro amigos corrieron por el Callejón hacia el primer local que encontraron. Lily y los tres Slytherins soltaron un suspiro de alivio al ser envueltos en la calidez del lugar y un delicioso aroma a té inundo sus fosas nasales.
—Bienvenidos a Rosa Lee Teabag
Los cuatro miraron al enfrente encontrándose con una joven algo mayor que ellos, como en sus veintes, sonriéndoles con calidez.
—¿Rosa Lee Teabag? —repitió confundido Regulus
Severus y las chicas rápidamente le taparon la boca, pero ya era tarde, la chica alcanzó a escucharlo y su cálida sonrisa se apagó. Los cuatro amigos se miraron incómodos; ninguno de ellos conocía el local al que entraron, solo estaban buscando un lugar para cubrirse del frío y ese fue el lugar que encontraron más cercano. La chica del local seguía cabizbaja y la incomodidad de los cuatro alumnos de Hogwarts empeoró.
—Disculpa —comenzó a hablar Alex—. Mi amigo no lo dijo con malas intenciones. Es solo que...
—Lo entiendo —interrumpió la empleada del local—. Este negocio no es tan popular como los otros. Ni siquiera en Hogsmeade
—¿Hay un Salón de Té también en Hogsmeade? —preguntó incrédulo el menor Black
—¡Regulus! —exclamaron sus amigos
—¡Lo sentimos! —se disculpó rápidamente Lily—. No era nuestra intención...
—Tranquilos, no es nada —dijo la chica—. Seguramente no vinieron aquí por el té sino para cubrirse de la nieve
Regulus iba a responder, pero Severus le dio un fuerte codazo para callarlo.
—Bueno... —dijo el azabache mayor apenado—. La verdad, sí ¡pero eso no signifique que no probaremos lo que sirven! Esto podría tomarse como una afortunada coincidencia o algo así
Regulus (todavía con las manos de los mayores Slytherins tapándoles la boca) y las chicas asintieron apresuradamente respaldando las palabras de su amigo. La chica miró sorprendidos a los cuatro adolescentes y después sonrió a la vez que unas lágrimas de alegría salían. Al ver su reacción, Lily y los Slytherins se miraron apenados, a pesar de tener dos locales al parecer el Salón de Té no tenía mucha clientela.
Los cuatro amigos se sentaron en una mesa cerca de la chimenea, dejando en una silla libre las compras. La chica regresó con cuatro menús, les dio uno a cada uno y dijo que regresaría en unos momentos a tomarles la orden. Los cuatro amigos le sonrieron, la vieron alejarse y revisaron el menú. Al ver lo que Rosa Lee Teabag se sorprendieron que el local no tuviera clientela; además de ofrecer tés y postres tradicionales del país, también tenía del extranjero. Después de revisar todo, los cuatro llamaron a la chica y pidieron tés negros y de menta y unas galletas, era mejor probar de poco a ver qué tal estaba.
La chica aceptó gustosa la orden y fue a prepararlos. Aprovechando que estaban solos, miraron el lugar. No era llamativo y grande como el de Salón de Té de Madame Pudipié, era un aspecto rústico, sencillo y pequeño, pero aun así era agradable y gracias a su diminuto tamaño ayudaba a que el calor se conservara en el local ayudando también a que los exquisitos olores de la bebidas y comida inundaran el lugar. La chica regresó y sirvió los pedidos; los cuatro amigos primero bebieron los tés y no pudieron evitar soltar un jadeo por lo delicioso que estaba. Luego probaron las galletas y lo mismo, era lo más delicioso que habían probado ¿cómo era posible que no supieron de este lugar antes?
—Creo que necesita una mejor publicidad para poder conseguir más comensales —opinó Regulus bebiendo su té—. Esto está realmente exquisito
Su respuesta llegó cuando la puerta del local se abrió y los cuatro amigos se levantaron abruptamente al ver quienes habían ingresado: Era Lucius Malfoy acompañado por los hermanos Lestrange. El rubio pasó su mirada por le local hasta encontrarse con dos pares de ojos familiares... y dos pares desagradables.
—Vaya, vaya, vaya —dijo Lucius acercándose al peculiar grupo de amigos—. Severus, Regulus ¿qué hacen aquí acompañados por un par de sangres...?
—¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó Regulus
—¿A ti que te importa, Black? —dijo amenazadoramente Rabastan
El Lestrange iba a acercarse al grupo de menores, pero Lucius lo detuvo colocando su brazo ante él. Rabastan miró con enfado a los chicos y a las primas con asco. Una vez todo "tranquilo", el rubio se aclaró la garganta y dio unos pasos al frente.
—Solo vinimos a tomar un poco de té, es todo. Además de que nos encontraremos con algunos amigos aquí
—¡Oye, Malfoy! ¿qué mierda crees que estás haciendo? —preguntó molesto Rodolphus. Luego miró con desconfianza a los cuatro amigos
Lily y Alex vieron tensarse a Severus y Regulus, no tardaron mucho en comprender que a quienes iban a ver Malfoy y los Lestrange eran mortífagos, y si estos aparecían atacarían sin piedad a las primas por ser hijas de muggles. De pronto la chica del Salón de Té apareció cargando con un té y dos vasos de whisky de fuego que colocó en una mesa junto a los recién llegados. La mesera estaba por irse, pero Rabastan la sujetó con fuerza del brazo deteniéndola y obligándola a que lo mirara.
—Ahora entiendo porque este lugar nunca tiene gente. —dijo el Lestrange—. Dejas entrar a cualquiera y el aire se contamina con su impureza
—¡Oye, matón! ¡Déjala en paz! —exclamó Alex—. Si hablamos de mala gente aquí entonces serían ustedes. Unos asquerosos magos tenebrosos, o mejor dicho mortífagos
El Rosa Lee Teabag se quedo en un silencio sepulcral. La mesera ya sabía que clase de gente venía al local aprovechando que no era tan famoso, pero no esperaba que una colegiala se les encarara de ese modo ¿acaso le puso algo al té que le sirvió? ¿o esa era su naturaleza? Rodolphus y Rabastan (que soltó a la chica y la empujó lejos de él) metieron las manos en sus bolsillos con la intención de sacar sus varitas, pero Lucius los detuvo con un ademán de la mano. Se acercó al cuarteto, quienes se pusieron en guardia, y le sonrió pomposamente a la latina.
—Eres divertida, Jones. —dijo a modo de cumplido Malfoy—. ¿Todas las latinas son así? ¿O solo tú?
—Aquí, en México y en el mundo existen los matones, por lo que hay que aprender a defenderse de ellos sin importar su "estatus de sangre y social". —contestó Alex—. Se creen mucho por tener un largo linaje sangre limpia y dinero, pero eso no los hace diferentes de nosotros y los muggles; también ellos tienen gente con "estatus altos" solo por tener dinero. Así que no presuman algo que su contraparte no mágica tiene
Lily, Severus y Regulus miraron en shock a Alex. No sabían si alagarla por enfrentarlos... o golpearla en la cabeza. ¡Se estaba metiendo de lleno en la boca de la serpiente! O más bien de las serpientes. Los Lestrange fulminaban con la mirada a la castaña ¡¿quién se creía esa mocosa Sangre Sucia para atreverse a compararlos con esos animales muggles?! Malfoy solamente miraba con una ceja arqueada a la latina y eso ocasiono que Severus y Regulus se pusieran alerta. Conocían muy bien a Lucius por lo que sabían exactamente que significaba esa mirada: peligro.
El rubio se paró ante la castaña. Alex lo miraba desafiante a lo que Lucius amplió su sonrisa.
—Por esa actitud uno creería que en realidad perteneces a Gryffindor y no a Slytherin. —la latina sintió como si tabique cayera en su estómago, pero su mirada continuo desafiante—. Presume esas agallas todo el tiempo que quieras, mocosa Sangre Sucia, pero recuerda esto: Esa actitud de león solo te traerá problemas, en especial porque durante tus años en Hogwarts estarás rodeada de serpientes... y no te conviene enemistarte de ellas
Malfoy se alejó de Alex, se volvió hacia los hermanos Lestrange y con un gesto de la cabeza les indicó que se iban no sin antes tirar al suelo las tres bebidas que la chica les llevó. En cuanto la puerta del Salón de Té se cerró, la latina comenzó a despotricar contra el rubio y sus secuaces en español. Mientras estaba en eso, Lily ayudó a la chica a recoger el desastre de Malfoy y Severus y Regulus fueron hacia la puerta y revisaron fuera del local por si no había moros en la costa.
—Lucius y los Lestrange en definitiva se fueron —anunció Severus. Él y Regulus entraron, cerraron la puerta con magia y se volvió hacia Alex, que ya estaba calmada—. ¡¿Me puedes decir, en nombre de Salazar Slytherin, en que carajos estabas pensando?! ¡No los conoces y te atreviste a hablarles así! ¡¿ACASO ESTÁS LOCA, MUJER?!
—¿Qué? ¿Querías que me quedara callada y quieta, y permitir que esos prepotentes bravucones se salieran con la suya? —preguntó irónicamente Alex—. Ah, ah ¡ni muerta!
—¡Pues así vas a acabar sino mides tus palabras contra ellos! —Severus respiró profundo antes de continuar—. No sé porque te les enfrentaste como si los conocieras —Alex se tensó, pero lo disimuló—. Pero por amor a Merlín, sé más prudente, por favor
—Lo intentaré
—Algo es algo
Regulus puso mucha atención a todo lo sucedido en el Rosa Lee Teabag; Lucius tenía razón en algo: Alex se portó como una Gryffindor en lugar de una Slytherin, otro punto a añadir en su lista Razones por las cuales desconfiar de Alex Jones
—Dejando ese desagradable tema de lado —dijo Lily atrayendo la atención de sus amigos. Terminó de ayudar a la mesera a recoger todo y la miró con una sonrisa gentil—. Muchas gracias por el té y las galletas y lamentamos mucho que esos tres hicieran un desastre. ¿En serio gente como ellos frecuentan el lugar?
La chica bajó la mirada avergonzada y respondió:
—Desgraciadamente, sí. Como bien ustedes demostraron, el Rosa Lee Teabag no es un local muy conocido a pesar de tener otro establecimiento en Hogsmeade, y gracias a eso personas como ellos vienen aquí a reunirse y hablar sobre magia oscura y la exterminación de los muggles. Como la mayoría son gente con estatus altos y grandes contactos en el Ministerio de Magia me amenazaron con no decir nada a nadie o cerrarían los negocios, aunque eso no causaría un gran impacto de todos modos.
—Si llego a ver sus caras pomposas ¡les voy a dar...!
—Tú no harás nada más estúpidamente arriesgado, Alex Jones —cortó enfadado Severus—. No sé con que otro Gryffindor te juntas, porque obviamente ese modo de actuar no es de Lily, pero te esta afectando demasiado. Usa la cabeza en lugar de la impulsividad
—¡Impulsividad, mi...!
—¡Por cierto! —cortó Regulus hablándole a la mesera—. No nos hemos presentado como se debe. Me llamo Regulus Black, un placer conocerte
—Yo soy Lily Evans. La loca sin sentido común es mi prima, Alex Jones
—Y yo soy Severus Snape
—Me llamo Rosa Taylor. Mucho gusto
—Entonces eres la dueña del Salón de Té —observó Alex
—Sí. Mi amigo Lee Tao y yo abrimos los Salones de Té hace unos años que fue cuando nos mudamos a Londres. Venimos de Estados Unidos
—¿Por qué decidieron venir a Londres? —preguntó Regulus
Severus le dio un codazo en las costillas y lo miró mal. El menor Black se sobó el área golpeada a la vez que decía «¿Qué?» a su amigo en un susurro. Alex se golpeó la frente con la palma de la mano y Lily puso los ojos en blanco ¿acaso todos los hombres eran unos insensibles? Rosa rio llamando la atención de los cuatro amigos. Una vez la dueña del local se calmó, le dijo a sus clientes que esa interacción le recordó mucho a ella y su mejor amigo. Eso tranquilizó el ambiente.
Una vez enfriado el ambiente, Rosa les ofreció algo más de beber y/o comer a lo que los cuatro amigos negaron con gentileza. Después la dueña del local les ofreció volver a calentar sus bebidas ya que debían de haberse enfriado gracias a las... visitas inesperadas, eso sí lo aceptaron. Rosa recogió las bebidas avisando que enseguida volvía. Los cuatro amigos regresaron a su mesa y empezaron a hablar.
—Pobre Rosa —comentó Alex—. ¿Cómo es posible que los únicos clientes que reciba sean los mortífagos?
—Supongo que se aprovecharon el que todavía no fuera conocido para hacer sus reuniones aquí —opinó Lily—. Lo que me deja pensando ¿será lo mismo en el Salón de Té de Hogsmeade?
—Podría ser —dijo Severus—. Los rumores dicen que suelen reunirse en Cabeza de Puerco, pero como los estudiantes también vamos a ese pub, ellos se arriesgan a que alguien los vea y escuche. Así que irán al Rosa Lee Teabag que nadie conoce
—Y que tampoco saben dónde está —añadió Regulus—. Nosotros encontramos este lugar por accidente, por lo que tendría que pasarnos en Hogsmeade para encontrarlo
—Reg, se nota que es de familia ser gRosaros con los demás —dijo molesta Alex
—¿Qué?
Severus y las primas se golpearon la frente con la mano, al menos los tranquilizaba el hecho de que el chico no lo hacia a propósito. Rosa regresó con los tés recalentados y unas galletas de jengibre de cortesía. Gracias a que los cuatro amigos eran los únicos clientes, invitaron a Rosa a sentarse con ellos y conversar; sutilmente Severus le preguntó a la dueña del local acerca de las personas, como Lucius y los Lestrange que frecuentaban el local. Regulus y las chicas miraban incrédulos al azabache ¿qué demonios hacía?
La conversación se interrumpió cuando sonó un viejo reloj sobre la chimenea. Los cuatro adolescentes palidecieron al ver la hora. ¡¿Cómo que ya eran las ocho de la noche?! ¡Estaban en serios problemas! Se levantaron como alma que lleva al diablo, recogieron las compras, agradecieron a Rosa por el servicio, pagaron la cuenta (los cuatro no se dieron cuenta a causa de las prisas que estaban pagando la cuenta cuatro veces) y salieron del Rosa Lee Teabag corriendo. Al menos la nevada había parado, pero esa no sería excusa suficiente para justificar su tardanza.
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