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Regulus Black

Alex creía que la peor manera de que despertaran a uno era con ruidos, pero "por las malas" aprendió que no era así; algo estaba sobre su cama a cuatro patas brincando a la vez que sentía algo sobre ella. Abrió los ojos por la sorpresa y se encontró con unos ojos dorados.

—¡Xóchitl! ¿¡Qué te pasa!?

—Buenos días

—¿Qué tienen de "buenos" si me levantas de ese modo?

—Fue para que te asegures de que no estás soñando

—¿Por qué lo dices?

—¿Ya se te olvidó dónde estamos?

—No. Estamos en Hogwarts, en uno de los dormitorios de Slytherin, que todavía me parece increible que este en esa casa

—Y alégrate que la serpiente es de adorno y no real

—No me ayudes. Ahora bájate, tengo que arreglarme para las clases

La loba obedeció. Alex tomó su ropa y fue alistarse al baño, media hora después tomó su mochila y salió de la habitación. No quería admitirlo, pero la verdad los aposentos de Slytherin le ponía los pelos de punta. Llegó a la Sala Común y vio a varios alumnos que seguían ahí. En cuanto la escucharon llegar, todas las miradas se posaron en ella, haciendo que la latina se sintiera incómoda.

—Alex

La aludida volteó y se alegró de ver un rostro conocido.

—Buenos días, Severus

—Buenos días ¿nos vamos?

—Sí

El chico caminó hacia la salida, ignorando las miradas de los demás alumnos. Alex lo siguió de cerca, en cuanto salieron al pasillo de las mazmorras y la entrada se cerró detrás de ellos, la chica pudo respirar con calma.

—¿Tensión? —preguntó Severus

—Como no tienes idea —contestó Alex—. ¿Así es siempre el ambiente en la Sala Común?

—Más o menos

—Que horror

—Solo tienes que ignorarlos y hablarles solo si es necesario. Ya viste que eso de "hacer amigos" no es algo común ahí y menos con las ideas de Pureza de Sangre. Es complicado

Alex miró de reojo a Severus y vio que estaba con el entrecejo fruncido, al parecer ser un Slytherin era más difícil de que lo se veía. Llegaron al vestíbulo y vieron a los demás alumnos entrar al Gran Comedor. Alex divisó una cabellera roja, a juego con su uniforme, se acercó con cautela por detrás de Lily y le cubrió los ojos. La pelirroja sujetó las manos sobre sus ojos intentando quitarlas.

—Ah, ah

—Vamos, Alex. Deja de jugar

—¡Rayos! —soltó a su prima, quien dio media vuelta para verla, y se estaba riendo—. No dije gran cosa y adivinaste

—Como si fuera tan difícil. ¿Qué tal tu primera noche en tu Casa?

—Pues... salí viva de ahí, así que es un logro ¿no?

Lily rió por el comentario. De pronto la latina sintió un golpe en su hombro a la vez que veía a alguien pasar junto a ella. Quien la golpeó, una chica tosca y encorvada, la miró sobre su hombro y le lanzó una mirada de desprecio.

Pásale, ya sabes —murmuró Alex en español a la vez que se sobaba el hombro

—¿Ves a lo que me refiero? —las primas miraron a Severus, quien había estado callado—. Quien te empujo es Alecto Carrow y son de los que siguen esas creencias

—Que linda —dijo Alex con sarcasmo—. ¿Que no puede estar en sus asuntos y yo en los míos?

—No

—Vaya

—Creo que es mejor entrar a desayunar —intervino Lily

Alex y Severus ya no dijeron nada. Los tres entraron al Gran Comedor y se fueron a sus respectivas mesas. Lily se sentó con sus amigas Mary MacDonald y Alice Roberts. La latina y el azabache se sentaron, frente a frente, apartados de los demás de su casa, en cuanto se sentaron se acercó a ellos un chico que Alex lo reconoció enseguida, pero prefirió no decir nada.

—¿Puedo acompañarlos? —preguntó el recién llegado

—Claro que sí, Reg

El chico se sentó junto a Severus, y entonces se volvió hacia la chica.

—Anoche no nos presentamos. Soy Regulus Black —se presentó, teniéndole la mano a la latina

—Alexandra Jones, mucho gusto —contestó la chica, estrechándole la mano

Severus debía reconocer que le sorprendió la conducta de su mejor amigo, ya que Reg venía de una de las familias más creyentes en la Pureza de Sangre y que le hablara así a una hija de muggles... era lo mejor que podía pasar.

Alex y Regulus se soltaron, los tres empezaron a desayunar y hablar entre ellos para conocerse.

—No te agrado que te pusieran aquí ¿verdad? —preguntó Regulus a Alex

—Más que nada, me sorprendió —confesó la latina—. Con todos sus ideales pues... no creí que encaja aquí —con eso último, Severus y Regulus se quedaron mirando a la chica—. ¿Qué?

—Vaya, eres de las pocas personas que conozco que no habla mal de nuestra casa —admitió Regulus

—Bueno... no puedo basarme solo en lo que me cuentan, también tengo que conocer a quienes están aquí y después darme una idea ¿no? —la verdad es que solamente había convivido con una persona de Slytherin en su tiempo como para decir eso, pero lo veía como una oportunidad de conocer más a fondo esa casa y así eliminar los prejuicios.

La respuesta volvió a sorprender a los chicos, pero ya no dijeron nada más. Siguieron desayunando, pero de pronto Alex comenzó a sentirse observada; miró con discreción a la mesa de Slytherin pensando que alguno de ellos la seguía fulminando con la mirada, pero le sorprendió ver que no era así.

—Gryffindor —dijo de pronto Regulus

—¿Qué? —preguntó sorprendida la chica

—Quienes te miran son de Gryffindor. Específicamente, el zoquete de mi hermano y sus amigos

Alex miró sobre su hombro y justo a tiempo vio a Black y Potter volver la cabeza hacia adelante y Pettigrew bajarla a su plato. Lupin suspiró por la conducta de sus amigos y él, en lugar de fingir que no la miro, la saludo con una sonrisa y un gesto con la mano. Alex le correspondió el saludo y se volvió hacia los chicos con quienes hablaba; Severus seguía comiendo el poco desayuno que se sirvió mientras que Regulus la miraba sorprendido.

—¿Qué? De esos cuatro, Remus es el único con cerebro y sentido común. Así que no le veo lo malo de ser su amiga

—Si lo pones de ese modo...

Poco a poco los alumnos fueron saliendo del Gran Comedor. Alex, Severus y Regulus hicieron lo mismo; al salir se encontraron con Lily esperándolos en la entrada. Regulus se despidió y se fue de regreso a las mazmorras, tenía Pociones.

—¿Qué clase tenemos? —preguntó Alex, siguiendo a sus amigos por las escaleras

—Transformaciones —contestó Lily revisando su horario

Severus soltó un mohín a lo cual la pelirroja se rió y la castaña lo vio confundida. Al ver su expresión, el azabache hablo:

—Transformaciones es la única clase que se me dificulta

—Sev, nadie es perfecto. Ya deberías saberlo —dijo Lily

—Lo sé, pero me frustra mucho

—Tranquilo, mejorarás con el tiempo —lo animó Alex

Y era cierto, él Severus adulto le había contado que cuando estudiaba en Hogwarts batalló mucho con la clase de la profesora McGonagall hasta quinto año en el que una persona especial lo ayudó a estudiar y practicar hasta ser uno de los mejores de la clase. Entonces la latina se dio cuenta ¿eso quería decir que ella...?

Sus pensamientos se interrumpieron al sentir que le agarraban la mano. Prestó atención y vio que Lily la guiaba hasta el salón; no supo porque de repente su prima la llevaba así, pero se dejó hacer. Llegaron al salón y se sentaron en los lugares de en medio; le sorprendió ver que eran asientos para tres cuando en su tiempo eran para dos.

Los demás alumnos siguieron entrando. La latina miró su entorno y entonces se percató del gato atigrado gris con marcas rectangulares alrededor de los ojos y tuvo que contener una sonrisa, ya que se suponía que no sabía quién era. Poco a poco los alumnos comenzaron a callarse debido a que se dieron cuenta de la presencia del felino. En cuanto el salón estuvo en total silencio, el gato saltó del escritorio y en el proceso poco a poco fue obteniendo forma humana hasta que quedó en su lugar, de pie enfrente del escritorio, la figura autoritaria de Minerva McGonagall. Las exclamaciones de asombro y emoción por parte de los alumnos no se hicieron esperar y pudo seguir por más tiempo de no ser porque la mujer silenció a sus estudiantes con una mirada severa.

—Buenos días a todos. Me complace ver que les fascinó esta rama de la Transformación (a pesar de no ser la primera vez que lo ven), la cual repasaremos una vez más en el primer cuatrimestre del curso para sus T.I.M.O.s: Los animagos —otra vez los murmullos de emoción aparecieron y la profesora volvió a instaurar el silencio—. Como saben, la animagia es una de las ramas de la Transformación más complicada del mundo. A veces puede ser confundida con la licantropía y con las maledictus; primero que nada, veremos la diferencia que existe en estas tres diferentes Transformaciones:

»La licantropía es el estado en el que un hombre lobo se convierte en un lobo casi temible y mortal. Los hombres lobo son personas con la capacidad de transformarse en un lobo en apariencia y naturaleza, al haber sido mordidos por otro. El hombre lobo que se transforma bajo la influencia de la Luna Llena, vaga sin propósito fijo por la noche, convirtiendo y devorando a niños y adultos.

Al escuchar esa descripción, Alex no pudo evitar mirar de reojo a Remus. El chico estaba cabizbajo y no era para menos. James estaba sentado junto a él y le tocó el hombro en una señal de apoyo. Remus sonrió tristemente.

—Las maledictus —continuó la profesora McGonagall— son individuos cuya sangre está maldita, lo que eventualmente las lleva a transformarse en una bestia permanentemente. La maldición solo ocurre en mujeres y es transmitido de madre a hija. Las maledictus tienen la voluntad de transformarse de humana a bestia y viceversa, pero claramente no será así siempre, ya que en algún momento se transformaran en bestia permanentemente, y dependiendo de la maldición puede transformarse en otras criaturas.

»Y finalmente, los animagos son magos y brujas con la capacidad de transformarse en un animal, conservando el pensamiento humano y la capacidad de razonar, aunque no tienen capacidad del habla. Esta capacidad no es innata, como en el caso de las maledictus, sino que se obtiene por medios mágicos, como la licantropía. La transformación del animago puede salir horriblemente mal, eso es por lo que el Ministerio de Magia vigila muy de cerca a los que lo intentan.

La latina miró otra vez con discreción a los Merodeadores. Los cuatro se miraron con complicidad, Sirius no pudo evitar sonreír con burla y ese gesto no pasó desapercibido para la Jefa de los leones.

—Búrlese si quiere, Sr. Black. Pero la animagia no es algo que se deba tomar a la ligera, de hacerse mal quedaría con mutaciones permanentes, llegando a ser mitad humano y mitad animal. —apartó la mirada de Sirius y se volvió hacia sus alumnos—. Para convertirse en animago hace falta un encantamiento y una poción.

A pesar de haberlo visto en tercer año, los alumnos se mostraron emocionados con el tema de la animagia; murmuraban en que animal les gustaría convertirse y que es lo que harían con dicha habilidad. En toda la clase, Alex miró de reojo a los Merodeadores; la latina recordaba que Sirius y Remus le dijeron a ella y a sus amigos (en la Casa de los Gritos) que les tomó tres años lograrlo, por lo tanto para ese entonces los Merodeadores ya deberían de haberlo logrado: James un ciervo, Sirius un perro y Pettigrew una rata.

La clase terminó y los alumnos poco a poco fueron saliendo del aula hacia su siguiente clase. Lily, Severus y Alex fueron de los últimos en salir, pero no fueron los únicos.

—Jones

Los tres amigos se detuvieron, voltearon y vieron que se trataba de los Merodeadores.

—¿Sí, Black? —dijo Alex

—Vaya, me alegra ver que aun conservas la amabilidad

—¡Por favor! Solo he estado una noche. Además ¿por qué tendría que dejar de serlo? Eso sería a menos que me fastidies tanto y solamente tratándote con hostilidad me dejarías en paz

—Parece que Evans no te advirtió con respecto a los Slytherin. Y no es para menos, siempre está con Quejicus

—¡No le digas así!

Sirius soltó una carcajada, James y Peter reían por lo bajo mientras que Remus solo negaba con la cabeza.

—¡Vaya, Quejicus! Ya no solamente es una chica la que te tiene que defender ¡ahora son dos!

Severus comenzaba a molestarse; estaba por responderle al mayor de los Black, pero Alex habló primero.

—Que por si no recuerdas esta chica les dio una lección a ti y a Potter a finales del año pasado en los baños

Las risas de los tres Merodeadores se detuvieron y ahora fueron reemplazadas por las de Severus. Como olvidar que la chica dejó congelados contra la pared a los pretenciosos Potter y Black y los dejaron ahí hasta que alguien los encontró. Y al parecer ni Sirius ni James lo habían olvidado tampoco; el ojigris estaba molesto, lo peor que podía pasarle es que se metieran con su orgullo.

—Ahora, si no les importa, nosotros tres nos iremos a nuestra próxima clase —dijo Alex tomando las muñecas de Lily y Severus—. Así que permiso —y se fueron del aula de Transformaciones

—Vaya... parece que la prima de Evans tiene más carácter que la última vez que la vimos —comentó James

—Pero ella tiene razón —dijo Remus y sus amigos lo miraron—, tenemos que ir a clases

—¡Ow, Lunático! —se quejaron sus amigos

Remus tomó a James y Sirius de la capucha de sus túnicas y los llevó casi arrastras a su próxima clase, con Peter tras ellos.

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El tiempo transcurrían con normalidad: los alumnos iban a sus clases, al Gran Comedor, la biblioteca, los jardines y terrenos... no obstante, cuando veían pasar a Alex, Lily y Severus muchos alumnos se les quedaban viendo, de por sí en Hogwarts se hablaba de esa extraña amistad entre una Gryffindor y un Slytherin y ahora le agregaban a una Slytherin familiar de muggles... realmente eran un grupo muy particular y eso le trajo problemas a Alex.

Cuando tenía que ir algún lado o quedarse sola por un momento, Alex era agredida verbal y físicamente por las otras serpientes, no perdonaban que una Sangre Sucia como ella estuviera en Slytherin y manchara el buen nombre de su fundador. A pesar de que Lily y Severus llegaban a interrumpir y ayudar, tampoco podían hacer mucho por ser otra Sangre Sucia y el mestizo extraño.

—¿Cómo es que puedes aguantar a esos sujetos? —preguntó Alex enojada y casi gritando, estando los tres a la orilla del Lago Negro

—Ya me acostumbré —contestó Severus sonando indiferente, pero notándose en su voz el desánimo—, pero tener un amigo que te ayude a no perder los estribos y así evitar lanzar maldiciones a diestra y siniestra también ayuda

—De verdad tengo que agradecerle a Regulus Black por ayudarte a mantener la cordura en esa casa —comentó Lily

—A propósito ¿cómo fue que tú y Regulus se volvieron amigos? —preguntó Alex con curiosidad

—Ahora que lo pienso, nunca me contaste eso, Sev —dijo Lily

—Porque nunca me preguntaste —respondió el azabache a la pelirroja—. Pero, en fin. Estábamos en segundo año; recuerda, Lily, que Reg es un año menor que nosotros. Él estaba triste y apartado de los demás en la Sala Común. A pesar de haber quedado en Slytherin, su relación con su hermano empeoró ya que Black se reveló y fue a parar a Gryffindor y esperaba que Reg hiciera lo mismo, pero la presión de su familia fue más fuerte y por eso siguió con la tradición.

»Hasta ahora no he podido entender qué fue lo que me orilló a acercarme a él, hablarle, consolarlo. Desde entonces somos amigos, incluso un año después de eso Reg me dijo que soy su mejor amigo y eso... me alegro mucho oírlo.

Las primas se miraron sorprendidas, pero después se sonrieron. En verdad tenían que agradecerle a Regulus Black. Y hablando del rey de Roma...

—¡Severus!

Los tres amigos se volvieron y vieron acercarse a ellos justo el chico que hace unos segundos era el centro de su conversación. El aludido se puso de pie.

—Tranquilas, no se levanten —dijo Regulus a las chicas al ver que se iban a poner de pie—. Necesito hablar con Severus un momento

—Sí, claro —contestó Lily

—En seguida regreso —dijo Severus y fue detrás del menor de los Black

Las primas se miraron con preocupación, tenían una idea de que era lo que podrían hablar esos dos. Alex se levantó, le dijo a Lily que enseguida volvía y antes de que la pelirroja pudiera decir algo, la latina ya había corrió detrás de los chicos. Vio a Severus y Regulus caminar por los límites del Bosque Prohibido hasta detenerse cerca de los árboles; la chica se ocultó detrás de uno, a una distancia prudente de donde estaba Severus. Sacó una oreja extensible, se metió una punta en un oído y acercó con cautela la otra punta hacia los chicos.

—... deberías considerarlo —escuchó decir a Regulus

—Sabes que aún si lo hago es muy difícil echarse para atrás —dijo Severus—. Tendría que dar una muy buena explicación y sabes que es complicado convencerlos

—Eres listo, Sev. Sabrás cómo salir de esta; ya te lo dije, es tarde para mi, pero no para ti

Los chicos se quedaron en silencio por unos segundos hasta que Severus lo rompió.

—Lo siento, Reg... pero ya tome mi decisión

De repente se escuchó un gruñido seguido por un golpe y un gemido. Alex se sobresaltó, asegurándose de que no la vieran, asomó su cabeza con cuidado y grande fue su sorpresa al ver a Severus en el suelo con la mejilla derecha roja y Regulus sobre él sujetándolo del cuello de la camisa y una clara expresión de furia.

—¡Por un demonio, Severus! ¡No tienes que hacer esto solo para vengarte de mi hermano y sus estúpidos amigos! ¡SABES QUE ES UN VIAJE SIN RETORNO Y QUE GRACIAS A ESO PERDERÁS A LAS ÚNICAS PERSONAS QUE REALMENTE TE QUIEREN Y SE PREOCUPAN POR TI!

Severus no dijo ni hizo nada. Su mejor amigo tenía razón; estaba tan absorto en su odio y rencor hacia los Merodeadores que no se detuvo a pensar que sus acciones podrían dañar a otros... A las únicas personas que en verdad lo querían, como dijo Regulus.

El menor de los Black seguía sujetando a Severus de la ropa y sus manos estaban temblando a causa del enojo. Solo quería eso... solo quería que la persona más importante para él se diera cuenta de su error y no se perdiera en el mal camino, como él, Regulus, lo estaba haciendo gracias a la influencia de su familia y a su cobardía por no encararlos y negarse a seguir esos mismos pasos como lo hizo su hermano.

No supo porque, pero de pronto Regulus se inclinó hacia Severus y unió sus labios con los de su mejor amigo. El mayor abrió mucho los ojos y se quedó en shock. Alex se tapó la boca con ambas manos para amortiguar el grito de sorpresa que dejó escapar. Unos segundos después Regulus rompió el beso, soltó a Severus y se puso de pie, apartando la mirada de él. Al hacerlo vio a Jones detrás de un árbol y con una clara expresión de sorpresa. Sin decir nada, le dio la espalda a Severus.

—Lo siento —dijo Regulus y sin más corrió hacia el castillo.

Severus se levantó todavía sorprendido. Se tocó los labios, aún tenía la sensación de los labios de Regulus sobre los suyos; no esperaba que el chico hiciera eso, nunca le dio indicios de que sintiera algo por él. ¿Acaso el menor lo mantuvo oculto porque suponía que él, Severus, no sentía lo mismo? Aunque en eso tenía razón; él amaba a Lily y eso no cambiaría. Tenía que encontrar a Regulus y hablar con él, a pesar de conocer ahora los sentimientos de su mejor amigo hacia él, no quería que su amistad terminara.

Ya calmado y con sus ideas en orden, Severus corrió hacia el castillo a buscar a Regulus. Mientras, Alex seguía en shock por lo que vió; no era que le sorprendiera ver a dos chicos besarse, lo que le sorprendió fue ver a Regulus besar a Severus. Ella no sabía nada del hermano de Sirius y el Severus de su tiempo no le contaba todo sobre su pasado y tampoco le recriminaba el no querer decirle, ya que era algo demasiado personal.

Al ver que no había moros en la costa, salió de su escondite y caminó hacia el castillo, pero no mal dio unos pasos escuchó que alguien la llamaba por detrás. Se volteó y vio que se trataban de Lily y Metstli. La loba no había estado con ellas hace un rato, supuso que salió a buscarlas, se encontró a la pelirroja de casualidad o lo que sea.

—¡Alex! —La pelirroja y la loba llegaron junto a la castaña—. ¿Qué pasó? ¿De qué hablaron Sev y Regulus?

—Ellos... —Alex no sabía qué decirles, la imagen del beso regreso a su mente y un leve rubor apareció en sus mejillas, llamando la atención de las recién llegadas

Óra ¿qué pasó? ¿Por qué te pusiste roja? ¿A poco después de que Regulus se fue Snape te dio besito o algo?

Alex sabía que Metstli lo decía solo para molestarla, pero eso solo hizo que su rubor se intensificara. La expresión de burla de la loba pasó a sorpresa por la reacción de su humana y Lily tampoco ocultó su sorpresa.

No manches... ¡lo del beso era broma!

—¡Sh! ¡Cállate!

—¡No puede ser! ¿¡Acaso Severus y tú...!?

—¡Antes de que se me alboroten más, déjenme explicarles! —Lily y Metstli miraron con interés a la latina—. Y se los voy a decir directo para evitar más....

—¡SOLO DILO!

—Ok... —Alex suspiró antes de hablar—. Regulus... besó a Severus

—...

—...

—Uh... ¿chi...?

—¿¡QUÉEEE!?

Alex alcanzó a cubrirse los oídos ante el grito de sus amigas. Ambas la bombardearon con preguntas, pero como la latina no entendió ni una palabra, le tapó a Lily la boca con una mano y con la otra le cerró el hocico a Metstli. Espero unos segundos a que ambas se calmarán. Cuando lo hicieron, Alex las soltó.

—¿Ya están más tranquilas?

Algo —contestó Metstli en español—. ¡No manches, semejante bomba nos soltaste! No creí que a Snape le gustara el arroz con popote... ¡Auch! —Alex le dio un fuerte golpe en la cabeza—. ¡Eso dolió!

—¿Qué te he dicho de hacer esos comentarios?

—¡Solo era una broma!

—¡Chicas, tranquilas! —intervino Lily, poniéndose en medio de su prima y la brije—. Alex ¿qué pasó exactamente?

Alex les explicó todo lo que vio y como fue el beso. Al terminar, la sorpresa estaba más palpable en los rostros de sus amigas.

Ay no manches —dijo Metstli en español

—Eso significa que Regulus ya tiene tiempo sintiendo algo por Sev, pero hasta ahora se lo confesó —opinó Lily

—Más que confesión fue demostración —comentó Metstli—. ¿Ustedes creen que Snape le corresponda a Regulus?

La loba miró de reojo a su humana sorprenderse por la pregunta a la vez que una sombra de tristeza aprecia en sus ojos.

—No estoy segura —contestó Lily—. Sev nunca habla del tema. Y si fuera así, que sea gay, yo lo seguiría queriendo como siempre... —entonces la pelirroja se percató de la conducta de su prima y se puso pálida—. Alex, yo...

—¡No te preocupes, Lily! —dijo Alex con una falsa sonrisa, pero las chicas no lo notaron—. Sí resulta que Severus corresponde a Regulus, hay que apoyarlos. —les dio la espalda y comenzó a caminar hacia el castillo—. Regresemos al castillo

Lily y Metstli se miraron y siguieron a la chica.

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—¡Regulus Arcturus Black! ¡Abre la maldita puerta o la tiraré con un Bombarda y sabes que lo hago!

Severus siguió a Regulus hasta la habitación del menor y llevaba diez minutos tocando a su puerta para hablar con él. Su última amenaza funcionó, al fin la puerta se abrió, pero sólo un poco. Severus la abrió por completo y entró a la habitación. El menor estaba acostado en su cama de espalda a la puerta y por la respiración entrecortada, el azabache se dio cuenta de que su mejor amigo estaba llorando. Suspiro para calmarse y se acercó con cuidado a la cama, sentándose sobre esta y acariciando la espalda del chico.

—Reg...

—No lo digas

—¿Eh?

—Ya sé lo que dirás —soltó un sollozo y sujetó con fuerza las sábanas—: que no me quieres del mismo modo que yo a ti y que para evitar esta incómoda situación quieres romper nuestra amistad...

—¿De qué demonios estás hablando?

Regulus sintió su corazón brincar al escuchar eso. De repente fue sujetado del antebrazo y sentado en la cama a la vez que era sostenido con fuerza de los brazos. Severus lo miraba entre molesto y preocupado.

—Reg, claro que no voy a romper nuestra amistad. Además, por si olvidaste, torpe, eres de las pocas personas que quiero y no me gustaría perder por nada del mundo

—Severus...

El mayor soltó su agarre del menor, acarició con una mano la mejilla de Regulus a la vez que le sonreía.

—No te mentiré que el conocer tus verdaderos sentimientos hacia mí no me tomó por sorpresa, pero igualmente me siento alargado. Eso me da a entender que no soy tan cabrón como yo creí...

—¡Solo eres así con quien no conoces, además porque de ese modo te proteges y proteges a quienes quieren! Si todos en Hogwarts quisieran conocer al verdadero Severus, descubrirían a un chico increíble. Valiente, inteligente, leal, astuto, dispuesto a todo con tal de proteger a quienes ama...

—Suenas como si el Sombrero Seleccionador se hubiera equivocado y que en realidad soy un impulsivo e imprudente león

—Yo creo que hubieras encajado muy bien con ellos

—Pero de haber pasado, nunca nos hubiéramos conocido ni mucho menos volvernos amigos

—Yo lo hubiera hecho. No solo eres hermoso por dentro, Sev, también por fuera —El mayor se rió con ganas ante eso último—. ¿Qué? —preguntó el menor enojado por la reacción de su enamorado

—Acabas de probar que es cierto lo que dicen de que "El amor el ciego" —contestó Severus, aun riéndose. Se calmó y continuo—. ¿Hermoso? ¿Yo? No lo creo y menos con esto —dijo lo último señalando su nariz Regulus frunció el ceño al escucharlo. Tomó su almohada y golpeó con ella a Severus—. ¡Oye, ya basta! —El menor terminó con su "agresión" y dejó la almohada en paz—. ¿Y eso por qué?

—¡Por infravalorarte! Severus, eres mucho más de lo que crees. Las cosas que ese muggle y los Merodeadores te hayan dicho para que te sintieras así, son mentiras. —tomó el rostro del mayor con cariño, acariciando sus mejillas con los pulgares—. Tú eres alguien valioso e importante para mí, Sev. Para todos los que te quieren

—Reg...

El mayor apreciaba todas las palabras que su mejor le decía y deseaba poder corresponderle, pero su corazón le pertenecía a cierta pelirroja, aunque ella aún no lo supiera.

«Es lo que me da envidia de Regulus: él sí tuvo el valor de confesar sus sentimientos, a pesar de conocer de antemano la respuesta» pensó Severus

Tomó las manos de Regulus con suavidad y las apartó de su rostro.

—Reg, de verdad quisiera corresponderte, pero no puedo. Yo amo a alguien más y lo sabes. Y sé que las cosas serán diferentes a partir de ahora, pero no quiero alejarme de ti. No quiero perder tu amistad y estoy seguro de que algún día encontrarás a alguien mejor que yo... Y me refiero a que esa persona también te amará como tú lo harás con él o ella, eso que fui incapaz de hacer. Tú te mereces algo mejor y más

—Severus —el menor abrazó al mayor por la cintura, ocultando el rostro sobre el pecho de su enamorado—, nadie te podrá reemplazar. Tú siempre serás el primero y a quien más amo con todo mi ser

El ojinegro correspondió el abrazo y así permanecieron los dos por unos minutos hasta que el pequeño ojigris terminó el acto, pero no se separó del mayor, sino que lo miró fijamente a los ojos. Severus también hizo contacto visual y por primera vez en su vida se quedó perdido en esos ojos platinados.

—Sev ¿puedo pedirte dos cosas? De ese modo intentaré suprimir mi amor por ti y será una promesa de que seguiremos siendo amigos

—¿Dime?

—Primero ¿podrías besarme? Pero, por favor, que pueda sentir en él como si de verdad me amaras. —Regulus bajo la mirada apenado y más por lo siguiente que dijo—. Sé que no es lo mismo, pero... Si quieres, para no sentirte incómodo, puedes imaginar que estás besando a Evans

—No —el menor sintió una opresión en su pecho al escucharlo, pero este desapareció con las siguientes palabras de Severus—. Si lo haré, será siendo cien por ciento consciente de que, a quien tengo en mis brazos, es a ti

El rojo se hizo presente en las mejillas de Regulus. Algo que había omitido al momento de decirle todas sus maravillas a Severus, es que era todo un caballero... No. Un príncipe.

«No mi príncipe azul. Mi Príncipe Mestizo, porque no me importa su descendencia. Severus es Severus y así lo amo.»

El ojinegro sujetó con delicadeza el rostro del menor y lentamente fue acercando su rostro al contrario hasta sentir unos pequeños y finos labios. Regulus sentía su corazón palpitar con fuerza; hacia mucho que había soñado con ese momento, pero no en esas circunstancias.

«Es mejor esto a nunca haberlo hecho»

Lentamente las manos de Regulus subieron, acariciando el cuerpo de Severus, hasta el cuello del mayor. Las manos del ojinegro soltaron el rostro del menor y bajaron delicadamente hasta posarse en la cintura del ojigris.

Los pensamientos de ambos eran un remolino emocional. Regulus se sentía en el cielo a pesar de saber que en cuanto todo terminara volvería a tierra... a la cruda realidad. Severus se sentía mal por Regulus y por él mismo: a pesar de que el menor fue quien le pidió el beso y sabía que no lo amaba, el hecho de haber aceptado y hacerlo hacía que el mayor sintiera que jugaba con los sentimientos del ojigris y eso era algo que odiabas.

A pesar de la situación, cualquiera que los viera pensaría que estaban hechos el uno para el otro. Sus labios se amoldaban y se transmitían muchos sentimientos. Sin que ambos se dieran cuenta, el beso comenzó a intensificarse y no fue sino hasta que Regulus escuchó a Severus decir su nombre en un gemido. Con pesar, el menor rompió el beso y apartó al mayor lo suficiente para mirarlo. El ojinegro miró al otro confundido; no supo cuánto tiempo llevaban besándose, pero él creyó que el ojigris querría seguir el mayor tiempo posible.

—¿Reg?

—Antes de seguir, Sev, quiero pedirte el otro favor

A Severus le llamó la atención que Regulus no lo miraba esta vez, sino que tenía la mirada baja y apretaba los puños, aún sobre su pecho .

—¿Sí, Reg?

El menor Black no sabía cómo decírselo. Era demasiado y temía a la reacción del ojinegro, pero al sentir la mirada de su amor no correspondido sobre él hizo que finalmente hablara.

—Quería pedirte que tú... tú... —apretó con más fuerza los puños y levantó la cabeza, mirando directamente a los ojos del otro—¡Quiero que me hagas el amor!

Severus soltó un gemido de sorpresa a la vez que abría mucho los ojos. Regulus estaba rojo, bajo la mirada y ocultó el rostro en el pecho del mayor.

—Lo sé, ya es demasiado. Además de que, sí, ya estoy abusando de ti. —Se separó de Severus sin mirarlo—. ¿Sabes que? Olvídalo, con el beso tengo más que suficiente...

No pudo terminar porque un largo y pálido dedo índice se posó en sus labios. Regulus levantó la cabeza y se sorprendió al ver a Severus sonriéndole con cariño.

—Reg, eso deberías hacerlo con la persona que ames y que está te corresponda

—Lo sé, pero... —su sonrojo se intensificó debido a la vergüenza, tanto así que se cubrió la cara con las manos— siempre soñé que mi primera vez fuera contigo. ¡Agh! ¡Soy un completo imbécil, patético...!

Sus insultos se detuvieron al sentir unas manos sobre la suyas y las apartaban de su rostro. Miró con pena a Severus.

—No puedo creer que nunca haya notado lo inocente y adorable que puedes llegar a ser

—No... ¡No digas eso! ¡Es vergonzoso!

Severus rió ante tal reacción. La verdad, es que para él no era un problema cumplir el segundo favor que Regulus le pedía, el problema era que —al igual que el beso— sentía que jugaba con sus sentimientos. El menor adivinó los pensamientos de su amado, acarició con una mano su mejilla, haciendo que Severus lo mirara.

—Sev, no tienes que ponerte. Ese tendría que ser yo —le dio un casto beso en los labios y después le susurró al oído—. Por favor, regálame mi primer vez

El mayor se estremeció al sentir el aliento de Regulus contra su oreja, a pesar de que su cabello lo cubría. Movió su cabeza y besó con ternura al menor. Lo tomó de los hombros y lo recostó en la cama con ternura. Rompieron el beso y se miraron a los ojos.

—Tranquilo, Reg. Me aseguraré que tu primera vez sea inolvidable

—Gracias, Sev. Te amo —y besó al mayor

No salieron de la habitación del menor en toda la tarde, ya era la hora de cenar y ambos seguían en la cama. Regulus se quedó dormido con una sonrisa minutos después de que terminaran y estaba acurrucado en el pecho de Severus y lo abrazaba con un brazo por la cintura. El ojinegro acariciaba el cabello del ojigris con una mano mientras que la otra la tenía detrás de su cabeza, estaba con la mirada fija en el techo.

Para Severus también fue su primera relación sexual y nunca esperó que fuera con un hombre y mucho menos con su mejor amigo. Bajo la mirada hacia Regulus, aún sonreía y un leve rubor adornaba sus blancas mejillas. Sonrío ante lo que veía, no hacía falta ser homosexual para darse cuenta de la belleza y ternura que desprendía el menor Black.

«Reg, de verdad espero de corazón que encuentres a la persona indicada» pensó Severus «Y si alguien te hace daño, será la víctima perfecta para probar mis hechizos experimentales»

Nunca se lo ha dicho a Reg y a Lily, pero últimamente le ha dado por inventar hechizos. Estuvo anotándolos en el viejo libro de Pociones de su madre, eran tantas las correcciones que los márgenes del libro estaban casi en su totalidad negros.

Sus pensamientos se interrumpieron al escuchar un ruido. A pesar de estar Regulus dormido no pudo evitar sonrojarse por la pena; su estómago hizo ese ruido, tenía hambre y no era para menos después de la "actividad física" que habían hecho hace unas horas.

—Reg —llamó al menor a la vez que lo movía suavemente—. Reg, es hora de cenar. Tenemos que ir al Gran Comedor

El aludido soltó un mohín a la vez que le daba la espalda al mayor.

—Regulus, ya levántate

—Diez minutos más, Andy

—¿Andy? Regulus, no seas holgazán. Solo cena y regresas a dormir

—Que más tarde, prima —el ojigris soltó a Severus, le dio la espalda, tomó la sábana y se cubrió con ella hasta la cabeza

Severus suspiró. Se levantó de la cama, se vistió, tomó su varita, apartó de un tirón la sábana y le lanzó un Aguamenti a Regulus en la cara. El menor se sobresaltó y trató de cubrirse, inútilmente del ataque.

—¡Severus! —exclamó Regulus, sentándose en la cama

—Al fin despiertas. Vístete y vamos a cenar

El ojigris miró molestó al mayor. A regañadientes se levantó de la cama, se secó con un movimiento de su varita y se vistió mientras Severus arreglaba la cama con magia. Una vez listo el menor, ambos salieron de la habitación. No se encontraron con nadie en la estancia, así que salieron de la Sala Común.

El camino estuvo en silencio, pero no fue incomodo. Regulus miraba de reojo a Severus; aún no podía creer que quien era su mejor amigo desde que entró a Hogwarts, su primer amor, le diera su primer beso y le diera su primera vez. Regulus sonrió y acercó lentamente su mano hacia la del mayor con la intención de tomarla, pero cuando ya estaba a unos milímetros de tocarla se detuvo. Olvidó que ellos sólo habían hecho todo eso porque él, Regulus, se lo pidió a Severus.

Apartó su mano, pero esta fue tomada por una de largos dedos, cálida y suave. Regulus miró a Severus y se sonrojó levemente al ver que el mayor le sonreía.

—Sé que acordamos en seguir siendo amigos, y que esto —mostró las manos entrelazadas— daría mucho de qué hablar dando paso a los rumores. Pero cuando estemos solos, como ahora, puedes hacerlo

—Severus... —Regulus estaba tan feliz que no sabía que decirle al mayor

El ojinegro le sonrió al menor. Aun con las manos entrelazadas, pasó su mano sobre los hombros del ojigris y —sin que Regulus se lo esperara— Severus empezó a alborotarle el cabello.

—¡Severus, no! ¡Para! —pidió Regulus entre risas

—No —contestó el mayor, afianzando su agarre

Estuvieron así que llegaron a la salida de las mazmorras. Severus le acomodó el cabello a Regulus y los dos atravesaron la puerta. Llegaron al Gran Comedor, ya casi no había alumnos, así que los dos se apresuraron a sentarse y cenar algo. Vieron a Alex sentada apartada de los demás y cabizbaja; ambos se miraron apenados, olvidaron por completo a la castaña y lo más probable —ellos pensaron— que sus compañeros de casa la estuvieron agrediendo otra vez, así que se acercaron a ella para hacerle compañía y animarla.

—¡Alex! —llamó Severus a la chica

Vio que la latina dio un respingo al escucharlo, pero no levantó la mirada y eso lo preocupó. Los chicos se acercaron y se sentaron, Severus al lado y Regulus enfrente de ellos.

—Alex ¿estás bien? —preguntó preocupado el azabache—. ¿Que tienes?

Escuchó a la chica suspirar, ella levantó la mirada y Severus le sorprendió ver que sonreía.

—Tranquilo, no es nada —contestó Alex—. Por cierto ¿dónde estaban? Se perdieron casi toda la cena

Ambos chicos se tensaron y un leve rubor apareció en sus mejillas sin que ellos pudieran evitarlo. Alex sintió una opresión en su pecho, dándose una idea de lo que pasó entre ellos.

—Uh... Alex, nosotros...

—Tranquilo, Sev, no te preocupes

—¿Eh? ¿De qué...?

—Ya sabemos que hay algo ustedes

—¿¡QUÉ!? —gritaron los chicos, haciendo los pocos alumnos y docentes que quedaban en el comedor los miraran

Esperaron a que los curiosos apartaran la vista para continuar su conversación.

—¿De qué rayos estás hablando? —preguntó Severus

—Tardabas en regresar con Lily y conmigo así que fui a buscarte y... los vi besarse —Regulus se puso rojo y Severus pálido—. Tranquilo, si quieres que lo suyo sea un secreto, no le diremos a nadie

—Oye ¿Tú y Lily nos vieron?

—No, solo yo. Pero le conté, ella dice que los apoyará y que seguirá queriéndote, como siempre

Regulus miró la reacción del mayor ante las palabras de la latina. Severus se había puesto muy pálido y eso hizo que la felicidad que sintió hace unos momentos se esfumara por completo siendo reemplazado por culpa.

—Alex, Regulus y yo no...

—Severus, ni Lily ni yo los discriminamos. Además de que, creo, sería muy irónico. Nosotras estamos felices por ustedes —Alex apartó su plato y Severus vio que estaba casi intacto—. Los dejaré cenar a gusto. Provecho —y sin más, se fue

—¡Alex, espera! —le llamó Severus, poniéndose de pie

La latina no se detuvo, sino que aceleró su caminar, casi corriendo. El azabache se pasó una mano por el cabello y se dejó caer en su asiento. Regulus miraba al mayor sin saber qué hacer o decir, se sentía culpable y más por lo que habían hecho hace unas horas.

—Severus, yo... ¡de verdad lo siento! ¡No fue mi intención...!

—Reg... tranquilo. —dijo Severus con calma, volviéndose a sentar—. Me molestaría más si resultara que todo lo que me dijiste fuera mentira solo para lastimarme, pero te conozco y sé que nunca harías algo así. Eso lo haría el imbécil de tu hermano con sus amigos. Será mejor e irnos a descansar, mañana hablaré con las chicas y aclararé las cosas

—¿Seguro?

—Sí

Severus se sirvió una rebanada de tarta de melaza (lo demás de la cena había desaparecido y solo quedaron los postres) y empezó a comer. Regulus se sirvió una rebanada de pastel de chocolate y también empezó a comer. El mayor no lo había notado por estar preocupado pensando en Evans, pero Regulus si lo noto: a Jones le dolió el pensar que ambos tenían una relación. Si le creía que ella no tenía nada en contra de los homosexuales, por su reacción parecía que le dolía ver a la persona que amaba con otro. Entonces se le ocurrió algo ¿sería posible Jones estaba enamorada de alguno de ellos? La respuesta era un sí y, lo más probable, fuera que ella estuviera enamorada de Severus y de ser así ¿cómo era posible que lo amara? Apenas a finales del curso pasado se conocieron ¿Acaso la latina tuvo uno de esos flechazos de "amor a primera vista"?

Fuera lo que fuera hubo otra cosa que noto. No sólo era la tristeza de ver a la persona que te gusta con otro, sino que pareció como si Jones supiera que no podía tener nada con Severus y al verlo con alguien hizo que fuera más consciente de ese hecho. Regulus tenía que reconocer que, desde que la latina apreció, las cosas le parecían muy sospechas alrededor de la castaña.

Terminó de cenar y regresó a su Casa en compañía de Severus con una determinación: averiguaría quién era en realidad Alexandra Jones y que tramaba.

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Hola a todos:

Espero que esten disfrutando de la historia.

La parte que escribí de Severus y Regulus, pues... es la primera vez que escribo YAOI, espero que me haya quedado bien y que les gustara.

Disfruten de la lectura y gracias por seguirla.

Saludos

Ichigo Snape 🌸

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