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Provocación

«Dios ¡dame paciencia, por favor!»

Era la tercera vez en el día que Alex huía, literalmente, de Sirius Black. Después de la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, el mujeriego de los Merodeadores se le acercó con la intención de conversar con ella, que más bien era coqueteo y alardeos; Canuto se la pasaba presumiendo de lo sexy que era e insultaba a Severus tanto de su aspecto como de su personalidad. Gracias a los fundadores que después de la clase de Kettleburn tuvieron Runas Antiguas y como los Merodeadores no la cursaban pudo darse un respiro, pero este se desvaneció al salir porque Sirius la estaba esperando frente a la puerta del aula. Fueron a la clase de Defensa contra las Artes Oscuras y de nuevo tuvo a Canuto encima y de igual modo en Pociones, aunque en esta última Slughorn alejó a Black de ella por estarla distrayendo y por ende preparaba mal la poción, y de no ser por la rápida intervención de Severus hubiera ocasionado un accidente.

—Cuando pienso que los Merodeadores no podían ser más molestos estos se superan de inmediato —comentó Severus, saliendo de Pociones siendo los últimos para perder al cuarteto Gryffindor—. Si ese imbécil vuelve a acercarte a ti lo maldeciré

—Tú no vas a hacer nada de eso, Severus —amenazó Lily—. Porque yo lo haré primero

—Se les agradece la ayuda —apreció Alex—, pero puedo defenderme sola, gracias. Le daré una última advertencia y espero que con eso entienda ese "donjuán" que no estoy interesada en él

—¿Y si eso no funciona? —preguntó Severus

—Pues... espero que Black no tenga pensado tener herederos

Lily se tapó la boca con ambas manos y Severus hizo una expresión de dolor a la que soltaba una carcajada; eso es algo que al azabache le encantaría ver.

Era la hora del almuerzo por lo que los tres amigos fueron al Gran Comedor y se dirigieron a sus respectivas mesas. Alex se dirigió hacia la mesa de Slytherin, pero una mano la sujetó de la muñeca y la jaló en dirección contraria. La castaña volteó y se molestó al ver que se trataba de Black llevándola sin su consentimiento a la mesa de Gryffindor.

—¿Qué crees que estas haciendo? ¡Suéltame! —la latina se liberó de un tirón y miró desafiante a Sirius

—Vamos, no te pongas así Jones —dijo el chico—. Solo te llevaba a sentar junto a mí para convivir y conocernos mejor

—¿Y a mí me interesa por qué...?

—Es pasable el que quieras estar con mi hermanito porque los Black somos irresistibles —Sirius se pasó una mano por el cabello provocando que las chicas que estaban cerca soltaran suspiros soñadores para dar a entender su punto—. Pero estar con Quejicus...

—Se llama Severus Snape —interrumpió Alex—. Él es una compañía MUCHO MÁS GRATA que la tuya. Hasta ahora las únicas compañías que rescato de Gryffindor son Lily, obviamente, y Lupin. Por lo que la tuya, Potter y Pettigrew son una tortura

—Entonces siéntate junto a Lunático y Evans y así aprovechas para estar conmigo...

—Como no hablamos el idioma "imbécinglés" por eso no captas lo que Alex te está diciendo —intervino Severus, colocándose entre el Gryffindor y la Slytherin—. Así que te lo diré lentamente para que tu diminuto cerebro lo capte: Deja. A. Alex. En. Paz

—¿Por qué no mejor que te vas con tus amiguitos mortífagos...?

Severus sacó rápidamente su varita a la vez que Sirius hacia lo mismo. Los dos se apuntaron al pecho llamando la atención de todos en el Gran Comedor, quienes se aglomeraron alrededor de los rivales y empezaron a canturrear «pelea» «pelea» «pelea».

Al verlos así, Alex tuvo una sensación de déjà vu. De inmediato un recuerdo llegó a su mente: El último día de las vacaciones de invierno, después de que Severus avisara de las clases particulares de oclumancia, ambos estuvieron a punto de atacarse de no ser porque ella y Harry se pusieron en medio de ellos y la familia Weasley y Hermione entraron justo a tiempo a la cocina en Grimmauld Place. La latina repitió la acción colocándose entre los dos con los brazos extendidos hacia ellos.

—¡Bajes las varitas ahora! —exclamó Alex mirando intercalademente a los azabaches—. ¡Esto es una locura!

—¡No te metas en esto, Alexandra! —gritaron a la vez Severus y Sirius

El corazón de la castaña dio un vuelco al escucharlos. Ese grito... otro recuerdo vino a su mente: La Casa de los Gritos en su tercer año, después  de que Severus le diera un puñetazo en el rostro por accidente al meterse en la pelea para separarlos. ¡Ahora tenía sentido porque en ese momento le dijeron Alexandra!

«Como diría el huevo Confi de Una película de huevos: ¡Que fuerte, carnal! ¡Que fuerte! O como Shrek: Vaya, eso explica muchas cosas»

—¡Por los Godric Gryffindor ¿qué está sucediendo aquí?!

El modo referencias de cultura pop de Alex se apagó al escuchar el grito de la profesora McGonagall acercándose hacia el origen del caos. Los estudiantes se callaron y huyeron de la escena dejando solos a Alex, Severus y Sirius, los chicos aún apuntándose con las varitas y la chica en medio de ellos.

—Snape y Black, guarden sus varitas inmediatamente —los chicos obedeciendo si apartar la mirada del otro—. Ahora, ustedes tres, síganme —ordenó la profesora

Alex fue la primera en seguir a la jefa fe Gryffindor. Severus y Sirius fueron detrás de McGonagall y la latina no sin antes mirar de reojo a sus respectivos amigos. En el Gran Comedor, Lily miró a James, Peter y Remus molesta. Cornamenta apartó la mirada fingiendo que nada pasó, Colagusano se escondió detrás de su amigo de lentes y Lunático miró apenado a la pelirroja.

En todo el camino Alex y los chicos permanecieron en un tenso silencio; la castaña no sabía qué hacer, mientras que ambos azabaches se lanzaban miradas de odio. Llegaron a la oficina de McGonagall; la profesora entró primero seguida por Alex. Severus y Sirius estaban por entrar, pero al darse cuenta de que iban a ingresar a la vez ambos chicos se empujaron tratando de ganarle al otro.

—¡Snape! ¡Black! ¡Compórtense y entren de una vez! —regañó la profesora

El Slytherin ingresó primero y detrás de él el Gryffindor. Los tres estudiantes se pararon ante el escritorio de McGonagall quien se sentó y miró fijamente a los tres adolescentes.

—¿Y bien? —insistió la profesora—. ¿Quién va a explicarme qué sucedió hace unos momentos en el Gran Comedor? Snape. Black ¿está vez por qué iban a comenzar un duelo en el Gran Comedor?

Ninguno de los tres respondió. La profesora se retiró los lentes y se pellizcó el puente de la nariz; nunca, ningún estudiante la había exasperado tanto como Snape, Black y Potter, ellos en verdad llevaban a niveles extremos la rivalidad entre casas. Lo peor de todo era que terminaban involucrando en sus conflictos a sus compañeros y que Jones estuviera ahí era un claro ejemplo de ello. McGonagall se puso sus lentes y miró a los tres estudiantes, al no obtener respuesta se levantó, rodeó su escritorio y se paró delante de ellos.

—En vista de que ninguno quiere hablar, no me queda más remedio que descontarle veinte puntos a cada uno y...

—Fue mi culpa, profesora

La adulta y los dos Slytherins miraron boquiabiertos al Gryffindor. Sirius Black ¿admitiendo su culpa? De acuerdo... eso era extraño.

—¿Señor Black?

—Llevaba a Alex a sentarse junto a mí a la mesa de Gryffindor sin su consentimiento. Me dijo que no y aún así insistí. Snape la defendió y yo, como siempre, lo insulté y ambos sacamos las varitas para atacarnos, y lo hubiéramos hecho de no ser porque Alex se interpuso entre nosotros para frenarnos

«O...key... ¿Quién es él y que hizo con Sirius Black?» pensó Alex todavía sin creer lo que estaba pasando.

McGonagall salió de su asombro, carraspeó y se volvió por completo hacia su estudiante.

—Bueno, sinceramente me sorprende y alegra ver que reconoce su falta, Sr. Black. Veinte punto menos para Gryffindor y tendrá dos semanas de castigo con el Sr. Filch ¿quedo claro?

—Sí, profesora —respondió Sirius

—Ahora, Sr. Snape —continuó la animaga volviéndose hacia el mencionado—. A pesar del acto caballeroso con la Srta. Jones, el hecho de haber intentado llevar a cabo un duelo en el Gran Comedor es inaceptable. Diez puntos menos para Slytherin y su castigo será de una semana con Madame Pince ¿entendido?

—Sí, profesora —respondió Severus

—Y en cuanto a usted, Srta. Jones. Dado que usted no hizo nada malo puede irse.

—Gracias, profesora —dijo Alex

El timbre sonó dando comienzo a las clases de la tarde. Los tres estudiantes salieron de la oficina en busca de sus cosas y se dirigieron a su siguiente clase; Alex y Severus tuvieron Herbología y Sirius Encantamientos. En toda la tarde lo único de lo que se hablaba fue del casi duelo entre Snape y Black a causa de Jones y todos decían lo mismo: ambos chicos estaban interesados en la extranjera y estaban dispuestos a pelear por ella. Eso incómodo a la latina, más porque también eso explicaba porque los adultos Severus y Sirius peleaban, más de lo usual, por ella desde que los conoció (y antes de descubrir los sentimientos de ambos); la única duda que tenía era que si ellos sabían que viajó por accidente al pasado y que Alex Jones y Alex Macías eran la misma persona, aunque también eso explicaría su comportamiento hacia ella. De cualquier forma, eso no alentaba mucho a la castaña.

—Por cierto, Severus —dijo Alex, saliendo del invernadero de camino al castillo

—¿Sí? —dijo el chico mirando a la chica

—Gracias por defenderme de Black

—Tú siempre me defiendes, ya era justo que hiciera lo mismo

Severus no sabía porque, tal vez por el gran cariño que empezaba a sentir por Alex, pero la tomó con delicadeza de la mano y así fueron todo el camino hasta su última case del día, Transformaciones. El azabache no se percató de la reacción de la castaña ante ese gesto; si Alex fuera pelirroja (natural o teñida) no se podría notar donde terminaba su cara y empezaba su cabello de lo roja que estaba; su corazón latía con fuerza preocupando a la chica de que él se percata de su actuar.

«¡Dios, si estoy soñando no me despiertes, por favor!»

Alex apenas si prestó atención a McGonagall, ese simple e inocente gesto hizo un gran estrago en su mente y corazón.

—Srta. Jones ¿está usted bien?

—¿Eh? —La castaña levantó la mirada encontrándose con la expresión seria de la jefa de Gryffindor—. ¡Ah! Sí, estoy bien profesora

—¿Segura? Esta muy roja ¿tiene fiebre?

El rubor de Alex se intensificó al sentir la mirada de todos sobre ella. La latina reiteró que no tenía nada, a lo que la profesora por fin dejo de insistir y reanudo su clase.

—¿Segura que estás bien, Alex? —preguntó Severus en voz baja—. Nunca te había visto así

—Estoy bien, de veras —persistió la aludida

El azabache hundió los hombros dando por estancado el tema. ¡Dios! La castaña no recordaba haber pasado un momento tan vergonzoso como ese en su vida ¡y todo porque Severus la tomó de la mano!

Terminaron las clases; Alex y Severus fueron a la biblioteca a hacer su tarea encontrándose con Lily y Regulus. Los cuatro se sentaron en una mesa y pusieron manos a la obra. Avanzaron bastante cuando dio la hora de cenar, estaban por salir cuando Madame Pince detuvo a Severus recordándole al chico que debía realizar su castigo esa semana con ella a lo que el azabache le dijo a sus amigos que se adelantaran al Gran Comedor y él los alcanzaría después. Cuando el futuro pocionista salió de la biblioteca se sorprendió al ver a sus amigos esperanzándolo; no era gran cosa, pero no cabía duda de que Severus tenía a los mejores amigos.

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—Ahora sí te luciste, Canuto —dijo James—. Nunca te había visto actuar así por una chica

—Cállate, Cornamenta

—James, déjalo en paz —dijo Remus sin apartar la mirada de su libro a pesar de estar comiendo—. Ya tiene demasiados problemas como para que tú le agregues otro

—Oye, no es mi culpa de que nuestro amigo donjuán finalmente quiera sentar cabeza

—Honestamente Sirius, hay cientos de chicas en Hogwarts ¿por qué tuviste que fijarte en una Slytherin que, para colmo, es amiga de Snape? —dijo Peter entre bocados

—Ya les explique por qué —respondió Sirius

—Sí, claro Canuto. Porque Quejicus te está desafiando o algo así, y tuviste esa "visión reveladora" en la Torre de Astronomía. —dijo burlonamente el de lentes—. ¡Vamos, amigo! Si por algo nunca cursamos Adivinación ¿ahora resulta que eres vidente? En verdad perdiste la cabeza, pero por Jones

—¿Podrías de una maldita vez...?

La amenaza de Sirius se cortó porque al fijar su mirada a la entrada del Gran Comedor (la cual James le daba la espalda) el mayor Black vio al cuarteto particular de amigos entrar; sintió un vuelco en el corazón al ver a Jones entrar con una gran sonrisa en su rostro, pero ese sentimiento cambió al sentir su estómago retorcerse por ver que le sonreía a Quejicus. Sirius apretó con fuerza los puños sobre la mesa a la vez que dejaba escapar un gruñido que sonaba como el un perro; eso llamó la atención del resto de los Merodeadores y lo miraron preocupados, más que nada por si alguien alcanzaba a escuchar a su amigo gruñir como perro. James, Remus y Peter vieron que Sirius miraba con enfado lo que fuera que estuviera detrás de Potter; los tres giraron la cabeza hacia esa dirección y de inmediato entendieron: era Jones con Quejicus.

—¿Vas a seguir negando que te gusta Jones? —se mofó Cornamenta volviéndose hacia su mejor amigo—. Porque tu actitud refleja todo lo contrario

—Cállate —gruñó Canuto

—Sirius, si quieres que Jones se fije en ti lo primero que debes hacer es ganarte primero su amistad —aconsejó Lunático—. Primero se su amigo, conócela y deja que poco a poco los sentimientos fluyan...

—Aburrido —canturrearon James y Sirius

Peter se rio y Remus puso los ojos en blanco fastidiado; enserio ¿por qué perdía tiempo y energía en ayudar a ese par si siempre ignoraban sus consejos?

—Lo primero que debes hacer, mi querido Canuto, es quitar los obstáculos del camino —aconsejó James... si es que a eso se le podía llamar consejo

—Eso es más que obvio, Cornamenta. En especial porque se trata de un obstáculo oscuro, amargo y grasiento

—Si intentas hacerle algo de nuevo a Snape lo único que lograrás es que Jones te odie

—No seas aguafiestas, Lunático —dijo Potter—. Considéralo como una ayuda humanitaria: Jones, desde que llegó, solo ha tenido de compañía y amistades a Quejicus y Lily. Nadie de Slytherin, mas que el hermanito de Sirius, quiere ser su amiga por ser una hija de muggles metida en un nudo de serpientes. Por lo tanto al ser solamente esos tres...

—Olvidas a Tex Kogane —recordó Lupin

—Ese no cuenta porque apenas lo acaba de conocer. Decía, como esos tres son los únicos que conoce tal parece que Jones no quiere salir de su zona de confort social. Así que los cuatro seremos caritativos y ayudaremos a esta pobre alma solitaria

—Jones nunca esta sola, James

—Lo digo por tener a Quejicus y Regulus como amigos—el de lentes ignoró de nuevo a su amigo prefecto y se volvió al resto de los Merodeadores—. ¿Qué dicen, Canuto y Colagusano?

—No estoy seguro —dijo el regordete del grupo—. Desde que Jones llegó me dio la impresión de que no le agrado ¡podría decirse que me odia!

—Eso es culpa de la oscura y venenosa influencia de Quejicus —dijo Cornamenta, luego se volvió hacia su mejor amigo—. ¿Canuto?

—Cuando se trata de ese murciélago grasiento sabes que estoy cien por cierto dentro, amigo —respondió el mayor Black

—Esta decidido —dijo James

—¿Qué esta decidido? —preguntó una voz detrás del par de azabaches. James y Sirius se tensaron y miraron lentamente sobre sus hombros encontrándose con una furiosa Lily Evans—. ¿Ahora qué demonios están tramando? ¿Acaso no pueden estar tranquilos por una vez en sus patéticas vidas?

—¡Auch! Eso duele, Evans —dijo Sirius llevándose una mano al pecho dramáticamente

—Evans, nos ofendes —dijo James, alborotándose el cabello, más de lo que estaba—. ¿Cómo es posible que pienses mal de nosotros si somos estudiantes ejemplares de Gryffindor? Corrección ¡de todo Hogwarts!

—¡Ha! Buena esa, Potter. Ustedes cuatro son lobos en piel de cordero —los Merodeadores se tensaron al escuchar la palabra «lobo», en especial Remus. Lily no lo notó y prosiguió—. No hay día en que no hagan bromas o molesten a otros estudiantes, así que estoy completamente segura de que algo se traen entre manos y créanme cuando les digo que averiguaré qué es y me aseguraré de que tengan un castigo ejemplar. Estamos a meses de presentar los T.I.M.O.'s, ya es hora de que maduren y piensen en su futuro. —con eso Lily se fue.

Los Merodeadores vieron alejarse a la pelirroja, quien se sentó al lado de Alice Roberts. Al ver que la prefecta estaba lo suficientemente lejos de ellos, los cuatro amigos soltaron un suspiro de alivio.

—Eso estuvo cerca —dijo James—. Pensé que Evans logró escuchar...

—Olvídate de eso, James —dijo Remus—. Yo creí que ella...

—Lunático, tranquilo —interrumpió Sirius—. Creo que nos dejamos llevar con la palabra «lobo». Entendemos que estés preocupado de que alguien descubra tu "pequeño problema peludo"...

De pronto, Sirius tuvo una idea. Recordó que desde tercer año Quejicus observaba mucho a Remus, en especial en las noches de luna llena y por lo mismo varias veces lo vio en la biblioteca (yendo a ese lugar contra su voluntad) sin Evans y/o Regulus leyendo libros sobre los hombres lobo, incluyendo de la Sección Prohibida. Bueno, si ese rarito quería conocer más sobre los hombres lobo debería ayudarlo en sus investigaciones.

«Eso será suficiente para que ese murciélago grasiento aleje su ganchuda nariz de lo que no le importa. Y de Jones»

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Severus salió de la lechucería de vuelta a la Sala Común de Slytherin; había recibido otra carta de Lucius intentando convencerlo de unirse al Señor Tenebroso y de nuevo le respondió dándole largas respecto a pensar en la proposición. Honestamente, ya no quería unirse a los mortífagos, pero no sabía como decirle a Malfoy sin que se lo tomara a mal; Regulus le advirtió que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado no aceptaba negativas y mucho menos que la gente se hiciera para atrás. En verdad estaba metido en un problema ENORME y, aunque no le gustara admitirlo, tal vez podría pedirle ayuda a Dumbledore para que no solo lo mantuviera a salvo a él sino a su familia también.

—¿Poniéndote en contacto con tu futuro amo, Quejicus?

El azabache dejo escapar un quejido al escuchar esa voz. Perfecto, como si no tuviera ya suficientes problemas tenía que llegar el imbécil de Black a empeorarlo. Caminó a un lado de él, pero Sirius le bloqueó el paso. Severus intento del otro lado, pero fue lo mismo. Intentó varias veces, pero en todas el Merodeador le impedía el paso.

—¿Acaso quieres bailar conmigo, Quejicus? —preguntó burlonamente Sirius—. Porque tú no eres el tipo de persona que me gustaría como pareja de baile

—¡Entonces quítate de mi camino, Black! —reclamó Severus—. Yo quiero irme, pero tú eres quien me lo impide

El Gryffindor sonrió con arrogancia. Por fin se hizo a un lado y con un gesto de la mano invitó al Slytherin a irse. El azabache miró con suspicacia al mayor Black, sabiendo perfectamente que su enemigo tramaba algo. La sonrisa de Sirius se ensanchó al ver la expresión de su némesis; picó su curiosidad, justo lo que quería.

Con cautela, Severus pasó junto a Sirius y esta vez el ojigris no le cerró el paso, a lo que el futuro pocionista aprovechó para irse rápidamente de ahí.

—Por cierto, Snape, he que últimamente tienes una peculiar interés por los hombres lobo —el azabache se detuvo en seco y miró sobre su hombro al hermano de su mejor amigo, quien se veía tranquilo con las manos detrás de la cabeza, pero esa actitud relajada solo era una pantalla—. También noté que has estado con la mira fija en Remus —eso último lo dijo mirando con burla al chico

—No es lo que crees, Black

—¿De qué hablas? Yo no he dicho nada

—Lo dice la expresión en tu rostro —Severus regresó sobre sus pasos y encaró a Sirius—. Respecto a los hombres lobo, me di cuenta de que Lupin siempre cae enfermo precisamente cuando hay luna llena. Revise sus "síntomas" y las compare con las características de los hombres lobo. Así que no me queda duda de que su amigo prefecto es un licántropo

La sonrisa de Sirius desapareció dejando paso a una expresión desafiante.

«Vaya, vaya, vaya. Al parecer las pociones no son lo único que ronda en su grasienta cabeza; aunque tampoco es de extrañar ya que los hombres lobo son estudiados en DCAO y esta serpiente venenosa es un experto del tema.»

Se miraron fijamente a los ojos, desafiándose con la mirada. Poco a poco la sonrisa regresó al rostro de Sirius y eso puso en alerta a Severus. El mayor Black se alejó de su némesis un par de pasos hacia atrás y le dijo:

—Si de verdad crees que Remus en un hombre lobo ¿Por qué no vas a comprobarlo por ti mismo?

—¿Qué?

—Has estudiado el calendario lunar ¿cierto? —el azabache asintió—. Bueno, entonces sabes que esta noche habrá luna lleva y podrás comprobar si tus sospechas son correctas. —Sirius paso junto a Severus, chocando su hombro con el de él y lo vio sobre su hombro—. El lugar a donde siempre va Remus para su transformación es en la Casa de los Gritos. La mejora de llegar es por un tunel que se encuentra debajo del Sauce Boxeador y lleva directamente a la Casa de los Gritos. Para pasar debes neutralizar el árbol tocando el pequeño nudo cerca de la base. Nos vemos esta noche, Snape —y con eso Sirius se fue.

Severus se quedó inmóvil en su lugar. ¿Por qué diablos Black le dijo eso? ¿Por qué exponer a uno de sus mejor amigos de esa manera? Una voz en su cabeza le gritaba «¡PELIGRO!» ya que lo que el Merodeador acababa de hacer no era normal. Pero otra voz en su cabeza lo incitaba a que fuera porque, por muy presuntuosos que fuera ese cuarteto de imbéciles, con tal de llamar la atención hacían cualquier estupidez y quizá esta fuera una de esas: Black seguramente abrió la boca de más y ya.

Decidido: iría esa noche a la Casa de los Gritos y por fin expondría a los Merodeadores.

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—¡¿ENLOQUECISTE?!

—¡Sh! ¡Reg, cállate! —Severus cubrió rápido la boca de su mejor amigo y miró a su alrededor. Los alumnos de Slytherin que estaban en ese momento en la Sala Común los vieron molestos y después regresaron a lo suyo. El azabache mayor suspiró y quitó su mano de la boca del menor—. ¿Podrías ser más discreto, por favor?

—Y tú ¿podrías usar el cerebro y el sentido común, por favor? —Regulus se frotó las sienes, todavía procesando lo que su mejor amigo, y amor no correspondido, le acababa de decir—. ¿Si recuerdas que quién te dijo todo eso fue mi hermano, tu peor enemigo de los Merodeadores junto con James Potter?

—Obviamente

—Entonces, responde esto: ¿por qué mierda VAS A HACERLE CASO A SIRIUS?

—Deja de gritar

—¡Ustedes dos! —Severus y Regulus se volvieron hacia un alumno de séptimo año—. Si van a gritar háganlo en otro lado, intentamos estudiar

—Ustedes son de quinto ¿cierto? —preguntó una chica junto al estudiante molesto

—Solo yo —respondió Severus

—Entonces deberías estudiar para tus T.I.M.O.'s y dejarnos a nosotros estudiar para los E.X.T.A.S.I.S. ¿Entendido?

Los dos alumnos de séptimo lanzaron una última mirada molesta a los menores y regresaron a sus estudios. Regulus tomó su mochila y se levantó. Severus hizo lo mismo y los dos fueron a la habitación del primero. En cuanto Severus cerró la puerta fue arrojado contra esta y sujetado con fuerza del cuello su camisa; Regulus estaba muy enfadado con él, odiaba con todo su ser que el mayor se volviera imprudente cuando se trataba de los Merodeadores.

—Por última vez, Sev, olvídate de lo que te dijo mi hermano y de tus ideas locas respecto a que Remus Lupin es un hombre lobo. Podía ser... no ¡es! Solo una tramposa

—¿Y si fuera cierto lo que Black dijo? ¿Si es cierto que Lupin es un licántropo? Entonces habría que exponerlo ¡sabes que los de su clase son peligrosos! Un ejemplo es esa bestia de Fenrir Greyback

—Nadie puede compararse con ese animal —Regulus soltó a Severus y se pasó una mano por el rostro—. Suponiendo que Lupin sí fuera un hombre lobo, él no es como Greyback; y una prueba de eso es reacio a socializar y por eso como únicos amigos tiene a mi hermano, a Potter y Pettigrew

—También Lily es su amiga y recientemente Alex —añadió el azabache—. Por eso mismo lo hago. Hay que protegerlas de esa bestia

—Severus, tu no hace esto por ellas, solo quieres destruir a los Merodeadores y una evidencia de que un licántropo forma parte del grupo no solamente los perjudicara a ellos sino a Dumbledore y toda la escuela por permitirle la admisión a un hombre lobo —Regulus se alborotó el cabello en señal de frustración, soltó un suspiro y dijo—: Sev... no puedo creer lo que voy a decir, pero estas actuando tan impulsiva y estúpidamente como lo haría cualquier Gryffindor. Aunque alegues que los odias, estas tan obsesionado con ellos que, de manera inconsciente, estas actuando como un león.

»Olvídate de mi hermano y sus amigos. Olvídate de tus suposiciones respecto a la licantropía y piensa que de hacerlo harías que cerraran Hogwarts, nuestro hogar. Razona antes de actuar

Regulus fue a su cama, recogió su mochila, se sentó en su escritorio y sacó lo que necesitaría para hacer las tareas del día. Los dos amigos permanecieron callados, lo único que se oía era el pasar de las páginas de los libros de Regulus y el rasgar de la pluma sobre el pergamino.

Severus tenía la mirada baja, procesando lo que el menor le acababa de decir; no había pensado en eso, en las consecuencias de sus actos, pero tampoco podía echarse para atrás. Sino iba esta la noche al día siguiente Black lo tacharía de cobarde y él no era ningún cobarde. Iría solo a dar un vistazo dentro de la Casa de los Gritos, comprobaría que Lupin es un hombre lobo y se iría.

¿Qué tan difícil podría ser?

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