Navidad
Los días en casa del Sr. Rickman eran los mejores que Severus había pasado en su vida. Nunca regresaba a casa para las fiestas decembrinas gracias a Tobías, pero desde que este fue arrestado su vida y la de su madre mejoro para bien; aunque no podía decir que todo fuera luz porque de vez en cuando recibía cartas de Lucius motivándolo a unirse al Señor Tenebroso. Antes sí hubiera aceptado de inmediato con la intención de vengarse de su padre y de paso los Merodeadores; de ese grupo de Gryffindors idiotas continuaba con el rencor y la venganza, pero ya yo estaba seguro si sería buena idea unirse al mago tenebroso solo por eso y puesto que Él reclutaba gente que estuviera en contra de los muggles, no de peleas escolares.
—Lo mejor para ti es alejarte del Señor Tenebroso y su gente ahora que puedes
—Regulus
El azabache estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se percató de la presencia de su mejor amigo. El menor Black estaba parado en la puerta del dormitorio del Slytherin mayor, fue a buscarlo para pedirle prestado unos libros cuando lo vio sentado en su cama callado y con el entrecejo fruncido; eso solo significaba que Severus estaba pensando y no era difícil adivinar: la propuesta de unirse a los mortífagos. El ojigris entró a la habitación cerrando la puerta detrás de él, se sentó en la cama junto al azabache y lo miró seriamente.
—La última vez que tuvimos esta conversación fue en el Lago Negro y me dijiste que tomaste tu decisión de unirte a él —dijo Regulus sin ver al mayor—, pero al parecer estas cambiando de opinión ¿o me equivoco?
Severus tampoco miro al menor de los Black. Últimamente su mente era un caos en especial por los cambios que ha estado viviendo desde finales del curso pasado con la llegada de Alex; eso creo un nuevo pensamiento ¿acaso la latina era alguna clase de ángel guardián que vino a protegerlo? Es cierto que ni ella misma sabía quién era, pero desde que ella apareció las cosas en su vida mejoraron poco a poco ya fuera por su ayuda (directa o indirectamente). El Slytherin mayor se pasó una mano por el cabello antes de hablar:
—La verdad ya no sé que hacer. Al principio quería unirme al Señor Tenebroso para vengarme de Tobías y los Merodeadores, pero ahora... Tobías está en la cárcel, a pesar de odiar a ese cuarteto de idiotas Gryffindor ya no es tan molesto como antes gracias a Alex
Eso tomó por sorpresa a Regulus, estaba al corriente de la amistad que poco a poco creía entre él y la castaña; aunque este crecía demasiado rápido gracias a la latina, dándole la impresión de que ella sabía más de lo que debería.
«Tengo que averiguar más sobre Alex, porque su bloqueo mágico no es el único misterio.» pensó Regulus
Tocaron a la puerta, Severus dijo «Adelante» y entró precisamente la joven de quien hablaban.
—Lamento interrumpir, chicos. Rima dice que el té está listo
—Gracias Alex, enseguida bajamos —agradeció Severus
La castaña sonrió y salió de la habitación cerrando la puerta. Ambos azabaches salieron de la habitación y bajaron al salón donde los demás los esperaban. Estuvieron hablando de todo un poco; el Sr. Rickman les habló sobre sus nuevos proyectos y su avance en la película muggle, la propuesta del Sr. Burton de trabajar juntos alguna vez (en esa parte Alex y Severus no pudieron ocultar su emoción y enseguida preguntaron si podrían acompañarlo si algún día sucedía eso).
Luego fue el turno de los adolescentes, el primero en hablar fue Regulus. Habló un poco de su familia tratando de omitir que estos apoyaban al Señor Tenebroso y querían que él hiciera lo mismo; no fue necesario ocultarlo, Eileen y Alan conocían a la perfección a los Black porque, antes de que sus familias hicieran el arreglo matrimonial entre ellos intentaron comprometerlos con otras familias Sangre Pura como la Black, así que sabían que esa familia era fanática de las Artes Oscuras por lo que, muy probablemente, estarían del lado de Tom Marvolo Riddle, ahora conocido como Lord Voldemort.
—Joven Regulus, tengo entendido que tienes un hermano mayor y de la edad de Severus y las chicas —dijo Rima. Los cuatro adolescentes se miraron incómodos, no les estaba agradando a donde podría ir la conversación—. ¿Cuál es su nombre?
—Sirius, Srta. Horton —respondió Regulus
—¡Oh, por favor! Solo llámame Rima
—Está bien, Rima.
—Espera —dijo Alan y se volvió hacia Severus—. ¿Sirius Black? ¿No es acaso el nombre de uno de los chicos que siempre te están molestando?
—¡Tío! —exclamó preocupado el azabache
—¿Cómo dices? —preguntó Eileen mirando incrédula a Alan y después se miró a su hijo—. Severus ¿te molestan en Hogwarts?
«¿Por qué a mí?» se lamentaba el azabache hundiéndose en su asiento con la infantil esperanza de desaparecer
—Severus Tobías Snape Prince, explícate ahora mismo
El mencionado miró asustado a su madre, cuando ella lo llamaba así era porque esta realmente enojada. Alex y Regulus miraban preocupado al azabache porque entendían que se acaba de meter en problemas, sin percatarse de la mirada de miedo que Lily tenía en el rostro. Muy pocas veces había visto a la Sra. Eileen así y era de cuidado.
Alan y Rima comprendieron de inmediato que la situación se volvió delicada, por lo que le dijeron a Regulus y las chicas que salieran de la habitación junto con ellos.
La conversación, o más bien deberían decir discusión puesto que incluso alcanzaron a escuchar gritos, duró varias horas. Al parecer Severus nunca le había contado a su madre sobre su vida puesto a que su vida en casa ya era mala el contarle sobre eso la hubiera preocupado más. En algún punto de la conversación, la mujer pidió hablar con Lily y Regulus y les preguntó por qué nunca le habían dicho a lo que los dos adolescentes contestaron que eso no les correspondía a ellos sino a su hijo.
Severus y Eileen conversaron hasta la hora de la cena; cuando los Snape llegaron al comedor, se veían tranquilos, pero aun así nadie quiso decir nada del tema. Comieron en silencio, sintiéndose la tensión en el aire, nadie hablaba por temor a decir algo que no.
—Todo esta bien —dijo Severus harto del pesado ambiente—. Solamente estoy castigado y mamá me hizo prometerle que nunca más le ocultaré nada
Regulus y las chicas se miraron; honestamente, sí pensaron que la plática de los Snape había sido peor. Con ese tema resuelto, la cena fue más amena.
—Cariño, no tendrás que trabajar en Navidad ni Año Nuevo ¿cierto? —dijo Rima
—Por suerte no —respondió Alan—. Solamente a asistir a las fiestas decembrinas del Royal Shakespeare Company y en el set de grabación de Duro de Matar y otros cineastas
—¡¿Estará en esa fiesta el Sr. Burton?! —preguntaron emocionados Alex y Severus mirando con un gran brillo en sus ojos al Sr. Rickman
—De ser cierto, tú no irás jovencito. Estas castigado ¿recuerdas? —dijo Eileen dándole un sorbo a su té
—Pero mamá... —replicó Severus haciendo un puchero. Algo que no hacía desde que era un niño
—Sin peros, jovencito
Regulus y Alex no daban crédito a lo que veían ¡el serio y frío Severus Snape haciendo un berrinche! Lily se cubrió la boca con una mano, sabia que no debía burlarse de su hermano, pero hacia años que no lo veía así y en el fondo estaba feliz porque últimamente siempre estaba enojado y no mostraba sus sentimientos, era bueno ver de nuevo ese lado suyo.
—Vamos, Leen. No seas tan cruel con él —dijo Alan. Luego miró al chico y a la latina—. En efecto en la fiesta de los estudios estará el Sr. Burton y me gustaría que ambos me acompañaran
—Ya dije que Severus no irá, Alan. A pesar como eran antes las cosas en casa eso no significaba que me ocultara lo que le sucedía en Hogwarts —dijo con firmeza Eileen—. Sufrió demasiado en casa, no quería que siguiera haciéndolo en el castillo. Quería... —sin que nadie se lo esperara, la mujer comenzó a derramar lágrimas— quería que sus siete años en Hogwarts fueron los mejores de su vida
—Mamá
Severus se levantó, fue con su madre y la abrazó. Todo este tiempo no le dijo nada sobre su vida en Hogwarts porque no quería preocuparla, tenía suficiente con lidiar con Tobías en casa como para añadirle más leña al fuego. Eileen sintió los brazos de su hijo rodeándola y de inmediato respondió el abrazo. Todos los presentes veían en silencio la interacción de la familia Snape; estaban al corriente de lo mucho que habían sufrido, pero no pensaron que tanto.
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Las vacaciones navideñas fueron las más felices para Severus y su madre. Sí, él seguía castigado, pero al ser un chico tranquilo no hubo mucho que Eileen pudiera privarlo, salvo salir con Regulus y las chicas y en lugar de permitirle leer sobre pociones o cualquier lectura académica le dio a su hijo algunos libros de romance haciendo que Severus la mirara como si estuviera cara a cara con el mismísimo Lord Voldemort.
—¿No quieres que use los colores y el escudo de Gryffindor también, mamá? —preguntó molesto el azabache al ver la pila de libros de romance (o causa de diabetes visual, como el chico le decía a ese género) en su escritorio
—¡Vamos, hijo! No soy tan cruel —dijo Eileen riéndose por el actuar de su hijo—. Es lo único que te permite leer junto con la ciencia ficción. Nada de terror ni gótica
—¡¿QUÉ?! ¡En serio uso los colores de Gryffindor e incluso más vivos! ¡PERO ESO NO, POR FAVOR!
—No esta a discusión. Un castigo es un castigo, jovencito
Sin más, Eileen salió de la habitación de Severus. El chico miró con repulsión los libros que estaban en su escritorio; en estos momentos preferiría lidiar con Filch y sus castigos a tener que estar condenado a leer eso.
«Lección aprendida: NUNCA MÁS ocultarle nada a mi madre.»
Regulus y las chicas regresaron del Callejón Diagon en la tarde, a tiempo para la hora del té; fueron a hacer algunas compras que Rima les encargó para la cena de navidad y las fiestas a las que Alan tendría que asistir.
—¿Qué creen que haya hecho Severus todo el día? —preguntó Lily dejando las compras en la cocina
—Probablemente leyendo como siempre —afirmó Alex
—Seguramente —secundó Regulus
—O muriéndose de aburrimiento en su habitación
Los tres adolescentes miraron a la puerta encontrándose con el Sr. Rickman.
—¿Por qué dice eso? —preguntó la pelirroja
—Porque Eileen le dio de leer a Severus una pila de libros románticos y de ciencia ficción
—¡¿Qué?! —exclamaron sorprendidos Regulus y las chicas
—¡Sev preferiría hacerse amigo de los Merodeadores antes de leer eso! —dijo Lily
—¡Ay, no manches! —exclamó la castaña—. A lo mucho soportaría sus bromas
—¡Como sea! —interrumpió Regulus, luego se volvió hacia el adulto—. ¿Severus está bien?
—Mejor vayan a verlo ustedes mismos —dijo el adulto
Eso no alentó mucho a los adolescentes. Los tres fueron casi corriendo a la habitación del azabache, Regulus abrió la puerta y los tres asomaron con cuidado la cabeza hacia el interior de la habitación. Estaba en penumbras y no se escuchaba nada, mas que una respiración. Regulus y las chicas se miraron preocupados, pero a la vez decididos; entraron con cautela a la habitación y se acercaron a la cama. Suspiraron aliviados al ver a Severus dormir plácidamente en su cama. Estaban por salir, pero Alex tropezó con algo y cayó al suelo llevándose con ella a sus amigos y provocando un gran escándalo despertando al azabache.
—¿Qué...? ¿Qué está...? —Severus miró somnoliento tu habitación hasta encontrar a sus mejores amigos en el suelo—. ¿Qué hacen ahí? ¿Cuándo llegaron?
Los tres se levantaron y miraron apenados a su amigo.
—Hola Sev. Acabamos de llegar —respondió Alex
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Severus levantándose de su cama
—Vinimos a ver si seguías vivo —respondió Regulus
—¡Reg! —exclamaron las primas
—¿Qué?
El azabache iba a preguntarles de qué rayos estaban hablando, pero no fue necesario porque de inmediato lo captó.
—¿Fue mi madre o mi tío?
—El Sr. Rickman —contestó con timidez Lily
Severus se paso una mano por el cabello fastidiado.Alex se acercó al escritorio de su amor platónico y revisó los libros queestaban ahí. Los de romance eran: Orgullo y Prejuicio, Sentido ySensibilidad, Jane Eyre, Cumbres Borrascosas, Romeo y Julieta, La damade las camelias, La letra escarlata, Madame Bovary, Ana Karenina... Deestos libros Alex solamente había leído Sentido y Sensibilidad y Romeoy Julieta, los demás solo los conocía, pero nunca los ha leído.
Acomodó la pila de libros románticos y hecho un vistazo a los de ciencia ficción: Viaje al centro de la tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino, La máquina del tiempo, 1984, Fahrenheit 451, Yo robot, Tropas del espacio... Al igual que con el romance, Alex solo leyó Viaje al centro de la tierra, y algunas solo las conocía por el nombre.
—Algunos títulos no parecen malos —comentó la latina al aire llamando la atención de sus amigos
—Claro —dijo Severus con fastidio—, para ustedes, las chicas, es fácil decirlo porque les gusta el romance...
El chico fue interrumpido bruscamente a causa de un libro que la latina le lanzó directamente a la cara. El azabache se llevó las manos a la nariz, donde el libro impactó y miró sorprendido a la castaña.
—¿Quién dice que las chicas solamente leemos romance? A diferencia de las demás a mí no me gustan. Es cierto que he leído algunos, pero por curiosidad no porque sea fan de ese género literario. Prefiero la fantasía y policiaco, incluso alguno que otro de terror.
—En eso tiene razón —afirmó Lily—. En casa tenemos de todo un poco y Alex casi ni se acerca a los libros románticos. Los géneros que dijo son los que más lee. —la pelirroja se acercó al escritorio de Severus y revisó los libros—. ¡Increíble! Tienes ejemplares que siempre he querido leer ¿podrías prestármelos cuando los acabes, Sev? —preguntó la chica Gryffindor emocionada mostrándole los libros de romance
—Te los intercambio por algún de...
—Ni siquiera lo pienses, jovencito —Los cuatro amigos miraron hacia la puerta encontrándose con Sra. Eileen mirando seriamente a su hijo—. Ya te dije que solo podrás leer romance y ciencia ficción.
—Entonces ¿Por qué no esta el de Frankenstein? —preguntó inocentemente Severus
—Buen intento, ese también es de terror y no podrás leerlo
Con eso la madre del azabache se fue. Severus hizo un berrinche ignorando por completo a sus amigos; no recordaba la última vez que fue castigado ¡pero esto era una tortura! Alex miró preocupada a Severus y después el escritorio de su amigo, entonces tuvo una idea. Se acercó a la pila de libros y tomó el de Sentido y Sensibilidad.
—¿Qué te parece si lo leemos juntos, Severus? —Lily y los dos Slytherins miraron curiosos a la latina—. Así no te será tan tedioso ni tampoco te aburrirás. ¿Qué dices?
—Que serán las vacaciones decembrinas más largas de mi vida —dijo el azabache—, pero si eso ayuda que no muera del aburrimiento, lo haré.
Alex sonrió, no quería que el chico se la pasara mal en sus primeras vacaciones fuera de Hogwarts, así que lo ayudaría a pasarla bien.
Afortunadamente el plan de la castaña funcionó, a pesar de que el romance no era el género favorito del azabache, el tener a alguien con quien pasara ese "mal rato" hacia más llevadera la lectura; incluso Severus se animó a leer las de ciencia ficción y tuvo que reconocer que la imaginación de los muggles no tenía limites, hasta despertó su curiosidad respecto al género fantástico para leer lo que la gente no mágica se imaginaba respecto a la magia. Lo más sorprende de todo fue que a Regulus también le picó la curiosidad sobre la literatura muggle al ver a Severus y Alex pasar amenos momentos de lectura juntos.
Los cuatro terminaron haciendo su propio club de lectura durante las vacaciones navideñas y gracias a eso Eileen permitió que Severus leyera, solamente en Navidad y Año Nuevo, leer lo que quisiera. El chico no pudo ocultar su emoción ante la noticia y le agradeció a su como si ya fueran esas fechas y Santa Claus le hubiera entregado ya sus regalos.
Y hablando de regalos navideños. El Sr. Rickman fue a las fiestas en los estudios cinematográficos y en el Royal Shakespeare Company; ambas celebraciones fueron agradables e incluso le llegaron nuevas ofertas de trabajo las cuales aceptó con gusto. Primero había asistido a la fiesta de Royal Shakespeare Company y después a los estudios de cine; estaban por regresar a Londres por trasladar cuando de repente alguien lo llamo. Alan y Rima voltearon encontrándose con el excéntrico Tim Burton.
—Burton ¿Qué pasa? ¿Se te ofrece algo? —preguntó Rickman
—No es nada —respondió el director de cine—. Solamente quería decirte que me sorprendió mucho que solo llegaras a la fiesta con tu novia, pensé que te acompañarían mis jóvenes fanáticos
—Ah, Alex y Severus. La verdad sí los invité a venir
—Entonces ¿Por qué no vinieron?
—Severus está castigado y Alex no quiso venir sola para no hacer sentir mal a su amigo
—¿Castigado? ¿Por qué? No parece ser del tipo de muchacho que se meta en problemas
—Digamos que le ocultó unas cosas a su madre y cuando ella los descubrió se enfado porque no le tuvo confianza
—Que mal. Quería mostrarles los últimos proyectos en los que he estado trabajando. En fin, será para otra ocasión...
—Espera un momento, Burton
—¿Qué, Rickman?
—¿Tienes planes para Navidad?
El director de cine parpadeó untar de veces sorprendido por la repentina invitación del actor, pero de inmediato comprendió sus intenciones.
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NOCHEBUENA
—¿Estas bien, amigo? —preguntó Regulus a Severus
Los chicos estaban en el salón principal terminando de colocar los adornos con ayuda de los elfos domésticos de la mansión Prince.
Después de que Tobías Snape fuera encarcelando, Eileen solicitó él diversión, tanto mágico como muggle, y gracias a eso pudo tener accedo a la herencia de su familia ya que esta fue una de las dos únicas condiciones que Lord Prince hizo para que su fortuna no fuera a parar a manos del ministerio: su hija Eileen se divorciara del muggle con el que se casó o esperar a que Severus cumpliera la mayoría de edad para recibir el titulo de cabeza de la familia Prince.
El Slytherin mayor terminó de colgar el adorno y se volvió hacia su mejor amigo; para ser honesto, se sentía extraño. Era la primera vez desde que entró a Hogwarts que pasaba las fiestas decembrinas fuera del castillo; en esos años los Evans lo habían invitado a pasar esas celebraciones con ellos, pero de haber accedido hubiera sido obligado a irse a casa y, a pesar de que pudo estar con su madre y protegerla, no quiso enfrentarse a Tobías sin mencionar que Eileen siempre le dijo que se quedara en Hogwarts por su seguridad.
Pero ahora que ambos eran libres... se sentía extraño. Agradable, pero extraño a final de cuentas.
—Son muchas cosas, Reg —por fin contestó el mayor—. El celebrar fuera de Hogwarts, por fin pasar estas fiestas al lado de mi madre. Y lo feliz de todo, sin la basura de Tobías... son muchos sentimientos encontrados
El menor miró comprensivo a su amor no correspondido. Se acercó a él y tocó su hombro en señal de apoyo. Severus miró a Regulus con una sonrisa, posando su mano sobre la de su mejor amigo.
—¿Algo más, amo Severus? —preguntó el elfo doméstico de los Prince
—Por el momento todo bien, Pam. —contestó el chico—. Vayan a la cocina, tal vez allá sí necesiten algo
Con una reverencia, Pam y los otros tres elfos domésticos se retiraron a la cocina dejando solos a los dos Slytherins. Los chicos fueron al despacho del Sr. Rickman a preguntarle si necesitaba algo más, en el camino se encontraron con Alex y Lily, ellas se habían encargado de adornar el jardín. Severus tocó la puerta y escucharon enseguida al Sr. Rickman decir «Adelante», los cuatro adolescentes así lo hicieron; el actor estaba revisando algunos papeles en su escritorio y levantó la mirada encontrándose con los tres Slytherins y la Gryffindor.
—Hola muchachos ¿terminaron con la decoración? —preguntó Alan
—Sí, señor —respondió Severus—. ¿Necesitan algo más?
—Lo que falta pueden hacerlo nuestros elfos domésticos junto con los de la familia Prince —dijo el Sr. Rickman—. Así que tienen libre el resto del día hasta la hora de la celebración.
Los cuatro amigos se sonrieron emocionados, se despidieron del Sr. Rickman y salieron de su descacho dirigiéndose a la biblioteca. Estuvieron todo el día leyendo y comentaron la lectura en turno, Cuento de Navidad de Charles Dickens (sugerencia de las primas por ser navidad), hasta que fueron las seis de la tarde. Lily se disculpó con sus amigos diciéndoles que debía irse a arreglar y se llevó con ella a Alex. La latina no tuvo tiempo de decir algo porque la pelirroja la agarró de la muñeca y se la llevó de ahí.
—La fiesta comienza a las ocho de la noche —recordó Regulus—. No entiendo porque las mujeres necesitan mucho tiempo para arreglarse
—Ni idea —dijo Severus—. Aunque creo que no aplica para todas
—¿Por qué lo dices?
—Alex no quería irse con Lily. Al parecer ella no necesita tanto tiempo para arreglarse
—Como sea. ¿Quieres jugar ajedrez mágico?
Los chicos jugaron varias partidas de ajedrez hasta las siete y media que fueron a arreglarse. A las ocho en punto todos estaban en el salón principal; a diferencia de las fiestas navideñas las que Alan y Rima asistieron, esta era más íntima puesto que solamente eran ello junto a sus invitados: los Snape, los Evans, Alex y Regulus. O al menos así era.
La noche era tranquila, mucha alegría y diversión, más de la que Severus y Eileen pudieron imaginar. Incluso Petunia se la pasaba bien, aunque seguía haciendo comentarios ofensivos sobre la magia.
—Me alegra ver que tú y tú madre se están divirtiendo —dijo Alex a Severus
Ambos adolescentes se encontraban en una esquina del salón viendo a sus familias pasándola bien. El chico dio un sorbo a su cerveza de mantequilla antes de responder.
—Nunca habíamos tenido una celebración cómo está en casa. —el chico le dio otro trago a su bebida—. Siempre que mamá intentaba hacer alguna celebración, aunque solo fuera para nosotros dos, Tobías siempre lo estropeaba,
—Severus
—Por cierto, te ves muy hermosa hoy
La latina se sorprendió ante el repentino cumplido del chico. Al parecer le debía un gran agradecimiento a su prima y una disculpa porque le reclamo por irse "temprano" a arreglarse para la fiesta. Alex usaba un sencillo vestido azul marino de mangas largas, pero con los hombros descubiertos, con detalles plateados en las mangas cintura y bordes del vestido. Zapatos de tacón plateados y su cabello, a pescar de llevarlo corto, acomodado con perfectas ondas una diadema plateada con detalles en forma de copos de nieve, y un maquillaje sencillo de color azul marino y plateado.
Se ruborizó y se pasó una mano por su cabello tratando así de ocultar el sonrojo en su rostro.
—Gracias. Tú también te ves muy guapo
Ahora fue el turno del azabache de sonrojarse. Él no solo contó con la ayuda de Regulus sino también del Sr. Rickman, aunque, a su parecer, su atuendo no era la gran cosa. Severus usaban un sencillo traje negro con camisa blanca, chaleco verde botella a juego con su corbata y zapatos negros. Su mejor amigo y su tío le insistiendo que por esa noche se recogiera el cabello, tanto que el chico accedió solamente para callarlos. Durante el trimestre su cabello creció un poco y ahora lo tenía unos centímetros debajo de los hombros, por lo que pudo hacerse una coleta alta atada con un listón verde muy elegante, dejando sueltos unos menos mechones enmarcando su rostro.
—Gra... gracias —a pesar de habérselo dicho una amiga, para Severus era extraño recibir elogios, aún entre familiares y amigos
—¿Guapo? ¿Él? —azabache y castaña voltearon y ambos fruncieron el ceño al ver Petunia—. "Prima" deberías conseguirte lentes nuevos porque no hay manera de que alguien en su sano juicio piense que Snape sea guapo
Alex y Severus miraron molestia a la rubia; el chico estaba por irse, pero una gentil mano agarró la suya deteniéndolo.
—Al parecer alguien esta celosa
—¿Celosa? ¿Yo? Y peor aun ¿de Snape? ¡Ha! Realmente necesitas...
—No solo hablo del atractivo, sino porque en la mayor parte de la noche Severus ha sido el centro de atención y a ti te da celos, te hace hervir la sangre. A pesar de ser una muggle también podrías recibir esa misma atención sino fueras una amargada
Petunia y Severus miraron impresionados a Alex. La rubia parecía que quería decirle algo hiriente a la castaña, pero para su mala fortuna no se le ocurrió nada por lo que no tuvo más opción que irse. El azabache todavía miraba impresionado a su amiga, quien se dio cuenta y un leve rubio regresó a sus mejillas.
—¿Qué? —preguntó la latina con timidez
—No solo sabes encararte a los Merodeadores, sino a Petunia también. En serio eres la mejor —alago el chico
—¡No digas eso que me da pena!
—No debería darte. Eres increíble, valiente, justiciera, amable, cariñosa, hermosa...
Severus se calló de golpe a la vez que un fuerte sonrojo coloreaba sus mejillas y el rojo de Alex se intensificaba. Estaba sorprendida por todos los cumplidos que el chico le hizo, nunca nadie le había dicho algo así.
«Excepto el Severus de mi época... y Sirius.»
El azabache carraspeó. Estaba por irse cuando de pronto vio unos copos de nieve caer sobre ellos, ambos levantaron la mirada y sintieron que sus rostros adquirieron el mismo color que el cabello de Lily.
Muérdago.
Se miraron mutuamente abochornados por el momento, en especial Alex porque una duda apareció en su mente: ¿a caso ese muérdago era igual al de su época en Hogwarts que los dejo atrapados hasta que se besaron? La chica dio media vuelta, dandole la espalda a Severus. Y estiró una mano para comprobarlo...
—¡Espera!
Alex bajó la mano y miró sobre su hombro a Severus. El azabache no tenía idea de qué estaba haciendo, solamente no quería que ella se fuera. La tomó del hombro y con delicadeza hizo que Alex girara quedando ambos cara a cara.
—Severus
Los corazones de ambos latían con fuerza, tanta que les sorprendía que el otro no escuchara su latido. Severus se acercó a Alex, la tomó con gentileza del rostro y lentamente acercó sus labios a los de ella uniéndolos en un beso. La castaña sentía que se desmayaría en cualquier momento ¡estaba besando a Severus! Desde que llegó al pasado la chica quiso besarlo, para saber si su tacto había cambiado con el paso de los años.
«Es como besar al Severus adulto. La única diferencia es que sus labios no saben a whisky de fuego, pero sigue conservando el sabor a menta.»
Lentamente Alex subió los brazos y los colocó alrededor del cuello de Severus mientras que las manos del chico se posicionaban en la cintura de ella. Más nieve cayo del muérdago y parecía que el tiempo se detuvo. El azabache estaba impresionado, desde que la latina llegó a su vida, después de confiar en ella, la había visto solo como una amiga, pero con este beso se daba cuenta de que, tal vez, estuviera equívoca.
«¿Acaso... me gusta Alex?»
Un carraspeó interrumpió el momento. Los jóvenes se separaron y miraron hacia el origen del ruido. El rubor en sus mejillas había bajado a ser un ligero color rosa, pero al descubrir que todos los invitados, sin excepción, tenían las miradas sobre ellos, sus caras adquirieron una vez más el color rojo como el cabello de Lily. Rápidamente se separaron y miraron hacia el otro apenados.
El Sr. Rickman veía a los jóvenes apenados, se suponía que la tradición era entregar los regalos después de la medianoche, pero debido a las circunstancias y era una fortuna que llegara antes de tiempo. Salió del salón y casi enseguida regresó acompañado.
La primera que vio a Alan con la nueva visita fue Petunia, quien barrio con la mirada al recién llegado y después miró con desprecio.
—Disculpe, Sr. Rickman ¿Quién es ese?
Alex y Severus voltearon y no pudieron evitar gritar a causa de la sorpresa.
—¡¿Sr. Burton?!
—¡Feliz Navidad, mis jóvenes amigos! —saludó el director—. ¿O debería decir "sorpresa"?
—¡Y vaya que es una sorpresa! —exclamó Alex, aún sin lograr asimilar que Tim Burton estuviera en ese momento en casa de Alan Rickman
Y hablando del actor...
—Alan Sidney Patrick Rickman
El mencionado palideció casi volviéndose blanco. Lentamente volteó encontrándose con los ojos negros de Eileen mirándolo como cualquier madre mira a sus hijos antes de soltarles la reprimenda de su vida. El actor se oculto detrás del director y Rima; recordaba perfectamente el temperamento de la mujer y no quería sufrirlo... a pesar de conocer las consecuencias de sus actos.
Severus y Lily miraron preocupados al actor mientras que el resto de los Evans, Alex, Regulus y Burton no entendían qué sucedía. El azabache se acercó a su madre y le hablo con gentileza.
—Mamá, lo que quieras decirle a mi tío puede esperar a mañana ¿no?
Eileen le lanzó otra mirada de enfado a Alan, quien se escondió más detrás de Tim y Rima. La mujer suspiro y se volvió hacia su hijo.
—Claro, Severus —dijo la mujer—. Alan y yo hablaremos mañana en privado
Con eso el chico soltó un suspiro de alivio mientras que el actor miraba asustado a su "hermana"; en verdad que se metió en problemas al desafiar a la mujer, pero ella dijo que Severus no podía acompañarlo a la fiesta en Los Ángeles para ver a Tim Burton, nunca dijo que él no podía invitar al director a su fiesta de navidad.
Con los ánimos por fin calmados, la fiesta prosiguió convirtiéndose, oficialmente, en la mejor Navidad para Severus y para Alex. Aunque el azabache no podía dejar de mirar a la castaña y sentir extraño su estómago y todo por ese beso bajo el muérdago.
¿Acaso... estaba empezando a tener sentimientos por Alex?
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