¿Fuimos a parar al pasado?
"El tiempo es misterioso, una fuerza poderosa que al alterarla puede crear grandes cambios. Ya sean para bien... o para mal."
Había ido al Ministerio de Magia en compañía de sus amigos: Harry Potter, Ron Weasley y su hermana menor, Ginny, Hermione Granger, Neville Longbottom y Luna Lovegood.
Ella, junto con su amigo Harry, tuvieron una visión en pleno TIMO de Historia de la Magia: el padrino de Harry, Sirius Black, era torturado por Lord Voldemort en el Departamento de Misterios. En cuanto los TIMO's de ese día terminaron, los siete amigos se dirigieron al Ministerio de Magia en Londres; sin embargo, descubrieron que era una trampa y fueron atacados por los mortífagos. Durante la batalla, Alex y Xóchitl fueron arrojadas hacia un estante lleno de giratiempos, los cuales les cayeron encima y por accidente viajaron al pasado.
Cuando llegaron al pasado, justamente llegaron al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero no precisamente por la puerta principal: de algún modo el vórtice de tiempo si las llevo al colegio, pero las arrojó al Lago Negro y a causa de sus heridas en batalla no pudieron nadar a la superficie. No obstante, un estudiante de Hogwarts pasaba por ahí, se arrojó al lago y la salvó antes de que perdieran el conocimiento pero no pudieron ver bien quién era.
Cuando Alex abrió los ojos, se encontró con el familiar techo blanco de la enfermería. Pero grande fue su sorpresa cuando descubrió que Madame Pomfrey no supo quienes eran y la sorpresa fue mayor al encontrar a Lily Evans sentada junto su cama.
—Hola ¿estás bien? —fue lo que pregunto la chica pelirroja de catorce años en cuanto despertó.
—Ho... hola —respondió Alex, dudosa—. ¿En dónde...?
—Tranquila, aquí estás a salvo —dijo Lily, colocando una mano en su hombro—. Tú y tu mascota nos dieron un gran susto. ¿Cómo rayos fueron a parar al Lago Negro?
—Honestamente... no tengo idea... —Entonces Alex reparó en algo—. ¿Mi mascota?
—Sí, esa loba de colores extraños que cayó contigo. Si es tuya ¿verdad?
—Sí, lo es
—Por cierto, yo me llamo Lily Evans —se presentó la chica, acercándole su mano
—Mucho gusto, yo soy...
—¡ALEX!
La aludida se tensó en cuanto escuchó su diminuto. Tenía la intención de inventarse una identidad puesto que no sabía lo que estaba pasando, pero la loba lo arruinó.
Xóchitl no sintió los pensamientos de su humana, estaba más preocupada por su bienestar. Llegó junto a ella y se le abalanzó lamiéndole la cara.
—¡Epa, tranquila! —dijo Alex, intentando quitarse de encima a la loba
Tomó un rato calmar a Xóchitl y también para que la loba se percatará de la persona que estaba junto a ellas. Loba y pelirroja cruzaron miradas pero cada una con expresión distinta: Xóchitl miraba a Lily con el hocico abierto a causa de la sorpresa y la preocupación.
«Ya la ca...»
Mientras Lily la miraba con asombro y curiosidad, nunca había visto una criatura mágica como esa, y estaba segura que era mágica porque nunca había visto una criatura como esa en el mundo muggle. Estuvieron en silencio hasta que Xóchitl se animó a decir algo.
—Eh... Hola...
—Ho... Hola... Tú... ¿Tú quién eres o qué eres? —preguntó Lily, con curiosidad
Antes de que Alex o Xóchitl pudieran decir alguna excusa, las puertas de la enfermería se abrieron, dándole paso a un hombre anciano de barba y cabello platinado y largo, ojos azules cubiertos por unas gafas de media luna y nariz ganchuda que parecía rota.
—Buenas tardes, señoritas —saludó el recién llegado
—Buenas tardes, profesor Dumbledore —respondió Lily
—Así que esta señorita y su compañera lobuna son las que salieron de la nada y cayeron al Lago Negro —dijo Dumbledore
Alex y Xóchitl se miraron con un poco de miedo y luego miraron al viejo director. Sabían que no importaba que clase de pretexto dijeran, no convencerían a Dumbledore y por lo tanto estarían en grandes problemas... y eso que no era su época.
Dumbledore les pidió a las recién llegadas que en cuanto les dieran el alta, fueran enseguida a verlo a su despacho. Lily entendió que el director quisiera saber de dónde vinieron, pero le llamó la atención que sonará muy serio.
—Oye... ¿Lily? —la aludida volteó y vio que la chica se puso nerviosa
—¿Sí?
—Oye... ¿Tú sabes... quién...?
—¿Quién las sacó del Lago Negro? —Alex asintió—. Quien las salvó fue...
—¡Lily! ¿Todavía sigues aquí?
Las chicas voltearon hacia la puerta de la enfermería. Al ver al dueño de la voz, Alex sintió brincar su corazón y un leve sonrojo apareció en sus mejillas, mientras que Xóchitl abrió su hocico por la sorpresa.
—¡Pues claro! Te dije que me quedaría aquí hasta que la chica despertara. Además, eso fue un poco grosero, Sev
El recién llegado se paró junto a la pelirroja. Era un chico de la misma edad que Lily; tenía el cabello negro hasta los hombros y sus ojos también eran negros, su piel cetrina y su nariz algo ganchuda. Tenía una expresión seria y al mirar a Alex se cruzó de brazos.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Y por qué aparecieron de la nada y aterrizaron en el Lago Negro? —preguntó el chico con seriedad
—¡Severus! No la agobies con preguntas, la pobre lleva poco despierta y está algo desorientada —le regañó Lily
Severus solamente rodó los ojos y desvió la mirada. Lily lo miró con reproche, soltó un suspiro y se volvió hacia Alex.
—Disculpa su comportamiento, lo malo es que siempre es así. Por cierto, él fue quien las salvó y trajo aquí
Alex miró al azabache incrédula. El mencionado solo la miro de reojo y soltó un mohín con desdén. No le sorprendía ver a la versión adolescente de su profesor de Pociones. Pero le sorprendió bastante ver que aún desde esa edad ya era muy serio.
—Uh... disculpa, Sev...
—Snape, para ti —dijo el Slytherin fríamente
—¡Severus! —lo reprendió Lily—. El Sr. Simpatías de aquí es Severus Snape —dijo Lily señalando a su amigo con una mano—Por cierto, tu mascota solo te dijo "Alex" ¿podrías decirnos tu nombre completo, por favor
—Eh... Bueno yo soy... Alexandra Jones —contestó la latina no muy segura
Entonces de golpe recordó ese nombre que un par de veces le dijeron Sirius y Severus en su época y los recuerdos que Severus le mostró (después de su TIMO de DCAO) e hizo un gran esfuerzo para no demostrar su asombro: ¡La chica de la que le hablaron resultó ser ella!
—¿De dónde vienes? —preguntó Lily con una sonrisa, para que Alex se tranquilizara.
—Bueno, yo...
—¡Venimos de Latinoamérica! Precisamente de México... —interrumpió Xóchitl con entusiasmo
—¡Oye! —Alex la agarró del hocico con fuerza para callarla
Lily y Severus brincaron, la chica con sorpresa y el chico con cautela.
—¿Qué demonios es esa cosa? —preguntó Snape, recuperándose de la sorpresa.
Humana y brije se quedaron de piedra. Ya estaban causando mucho daño al pasado estando ellas ahí, pero no sabían cuánto tiempo tendrían que permanecer ahí y ya habían llamado mucho la atención. Alex soltó a Xóchitl y suspiro antes de hablar.
—Bueno, ella es una criatura mágica de México. Es una Brije y su nombre es... —Alex se quedó de piedra ¿Cómo podría llamar a la loba sin revelar su identidad del futuro?
—¡Me llamó Metstli! —exclamó Xóchitl
Alex la miró sorprendida pero enseguida cambió su cara para no levantar sospechas.
—¡Que nombre tan curioso! —opinó Lily—. ¿Qué significa?
—Significa "luna" en Náhuatl. Es una lengua indígena —contestó "Metstli"
—¡Increible! —dijo Lily, emocionada
—Sí, no tanto —dijo Severus con indiferencia
Alex se entristeció por la actitud del chico, pero no podía culparlo: era Severus Snape, el frío profesor de Pociones. Xóchitl al ver eso, frunció un poco el ceño pero decidió ignorar al azabache. La loba continuó explicándole a la pelirroja y a azabache (quien parecía no estar interesado, pero escuchaba con atención) sobre los Brijes:
—Brijes, somos animales con una única forma animal, aunque hay algunos brijes que tienen más de una parte diferente de animal (tanto normal como mágica) y somos de colores. Los humanos pueden fusionarse con su brije, tomando la forma Guerrera, a eso se le llama "La Sincronía Brije" y se empieza con el entrenamiento de la sincronía a los trece años y la forma del Guerrero sigue siendo la forma del brije pero un poco humanoide.
Lily estaba fascinada con lo que escuchaba, nunca había tenido la oportunidad de conocer magia de otros países. Severus también estaba impresionado pero nunca lo admitiría en voz alta. Alex y Xóchitl iban a seguirles contando más, pero de repente apareció Madame Pomfrey y corrió a los adolescentes.
—Vendremos a verte después —dijo Lily antes de que Madame Pomfrey cerrará la puerta.
—¿Cómo que "volveremos"? —preguntó Severus molesto—. ¿Por qué tengo que regresar yo también?
—Vamos, no seas grosero. Sería bueno que Alexandra conociera "a su salvador" —dijo Lily, lo último dándole leves codazos a Severus en el brazo
—Sigue sin darme confianza y sobre todo su mascota
—Ridículo —murmuró Lily para sí y le hablo al chico—. Sé que llegaron de la nada hasta el Lago Negro. Pero se veían algo confundidas cuando despertaron. ¿De dónde vendrán? Nos dijo su nacionalidad, pero no nos dijo donde estaba antes de llegar y cómo fue que llegaron, ya que nadie puede aparecerse ni desaparecerse en los terrenos del castillo.
—Por eso te digo que no confío en ellas
—Eres un paranoico. Aunque sí sería bueno darles el beneficio de la duda
Severu sólo puso los ojos en blanco y siguieron caminando hacia el Gran Comedor. En la enfermería, Alex y Xóchitl aún trataban de averiguar cómo fue que llegaron al pasado; estaban conscientes —además de que así fue como llegaron— que la causa fueron los giratiempos pero ¿cómo es que tuvieron ese efecto?
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Xóchitl en cuanto las dos se quedaron solas
—No sé —respondió Alex preocupada—. El único que podría ayudarnos es el profesor Dumbledore, quien al parecer sabe que no somos de aquí
—¿Hay algo que el viejo director no sepa? —preguntó Xóchitl levantando las patas al cielo en gesto dramático
—No sé qué clase de criaturas seas, pero me pareces simpática
Las dos miraron a la puerta y vieron a Dumbledore acercándose a ellas. EL viejo director se acercó ante la mirada confusa de las latinas.
—Profesor ¿qué hace aquí? —preguntó Alex—. Creí que querría que lo viéramos en su oficina hasta que Madame Pomfrey me diera el alta.
—Es cierto, pero como las escuche hablando sobre mi cuando pase por aquí pues decidí regresar
—Lo sentimos, nosotras no quisimos...
—Tranquilas, escuche todo y en lugar de ofenderme, me alagan. Es bueno ver que incluso en el futuro no he perdido mi toque
—¿Eh? ¿Cómo...?
—Pude darme cuenta del rastro de magia que dejan los giratiempos —al ver que las latinas iban a contestar, Dumbledore las cayó con un ademán de su mano—. Eso lo discutiremos mejor en mi oficina ¿les parece?
—Sí
—Bien, la dejo descansar. Buen día —y salió de la enfermería
—Pasado o futuro igual de loco —comentó Xóchitl en cuanto se percató que el director realmente se fue
—Que sincera, que respetuosa
—Pues es es la verdad, yo qué
Alex simplemente rodó los ojos a la vez que negaba con la cabeza. Durante el día, Madame Pomfrey la estaba revisando minuciosamente y más al ser la única paciente en el lugar. No fue sino hasta el lunes (al parecer llegó el viernes y estuvo en la enfermería todo el fin de semana) que finalmente le dieron el alta.
Aprovechando que los alumnos estaban en clase, no se encontraron con ninguno; tuvieron que esquivar a los fantasmas y a Peeves para no causar alboroto ante su presencia. Al llegar a la gárgola que vigilaba la entrada a la oficina de Dumbledore, dijo la contraseña y esta se hizo a un lado mostrando las escaleras de caracol que ascendían como si fuera una escalera eléctrica y subieron por ellas, Alex tocó la puerta y en cuanto escuchó el «pase» las latinas entraron.
La oficina no era diferente a la de su tiempo, por lo cual no se sintió tan perdida. Cerró la puerta y se sentó en la silla que se encontraba ante el escritorio del director mientras que Xóchitl se sentaba en la de alado. Alex no la regañó, sino que prestó su total atención al viejo director.
—¿Y bien? —preguntó Dumbledore entrelazando sus dedos sobre el escritorio—. ¿Cómo fue que llegaron a esta época?
Entre las dos le explicaron todo, tratando de no omitir ningún detalle ya que cualquier cosa podría ser importante. Cuando terminaron, Dumbledore se recargó en el respaldo de su silla a la vez que se acariciaba la barba. Las chicas permanecían en silencio, esperando alguna explicación o comentario del director.
—Uh... ¿Profesor? —llamó Alex
Dumbledore no contestó, se puso de pie y caminó hacia una ventana grande que daba vista a los terrenos de Hogwarts.
—Esto es muy serio —dijo Dumbledore con la vista hacia la ventana
—Si no nos dice ni cuenta nos damos —murmuró Xóchitl entre dientes. Alex le dio un codazo y la chito—. ¡Auch! ¿Qué?
—Cállate
—Pero es más serio de lo que creemos
Las dos dejaron de discutir y le prestaron más atención al viejo director.
—¿Por qué? ¿Qué pasa? —preguntó Alex
Dumbledore se alejó de la ventana y volvió a sentarse.
—Esa reacción causada por la destrucción de un estante completo de giratiempos del ministerio es única. Por eso se tiene muy controlado su uso en el ministerio, el tiempo es una fuerza que no puede usarse a la ligera y por eso está restringido para los alumnos, a menos que sean un prodigio y sepan usarlo como es debido.
»Sin embargo, temo que será muy difícil regresarlas a su época. —humana y brije se miraron, conscientes de que ya suponían la magnitud del problema—. Me llevará un tiempo averiguar cómo contrarrestar el efecto de los giratiempos en ustedes y para eso necesitaré uno —Dumbledore suspiró ante lo último— y dudo mucho que el ministro...
—Disculpe, profesor —interrumpió Alex educadamente—. No es necesario que le pida uno al ministro —Dumbledore la miró fijamente. Alex metió la mano bajo el cuello redondo de su playera y sacó un giratiempos. El director no pudo disimular su asombro—. Hablando de "alumnos prodigios", me lo dieron en mi tercer año para poder cursar mis materias, porque había algunas que se me cruzaban
Le dio el giratiempos a Dumbledore. El director lo reviso y vio que estaba en buenas condiciones.
—Este servirá muy bien. Gracias señorita...
—Uh... ¿Quiere el real o el que le dije a Evans y Snape?
—Creo que será mejor seguir con el falso. Por cierto ¿cuál les dijo?
—Alexandra Jones
—Bueno, seguiremos con ese. Pero será mejor inventarse un poco más su identidad. Se ve que usted no es de aquí, Inglaterra, por lo que será mucho más fácil
—Parece que sí
Siguieron hablando sobre la coartada que dirían a la gente y finalmente quedó así: Su nombre era Alexandra Jones, tenía quince años y venía de México. Le habían escrito al profesor Dumbledore una carta que solicitaba una plaza en Hogwarts, siendo así una alumna transferida. Era hija de muggles y primera tercera de Lily Evans. Su mascota era una brije de pelaje negro con azul y el collar en su cuello de color dorado de estilo Azteca de nombre Metstli. La razón por la que llegaron así fue por un hechizo de aparición "común" del país pero algo salió mal y por eso llegaron de esa manera.
—Oiga, profesor —dijo "Metstli"— si se va hacer pasar por prima de Lily Evans ¿cómo vamos a poder "probarlo"?
—No te preocupes, ya lo resolveré —aseguró Dumbledore con una sonrisa
—O... kay...
En cuanto terminaron de resolver todo, ya era hora de cenar. Las chicas no estaban muy seguras de querer ir al Gran Comedor, además de que no sabrían en donde sentarse. Dumbledore les dijo que mientras estuvieran ahí Alex seguiría con sus estudios, por lo que sería seleccionada a una casa el próximo curso.
El director las llevó a las cocinas para que pudieran cenar tranquilamente y después las llevaría a unos aposentos para invitados. Y antes de que Alex se lo pidiera, Dumbledore le dijo que él también se encargaría de llevarle ropa tanto mágica como muggle.
—Lo más loco que nos ha pasado —comentó Xóchitl mientras cenaban
Los elfos domésticos estaban ocupados con sus labores, por lo que no les prestaban atención a menos que a la chica se le ofreciera algo.
—Eso sí no lo voy a negar —concordó Alex tomando un poco de chocolate caliente—. Solo espero que no arruinemos nada del pasado
—Uy... eso no lo pensé
Alex suspiró y siguió con su cena. Cuando terminaron, salieron de las cocinas (agradeciendo a los elfos antes de salir) y fueron a buscar al profesor Dumbledore. Alex estaba muy metida en sus pensamientos que no se fijó por donde iba y chocó con alguien.
—Ah... Disculpa, yo...
—¿Qué estás haciendo aquí?
Al reconocer la voz, Alex miró al frente y se topó con unos ojos negros que la miraban con desconfianza.
—Sev... ¡digo! Snape. Uh... bueno, yo... nosotras... venimos de cenar en las cocinas
—¿Y por qué no fueron al Gran Comedor?
—El profesor Dumbledore nos pidió cenar ahí
Severus encaró una ceja, no muy convencido. Alex al verlo no pudo evitar compararlo con su versión adulta.
«Vaya, hay cosas que nunca cambian»
—Por cierto ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en el Gran Comedor?
—Eso no te interesa —respondió secamente Severus. Pasó junto a la chica sin decir adiós y se fue por el pasillo.
—Linda actitud —opinó Xóchitl sarcásticamente—. Se ve que ya tenía ese encanto desde chico
—Pero bueno, así es él —dijo Alex
Las dos siguieron su camino cuidando no toparse con nadie y mucho menos conocido para ellas. Llegaron al Gran Comedor y se asomaron con cuidado por la puerta; todos los alumnos se habían ido y solo quedaban los maestros. Dumbledore vio hacia la puerta y logró distinguir a las latinas. Se dispensó con los profesores y salió del lugar.
—¿No tuvieron problemas al salir de las cocinas? —preguntó Dumbledore, caminando por los pasillos
—Solamente nos topamos con Snape. De ahí, no tuvimos problemas —respondió Alex
—Me alegra oírlo. Bien, ya llegamos —indicó el director
Estaban ante una puerta de roble pulida en el quinto piso. Dumbledore la abrió y las dejo pasar. La habitación era espaciosa, una cama con dosel azul marino, almohadas, sábanas y colcha de igual color, junto a esta una canasta con cojines rojo cereza. Una ventana con cortinas blancas con vista al Lago Negro, una chimenea, un escritorio, un pequeño librero, un armario de madera café y otra puerta de roble pulida que conducía a un baño de mármol azul cielo.
—Es preciosa —comentó Alex y entró al dormitorio—. Gracias, profesor
—De nada, en el armario encontrarás ropa tanto del mundo mágico como muggle, como te dije
Xóchitl en cuanto vio la canasta donde dormiría, corrió hacia ella y se hecho sobre ella.
—Que suave... —comentó la loba moviéndose a sus anchas
Alex puso los ojos en blanco pero no pudo evitar una sonrisa.
—Las dejaré para que se acomoden. Mañana continuarán las clases y los alumnos comenzarán a estudiar para los exámenes, por lo que creo le será difícil convivir con la Srta. Evans y el Sr. Snape
—Es cierto, están terminando su cuarto año ¿cierto?
—Así es
—Entonces ¿mientras que haré?
—Mañana en el desayuno se le presentará y se explicará todo. Concluido eso, podrá andar por el castillo sin problemas pero teniendo cuidado de no interrumpir clases ¿de acuerdo?
—Sí, profesor
—Muy bien. Que pasen buenas noches —y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él
Alex se acercó a la cama y se dejó caer de espaldas. Ahora tendría que tener mucho cuidado con lo que dice y lo que hace, ya que corría el riesgo de revelar algo de su época.
—Vaya día... Esto será muy difícil
—¿Si con difícil te refieres a que tendremos que fingir que somos de esta época, aparentar que no conocemos a nadie y, lo más difícil, hacer todo lo posible por no cambiar mucho la historia? Entonces, sí
—Gracias, Xóchitl
—Oh... nomás decía
—Ta mejor vámonos a dormir
—Como digas
Alex se acercó al armario y sacó una pijama lila de dos piezas (pantalón largo y manga larga), se cambió de ropa y se metió a la cama. Xóchitl fue hacia su canasta y se acurrucó para dormir.
—Buenas noches, Alex
—Buenas noches... Metstli
La loba se rió un poco ante su nuevo nombre. Con un movimiento de varita, Alex apagó las luces y "Metstli" cerró los ojos. La latina permaneció unos minutos más despierta, pensando.
«Espero que todo salga bien»
Y con ese último pensamiento se durmió.
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