Fin de curso
El curso escolar finalmente terminó. Los alumnos conversaban con alegría hablando con sus amigos respecto a lo que harían durante el verano y planes para verse. El banquete de fin de curso tenía una gran atmósfera de felicidad; no obstante, algunos alumnos no estaban de ánimos.
Lily conversaba con sus amigas Alice Roberts y Mary Macdonald, aunque de vez en cuando miraba de reojo a la mesa de Slytherin. Severus estaba sentado junto a Regulus y el menor conversaba con él, pero el mayor no le prestaba mucha atención, solo asentía con la cabeza y casi no hablaba más que para lo necesario; lo cual la pelirroja supuso era para dar respuestas monosilábicas. Apartada del resto, casi sentada en el extremo de la mesa, Alex cenaba leyendo. No alcanzaba a ver el título del libro, pero estaba segura que sería cualquier cosa menos romance.
—Lily ¿me estás escuchando?
—¿Eh? ¿Qué?
La pelirroja miró a sus amigas, enojadas por su falta de atención.
—Oye sé que Jones es tu prima, pero ¿podrías olvidarte de ella por un segundo? —dijo Mary—. Creo que la veras en el verano más que a nosotras, aquí que ponnos atención
—Lo siento
—Cálmate Mary, no necesitas ponerte así —intervino Alice—. Tú también necesitarías apoyo emocional si tu novio te llamara de ese modo enfrente de toda la escuela
—Pues Jones debió prever eso cuando decidió salir con el rarito de Snape. Ese chico es un experto en Artes Oscuras, por lo que me parece extraño que un aspirante a mortífago...
—¡No lo es! —gritó Lily poniéndose de pie
Se hizo el silencio en el Gran Comedor y los presentes se volvieron hacia la pelirroja, quien al sentir todas la miradas sobre ella se sonrojó, casi del mismo tono que su cabello, y se sentó. En seguida los profesores y alumnos regresaron a sus conversaciones.
—¿Qué rayos fue eso? —preguntó Regulus—. No es normal que Evans haga ese tipo de espectáculos. ¿Y qué habrá querido decir con «no lo es»?
—Que más da —contestó Severus con desdén
—¿Por qué dices eso? Ella es tu amiga
—Lo era
—¿Qué?
—La noche que fui a verla a su Sala Común me dijo, aunque no textualmente, que ya no seríamos amigos. Que yo había elegido mi camino y ella el suyo
—Severus...
El mayor se levantó y salió del Gran Comedor. Al salir paso junto a Alex y Regulus pensó que Severus intentaría una vez más hablar con ella, pero grande fue su sorpresa al verlo pasar de largo y que la castaña ni se inmutara. El menor miró a la mesa de Gryffindor. Lily veía con pesar hacia la salida y después se volvió hacia la mesa de Slytherin. Las miradas de ambos se encontraron y con eso se dijeron lo mismo: se terminó.
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—Wow, esa fue demasiada tensión —comentó James
Desde el rompimiento, a los Merodeadores se les hizo costumbre observar a Snape y Jones, teniendo curiosidad por ver cómo eran las cosas entre ellos últimamente.
—No es gracioso, James —regañó Remus
—¿Qué? No me reí, solo di mi opinión. Es todo
—Tu tono de voz decía otra cosa
—¡Ay, por favor Lunático! Solo fue...
—Ustedes dos, ya basta —interrumpió Sirius
Sus amigos lo miraron incrédulos. El ojigris hundió los hombros.
—¿Qué? Esto ya me esta aburriendo, ver qué sucede con esos dos. Si Jones ya no quiere estar con Quejicus (a lo cual ya se estaba tardando) mejor para ella, se hace un gran favor
—¿No dijiste que ayudarías a Snape con Jones? —le recordó Remus
—Cambie de opinión —Sirius hizo un gesto con la mano quitándole importancia a su promesa rota—. Lo importante ahora es que ahora sí tengo mi oportunidad con la prima de Jones
—No si yo puedo evitarlo
En algún momento de la conversación Evans pasó junto a ellos y se detuvo con las últimas palabras que Black.
—Oh, vamos Evans. ¿No quieres ver feliz a tu prima al lado de alguien que sí valga la pena?
—Y ese alguien no eres tú —golpeó al mujeriego en la cabeza—. Te quiero lejos de mi prima ¿entendido?
—¡Por Merlín, Evans! No era necesaria la rudeza
—Con los cabezas dirás como tú, sí
Lily le lanzó una mirada furiosa a los Merodeadores y se fue del Gran Comedor. Al salir su enfado cambio a tristeza, este sería un verano muy difícil.
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—¿Es necesario que regrese con los Evans? ¿No puedo quedarme en Hogwarts? ¿O ir a otro lugar?
Alex se había quedado sola en el Gran Comedor hasta que el último alumno salió. Una vez con el campo libre fue, casi corriendo, a ver al profesor Dumbledore para discutir su verano y el progreso del director con su viaje de regreso al futuro.
—Me temo que no puede quedarse en el castillo. Ningún alumno, sin excepción, se ha quedado aquí durante el verano. Lo mejor sería que siga disfrutando lo más que pueda la dulce compañía de la Srta. Evans. Y arreglar las cosas con el joven Snape.
—Eso ultimo no creo poder hacerlo
—Desde que llegó demostró que los conocía a ambos, incluso a cierto cuarteto de Gryffindor; así que no me parece que le sea difícil, al menos, irse sin seguir enojada con Snape ya que convive con él en su época.
—Profesor, hablando de mi línea de tiempo esta es la segunda vez que Se... Snape me llama «sangre sucia». Eso es suficiente para que comprenda el por qué no puedo perdonarlo esta vez. Además, es mejor así. Si ya no tenemos ninguna clase de lazo que nos ate mi partida será menos dolorosa. Y... aquí entre nosotros, profesor —Alex suspiró—, si de verdad he hecho algún cambio en el pasado espero que uno de estos sea que Severus pueda hacer su vida con alguien más, que lo ame y él sea feliz
—Alejandra
La latina se quitó los lentes y se limpió las lágrimas. Eso último le dolió en lo más profundo de su corazón, pero desde que conocía a Severus (presente y pasado) siempre deseo su felicidad y si su intromisión en esa época de alguna manera ayudaba en ese sentido al azabache ella sería feliz y aprendería a vivir con ese dolor en su corazón.
En cuanto vio que la joven estaba más tranquila, Dumbledore le informó su progreso y que podría ser que, a lo mucho, cursara el primer trimestre en Hogwarts y eso fue suficiente para Alex.
«Solo medio año más y dejare de arruinar todo.»
Con eso su reunión terminó y Alex regresó a su Sala Común.
—¿Cómo te fue? —preguntó Metstli levantando la vista del libro Robin Hood
—Me sorprende que esta vez no estuvieras de chismosa usando la conexión —respondió Alex dejándose caer de espaldas en la cama
—Graciosa. No es todo el tiempo y como Dumbledore es un Legeremante se habría dado cuenta y después como explicas eso
—Sencillo: magia prehispánica
La loba resoplo regresando a su lectura.
—Termine de empacar lo que te faltaba
—Gracias
—¿Te dijo Dumbledore dónde nos quedaremos?
—Con los Evans
—Lo vi venir. Eso significa que seguiremos viendo a Snape
—No lo creo
—¿Por?
—Se me olvidó decirte que esa noche Snape fue a ver a Lily para pedirle ayuda y ella lo mandó por un tubo
—Lo que explicaría porque Snape trata mal a Harry. Perdió su amistad con Lily, ella se casó con su enemigo de la escuela y por eso lo odia
—Así parece
De repente Metstli empezó a reírse por lo que Alex la miró con una ceja arqueada.
—Al menos comparte el chiste para que nos riamos juntas
—Estaba imagino las caras de Harry, Ron y Hermione cuando les contemos que Lily fue amiga de Snape
—Pues te quedarás con la duda porque no lo haremos
—¿Qué? ¿Por qué?
—Desde primer año Snape pudo haberle contado a Harry sobre su amistad con Lily; pero esta más ocupado odiándolo y desquitándose con él por culpa de los Merodeadores. También Sirius y Remus pudieron decirle, pero los dos están más ocupados hablando de James que dé Lily. Así que no diremos nada; mas que nada, porque no nos incumbe
—Wow
—¿Qué?
—De verdad Snape te hizo enojar... ¡auch!
Alex se estaba hartando de esa conversación por lo que le lanzó a Metstli una almohada para callarla, y funcionó. La loba se la arrojó de vuelta, recogió el libro, se acostó en su canasta y se durmió casi enseguida. La latina se preparó para dormir y también se metió a la cama.
12:34 a.m.
No podía creer que hasta en su última noche en Hogwarts tuviera insomnio. Tampoco era para menos, desde los T.I.M.O.'s (uno en especifico) tenía problemas para dormir; trató bebiendo tés que, según escuchó, le ayudarían a dormir y cuando lograba conciliar el sueño el recuerdo de esa tarde aparecía en su mente y el sueño desaparecía. También intento con poción para dormir sin sueños; le ayudó al principio y tenía la intención de seguir tomándolo antes de acostarse, pero recordó que el consumo excesivo de la poción le acusaría adicción, ademas de que con el tiempo dejaría de funcionarle por lo que también lo dejo.
Dio vueltas en su cama esperando que el sueño volviera, pero al revisar su despertador y ver qué llevaba media hora así se rindió. Si no podía dormir, al menos un poco de lectura le sería de buena compañía para una noche más de desvelo involuntario. Se levantó, se calzó sus pantuflas, tomó su libro de la mesita de noche, se puso la bata y salió del dormitorio a la Sala Común. Le parecía más cómodo leer en los suaves sillones de la estancia que en su cama.
Hojeaba su libro, revisando cuántas paginas le quedaban, por lo que no se percató de que había otra persona con insomnio en Slytherin y tuvo su misma idea de leer el resto de la noche, sino hasta que llegó a su sofá favorito.
—Alex
La chica se sobresaltó al reconocer la voz. Se volvió hacia él y su corazón dio un vuelco al verlo.
—Severus
El azabache bajó la mirada hacia el libro que la castaña sostenía en sus manos. El diseño se veía antiguo, como de la época victoriana o algo así, pero a la vez se veía que era una edición nueva.
—Que... —el chico se aclaró la garganta incómodo por el encuentro inesperado—. ¿Qué estas leyendo?
—No creo que te interese —respondió secamente Alex—. Te burlarás con tu inusual sarcasmo
—No lo haré —afirmó Severus desafiante
—Bien. Es Sentido y Sensibilidad de Jane Austen
—Vaya —Alex puso los ojos en blanco a la espera de las burlas del chico, pero este al ver su reacción añadió de inmediato—: No me malinterpretes. Es solo que tú misma dijiste que ese género no era de tus favoritos. Y bueno... fue de los que leímos durante las vacaciones de invierno.
—Ah. Pues... a veces hay que salir de tu zona de confort incluso para los gustos. Y la verdad, hablando de romance este es mi favorito, por eso fue de mis primeras sugerencias para ayudarte a no pasarla tan mal.
—No tenía idea. Y de nuevo gracias por eso.
Severus empezó a ponerse nervioso, era la primera vez que hablaba a solas con ella desde... eso, por lo mismo se le resbaló el libro y casi se le caía de las manos. Alex reparó en el libro dándose por fin cuenta de por qué el chico también estaba en la estancia.
—Y... ¿tú qué estás leyendo?
El chico se sorprendió por la pregunta a la vez que se alegraba. No debía emocionarse antes de tiempo, aprovecharía esta oportunidad y poco a poco arreglar las cosas entre ellos; esperaba que fuera antes de la partida de Alex. Levantó el libro ante su rostro para que así la chica leyeran el título, el cual le sorprendió bastante y no lo disimuló.
—¿El león, la bruja y el ropero? ¿En serio? Eso es...
—Sí, sí. Fantasía muggle, ya lo sé —Ambos se dieron cuenta del tono sarcástico que Severus usó y por un momento eso molestó a Alex aunque ella conocía de sobra su forma de ser. El chico carraspeó—: Perdón —de manera inconsciente (o tal vez no) el azabache se sentó al lado de la castaña y ella no replicó—, es solo que después de leer todos esos libros de ciencia ficción me impresionó muchísimo su imaginación, así que me dio curiosidad respecto a cómo ellos imaginan la magia.
—Bueno, parte de esa imaginación lo describiste con Drácula, Frankenstein, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, entre otros.
—Esa imaginación del terror incluso en el mundo mágico se tiene. Lo que realmente me impresionó son los mundos que pueden crear inspirándose en mitos y leyendas como Merlín, los dragones, las sirenas, etcétera...
Sin darse cuenta los dos se sumergieron en una amena conversación sobre libros que duró toda la noche. Al estar la Sala Común extendida por una parte de las profundidades del lago ninguno de los dos se dio cuenta del pasar del tiempo sino hasta que escucharon ruidos procedentes de los dormitorios. Severus revisó la hora en el reloj que estaban en la repisa de la chimenea y se sobresaltó al ver que ya eran las 7:30. Alex reaccionó igual al ver la hora.
Los dos se miraron y de pronto el ambiente se volvió incómodo. Esa agradable noche se desvaneció en un santiamén. Tomaron su respectivo libro y se fueron a sus dormitorio sin decirse una palabra ni mirarse.
—Severus en verdad necesitas hacer algo con ese insomnio —recalcó preocupado Regulus durante el desayuno—. Cualquiera que te viera los ojos pensaría que te peleaste al estilo muggle y te los dejaron morados... —el mayor soltó un suspiro que al menor le pareció extraño ya que parecía el que un chico enamorado... Oh, oh—. Uh ¿Severus? ¿Algo pasó anoche?
—Que tuve la mejor noche de mi vida en semanas
«Demonios.»
—Diez puntos para Slytherin a que tiene que ver con Alex
—Sip
«Lástima que no soy prefecto para otorgarme esos puntos.» Creí que los dos...
—No nos reconciliamos si es lo que preguntas, pero... —miró hacia donde estaba la castaña desayunando y leyendo a la vez— creo que fue un buen paso y debo ir lento para no tentar a mi suerte, que gracias a Merlín esta volviendo.
—Eso es... genial
—Bastante
«Es verdad que no me gusta verlo deprimido, pero esto es por su propio bien, aunque él no lo sepa.» Entonces... ¿se verán durante el verano?
—No estoy seguro. Pero, como te dije, iré lento para no tentar a mi escasa buena suerte
—Está bien «¡Debo hablar con Metstli!»
Regulus no pudo encontrar ningún momento para hablar con la loba en el trayecto de Hogwarts a la estación de Hogsmeade ni en el viaje a Londres ya que Metstli no se alejaba de su humana y las primas fueron a sentarse con las amigas de Evans en un compartimento de los vagones del centro, por lo que dejó a los dos chicos recorriendo el tren hasta encontrar un lugar donde pudieran estar solos.
La mayoría del viaje la pasaron leyendo y jugando ajedrez mágico. A mediodía la señora del carrito pasó y ambos chicos compraron algunos dulces, empanadas de calabaza y cerveza de mantequilla.
—¿Qué harás durante el verano, Reg? —preguntó Severus dejando a un lado su cerveza de mantequilla.
El menor también hizo a un lado su bebida y miró con tristeza el paisaje.
—Lo que diga mi madre, que es ir a más reuniones del Señor Tenebroso y convencerme de unirme a "su causa"
—Reg. Lo siento, yo no...
—Tranquilo, tú no tienes la culpa, Sev —Regulus subió los pies al asiento y abrazó sus piernas—. Es solo que me da mucha envidia tu nueva vida
—¿Por qué?
—Tienes una familia que te ama y que nunca te obligaría a hacer algo que tú no quieres. Y lo más importante, no te forzarían a unirte a un despiadado mago tenebroso que quiere hacer genocidio a personas inocentes solo porque no tienen magia y/o no siguen sus ideales
—Regulus
Severus se sentó junto a él y lo abrazó como un hermano mayor reconfortaría a su hermano menor. Esos momentos fraternos con el mayor eran lo que hacían que Regulus se sintiera seguro y en paz, algo que desde que se distancio de su hermano biológico no sentía. Correspondió el abrazo y se permitió llorar ante el miedo de lo que le esperaba en el número 12 de Grimmauld Place.
Afuera de su compartimento, los Merodeadores observaron todo.
Acompañaron a Remus en su última ronda de prefecto cuando escucharon las voces de Regulus y Snape. James y Sirius se acercaron con la intención de hacer una última broma antes de las vacaciones, pero se detuvieron al oír las palabras del Slytherin menor. Con cautela se acercaron a la puerta y miraron a través del cristal; Regulus se veía desolado y Snape preocupado. Después de que el menor compartiera sus temores al mayor, Quejicus se acercó a él y lo abrazó, y en seguida Regulus empezó a llorar.
Al verlos así Sirius sintió una opresión en el pecho y lo hizo recordar cuando él y Regulus eran pequeños; el ojigris siempre hacía eso para tranquilizar a su hermanito después de sufrir la ira de Walburga al no seguir al pie de la letra las lecciones de etiqueta y/o de Artes Oscuras. Y esa opresión aumentó al escuchar a su hermano menor llorar y siendo consolado por su némesis escolar.
«Maldito grasiento. ¿Por qué siempre me arrebatas lo más importante en mi vida?»
Sirius lanzó una mirada envenenada a Snape y se fue de ahí seguido por sus mejores amigos. James y Remus compartieron una mirada de preocupación, solo era una corazonada, pero ambos tenían el mal presentimiento de que en cuanto Sirius se encontrara cara a cara con Snape de nuevo el Slytherin tendría suerte de salir con vida ya que, a pesar de que el ojigris aborrecía los ideales de sus familia, era un Black y todos en el mundo mágico sabían que nunca debían meterse con ellos.
El resto del viaje estuvo tranquilo, a pesar de que Regulus estuvo intranquilo por regresar a su casa y el no poder hablar con Metstli antes de que regresara a Cokeworth. En cuanto a Severus, el chico no se lo dijo al menor para no preocuparlo, pero él también tenía miedo de volver a casa. No sabía si Dumbledore o Slughorn le notificaron a su madre de lo ocurrido después del T.I.M.O. De DCAO y él tampoco tuvo el valor de escribirles y contarles "eso". Para empezar, creía que una cosa así de grave era mejor contarlas cara a cara en lugar de por correspondencia.
«Estoy seguro que está vez una prohibición de leer mis libros favoritos no será suficiente. Lo cual no es para menos.»
Al atardecer el Expreso de Hogwarts llegó a la estación. Al igual que durante el inicio de curso, el andén estaba atiborrado de padres y familiares que venía a recoger a sus pequeños después de un emocionante año escolar. Severus y Regulus vieron a sus respectivas familias; Walburga conversaba con Eileen, pero lo que fuera que le estuviera diciendo la matriarca Black no parecía ser del agrado de la matriarca Prince. Los dos se miraron preocupados, no necesitaban escuchar para saber de qué era la conversación entre las damas. Se levantaron de un saltó y se estiraron hacia sus baúles, pero antes siquiera de tirar de estos para bajarlos se escucharon un par de plop y aparecieron Kreacher y Pam.
—Amo Regulus, bienvenido de vuelta —saludó el viejo elfo doméstico haciendo una inclinación tan profunda que su carnosa y gran nariz con forma de morro de cerdo tocaba sus tobillos.
—Hola Kreacher —Regulus saludó a su elfo con afecto, pero seguía notándose la preocupación ante lo que madre le estuviera diciendo a la Sra. Eileen—, ¿qué haces aquí? Mis padres y yo podemos...
—La ama Walburga ordenó al viejo Kreacher que se lleve sus pertenencias y las del amo Severus a la noble casa Black
—¿Qué? —exclamó sorprendido el mencionado
—¿Por qué? —preguntó Regulus igual de sorprendido
—La ama ha invitado a los Prince a cenar esta noche, a la cual vendrán personas muy importantes
Los chicos volvieron a mirarse, ahora asustados. Conociendo a la Sra. Black esa clase de gente importante podría ser...
Antes de preguntarle a su elfo, Regulus se asomó al pasillo asegurándose de que no hubiera moros en la costa. Estaba por salir, pero algo lo agarró del pantalón.
—No hay nadie más en este vagón, joven Regulus —aseguró Pam—. Pam hizo que todos los alumnos que estaban en el vagón se bajaran de inmediato
Severus y Regulus suspiraron aliviados. Aún así, el menor cerró la puerta del compartimento detrás del él.
—Kreacher. Esas personas importantes... ¿son el Señor Tenebroso y sus seguidores?
—¡Sí, amo!
Los amigos palidecieron. De no ser porque la familia Black no se caracterizaba por hacer bromas (a excepción de Sirius) los dos hubiera jurado que era una mala pasada, énfasis en mala; sin embargo, ni los Merodeadores se atreverían a bromear sobre el Señor Tenebroso y sus mortífagos.
Kreacher aprovechó el silencio de los jóvenes amos y se acercó al baúl de Regulus para llevárselo. Lo bajó y se acercó al de Severus, pero recibió un manotazo en cuanto tocó el baúl.
—Pam llevará el equipaje del amo Severus —dijo el elfo. En seguida bajó el baúl de la rejilla portaequipajes.
—Kreacher tiene la orden de llevarlo —Kreacher soltó el equipaje de Regulus y agarró el otro extremo del baúl de Severus y tiró de este
La correa del baúl casi se le resbalaba de los dedos a Pam, pero logró afiánzalos con fuerza y tirar para recuperarlo. Ambos elfos forcejearon por el equipaje aun cuando los chicos trataban de separarlos agarrándolos por la cintura.
—¡Deténganse! —gritaron Severus y Regulus
Los elfos se quedaron quietos como estatuas todavía sujetando el baúl por cada extremo.
—Kreacher, suelta el baúl de Severus y deja que Pam se lo lleve —ordenó Regulus
—Lo siento mucho amo Regulus, pero la ama le ordenó al viejo Kreacher que se llevara el equipaje del amo y su amigo a la noble casa de los Black —repitió el elfo doméstico
—¿Acaso la Sra. Eileen accedió a la invitación? Porque Severus y yo la vimos hablar con mi madre y no parecía feliz
—Y no lo estoy
Los chicos y los elfos se volvieron hacia la puerta donde se encontraba de pie Eileen Prince.
—¡Mamá!/¡Sra. Prince!/¡Ama Prince! —exclamaron todos a la vez
—Regulus, agradezco la invitación de tus padres a cenar esta noche, pero me temo que tendré que rechazarla. —anunció la mujer—. Y sabes que siempre serás bienvenido en nuestra familia
—Entiendo, Sra. Prince. Gracias
—Tú y tu elfo deberían irse ya. Walburga no esta contenta con mi negativa y no quiero que se desquite con ustedes ni con tu hermano, aunque le haga la vida imposible a mi hijo.
—¿Así de malvada es la Sra. Black? —murmuró Severus
No obstante, Kreacher lo escuchó y se volvió hacia él molesto.
—¡Maldito mestizo! ¿Cómo osas hablar así de la Sra. Black? Un impuro como tú...
—¡Suficiente Kreacher! —ordenó Regulus—. ¡Te prohibo que le hables así a Severus!
—Pero él...
—Kreacher
El elfo frunció el ceño y se inclinó ante su amo; al hacerlo murmuró:
—El amo Regulus es demasiado bueno, Kreacher no entiende porque se junta con un mestizo que viene de una madre traidora de la sangre
—¡Kreacher! —gritó enfadado el menor—. Llévate mis cosas y regresa a la casa ahora mismo. Y antes de irte discúlpate como se debe con la Sra. Prince y Severus.
A regañadientes Kreacher lo hizo. Tomó el equipaje de su joven amo y con un plop se fue del compartimento.
—Lamento mucho la actitud de mi elfo doméstico. Ha estado en la familia Black por años y por eso...
—No te preocupes, Reg —dijo Severus con una sonrisa comprensiva—. Lo entendemos
—Gracias, Sev
—Bueno Regulus, ve con tu padres antes de que el mal genio de tu madre empeore. —aconsejó Eileen—. Espero que puedas visitarnos durante el verano
—Yo también —concordó el menor
Regulus se despidió de la familia y salió corriendo del tren. En cuanto Severus lo perdió de vista se asomó rápido por la ventana. Lo vio bajar de tren y acercarse a su familia. Su madre se veía molesta y le hablaba con dureza a su hijo menor, eso se notaba porque el azabache la escuchaba aunque no entendía bien sus palabras. Su amigo habló y, lo que fuera que le estuviera diciendo a su madre fue suficiente para tranquilizarla, aunque esa calma no duró mucho ya que apareció Sirius, acompañado de sus mejores amigos. Orión solo miraba con desaprobación al resto de los Merodeadores mientras que Walburga hizo comentarios ofensivos a viva voz. Sirius iba a gritarle a su madre, pero fue frenado por Regulus para sorpresa de este y sus amigos. El menor Black le susurro algo al oído a su hermano mayor y bastó para que Sirius se quedara traqnuilo, a regañadientes claro.
El Black Gryffindor se despidió de sus mejores amigos y se fue del andén siguiendo a su familia. Severus vio a la familia Black alejarse y la angustia causó una opresión en su pecho; quería con todas sus fuerzas ayudar a Regulus, pero no sabía cómo.
—Créeme que si por mí fuera adoptaría a Regulus, cariño —dijo Eileen. La mujer se había asomado a la ventana también, pero se mantuvo a una distancia prudente para no llamar la atención—. Pero desafortunadamente aun con mi titulo de Lady Prince no puedo hacer nada
—Agradezco tus intenciones mamá —dijo Severus volviéndose hacia su madre
Eileen le sonrió con dulzura. Le indicó a Pam que se llevara el equipaje de su hijo a casa de Alan a lo que le elfo asintió y obedeció contento. Pam era muy diferente a Kreacher y Severus agradecía a Salazar por eso. Madre e hijo bajaron del tren; eran de los pocos que seguían en el andén por lo que no le sorprendió al chico descubrir que Alex y los Evans ya no estaban.
—Lo siento, hijo
—¿Por qué te disculpas?
—De no habernos quedado en el vagón discutiendo con ese elfo hubieras podido bajar a tiempo y despedirte de Alex y Lily. —Severus sintió su corazón saltar ante la mención de las primas—. Pero bueno, Alan y Rima tienen un teléfono por lo que puedes llamarlas...
—¿Mis tíos vinieron contigo? —interrumpió Severus
Eileen mentiría si decía que no le sorprendió esa reacción de su hijo haciendo que una duda apareciera en su mente ¿pasó algo con su novia y mejor amiga? Quería preguntarle, pero tenía el presentimiento de que era algo delicado y lo mejor era hablar en la privacidad el hogar.
—No. Alan esta en el Royal Shakespeare Company preparándose para una nueva puesta en escena y Rima se quedó en casa. Cariño ¿sucede algo?
—Tengo que decirles algo, pero es mejor en casa. En privado
Eileen se inquieto al escuchar a su hijo. ¿Qué había ocurrido está vez? Lo que fuera debía ser muy serio como el duelo en el Bosque Prohibido.
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