Familia Snape
Adaptarse a su nuevo estilo de vida no fue difícil, pero soportar a la hermana de Lily eso sí era un reto: Desde que Alex llegó a la residencia Evans, Petunia no dejaba de quejarse de que ahora "no sólo tenía que lidiar con un fenómeno en casa, sino dos". Más de una vez Alex tuvo que amarrar a Metstli con una correa para que no le hiciera nada a la rubia (pero tampoco le faltaban las ganas de querer callarla y no de un modo amable).
En cuanto a los padres de Lily, ellos eran un encanto: la trataban como si fuera su propia hija y se maravillaban, al igual que sus hijas (Petunia aparentaba que no, pero a veces no podía disimular), con las historias que les contaba sobre su país y cultura.
—Es una lástima que no pudimos salir de viaje este verano —se lamentó el Sr. Evans—. Hubiera estado increíble poder viajar a México y conocer todo lo que nos dices en persona
—Algún día se podrá, tío Jake —dijo Alex para animarlo
—Y a ti ¿qué te ha parecido hasta ahora Inglaterra? Aunque solamente has estado aquí en Cokeworth y un par de veces en Londres —preguntó la Sra. Evans
—¡Increíble, tía Deborah! —respondió la latina emocionada—. Lo que he visto hasta ahora es genial —y la chica no mentía. Cada verano que iba Londres (en su tiempo), apenas si salía a pasear.
—Nos alegra oír eso —dijo el Sr. Evans—. Lily ¿ya terminaste los deberes de Hogwarts?
—Los terminé iniciando el verano junto con Sev
—Qué bueno, querida —el patriarca Evans tomó un sorbo de su café antes de continuar—. Me alegra que incluso cuando se quedó con nosotros, aprovecharon el tiempo para hacerla
—Yo igual, papá
—Saldrán a pasear al pueblo, como cada verano ¿verdad? —preguntó la Sra. Evans
—Sí. Y si Alex quiere, nos puede acompañar —respondió Lily, mirando a su prima
—Si no es molestia... ¡Auch! ¡Órale!
A Lily le agradaba que su prima fuera educada, pero también había veces (como ahora) que llegaban a fastidiarla.
—¿Y por qué no me invitas a mí? Yo soy tu hermana
Las brujas voltearon a ver a Petunia, quien comía su desayuno como si estuviera con la realeza.
—Cada verano lo hago y siempre me dices que no, por eso no te pregunte, Tuney
—Aun así, es de mala educación ignorar a la gente
—¿Así como tú lo haces? —murmuró Alex por lo bajo para que no la escucharan y en español para que no le entendieran en caso de que lograrán oírla
—¿Qué dijiste? —preguntó Petunia molesta
—Nada... —respondió Alex sin importancia
Petunia no le creyó, pero tampoco dijo nada más. Al terminar el desayuno, Petunia fue con sus amigas al Centro Comercial, mientras que Lily, Alex y Metstli fueron al parque a esperar a Severus y de ahí ir al cine.
—No entiendo porque Snape se puso de payaso con lo del cine —comentó Metstli a la vez que se rascaba detrás de la oreja con su pata
—¿Qué? —preguntó Lily sin entender lo que dijo la loba
—Quiso decir, que Severus se puso pesado con la invitación que le hicimos del ir al cine. —explicó Alex—. Si ya no tienen tarea, no veo el problema de que salgamos a divertirnos un rato
—De seguro es porque quiere "Mantener la respetable imagen de Slytherin y por eso no me junto con muggles" —murmuró la brije en español
Alex la alcanzó a escuchar y le cerró el hocico con una mano. Diez minutos después llegó Severus, pero por el modo de su andar, las chicas supusieron que algo le debió de haber pasado antes de venir; de lejos solamente se veía que el azabache caminaba hacia ellas cabizbajo y las manos en los bolsillos del pantalón, pero en cuanto llegó junto a ellas todavía seguía con la cabeza abajo haciendo que su cabello ocultara su rostro. Las primas no lo pudieron ver, pero la exclamación de asombro de la loba hizo que Alex levantara el rostro de Severus con ambas manos y las dos chicas reaccionaron igual que Metstli: Tenía golpes en la cara, cortes en sus mejillas y un labio partido, del cual seguía brotando un pequeño hilo de sangre.
—¡Sev! No otra vez —exclamó Lily con tristeza
—¿¡Otra vez!? —exclamaron sorprendidas las latinas—. ¿Cómo que...?
Lily ni las escucho, se acercó al gran árbol que estaba apartado del parque (y cerca de donde estaban ellos), quitó una piedra grande que estaba en las raíces revelando un agujero, que bien podría confundirse con una madriguera, del cual sacó un botiquín de primeros auxilios. Severus solo suspiró y se acercó a la pelirroja sin necesidad de que ella lo llamara. Se sentó en el suelo y Lily se hincó enfrente de él, dejando el botiquín entre ellos. Alex y Metstli se sorprendieron de ver lo que hacían, tal parecía que eso era algo normal para ellos, casi una rutina.
—¿Qué demonios te paso? —preguntó la loba sin ningún tacto
—¡Metstli! —regaño Alex
—¿Qué? Solo era una duda
Severus solamente gruño, ya tenía bastante vergüenza de que Lily supiera su situación familiar como para que Alex y la pulgosa se enteraran también.
—Tuve un altercado con unos chicos de mi calle —mintió Severus
Lily negó disimuladamente con la cabeza mientras seguía tratando las heridas de su mejor amigo. Sabía que estaba mal que Severus mintiera, pero lo entendía; apenas estaban conociendo a Alex y todavía no le tenía la suficiente confianza para decirle.
—Ya terminé, Sev —aviso Lily, guardando las cosas en el botiquín y volviendo a esconderlos en las raíces del árbol—. Más tarde lo volveré a surtir. Ya casi no hay algodones, curitas y agua oxigenada
—Gracias Lily —agradeció Severus poniéndose de pie
Se acercó a Lily y la ayudó a levantarse. Alex y Metstli se sentían en ese momento fuera de lugar y no sabían que decir.
—Uh... oigan...
—Sino nos damos prisa, no llegaremos al cine y no podremos encontrar alguna película buena —dijo de repente Severus
Las chicas se quedaron sorprendidas, pues creyeron que el chico no tendría ganas de salir.
—¿Estás seguro, Sev? —preguntó Lily
—Sí. No dejaré que esto nos arruine el día
La pelirroja le sonrió y se mostró más animada, las latinas se miraron sorprendidas; realmente debían de estar pasando por eso casi todos los veranos.
Llegaron al cine y vieron la cartelera. A Severus le había llamado la atención una película de terror (Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy), pero las primas dieron un rotundo no, así que siguieron buscando. Encontraron dos películas que les llamaron la atención: Volver al futuro y La Gran Aventura de Pee Wee. No podían decidirse por cuál, así que lo decidieron a la suerte arrojando una moneda y la ganadora fue "Volver al futuro".
—Realmente me impresiona hasta dónde puede llegar la imaginación de los muggles —comentó Severus, en cuanto salieron del cine—.Un auto transformado en una máquina del tiempo... realmente hizo una locura en el pasado.
—Y más tomando en cuenta que ni él mismo lo había planeado, todo fue por accidente —comentó Lily—. Pero bueno, ellos hacen ese tipo de cosas porque quieren hacer cambios en su pasado. Pero para nosotros no es "ciencia ficción" ¿verdad, Sev?
—No, nosotros sí podemos "viajar en el tiempo". Para eso se necesita un Giratiempos y solo puede retrocederse unas horas, no años. Nunca se ha demostrado un viaje en el tiempo como el de la película, pero sería una locura
—Es un imposible
—Exacto
Los dos amigos de la infancia estaban platicando con calma, sin darse cuenta de las reacciones de las latinas, si tan solo supieran el secreto de las latinas...
—¿Y sí les digo que nosotras venimos del futuro? —preguntó Metstli a Alex en español y voz baja
—¡Nombre que! —respondió la latina—. ¿Y si me tiran de a loca? Además de que creerán que les estoy haciendo una broma con respecto a la película
—Eso sí
—¿Qué tanto están hablando ustedes dos? —preguntó de pronto Lily, llamando la atención de las latinas
—¡Nada! —respondieron a la vez humana y brije
Lily y Severus se miraron y se encogieron de hombros, quitándole importancia.
Siguieron caminando por la calle, viendo los escaparates de las tiendas hasta que llegaron a una tienda de películas. A Lily le dio mucha curiosidad y los tres adolescentes entraron. El vigilante de la puerta no dejó pasar a la "husky", así que tuvo que esperar afuera.
Los tres miraban la tienda cada quien por su lado: Lily-romance, Alex-fantasía y ciencia ficción, y Severus-terror. Ambas primas decidieron comprar una película cada una, ya iban a pagar a la caja cuando vieron que Severus seguía en la sección de terror.
—Severus ¿Te vas a llevar algo? —preguntó Alex. Lily le golpeó el brazo—. ¡Auch! ¿Y eso como por qué?
—¿Qué te pasa?
—¿Ora qué hice?
—No es por ser mala con Sev, además de que yo conozco mejor su situación que tú...
—Eh...
Lily miró a todos lados, asegurándose que nadie la oyera y se volvió hacia su prima.
—Se supone que no debería decírtelo, pero dadas las circunstancias. Solo prométeme que no le dirás nada a nadie
—O... kay
—Alex
—Ok, ok. Lo prometo. ¿Qué sucede?
—Tiene que ver con los golpes que recibió esta mañana
—Severus dijo que se peleó con unos chicos antes de ir con nosotras... Espera ¿¡esos tipos lo tienen amenazado!?
— ¿Qué? ¡No, no es eso!
—¿Entonces?
—Esos golpes... —Lily respiró profundo antes de contestar—. Se los hizo su padre
—¿¡Qué chin...!? —Lily le tapó la boca a la latina, pero le costaba trabajo contenerla. Alex seguía gritando a través de las manos de su prima. Cuando la castaña se calmó, la pelirroja quitó sus manos
—¿Mejor?
—Algo. ¿Pero cómo está eso de que fue su papá quien dejo a Severus como camote?
—¿Qué?
—¡Que le dio una paliza!
—Ah. Bueno... sí. El padre de Severus es muggle y a él no le gusta la magia
—Es con buenas intenciones mi pregunta. Pero, sí a él no le gusta la magia ¿Por qué se casó con una bruja?
—Por lo que me contó Severus (y fue muy difícil convencerlo para que me dijera), sus padres se casaron sin que Tobías se enterara de la condición de Eileen. Y antes de que me preguntes, así se llaman sus padres. Se enteró cuándo Sev empezó a mostrar indicios de magia, desde entonces su casa se volvió un infierno para él y su madre.
—Si es así ¿Por qué no se van con alguien de la familia de su mamá?
—Porque la familia de Eileen, los Prince, son Sangre Limpia y ellos están con esas ideologías típicas de ellos.
—¡Ay, que no chin...! ¡Es su familia, por amor a...! —Alex no era mal hablada, pero cuando estaba realmente enojada era capaz de que se le saliera, pero como Lily apenas comenzaba a entender el español no quería que eso fuera lo primero que aprendiera del idioma—. ¿Entonces están varados con él?
—Por desgracia, sí
Alex se pasó la mano por la cara (teniendo cuidado de no tirar sus lentes) y respiró un par de veces para calmarse.
Las primas miraron a Severus, se dieron cuenta que estaba quieto con un videocasete en sus manos; se acercaron a él y vieron sobre los hombros del chico la caja de la película, la cual en realidad eran cortometrajes.
—«Vincent/Frankenweenie» —leyó Lily
—¡No inventen! —exclamó Alex emocionada, a lo que Severus y Lily la miraron entre sorprendidos y confundidos—. ¡No creí que los tuvieran aquí!
—¿Qué tanto dices, Alex? —preguntó Severus
—¡Ah, perdón! —se disculpó la latina, pasando una mano por el cuello—. A veces olvido que no entienden el español. Es que yo conozco esto —señaló la videocasete—, son dos cortometrajes creados por Tim Burton
—¿Quién? —preguntaron Lily y Severus a la vez
—Es un director de cine estadounidense que va empezando. Estos son sus primeros trabajos, los cortometrajes. La película de Pee Wee, que ya no entramos a ver, la dirigió él
—Pues no impresiona tanto —dijo Severus, con aburrimiento—. Como cualquier director de cine, solo dirige y ya
—Pues no te creas ¿eh? el director Burton tiene su "distintivo" —dijo Alex con una media sonrisa, como si desafiara a su amigo
—El cual es...
—Subtextos gótico. Las características físicas de los protagonistas son extremas: muy altos, muy cortos, muy esbeltos y muy gordos. Casi todos sus personajes se caracterizan por tener enormes ojeras como si no hubieran dormido en días. Incorporación de personajes siniestros y autodidactas. A muchos de sus personajes se les da un trasfondo concerniente a sus relaciones con sus padres, a veces como medios de explicar su comportamiento errático. Incluye perros muertos, payasos, mosaicos a cuadros blancos y negros, árboles torcidos, linternas de calabaza, espantapájaros, serpientes a rayas, edificios típicos de películas de terror y mariposas. Sus personajes principales tienden a ser antisociales, y son usualmente tímidos, con una complexión pálida y alocado cabello negro. Suelen ser altos y estilizados, de extremidades finas y alargadas. Los ojos de sus personajes suelen ser muy expresivos y otro rasgo típico es el de tener la boca pequeña.
Lily y Severus estaban impresionados por la descripción. Para ser alguien que, según Alex, va empezando, la latina habló de este como si ya hubiera visto casi toda su trayectoria.
Salieron de la tienda y vieron a Metstli acostada en la acera junto a la tienda dormida. Severus la despertó, pero no muy gentil (le pisó la cola a la pobre loba y esta lo persiguió hasta llegar a la casa de los Evans). Lily entró a su casa y encontró una nota en la mesita junto a la entrada.
—Mis padres salieron y no regresaran hasta la noche —avisó la pelirroja—, así que tenemos la casa para nosotros solos.
—¿Petunia ya regreso? —preguntó Alex
—Voy a buscarla a su habitación —dejó la película que compró en la mesita y subió las escaleras.
Severus tomó la película que dejó su mejor amiga y arqueo una ceja al ver el título.
—¿"Grease"?
—¿Eh? —Alex se acercó y vio la película—. Ah, es de los setentas y es, además de romance, un musical
—¿Musical? —preguntó Severus. Por la expresión que puso, Alex podría jurar que era casi de horror
—¿Qué? ¿No te gusta ese género?
—No es eso. Es que Lily se pone a cantar (no canta mal antes de que digas algo) y no deja disfrutar la película
—Se lo que se siente
—Por cierto. No era necesario que cambiaras la película que querías por esto —dijo Severus mostrando los cortos de Tim Burton
—No te preocupes. De todas maneras son mis favoritas, además de que me pareció que te llamaron la atención
El azabache se sonrojo y desvió la mirada.
—Tuney tampoco esta
—Entonces, ahora sí, oficialmente tenemos la casa para nosotros cuatro —dijo Alex
—¿Y qué quieren hacer? —preguntó Lily
—¿Y si vemos las películas que compraron? —sugirió la loba
—¡Buena idea, Metstli! —secundo Lily—. Iré por botanas y bebidas. Alex ¿podrías ir poniendo la videocasetera?
—¡Yo te ayudo con la comida! —se ofreció Metstli emocionada
—Pero ayudar, no a comer —recalcó Alex
La loba solo le sacó la lengua y fue detrás de la pelirroja. La latina rio, a la vez que negaba con la cabeza. Fue a la sala y conectó la videocasetera a la televisión; Severus no se ofreció a ayudarla, no porque no quisiera ayudar, sino porque no sabía cómo funcionaba el aparato. Para no quedarse de pie sin hace nada, fue a la mesita de la entrada por las películas y regreso a la sala.
—Ya quedó esto —dijo Alex, poniéndose de pie y encendiendo la televisión
—¿Cuál vemos primero? —preguntó Severus, sentándose junto a Alex
—Creo que será mejor ver los cortometrajes primero y luego la película
—¿Por qué?
—El de Vincent asusta un poquito más que Frankenweenie, por lo que tengo el presentimiento de que Lily se asustara y lo mejor para que se le pase...
—Es que vea la película que ella escogió
—Exacto
Severus rió por lo bajo. Lily y Metstli entraron a la sala con la botana y bebida y se sentaron en los sillones libres.
—¿Cuál vemos primero? —preguntó Lily, sirviendo los refrescos
—Está —contestaron a la vez Alex y Severus señalando el casete de los cortometrajes
Lily se tensó un poco, pero no dijo nada. A Metstli le brillaron los ojos al ver que era y, arrebatándole el casete a su humana, se apresuró a ponerlo.
—Aquí va —dijo la loba, presionando el botón Play de la videocasetera
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Fueron los seis minutos más tortuosos en la vida de Lily. Alex le había asegurado que no asustaba, pero debió de haber dicho que para ella y Metstli no daba miedo. En cuanto vio los primeros actos "de locura" del personaje, tomó un cojín del sillón y se cubrió la cara. A veces bajaba el cojín para saber si ya había terminado, pero por desgracia —para ella— se ponía peor. Realmente agradeció cuando empezaron los créditos y Alex los adelanto y le puso Pausa.
—¿Y? ¿Qué opinan? —preguntó Alex—. ¿Verdad que no espanta?
—¡Eso depende de a quien le preguntes! —contestó enojada Lily y le arrojó a su prima el cojín, quien solo se tuvo que agachar para esquivar el golpe
—¡Perdón! No creí que fuera a asustar tanto. Es que de verdad no...
—¡No todo el mundo somos tolerantes para este tipo de cosas, gracias!
—¡Uy, que histeria! —entonces la latina se percata de que Severus no había dicho nada, estaba quieto en su lugar y sin decir nada—. ¿Severus? ¿Estás...?
—Eso... fue... —Alex bajó la cabeza apenada,creyendo que al chico tampoco le había gustado— ¡lo más genial que he visto en mi vida!
—¿¡Eh!? —reaccionaron más primas y la brije asombradas
—¿Ya podemos ver la otra? —preguntó Severus feliz
—Eh... Sí, ya la pongo —Alex tomó el control y le puso Play
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Los veintiséis minutos que duró el segundo cortometraje ya no fueron tan malos para Lily. También a Severus le gusto, incluso se impresionó del gran cariño que le tenía el protagonista a su mascota que lo llevó a experimentar con el limbo de la vida y la muerte. Alex de vez en cuando veía de reojo al azabache; en su época, casi nunca se mostraba impresionado con las cosas muggles (y eso que él es mestizo) que incluso pareciera que las evitaba a toda costa, como lo harían los magos Sangre Pura elitistas. Pero lo que más le impresionaba, y alegraba también, es que veía a Severus divertirse.
«Mejor con este estilo gótico y siniestro que estar todo el día leyendo y practicando las Artes Oscuras» pensó Alex y volvió su atención a la televisión.
A pesar de que —juntando los dos cortometrajes— solamente estuvieron viendo la televisión por media hora, se dieron cuenta de que ya casi era la hora del almuerzo. Recogieron las botanas y fueron a prepararse algo de comer. Lily y Severus gritaron de asombro al ver a Metstli transformándose en humana, bueno casi, de no ser por las orejas y cola de lobo.
Almorzaron en la cocina. Recogieron y limpiaron todo y regresaron a la sala para esta vez ver Grease. Alex descubrió que realmente Severus no exageraba cuando dijo que Lily se ponía cantar; honestamente no lo hacía mal, pero estaba haciendo que su prima, Metstli y Severus o quisieran irse de la sala o levantarse y quitar la película. La loba fue quien se levantó y fue hacia la videocasetera para quitarla, pero la pelirroja le arrojó un cojín y le lanzó tal mirada a Metstli que la loba regreso a su lugar con la cola entre las patas.
Estaba por empezar la canción Grease Lightning cuando Alex se puso de pie y salió de la sala. Se había fastidiado de tener que subirle al volumen para no escuchar a Lily cantar, pero le fue imposible. Iba a subir las escaleras cuando sintió que alguien la sujetaba de la muñeca, volteó y se sonrojó ligeramente al ver que era Severus.
—¿A dónde vas? —preguntó el azabache
—Uh... a mi habitación por un rato —contestó Alex, un poco nerviosa
—¿Y ese "rato" es hasta que acabe la película?
—Tal vez...
Severus rió por lo bajo. Sin soltar a la latina, los dos subieron las escaleras sin darse cuenta que un par de ojos verdes y dorados los vieron irse.
—Metstli ¿tú crees que lo dos vayan a...?
—¡Epa! ¡Epa! ¡Epa! Tranquila, no saques conclusiones apresuradas. De seguro solamente se fueron porque no los dejas disfrutar la película
—¿Qué quieres decir con eso?
—Que te pones a cantar y no nos dejas oír
—¡No es cierto!
Volviendo a Alex y Severus, ambos estaban viendo otra vez los cortos de Tim Burton en la habitación de la castaña. Alex veía de vez en cuando a Severus, realmente le impresionaba ver al chico disfrutar algo, ya que nunca mostraba sus emociones haciendo difícil saber que le gustaba y disgustaba. Sabía muy poco de él, aún habiendo estado con el Severus adulto, y quería conocerlo más a fondo y aún sabiendo que no sería fácil lo intentaría de todos modos.
Los cortometrajes terminaron y regresaron a la sala. La película también había terminado y vieron a Lily apagando los aparatos. La pelirroja terminó de recoger todo y entonces vio a su prima y mejor amigo en la entrada. Se cruzó de brazos y los miró arqueando una ceja, a los cuales los recién llegados la miraron confundidos.
—¿Dónde estaban ustedes dos y qué estaban haciendo? —preguntó Lily
—¿Óra, quién eres? ¿Nuestra niñera? ¿Chaperona o qué? —cuestionó Alex ante la conducta de la pelirroja
—Es que se supone que estábamos los cuatro viendo la película. Y de repente solo éramos dos en la sala
—Nos aburrió y fuimos a otro cuarto a ver otra vez los cortometrajes —contestó Severus—. ¿Pues tú qué crees que estuvimos haciendo?
Lily no contestó, solamente los miró con sospecha y salió de la sala dejando confundidos a Alex y Severus.
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Ir de compras al Callejón Diagon era lo que más esperaba Lily, ya que quería mostrarle a su prima todo el lugar. Alex estaba medio emocionada; ya conocía el lugar, pero tal vez había lugares que conocía y podría hacerlo, además de que estaba el hecho de que Severus iría con ellos. No obstante, las cosas en casa se ponían extrañas cada vez que intentaba llamar a casa de Severus (encontró el número en una agenda junto al teléfono del piso de abajo) o preguntaba por la dirección de su casa para ir a visitarlo.
—¿Acaso la madre de Snape será alguien con peor humor que él? ¿O de esas brujas con ideales Sangre Pura? —preguntó Metstli a Alex estando a sola en la habitación de la humana
—No lo creo —respondió Alex con seriedad—. Recuerda que Severus es mestizo, por lo tanto si madre no tiene esos ideales
—¿Entonces por qué no quieren que lo llames o vayas a su casa?
Alex iba a dar una opinión, pero entonces recordó lo que Lily le dijo el día que fueron a la tienda de películas: «Esos golpes se lo hizo su padre. Él es muggle y no le gusta la magia». Eso fue más que suficiente para responder su duda: los Evans sabían del estado familiar se Severus y no querían que nadie más se enterara.
La latina se quedó en silencio, la loba la vio confundida por el cambio de actitud.
—Alex ¿estás bien? ¿Qué pasó?
—Nada
—No te hagas, sé que no lo estás. ¿Qué tienes? ¿Tiene que ver con Snape? —Alex debió la mirada y eso fue más que suficiente para la brije.
Alex sabía que no podría decirle nada a Metstli porque se lo había prometido a Lily, pero también estaba preocupada por Severus ahora que conocía su situación, quería asegurarse de que estuviera bien.
En dos días irían al Callejón Diagon, así que iría a casa de Severus a verlo. Era consciente que cuando el chico la viera en la puerta de su casa se molestaría con ella, pero valdría la pena.
Terminó rápido de cenar y fue a buscar la agenda donde encontró el teléfono de la casa de Severus, pero se sorprendió de ver que ya no estaba.
—¿Buscas esto? —Alex volteó y vio que era Petunia quien le hablaba. Le mostró que ella tenía la agenda—. ¿Aún quieres ponerte en contacto con el fenómeno de Snape?
—Uno: No le sigas así. —respondió Alex enojada—. Segundo: Dame eso —tendió la mano exigiéndole la libreta
—¿Por qué tanta preocupación por ese desamparado? ¿No será que te gusta? —Alex se sonrojó, pero no le contestó y fue más que suficiente para la rubia—. Si tanto quieres ir a verlo, te puedo dar su dirección
—¿En serio? —preguntó la latina con desconfianza—. ¿Cómo sé que es la verdadera? Además ¿Por qué me lo darías de buena gana?
—¿Que no puedo hacer una buena acción por mi "prima"?
Alex la miró con desconfianza, Petunia solamente le sonreía con burla. Anotó en un pedazo de papel la dirección de Severus y se lo dio a la latina.
—Gracias... Supongo
—De nada —vio a Alex subir las escaleras y su sonrisa se ensanchó más—. Quisiera ver la expresión de su cara cuando vea el tipo de vida que tiene el fenómeno de Snape
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Alex se levantó temprano y salió de la casa con cautela para que nadie la descubriera. Decidió ir sola porque sabía que, sin importar la situación, Severus y Metstli se podrían pelear.
Siguió la dirección que le dio Petunia y se sorprendió de ver que la llevó hasta una calle que a simple vista parecía abandonada, pero entonces pasaron frente a ella dos niños montados en sus bicicletas. Con cautela caminó por la calle; las casas eran de ladrillo y se veían iguales, al fondo vio unas chimeneas exalando humo negro y un viejo molino el cual parecía que en cualquier momento se derrumbaría por sí solo.
Miró el papel con la dirección y después a las casas, al parecer la dirección era la correcta ahora solo tenía que encontrar la casa de Severus. Caminó por la calle, mirando a las casas de ambos lados buscando el número correcto; no obstante, se dio cuenta que las personas se le quedaban viendo y no pudo descifrar sus miradas.
Finalmente llegó al final de la calle, la cual estaba junto a un río y un bosque. Estaba a cinco casas de está cuando de pronto escuchó ruidos y gritos; vio que los vecinos que se encontraban fuera solamente vieron la casa al final de la calle y seguían con sus asuntos; esto desconcertó a la latina, pero los ignoró y corrió hacia la casa. Sin embargo, alguien la sujetó del antebrazo por detrás impidiéndole seguir.
—¡Hey! ¿Quién...? —volteó y vio que era un hombre más o menos de la edad que tío Jake—. ¿Quién es usted? ¿Por qué me detiene? ¿Acaso no escucha...?
—¿El escándalo de la última casa? —continuó el hombre. No soltó a la latina, pero aflojó el agarre—. No eres de por aquí ¿cierto?
—Aún si así fuera ¿qué tiene que ver con esto?
—No debes involucrarte en las discusiones de los Snape
—¿Las discusiones de...? —se escuchó el grito de una mujer seguido del sonido de vidrio rompiéndose. Alex miró a la casa y después al hombre—. ¿Esto ocurre todos los días? ¿Y aún así no hacen nada para impedirlo?
El hombre suspiró y finalmente soltó a la castaña, quien tenía una mirada de horror por la información.
—Esto pasa siempre desde hace diecisiete años. Al principio el matrimonio Snape era feliz y vivían en armonía, dos años después nació su único hijo, Severus; pero cuando el chico cumplió tres años las cosas cambiaron. El padre, Tobías, comenzó a beber y a maltratar a su esposa. Cuando el niño cumplió los cinco años y trató de auxiliar a su madre, Eileen, su padre comenzó a golpearlo también; más de una vez los vecinos intervenimos, pero el esposo se volvió más violento contra su familia y la esposa se negó a recibir ayuda. Desde entonces nos mantenemos al margen de la situación.
Alex estaba en shock. ¿Cómo era posible que los vecinos permitieran esto? El ruido de las agresiones se hacía cada vez más fuerte, la latina miraba la casa con horror y no sabía qué hacer.
—¡SEVERUS!
Ese grito fue más que suficiente para que Alex reaccionara. Su expresión pasó de susto a determinación y corrió hacia la casa.
—¡Niña! ¿Qué haces? ¡Es peligroso! —le advirtió el hombre, pero latina lo ignoró
Llegó a la casa y se asomó por la ventana. Lo que vio hizo que empalideciera en el acto: Severus estaba semi tendido en el suelo con una herida sangrante en la cabeza, se sujetaba el costado izquierdo y su pierna derecha también sangraba. Detrás de él había una mujer de cabello negro largo hasta la cintura, ojos grises y con varios moretones en el rostro y brazos. Estaba agabapada, pero abrazaba por detrás a su hijo. Enfrente de ellos y de pie había un hombre igualmente de cabello negro y los ojos también negros, nariz ganchuda y en una mano sujetaba una botella de vidrio rota.
—¿Qué? ¿Ya no te puedes mover, mocoso? —preguntó el hombre con burla. Alex pudo darse por cómo salió su voz que el hombre estaba borracho
—Maldito infeliz —maldijo Severus tratando de ponerse de pie, pero el dolor de su pierna hizo que no pudiera hacerlo
El hombre sonrió con burla y pisoteó con fuerza la pierna herida del adolescente. Severus no dejó escapar ningún sonido, pero la expresión de su rostro era de dolor puro.
—¡Tobías, por favor detente! —suplicó Eileen llorando—. ¡Basta, es tu hijo!
El hombre dejó en paz la pierna del chico, pero en su lugar le dio una patada en el estómago. Severus se sujetó el estómago y se dobló de dolor.
—¡Este bastardo no es mi hijo! ¡Es un fenómeno al igual que tú! —se acercó a su esposa y, tomándola del cabello, la levantó con brusquedad
—Mamá... —dijo Severus con dificultad a causa del dolor
Tosías arrojó a Eileen lejos de su hijo. Soltó la botella haciendo que esta se rompiera en el acto. Llevó sus manos hacia sus pantalones y comenzó a abrirlo. Esto fue lo más que suficiente para Alex; tomó la tapa de un bote de basura e irrumpió en la casa abriendo la puerta de una patada. Los tres Snape voltearon, pero en cuanto Tobías lo hizo, algo lo golpeó de lleno en la cara haciendo que se tambaleara.
—Hijo de pu... ¿Cómo te atreves a hacerles esto?
—¿¡Alex!? ¿¡Qué demonios haces aquí!? —preguntó Severus con una mezcla de enojo, sorpresa y preocupación
—Vine a verte. Y me alegra haber venido —respondió la latina
—Alex, vete de aquí
—No
Tobías veía la interacción de su hijo con la recién llegada. Miró a la chica de arriba a bajo y una sonrisa, que asustó a Severus, apareció en su rostro.
—¿Y quien es ella? ¿Una compañera de esa escuela para fenómenos a la que vas?
—No la metas en esto
—Pero si ella se involucró sola en cuanto puso un pie en esta casa
Alex sabía que tenía que tener cuidado con Tobías y bien que acertó. En seguida el hombre se abalanzó sobre ella, pero Alex logró hacerse a un lado, provocando que Tobías chocara contra la pared. El hombre se incorporó y miró con odio a la chica. Tomó una botella rota del suelo y fue hacia Alex otra vez; la latina se quitó de en medio a la vez que le hacia una zancadilla y Tobías caía al suelo.
Alex aprovechó el aturdimiento del patriarca Snape y se acercó a la mujer.
—¿Cómo está? —preguntó la latina—. ¿Se puede levantar?
—Sí —respondió Eileen
Alex pasó el brazo de la mujer sobre sus hombros y la ayudó a ponerse de pie. Iban acercarse a Severus para ayudarlo a levantarse y los tres salir de la casa, pero el chico le hizo señas para que salieran ellas. La latina sacó a Eileen de la casa, y se sorprendió de ver que afuera las esperaba el mismo hombre que intentó evitar que Alex entrará a la casa.
—Alan —llamó Eileen al hombre
El mencionado se acercó a ellas y tomó a Eileen en brazos.
—La policía y los Sanadores de San Mungo llegarán en cualquier momento. Saca al chico y vamonos de aquí —indicó el señor Alan
—Gracias por la ayuda y por ya no seguir al margen —agradeció la latina y entró por Severus
La chica vio que Severus estaba tratando de ponerse de pie solo, usando de soporte el sillón. Alex lo ayudó a levantarse y pasó el brazo del chico sobre sus hombros; caminaron hacia la puerta, pero no llegaron ya que los sujetaron por detrás.
—¿Y ustedes dos a dónde creen que van? —preguntó sarcásticamente Tobías. Separó a los adolescentes y los arrojó al suelo lejos del otro.
Severus cayó sobre su pierna herida, haciendo que su condición empeorará. Alex chocó contra una repisa de vidrio enterrándose varios vidrios en la espalda y brazos.
Tobías miró con odio a su hijo y luego a su amiga. Tomó el atizador de la chimenea y caminó hacia Severus.
—Tal parece que alguien necesita un ajuste de actitud —dijo el hombre, golpeando el atizador contra su mano
El azabache solamente podía mirar con odio al bastardo que tenía por padre. Tobías levantó el atizador, listo para golpear a Severus; el chico cerró los ojos esperando por el golpe, pero este nunca llegó, sino que escucho a Tobías gritar seguido del sonido del metal chocando contra el suelo. Abrió los ojos y vio a su padre sujetándose su costado derecho con la mano izquierda y la sangre corriendo entre sus dedos, en su mano derecha sujetaba un pedazo de vidrio cubierta de sangre.
—Bastarda... —murmuró Tobías mirando sobre su hombro
Severus miró también y vio que era Alex, con su brazo izquierdo ensangrentado y miraba con odio a su padre.
—Mira quién lo dice —le contestó la latina
Tobías agarro con fuerza el vidrio en su mano y se abalanzó contra la chica. Alex no sabía si podría defenderse con un brazo, pero lo intentaría. El hombre ya estaba medio metro de ella, pero de pronto cayó y soltó el vidrio. Alex miró y vio que Severus lo había sujetado de los tobillos. De pronto la puerta se abrió de golpe.
—¡Quietos, policía! —exclamaron tres policías que irrumpieron en la casa, apuntandoles con sus armas
Tobías intento levantarse para darse a la fuga, pero Severus no lo soltaba. El hombre pateo en el rostro al chico haciendo que finalmente lo soltara, pero no logró ponerse de pie porque dos policías lo agarraron de los brazos y los esposaron por detrás. Lo levantaron y salieron de la casa.
Alex se acercó a Severus y lo ayudó a levantarse con su brazo ileso. El otro policía se acercó a los adolescentes y ayudó a la latina con el chico.
—Tranquilos niños, estarán bien —dijo el policía y los ayudó a salir de la casa
Era un caos afuera de la vivienda: había dos patrullas y una ambulancia aparcados afuera de esta. En la ambulancia estaban atendiendo a Eileen y junto a ella estaba el Sr. Alan y en una de las patrullas metieron a Tobías.
—Vengan, necesitan atención urgente —dijo el policía y con cuidado acercó a los adolescentes a la ambulancia.
Tres paramédicos se acercaron a ellos, dos de ellos atendieron a Severus y el otro a Alex.
Mientras el paramédico atendía a la latina, el Sr. Alan se acercó a hablar con ella.
—Realmente eres valiente, niña
—Gracias —Alex quería hablar él en privado.
Debió de reflejarse en su rostro, porque el Sr. Alan dijo:
—Lo que quieras decirme respeto al mundo mágico, lo puedes decir. Ellos son Sanadores; cuando un mago o bruja necesita atención médica y está en el mundo muggle, ellos se disfrazan de paramédicos y vienen a ayudar.
—Increíble —el Sanador terminó de atender a la chica y fue apoyar a sus compañeros. Los dos estuvieron en silencio hasta que Alex lo rompió—. Gracias por ayudarnos. Señor...
—Rickman, Alan Rickman
Alex casi se caía de la ambulancia al escuchar el nombre. Lo observó con atención, pero sus rasgos no se parecían; el hombre vio que no hubiera muggles cerca, sacó su varita y la pasó por su rostro. La latina se tapó la boca con ambas manos para no soltar un grito de sorpresa en cuanto vio que realmente era él; el hombre al ver su reacción no pudo evitar reírse.
—Honestamente no me sorprende esa reacción —dijo el Sr. Rickman
—¿Cómo...? ¿Cómo...? ¿Cómo...? —Alex estaba tan sorprendida que no podía decir otra cosa
—Lamentablemente soy Squib, pero mi familia siempre tuvo amistad con los Prince. Eileen y yo somos mejores amigos desde la infancia, cuando se casó con un muggle y su familia la desheredo fui el único que la apoyo, a pesar de estar muy ocupado con mi trabajo. No obstante, al poco tiempo de estar casada, Eileen me contó por medio de una carta todo lo que le sucedia en casa después de revelarle a su esposo que es una bruja; desde ese día, le he insistido infinitas veces que se divorciara de él y que yo los cuidaría. Mi pareja, Rima, estaba de acuerdo en ayudarles, pero Eileen se negó en todas esas veces.
Alex estaba sorprendida. Miró hacia donde estaban atendiendo a Severus y a su madre, y pudo darse cuenta que les curaban varias heridas que ella no se había percatado que tenían y supuso que eran anteriores a lo que ella vió.
Después de tomar los testimonios y declaraciones, la policia se llevó a Tobías, mientras que los Sanadores se llevaron a los Snape y a Alex a San Mungo para una mejor revisión; y gracias a sus rápidas atenciones, sus heridas lograron curarse rápidamente, a excepción de la pierna de Severus, la cual tendría que estar enyesada por unas cuantas semanas.
Durante la revisión todos estuvieron callados, Eileen y Alan conversaban apartados de los adolescentes, quienes tenían un incómodo silencio; en cuanto no lo soportó, Alex habló:
—Severus, lo siento —al no recibir respuesta del azabache, continuó—, sé que estuvo mal que me involucrara en esto, pero como Lily y mis tíos no me dejaban llamarte o ir a visitarte a tu casa tuve que venir a escondidas de ellos. Estaba muy preocupada por ti, ¿de acuerdo?
—¿Los Evans no saben que fuiste a mi casa? ¿Y tu loba?
—Metstli tampoco sabe
El chico se quedó callado; la verdad estaba agradecido con ella por llegar justo a tiempo a su casa y ayudarles, pero a la vez estaba enojado porque no le tuvo la confianza y paciencia suficiente para esperar a que él mismo le dijera. Severus miró de reojo a la latina y vio que su expresión era de tristeza, no sabía descifrar la causa de esta. Iba a decir algo, pero de golpe se abrió la puerta de la habitación donde estaban y lo siguiente que vio Severus era una mata de cabello rojo.
—¿¡Lily!? —el chico intentó alejarla un poco para verla, pero la pelirroja no lo dejo
—¡Sev, estaba muy preocupada! —exclamó Lily. Por el tono entrecortado de su voz, Severus se dio cuenta de que estaba llorando—. ¡Cuando llegó la lechuza de San Mungo avisándonos que tú, la Sra. Eileen y Alex estaban aquí me asusté mucho! ¡Comencé a pensar que algo horrible les pasó! Aunque no estuve del todo equivocada
—Lily... —Severus iba a decir algo más, pero la chica se separó de él y se acercó a su prima.
Alex se tensó al verla porque sabía que estaba en grandes problemas.
—Oye... Lily yo...
El ruido de un golpe lleno la habitación y Severus tenía los ojos abiertos como platos ante lo que pasó: Lily abofeteó a su prima. Alex tardó unos segundos en reaccionar, se llevó una mano hacia la mejilla golpeada y miró a su prima en una mezcla de confusión y sorpresa.
—¡Eso fue por salirte sin avisar, además de ponerte en peligro! —explicó la pelirroja enojada y con lágrimas en los ojos. Después abrazo a la latina, mostrándose más confundida por los cambios de actitud—. Pero también estoy feliz de que estés a salvo y llegaras a tiempo a salvar a Sev y a su mamá —se acercó más a Alex para que solo ella la escuchara—, me alegra ver que de verdad quieres mucho a Sev
La castaña sintió que su cara se sonrojó de golpe, así que correspondió el abrazo de Lily y ocultó su cara en el cabello de su prima.
—¿Tenías que decirlo en frente de él? —reclamó Alex en susurros y Lily solamente rió entre llanto
Severus no entendió nada de lo que sucedía con las primas, pero sonrió cuando las vio abrazarse, aunque le pareció ver que Alex se sonrojaba levemente y ocultaba su rostro en el cabello de Lily.
«Creo que lo mejor será que no me entere» pensó para si mismo con una sonrisa.
Miró otra vez a Alex (lo poco que podía ver de ella) y suspiró. Realmente le debía su vida y la de su madre; y le alegraba saber que tenía una nueva amiga de gran confianza.
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