Encontrando sentimientos
Al día siguiente Dumbledore fue a visitar a la familia Evans, en compañía de la profesora McGonagall (por ser la subdirectora) y el profesor Slughorn (por ser el jefe de la casa de la latina), a informarles sobre el ataque de Alex. Los señores Evans estaban horrorizados ante las palabras del director, incluso Petunia se mostró preocupada por su prima. Cuando el director dijo el nombre de Severus, la rubia se puso de pie enfadada.
—¡Lo sabía! ¡Sabía que ese fenómeno de Snape solo eran problemas! Y la muy ingenua de Alex se atrevió a enamorarse de él...
—¡Petunia! —reprendió su madre.
—Petunia, compórtate —dijo su padre con seriedad—. Conocemos a Severus desde que él y tu hermana tenían diez años. Él fue quien le habló a Lily sobre el mundo mágico y han sido mejores amigos desde entonces. Me atrevería a decir que se quieren como hermanos
La rubia resopló y se dejó caer en el sofá cruzando los brazos. Dumbledore siguió explicando lo sucedido y pidiendo la autorización de la familia para trasladar a Alex al Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas para una mejor atención médica y comenzar el tratamiento psicológico. El matrimonio Evans dio su consentimiento no sin antes pedirle al director que los llevaran a Hogwarts para ver a su sobrina e hija, a lo que Dumbledore dijo que sí.
Al escuchar eso, la actitud seria de Petunia se ablando un poco mirando de reojo a los docentes; ella podría aprovechar esa oportunidad para conocer la escuela de magia, pero recordó que ella solo iba de visita, no podía quedarse a estudiar y solo iban para visitar a su hermana y "prima" a lo que ella se levantó, dijo que no iría y subió a encerrarse a su habitación. Los señores Evans se disculparon por la actitud de su hija mayor a lo que el viejo director respondió que no se preocuparan.
Dumbledore se puso de pie, seguido por sus colegas y la pareja muggle. El director dijo que antes de partir hacia Hogwarts debían ir a hablar con la Sra. Eileen; su hijo era el blanco y gracias a eso fue que una de sus mejores amigas fue agredida. Los Evans aceptaron acompañarlos y les dijeron que los llevarían al hogar del actor squib Alan Rickman ya que desde el verano Eileen y Severus vivían ahí.
—No será necesario usar el transporte muggle —dijo Dumbledore al ver al Sr. Evans tomar las llaves del auto—. Usaremos un transporte mágico llamado Red Flu
—¿En serio? ¡Que emocionante! —dijo el Sr. Evans con una sonrisa curiosa—. Lily y Severus nos hablaron de sus medios de transportes, incluido ese que acaba de mencionar. ¿En verdad viajaremos por las chimeneas?
—Así es, Sr. Evans —respondió la profesora McGonagall
El matrimonio muggle se miró emocionado. Nunca habían tenido la oportunidad de usar los medios de transporte del mundo mágico por su condición de persona no mágica ¡esta sería una experiencia que nunca olvidarían! Aunque no con alegría después de ese primer y último viaje.
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Rima estaba sentada en el salón leyendo uno de los nuevos guiones de su pareja mientras que Pam le servía más té. De pronto unas llamas verdes esmeraldas se encendieron en la chimenea sobresaltando a la mujer y al elfo doméstico. El susto pasó a asombro al ver salir de entre las llamas al ¿matrimonio Evans? Pero, ellos eran muggles ¿cómo...? Su respuesta apareció de inmediato cuando el director Dumbledore salió después de ellos seguido por la profesora McGonagall y el profesor Slughorn.
—¡Por todos los cielos! Disculpen, pero ¿qué hacen todos ustedes aquí? —preguntó Rima—. ¿Cómo es que los Evans pudieron viajar por la Red Flu hasta acá?
—Pedí una autorización a la Dirección de la Red Flu para permitir, al menos por el día de hoy, que la chimenea de la residencia Evans se conectara a la Red. —explicó el director—. Es una situación de emergencia
—¡Dios mío! ¿Acaso les ocurrió algo a Severus y las niñas?
—Por desgracia sí —respondió Slughorn, sentándose sin invitación en el sillón más cercano—. Necesitamos hablar con la Sra. Snape de inmediato
—Me temo que no será posible. Ella se encuentra trabajando en el Callejón Diagon y mi pareja en el mundo muggle. A él puedo llamarlo...
—Afortunadamente fui precavido y le envié una lechuza a la Sra. Snape y al Sr. Rickman que vendríamos a visitarlos a esta hora —dijo Dumbledore con una sonrisa
En ese momento la Red Flu se activó a la vez que la puerta del salón se abría.
—Rima, perdón por no avisarte antes, pero... —Alan se detuvo de golpe al ver a los docentes de Hogwarts junto con su pareja—. Llegaron a tiempo
—Y no son los únicos —dijo Eileen, saliendo de la chimenea limpiándose las cenizas con un pase de su varita. La guardó y se volvió hacia los recién llegados—. Profesor Dumbledore ¿está todo...? ¿Jake? ¿Deborah?
—Hola Leen —saludó la Sra. Evans. Su esposo saludó con la mano ya que aún no se reponía del viaje por Red Flu
—¿Qué hacen aquí? No es por ser grosera, pero...
—Sucede Sra. Snape que el día de ayer ocurrió algo terrible —dijo Dumbledore
—Por Merlín ¿ahora qué pasó? —preguntó Eileen entre preocupada y molesta. Severus acababa de regresar a Hogwarts de la suspensión ¿tan rápido se había metido en problemas de nuevo?
—Leen, será mejor que todos se sienten —dijo Deborah—. Lo que vamos a decirles es algo... fuerte
Eileen, Alan y Rima se miraron preocupados. Todos tomaron asiento y los profesores contaron lo ocurrido. Rima se cubrió la boca asustada con cada palabra mientras que Alan abrazaba a Eileen quien parecía a punto de desmayarse. Rima al ver el estado de su cuñada, se cambió le lugar, sentándose junto a ella, y también la abrazó. Terminado el relato de los profesores, Eileen miró preocupada a los Evans.
—Jake, Deborah. En verdad lo lamento mucho...
—Creo que ya sé a dónde vas y te advierto de una vez que no es tu culpa, Leen —dijo la Sra. Evans con una sonrisa comprensiva—. Los conocemos desde que Severus y Lily eran niños, antes de entrar a Hogwarts, y sabemos perfectamente que nunca tuvieron una vida fácil gracias a tu exesposo.
—Nuestra hija mantuvo lejos a tu hijo de las malas influencias y gracias a nuestra sobrina tuvo el empujón decisivo para alejarse de por completo. —añadió el Sr. Evans—. Obviamente no iba a ser fácil, pero nunca pensamos que alguien que presume ser de "estatus social alto" haría una cosa así
—Si son los estatutos sociales los que determinarán si Lucius Malfoy recibe su castigo o no, entonces jugaremos a su manera —dijo Eileen
—¿Segura que quieres hacerlo, Leen? —preguntó Alan sorprendido—. Eso incluiría seguir los pasos...
—Por eso tomare el título de cabeza de familia. Creo que es hora de que los Prince dejen esas absurdas ideas de la pureza de sangre; además, se lo debo a Alexandra. No puedo dejarla sola después de todo lo que ha hecho por Severus
Alan le sonrió, mostrándole así que le daría todo su apoyo. El actor era el segundo hijo de una de las familias más prestigiosas del mundo mágico, podría pedirle ayuda a su hermano David. Solo lo estaba pensando cuando de pronto sintió un pellizco en su brazo y una mirada seria por parte de Eileen. Ella de inmediato le dijo que no era necesario llamar a su hermano, con la aparición de la actual cabeza de la familia Prince sería suficiente, pero le agradecía la ayuda.
Con eso, Dumbledore se levantó y les anunció que era hora de partir a Hogwarts. Los demás se levantaron, Alan encendió la Red Flu y los docentes desaparecieron por la chimenea.
—¿No podemos usar otro transporte mágico? —preguntó Jake—. Eso marea
—Créeme, otros medios de transporte son iguales o peores que la Red Flu —contestó Eileen—. Y por el momento es lo más rápido para llegar a Hogwarts. Recuerda que la escuela está en Escocia.
Con resignación, el matrimonio Evans entró a la chimenea seguidos por Eileen, Rima y Alan. Todos aparecieron en la oficina del director, por lo que la pareja muggle no pudo ocultar su asombro ante todos los artefactos peculiares que tenía el viejo director, los cuadros que se movían y hablaban y el llamativo fénix reposando en una percha dorada junto a la puerta.
—Por aquí —indicó Dumbledore
Los Evans apartaron la mirada de la peculiar ave, la cual Eileen les dijo rápido que era un ave fénix, y todos salieron del despacho del director hacia la enfermería. Por fortuna era horario de clases (McGonagall y Slughorn pidieron apoyo de sus colegas para cubrirlos) por lo que no se toparon con nadie, a excepción de algunos fantasmas, los cuales los Evans no pudieron verlos, pero sí sentir su presencia.
Llegaron al ala del hospital, entraron y vieron a Madame Pomfrey atendiendo a Alex. Al verla, los señores Evans corrieron hacia ella, pero al ver la reacción de su sobrina, al percatarse de la aproximación de su tío, gritó y se cubrió con los brazos a lo que el matrimonio se detuvo de golpe. Olvidaron la advertencia del director, pero estaban preocupados por su sobrina. Con calma Deborah se acercó a Alex mientras que su esposo se mantenía al margen.
—Srta. Jones, tranquila. Todo está bien —dijo la sanadora con voz dulce—. Sus tíos están aquí. Vinieron a verla
—¿Qué?
Alex bajó los brazos encontrándose con los ojos verdes de su tía.
—Alex, mi niña
La castaña sintió sus ojos humedecerse y abrazó a la mujer en cuanto se sentó en la cama junto a ella. Alex lloró dejándose consentir por su tía. Los demás adultos veían la escena enternecidos y tristes a partes iguales; de todas las personas, esa joven era la última a quien hubieran imaginado que le ocurriría algo horroroso. Con cuidado Rima se acercó y saludó a Alex, quien al verla se sorprendió y se volvió hacia el centro de la enfermería encontrándose con su tío Jake, la Sra. Eileen y el Sr. Rickman.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó la latina con calma y sorpresa
—El director fue a vernos y nos avisó de lo que te ocurrió, mi niña —respondió tío Jake
—Alex —Eileen se acercó a la joven. Deborah se levantó cediéndole su lugar por lo que la azabache se sentó junto a la castaña y le tomó las manos con gentileza—. Un gracias no es suficiente para demostrarte mi gratitud por todo lo que has hecho por mi hijo y por lo que has pasado por hacerlo. —abrazó con ternura a la adolescente—. Gracias al cielo que entraste a nuestras vidas, ya sea pasado o futuro —lo último la mujer lo dijo en un susurro teniendo cuidado de que nadie oyera.
Rima también abrazó a Alex y le dio palabras de ánimo; Jake y Alan hablaron con ella, pero desde una distancia que no incomodara a la joven por el momento. Estuvieron hablando respecto al traslado de la castaña a San Mungo y la denuncia a Lucius Malfoy, estaban llegando a un acuerdo cuando escucharon la campana de cambio de clases a la vez que se abrían las puertas de la enfermería dándole paso a un ajetreado Severus, quien se quedó como piedra al ver que Alex no estaba sola.
—¿Severus? ¿Cómo llegaste aquí tan rápido? Apenas sonó la campana —preguntó su madre sorprendida.
El azabache se sonrojó apartando la vista de los adultos, lo que hizo que lo miraran con suspicacia su madre, tíos y dos de los tres docentes.
—No te abras salido de clase antes de tiempo ¿verdad? —preguntó Alan cruzándose de brazos
—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no! —negó de inmediato el chico. Se escuchó nervioso por lo que los adultos supusieron que les estaba mintiendo
Eileen iba a reprender a su hijo, pero el director habló primero.
—Me alegra ver que se preocupa mucho por su amiga, joven Snape
—¡Claro que me preocupa! —Severus miró a los ojos al director y de inmediato sintió como si le traspasara el alma, por lo que cortó el contacto visual enseguida—. Es por mi culpa que este aquí
—El único culpable es Lucius Malfoy —todos se volvieron hacia Eileen—. Nunca creí que hubiera un Malfoy más desagradable que Abraxas, por desgracia su hijo lo supero en esto. No te preocupes, Severus. Malfoy no se saldrá con la suya; aprenderá que es un grave error meterse con una íntima amiga de la familia Prince
—¿Qué? Mamá ¿acaso tú...?
—Sí. Reviviré el apellido Prince y me aseguraré de que se haga justicia. Es lo malo de las familias Sangre Pura, piensan que por su pureza y riquezas son superiores; bueno, es hora de bajarlos a tierra
Severus no sabía que decir. Él creyó que Lucius se saldría con la suya porque, tanto Regulus como Potter se pusieron en contacto con sus familias para el caso contra el rubio, pero ambas familias dijeron que era imposible ir en contra de los Malfoy. ¡Gracias a Salazar Slytherin que no todo estaba perdido!
Recordando que el azabache vino a la enfermería para estar con la castaña, el director invitó a los adultos a regresar a su despacho a discutir todo el proceso legal que debía hacerse para el caso. Deborah, Rima y Eileen abrazaron a Alex, Jake y Alan se despidieron con un gesto de la mano y McGonagall y Slughorn le notificaron a la joven que por el momento no se preocupara por sus estudios, que lo importante ahora era que ella se recuperara, a lo que ella agradeció y los adultos se fueron dejando solos a los adolescentes.
Los dos estaban en silencio, pero afortunadamente no era incómodo. Con cautela, Severus se acercó a Alex e iba a sentarse en la cama junto a la de ella cuando la chica le hizo un ademan con la mano para que se sentara en la silla junto a su cama. El chico se sorprendió ya que no esperaba que estuviera lista tan pronto para aceptar la cercanía de un hombre, pero de corazón agradecía que lo hiciera.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Severus y de inmediato se arrepintió ¡obviamente estaba mal!
—Todavía mal —respondió Alex con la mirada baja—. Pero es llevadero gracias a las personas que se preocupan por mí —levantó la cabeza y le sonrió al azabache—. Gracias por salvarme de Malfoy
—El que debería dar las gracias soy yo. De no ser por ti seguiría considerando la oferta de Lucius de unirme al Señor Tenebroso
—¿Señor Tenebroso? Creí que solo...
—Sus allegados le dicen así. Lo siento, la costumbre por las conversaciones con Lucius, Avery, Mulciber... con mortífagos y aspirantes
Alex se mordió el labio ¿ahora qué haría? Como le dijo Metstli, altero el pasado y creó una paradoja del tiempo estilo Volver al Futuro e interrumpió un evento canónico estilo Spiderman: a través del Spider-Verso. Debía encontrar un modo de reparar el curso del tiempo, aunque eso significara arrojar a Severus a las garras de Lord Voldemort por mucho que lo odiara; además de pensar en un modo para desaparecer de su vida y el traslado a San Mungo parecía ser una excelente opción...
De pronto las puertas de la enfermería se abrieron de golpe. Ambos Slytherins voltearon y viendo ingresar a Tex Kogane. Por lo general el Hufflepuff era tranquilo y amigable, pero ahora estaba furioso y Alex podría sentir la magia tenebrosa, herencia de Voldemort, amenazaba con salir. Severus se levantó e iba a preguntarle al chico qué hacía ahí, pero de pronto el japones lo agarró del cuello la camisa y lo arrojó contra la pared.
—¡Tex! ¿Qué haces?
—Anata wa... Rushiusu marufoi no koto o itsu watashi ni hanasu tsumorideshita ka?
—¿Qué? —preguntó Severus con dificultad ya que Tex lo sujetaba con tanta fuerza que le cortaba la respiración
—¡Dije que cuándo pensabas decirme lo de Lucius Malfoy? ¡¿Por qué nunca me dijiste que ese malnacido intentaba llevarte al lado de Voldemort?!
—Tex...
—¡Tex! Yamete kudasai!Alex se levantó de la cama, agarró el brazo del Hufflepuff y tiró de este tratando de hacer que soltara al Slytherin; sentía la magia tenebrosa de Tex empezar a brotar, si salía entonces estarían en serios problemas. El japones miró a la latina y al ver la suplica y el miedo en su rostro poco a poco se calmó. Respiró profundo y soltó a Severus. El chico tosió a la vez que se sujetaba el cuello lastimado.
—Sev ¿estás bien? —preguntó preocupada la castaña acercándose al azabache
—Sí y creo que me lo merecía —respondió el azabache
—¿Tú crees? —preguntó irónico Tex
—Por cierto ¿cómo supiste...?
—Recuerda que en Hogwarts nunca pasa nada sin que nadie se entere
Alex y Severus miraron asustados a Tex. Ay no. Estaban siendo discretos ¿cómo es que...?
—¿De qué estás...?
—Lucius Malfoy trató de convencerte de que te unieras a las filas de Voldemort y al rechazarlo atacó a Alex —Ambos Slytherins palidecieron al escuchar al Hufflepuff. ¡¿Acaso NADIE en Hogwarts conocía las palabras secreto, privacidad, etc.?!— ¿Estás bien, Alex? —preguntó Tex, llamando la atención de los menores.
La chica vio al japones y asintió, aunque todavía se le veía la preocupación y el miedo reflejado en su rostro. Tex se acercó con cuidado a Alex, no sabía qué fue lo que le ocurrió, pero lo mejor era actuar con cautela. La latina se percató de la aproximación del japones; con los demás hombres había actuado con miedo, pero por alguna razón (tal vez la recién descubierta relación familiar) no se asustó al verlo; él la abrazó y ella respondió el gesto.
Severus veía desconcertado su interacción ¿Por qué Alex no se alteró ante la cercanía de Tex? ¿Por qué a él sí lo abrazaba? Enojado, se acercó a ellos y los separó haciendo que ambos lo miraran confundidos por su actitud, o al menos la castaña.
—¿Y eso por qué? —preguntó Alex
—¿Por qué Tex sí puede acercarse a ti, pero los demás no? —preguntó ofendido el azabache—. En especial yo
La castaña no podría creer la actitud de Severus, pero Tex sí o al menos tenía una idea y debía comprobarlo. Se acercó más a Alex y la atrajo hacia sí abrazándola de la cintura.
—Tex ¿qué estás...?
De repente Severus empujó al japones con fuerza haciéndolo caer al suelo y colocándose ante la latina.
—Sr. Snape ¿qué cree que está haciendo?
Madame Pomfrey salió de su despacho para ir a revisar a Alex cuando vio a Severus agredir a Tex. Entre gritos echó a ambos muchachos de la enfermería cerrando la puerta con magia. Una vez afuera, el Slytherin encaró al Hufflepuff; estaba por reclamarle cuando vio que el mayor empezó a reír.
—¿Qué es tan gracioso?
—Tus reacciones
—¿Disculpa?
—Recuerdo que me contaste que ya no amabas a Lily, pero no pensé que ahora ese amor se lo profesaras a Alex
—¡¿Qué?! De... de... ¡¿de qué hablas?!
Tex agarró a Severus de la muñeca, lo sacó del ala del hospital llevándolo al primer salón vacío que encontró y entraron los dos. Soltó al Slytherin y lo miró con una sonrisa.
—Me impresiona, a la vez que me alegra, que a pesar de que tus sentimientos hacia Lily no fueron correspondidos encontraste a otra persona a la cual amar. Aunque también me asombra que fuera muy rápido y a alguien a quien acabas de conocer.
—¡¿Por qué todo el mundo piensa que estoy enamorado de Alex?! —gritó Severus y empezó a caminar ante Tex—. Es cierto que ella me ha cambiado la vida para bien desde que llegó. Me ha ayudado y apoyado más que Lily en todos estos años. Y reconozco que Alex es lista, valiente, curiosa, inteligente, bonita... —el azabache se detuvo de golpe ante lo último y miró a su amigo que lo veía con una ceja arqueada y una sonrisa juguetona.
Severus se sonrojó desviando la mirada hacia una de las ventanas. Se acercó a esta y posó la mirada en las tranquilas aguas del Lago Negro. Pensándolo bien, desde que Alex apareció algo en su interior había cambiado por completo; meditando sus pensamientos y sentimientos descubrió que el amor que siempre profeso hacia Lily poco a poco se fue apagando, aunque él lo había sentido fuerte como siempre y se demostró cuando le dolió el descubrir que la pelirroja no correspondía a sus sentimientos, pero lo que aseguraba ese cambio era que superó esa decepción amorosa demasiado rápido. El tiempo que pasaba con Alex era el más feliz de su vida y sentía una calidez en su pecho al verla reír, asombrarse, la facilidad con que lo hacía reír con sus locas ocurrencias, los graciosos gestos que hacía al concentrarse en sus estudios, la cercanía de ella cuando lo ayudaba a estudiar.
Cuando Metstli le dijo que Lucius atacó a Alex juraría que sintió su corazón detenerse y el aire escapar de sus pulmones, por eso había corrido con desespero a salvarla y sintió la sangre hervir al verla siendo profanada por el rubio. La gota que colmó el vaso fue que Alex huía a su contacto, pero al de Tex no, se sintió... celoso. Un momento ¿celoso? Es cierto que cuando veía a Lily con otros chicos se enfadaba, pero nunca había tenido una reacción como la que tuvo en la enfermería contra su amigo Hufflepuff.
—¿Por fin lo entendiste? —Severus dio media vuelta hacia Tex. El japones le sonreía, pero esta vez era una amistosa. Se acercó al azabache y poso una mano sobre su hombro—. Sé que las emociones son algo que le cuesta entender a la gente lógica como tú, pero eres un ser humano y también tienes sentimientos. Entiendo que a la única persona a la que has amado incondicionalmente es a Lily, pero me alegra ver que te das la oportunidad de amar de nuevo y al parecer con alguien que corresponde a tus sentimientos
—¿Qué? ¿De que hablas? ¿Corresponderme?
Tex se tensó y apartó la mano de Severus. Ups, al parecer habló de más. Alex lo mataría en cuanto lo descubriera, pero tenía la impresión de que ella no quería decirle nada y ella también merecía ser feliz, y más después de lo que le pasó. El Hufflepuff se aclaró la garganta y le dijo que desde la primera vez que vio a Alex junto a él le dio la impresión de que le gustaba, incluso se atrevería a decir que lo amaba, y eso explicaría porque siempre era tan atenta con él.
Severus no podía creer lo que escuchaba. Alex ¿enamorado de él? Es verdad que desde que ella llegó le pareció que lo conocía más de lo que debería, pero no parecía que la latina fuera una de esas locas obsesionadas que acosaban a alguien hasta saber el más mínimo detalle. De pronto recordó cuando él y Regulus encontraron la libreta de la castaña y leyeron su historia acerca de un Príncipe Mestizo y la manera en que lo describió; cualquiera pensaría que solo era para hacer interesante al personaje, pero también recordó las veces que la veía escribiendo y a Lily molestarla por algo y Alex se sonrojaba ¿sería que usaba la historia para demostrar su amor? Severus se frotó las sienes ante las punzadas que empezaba a sentir en su cabeza, esto de las emociones le estaban ocasionando un dolor de cabeza al azabache, necesitaba pensar las cosas con calma o sino enloquecería.
Se disculpó con Tex por lo ocurrido en la enfermería y salió del aula, necesitaba procesar lo que el japones le dijo... y poner en orden su mente y corazón.
El japones vio salir a su amigo; nunca había conocido a alguien con la sensibilidad emocional de un caldero oxidado, aunque eso se debía a la dura vida que el chico tuvo hasta el verano. Recordó cuando conoció a Severus en el segundo curso de este y trataba de ocultar sus heridas en el baño del Expreso de Hogwarts y como el pequeño Slytherin reaccionó cuando lo vio. Le costó tranquilizar a Severus y cuando el menor se dio cuenta de que el mayor genuinamente quería ayudarlo, sin que él mismo se lo esperara, abrazó a Tex y entre llantos le contó el infierno que vivía en casa por culpa de su padre muggle y el odio de este por la magia. Conversaron la mitad del camino, en cuanto Severus se calmó el chico se volvió frío y amenazó a Tex con maldecirlo si le decía a alguien sobre esto a lo que el Hufflepuff le alborotó el cabello en un gesto amistoso.
—No te preocupes, para eso son los amigos ¿no? —dijo Tex a Severus
Eso llamó la atención del Slytherin, haciendo que olvidara su enfado a que le revolviera el cabello, y también a Tex; al parecer ese chico no era muy sociable y su única amiga era esa chica pelirroja de Gryffindor, pero al día siguiente de su regreso a Hogwarts le alegró verlo hablar animadamente con el menor Black, Regulus.
—Si resulta que en verdad Alex y yo somos familia, nada me haría más feliz que verla al lado de Severus. Ambos son el uno para el otro, se complementan como no tienen idea.
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