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Capítulo 4

Ambos chicos caminaron alrededor de una playa que se encontraron a su paso...

En la arena una bella caracola color azul apareció. Henry lo tomó, limpió los residuos de arena y se le entregó a Melody.

—Espero que sea de tu agrado... Sé bien que te gusta todo lo que tiene que ver con el mar...

—Muchas gracias, Henry... —se sonrojó al sentir la mano de Henry rozándose con la suya.—Y ya tienes un plan de cómo vamos a ingresar a tu castillo, queridísimo rey.

—Antes que nada debemos entrar disfrazados para que no nos reconozcan como tal.

Porque si le veían así de civiles no les recibirían, ni por más lindas caras que hagan.

—Tengo una idea... Sigueme.

Le sigue a la chica confiando en su capacidad de camuflaje.

Al llegar a una tienda de disfraces, la linda Melody pide dos trajes de ¿servientes?

—Para que el traje de servientes guapa

—Acabas de llamarme ¿guapa?

Henry se cubre la boca al darse cuenta de la tontería que acaba de decir, aunque para él no es una tontería apreciar la belleza de Melody.

—El traje de sirvientes genio nos va a servir para poder llegar a ti más rápido.

—Y al llegar a mí.... que mas...

—Regresamos a Auradon con nuestras edades normales y listo.

Antes de que Henry responda, sintió la mirada de Melody como diciendo no voltees. Él no tomó precaución y giró, encontrándose frente frente al mismo.

—Buenas tardes... No me gustan los forasteros... ¡Nombres!

Ambos Henrys fruncieron el ceño casi al mismo tiempo, y ambos al unisono dijeron:

—¡Eres igual a mí!

Como si fueran un espejo, ambos levantaron su mano derecha e intentaron tocarse.

El rey de Hamblet se frotó los ojos un par de veces, pero no cambió nada.

—Debo haberme quedado dormido mientras leía; por eso veo mal.

—O tal vez estás viendo a un viajero del tiempo... Por cierto, las coronas no se utilizan las veces solo en momentos especiales.

Le quita la corona y le acomoda el cabello

—¡Oye, suelta mi corona!

Melody, que miraba expectante la situación, pegó un brinco al sentir al hijo de Apolo y Hermes detrás de ella

—!Por los dioses! ¡Henry te estaba buscando!

Ambos Henrys giran al escucharlo.

—Le hablaba al otro, no al rey.

El Henry Rey le hizo señas a dos de sus guardias y atraparon a los tres chicos.
















































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