La iglesia era un lugar sagrado, pero de noche en el salón daba un poco de miedo. Considerando que soy una persona hogareña, extrañaba mucho el calor y lo acogedor de mi casa. Menos mal había llevado conmigo una libreta y mi rosario y fui anotando todo lo que pasaba y miraba, eso me hacía sentir mucho mejor y más en casa. El rosario me hacía sentir seguro y cerca de Dios, a pesar de que ya debería haberme sentido así estando en la iglesia, era su casa básicamente. Volviendo a la libreta, me gustaba relatar todo lo que pasaba, aunque pudiera aburrir a la gente. Anoté todo lo que me pasaba y todo lo que pensaba, ayudó bastante.

El párroco organizó todo para que todos los que no vivían en la colonia de la iglesia se sintieran un poco más cómodos en la iglesia, realmente se esforzaba y lo hacía con un buen corazón. Realmente todo lo que hacía era de admirar. ¡Qué alegría tener a alguien como él en la comunidad! Compró algunas cosas, calentó el lugar, pidió comida deliciosa que todos amaron y organizó para que todos pudiéramos tener ropa limpia y ducharnos. 

También aprovechó para dar algunas homilias y hacer algunas actividades religiosas. Lo que me gusta de sus actividades es que no son aburridas ni repetitivas como las de muchos otros sacerdotes. Él estaba comprometido a evangelizar de una manera extraordinaria. El padre José estaba hecho para cosas increíbles, eso era imposible de negar sencillamente. Era evidente que tenía un don. 

El padre José es un sacerdote de treinta y seis años que vino de Guatemala. Él suele decir que lo hospitalario que es se lo debe al país en el que creció y en el que aprendió acerca de la palabra de Dios. Él es joven, bondadoso y creativo, para mí realmente es alguien que podría cambiar al mundo con la palabra de Dios. ¡Ojalá tuviéramos más como él!

También me sentía seguro hablando con él, no estaba nervioso como con cualquier otra persona, él me transmitía paz y confianza. Él me ha ayudado a entender muchas cosas que me pasaban y me ha apoyado en el camino. Digamos que fue como mi psicólogo, aunque yo lo llamaría más un amigo adulto que me aconsejó en la "crisis" de la adolescencia.

Me ha pasado que no sé qué hacer, pero cuando escucho sus palabras todo toma sentido. Es una auténtica representación de la sabiduría que derrama el Espíritu Santo. Realmente ver este ejemplo es una motivación para los jóvenes de nuestra tan golpeada sociedad actual.

Durante nuestra estadía en el salón, Tadeo encontró un juego que le fascinó. Ya sé a quién le tocará replicarlo en la casa, al creador de juegos de Tadeo. En otras palabras, debía ver bien el juego que le gustó para poder hacérselo. Otros niños jugaron con Tadeo y se miraba muy feliz, a veces sentía que Tadeo podría desarrollarse mejor en todo sentido, incluyendo en el idioma, si socializara más. Sin embargo, no hace que socialice mucho porque nadie le entiende. Mi lógica me dice que si no intenta hablar con otras personas, nunca lo hará y nunca lo entenderán.

Después de un par de días, pudimos circular y regresar a nuestra casa, jamás me imaginé que podría pasar todo eso estando en la iglesia. Al menos estaría en casa para mi cumpleaños, mi casa era mi tesoro especial. Faltaba un día para que cumpliera diecisiete y aún no se podía circular con toda la normalidad en la ciudad, dijeron que debían ir paso a paso para no empeorar todo. Al menos no habría posibilidad de salir en mi cumpleaños y podría estar en mi casa. Por otro lado, mi papá se iría en dos días y quería aprovechar su estadía. Realmente se iría por mucho tiempo. Después de todo el lío, no podría ir al cine para mi celebración y no quería hacerlo fuera de tiempo porque perdería el sentido, al menos para mí lo perdería.

No dejaba de sentirme mal ya que este cumpleaños sería muy distinto y sería a la vez la despedida de mi papá. ¡Con lo que me gustaba compartir mi cumpleaños! No crean que por egoísta, sencillamente a veces dividir la atención no funciona en absoluto. Quería pensar qué podía hacer para sentir que mi cumpleaños era un día especial, quería hacer algo importante.  Necesitaba acomodar mis pensamientos y sorprendentemente lo hice con algo que nunca hacía, no se me ocurría como algo para pasar el tiempo. A pesar de eso, se me hacía bastante claro que necesitaba salir y tomar aire. No iría al cine y tampoco parecía a alguien importarle eso.

Mi mamá se sorprendió grandemente cuando le pregunté si podía salir a caminar al vecindario. Mi mamá formuló algunas teorías, creía que quería escapar o que había hecho algo o que había una chica que perseguir. ¡Todas eran absolutamente locuras de madre!

—¿Cómo así que salir? ¿Tú quién eres? ¿Qué le has hecho a mi hijo? —saltó de su asiento con una cara de sorpresa y sospecha. 

Por otro lado, algo deprimente que desconocía hacía que yo sintiera que no era suficiente para el mundo, sentía que iba a explotar, sentía que ya nadie me quería. ¿Era un sentimiento de adolescente o era algo real? Eso era lo peor, no tenía idea. Según el padre José, si quería sentirme mejor necesitaba cambiar de ambiente y caminar un poco, rezar también me ayudaría.

 Mi mamá, luego de un largo interrogatorio, finalmente me dejó salir a tomar aire fresco y me dijo que tomara el tiempo que necesitara, pero que me cuidara. Menos mal no me puso un tiempo limitado ni me preguntó qué me pasaba más allá de lo que era obvio, no me gustaba explicar la crisis del día y las madres podían ser demasiado curiosas. Creo que a veces tiene sus ventajas de que no le importe tanto o que a veces tenga cosas y asuntos más importantes que yo como el trabajo, Tadeo, el dinero, hablar con su mejor amiga, salir con mi papá o escuchar los nuevos singles del artista favorito. Diría que ya me había acostumbrado. 

Adoro a Tadeo, pero a veces me gustaría recibir su atención y no ser la persona que debe encargarse de todo lo demás porque tu mamá debe cuidar a tu pequeño hermano o relajarse luego de eso. Mi mamá no quería más ocupaciones, por eso no quería otro bebé. Decía que quería cuidarlo y brindarle todo su amor y que con el tiempo que poseía, no era posible. Sin embargo, el destino le envío al niño más especial que ella pudiera desear. Mi hermano Tadeo tenía un lindo corazón y aunque tuviera dificultades al expresarse, siempre pensaba en los demás y por los demás. Tal vez su boca no hablaba bien, pero su corazón, sí.

Gracias a él puedo afirmar que adoro a los niños de cinco años. Me parecen tiernos, creativos, bondadosos. Descubrir el mundo para ellos es un regalo, ojalá todos pensáramos eso, haría que lo apreciáramos y no lo destruyéramos como pasó recientemente en la calle. Tener a Tadeo me hacía pensar que quería pasar mucho tiempo con los niños, me hacían pensar que todo estaba bien y que aún quedaba esperanza en el mundo. ¿Por qué los niños debían crecer y cambiar esa parte de su pensamiento? Necesitamos más adultos con mente de niño.

Volviendo al presente, estaba caminando y me sorprendió la cantidad de casas que estaban en venta. Nunca había logrado hacer amigos en el vecindario, casi todos los niños del vecindario que me caían bien tuvieron que marcharse por cuestiones económicas. Algunos emigraron a Estados Unidos y otros a México. Algunos otros se cambiaron de escuela y de región. Siempre que creo que consigo un amigo, pierdo algo más o pierdo a otro amigo. Es algo que no podré controlar jamás, creo que la vida quiere que trabaje solo, pero es complicado en esta compleja sociedad en la que habitamos y en la que debemos cumplir con lo que todos esperan.

Creo que el no tener amigos es el único tema que nunca he podido hablar con el sacerdote, es el único que sí me da vergüenza, miedo y frustración. En primer lugar, no me quería quebrar hablando con un sacerdote. Y en segundo, ¿quién no tenía amigos? Básicamente, sería un drama total que otros no entenderían. Insisto... tiendo ser muy dramático y ser adolescente no aporta mucho que digamos. Claramente esta etapa aporta a mi ser dramático y sensible.

Estaba caminando, escuchando un poco de jazz y pop rock, siempre me ayudaba a ordenar mis pensamientos. Quería saber primero qué era lo que sentía para luego poder decidir con la razón y no por un impulso. ¿Qué podía hacer de especial para mi cumpleaños número diecisiete si prácticamente nadie se puede transportar a ningún lugar? Había pensado en hacer una llamada con mis seguidores de Wattpad, luego recordé que la mayoría ni siquiera leía mis historias. ¡Típico! ¿Verdad?

Seguía avanzando y honestamente el vecindario me transmitía tristeza, todo se miraba gris y desolado. ¿Cómo este vecindario había perdido su vida y su color? Antes, cuando salíamos a caminar en familia todo estaba lleno de vida. Ahora realmente me pregunto si lo grisáceo es el vecindario o mi forma de verlo y apreciarlo. ¡Estaba tan confundido!

Seguí caminando y me acerqué al tablón de los anuncios de la comunidad. En él pude visualizar varias cosas comunes de ver en el tablón, aparecían todos los meses. Vi que pedían apoyo para encontrar a mascotas perdidas, recomendaban servicios de entrega, ofertas de trabajo, entre otras cosas. Pero a diferencia de otras veces que no lo leía por lo común de siempre, esta vez un cartel de color amarillo captó mi atención. Era muy vistoso y tenía un lindo barco en él. 

El cartel tenía una tipografía grande y vistosa azul marino y decía: "Se busca a personas aventureras de dieciséis años en adelante apasionadas por la ciencia y los misterios para explorar el Triángulo de las Bermudas y descubrir todos sus misterios, incluyendo su relación con el más presente desastre de nuestra comunidad. Según nuestros estudios y los hechos recientes en otros países, creemos que hay una fuerza en el área del Triángulo de Bermudas que está afectando las poblaciones cercanas y creando desastres. Se ofrece una recompensa a cada joven que aporte en la investigación y su nombre estará en la placa de honor. Si eres menor de edad debes tener la autorización de tus padres." 

Primero creí que era una locura, ya que era muy riesgoso porque no se sabía nada del Triángulo de Bermudas en cuanto a seguridad, por otro lado, mi mente me decía que eso era para mí. Pedían a alguien científico y amante del misterio, soy ambas. Además, era lo que más amaba en la vida. Me encanta la ciencia y el misterio estaba reflejado en todo mi perfil de Wattpad, no había duda que mi perfil estaba cubierto de misterio. Al final del cartel decía que había sido organizado por la Academia Nacional de Ciencias, el gobierno y las iglesias Agustinas Recoletas, incluída la nuestra. ¿Nuestra iglesia estaba en esto? La Academia Nacional de Ciencias no podía hacer nada en contra de la ciencia, ¿verdad? 

Por un lado, no sabíamos lo que podíamos esperar, pero por otro me preguntaba, ¿será que es esta la aventura y oportunidad adolescente que yo estaba esperando? ¿Qué dirían mis papás acerca de esto? No podían decir que viajar era peligroso, mi papá lo hacía todo el tiempo, pero sí que podían decir que era peligroso ir en barco y la duración del viaje.

La Academia de Ciencias ofreció tener el dispositivo de comunicación conectado al barco con última tecnología para el viaje para hacer saber al país el estado de la misión y dejar a los tripulantes hablar con sus familiares. Por otro lado, no habría comunicación al momento de la investigación y en la entrada al Triángulo, no había forma de mantener la conexión estable. Eso representaba una incertidumbre, un miedo y una frustración evidente de los pasajeros y sus familias. 

¿Acaso valía la pena pedir el permiso de mis padres? ¿Pensarían que estoy de mente? ¡Vamos! ¡Debía intentar! Por un lado, me daba miedo perderme o ser "tragado", como dicen, por el Triángulo de las Bermudas. Pero por otro lado, mi corazón y mi mente querían crear un impacto importante y sabía que era capaz de aquello ante viento y marea. ¡Además la iglesia estaba de acuerdo! ¡Promovía el viaje por x o y razón! El padre explicó en la misa que promovía el viaje porque ayudaría a resolver problemas de la comunidad y haría que todos estuviéramos más tranquilos.

Así que decidí pedir el permiso correspondiente cuando la misa terminó. Íbamos de camino a la casa en nuestra camioneta y yo iba jugando con mis manos, siempre lo hacía cuando estaba muy nervioso. Casi nunca pedía ningún permiso por miedo a decepcionarme.

—¡¿Tú estás loco?! —gritó mi padre, tenía veinticuatro horas para convencerlo antes de que tuviera que irse.

Mi madre tomó el asunto con mucha más calma y se contactó con la Academia Nacional de Ciencias para estar segura de que tuviera comida y protección y así dar su postura a favor o en contra.

Mi padre no daba su brazo a torcer y no parecía querer hacerlo, por otro lado mi madre no tenía intención de hacerlo cambiar de opinión. Básicamente siempre respetaba lo que él pensara o hiciera y ella pedía lo mismo de parte de mi padre. ¡Todo funcionaba perfectamente!

Era hora de usar mi as bajo la manga: el padre José.