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「ღ」Capítulo 38.

Caro y yo nos encontrábamos algo más lejos de los demás, Benjamin le había prohibido el ingreso a Eliot así que él solo nos acompañaba y se quedaba en el estacionamiento.

Si debía ser sincera estaba demasiado molesta, Benjamin trataba de aislar a Ivan de todos para que no tuviera a quien pedir ayuda, el hecho de imaginar a cuantas personas había forzado a lo mismo me provocaba pavor.

—¡Corte! Ivan, buen trabajo pero necesito que pongas más énfasis en esta escena, recuerda que es el momento donde Harper se entera de la relación que tienes con Aria, necesito que trasmitas un poco más de nerviosismo.

Camille observaba a Ivan con una ceja alzada, desde que habían comenzado con sus escenas él no había dejado de equivocarse, y aunque ella era experta en demostrar que pocas cosas le importaban, se notaba el fastidio que sentía por grabar otra vez lo mismo.

—Es increíble que pueda seguir con todo esto —oigo que dice Caro mientras da un sorbo a su jugo—. Yo no hubiera podido soportar tanta presión.

Y creo que nadie podría. Que Ivan pudiera continuar con su vida de forma "normal" era digno de admiración.

Vinieron cuatro intentos más pero el resultado era lo mismo. Se le veía frustrado. Corbin terminó pidiendo un receso para él, ya se había perdido bastante tiempo así que necesitaban avanzar.

Cuando dieron la orden, Ivan pasó sin mirar a nadie en dirección a los camerinos.

Era ahora o nunca.

—¿Estás lista? —pregunta ella.
—Lo estoy —afirmo aunque me moría de nervios.
—Solo cuídate, por favor.

Aproveché el momento en que todos tenían puesto los ojos sobre Camille así que apresuré el paso, al llegar a la puerta que tenía su nombre la abrí y lo vi sentado en una silla mientras escondía el rostro con una toalla. Me paré frente a él y toqué su mano, lo escuché suspirar y cuando me vio se irguió en esta.

—Ey.

Rápidamente él se puso de pie, abrió la puerta  y vio del otro lado, solo cuando se cercioró que no había nadie fue que volteó a verme, se le veía bastante nervioso, pero sobre todo, se le veía muy cansado.

—Zoey, es peligroso que estés aquí, tienes que irte, si te ve Benjamin...
—Caro me contó todo.

Decidí hablar sin rodeos, era consciente de que él lo sabía, pero al parecer reafirmarlo resultó bastante shockeante, luego de algunos segundos eternos dio unos cuantos pasos al frente hasta acortar la distancia, sus labios se entreabrían y cerraban. Lo abracé, fue un impulso, pero creía que él necesitaba eso en este momento.

—Gracias por haberme protegido.

Noto como su cuerpo se tensa más y cuándo estoy a punto de soltarlo él me detiene y me mantiene allí a su lado.

—Lamento que le forma no haya sido la correcta —responde mientras deposita un beso en mi cabeza—. Nunca quise arrastrarte conmigo... pero... Dios, soy patético, no se me ocurrió nada mejor que lastimarte de esa manera.
—No lo eres, eres una gran persona, te preocupas por el resto... que hicieras esto por mí lo demuestra.

En este punto ya no solo me refería a que impidiera que se supiera lo de la relación que tuvimos, le debía lo de Eliot, y a su vez, le debía él quien era yo en este momento. Ivan me dio ese empujón que necesité, me ayudó a soltar las primeras notas de mi voz en este camino, me proporcionó esa confianza que dejé de tener hace mucho, y aunque me había dolido lo que hizo, eso solo me dio más coraje para continuar.

—Siento que nunca haya te lo haya dicho directamente, pero... en verdad te agradezco por todo.
—Lamento todo lo que te dije ese día —añade—. Eres una persona maravillosa, y en realidad no te merecía. Fui muy feliz contigo, Zoey. Me mostraste un lado mío que no conocía, sentí... lo lindo que se siente amar y ser amado —diciendo esto acaricia mi rostro—. Pero lo arruiné como tantas cosas en mi vida. Arruiné todo lo bonito que tuvimos. No te mentiré, aún hoy ocupas gran parte de mi corazón y me dolerá soltarte, pero tengo que hacerlo. Te amo lo suficiente como para dejarte ir y ser feliz, y sé que Eliot resguardará tu corazón y te dará lo que realmente mereces.
—Ivan...

La puerta se abrió de golpe, Benjamin estaba ahí observándonos, ambos tuvimos que separarnos, Ivan dio media vuelta y se dirigió hasta él, pero yo sujeté su muñeca con fuerza para impedirlo, Benjamin nos observó y esbozó una sonrisa de lado.

—Estás jugando con fuego, Walker.

Encorvo los hombros, una sonrisa sarcástica brotó de mis labios y esto solo generó que su molestia aumentara por mi insolencia.

—Ivan, camina —ordena.
—No es un muñeco.
—Soy su representante —Benjamin pasa por su lado y me observa, me siento demasiado pequeña a su lado, pero el odio que siento hacía él minimiza mi miedo—. Si le digo que baile, baila. Si le digo que salte, lo hace. ¿Quién eres tú, niña patética? Solo eres alguien que tuvo un golpe de suerte.
—No le hables de esa forma —esta vez Ivan se pone en medio de nosotros, Benjamin se sorprende al verlo, pero de inmediato frunce el ceño—. Seguiré cumpliendo tus órdenes, Moore, pero no permitiré que le hables de esa forma.

Entonces él suelta una carcajada estridente, luego de eso acomoda su cabello hacia atrás y alisa su traje como restándole interés.

—Walker, te aplastaré como un insecto si sigues metiéndote en mi camino —amenaza y yo me pongo al lado de Ivan.
—Quiero que lo intentes —lo reto.
—No sabes en lo que te estás metiendo, soy el talento número uno de Golden, tengo contactos por todo el medio, tú y tu patético agente no volverán a ver ni una sola oportunidad —añade—. Personalmente me encargaré de hacerte la vida imposible hasta que pidas renunciar tal y como lo he hecho tantas veces en el pasado para evitar que las pseudo estrellas como tú despeguen. Y tú —comenta, mirando de arriba abajo a Ivan—. Si realmente quieres protegerla comienza a mover tu trasero al escenario.

Me quedo en silencio, Benjamin observa a Ivan y termina señalando la puerta con desgano, Ivan me da una última mirada y ambos se van del camerino. Mis piernas terminan de fallarme en ese momento, termino cayendo al suelo mientras coloco una mano sobre mi pecho, sentía que estaba a punto de tener un ataque, ese sujeto era demasiado intimidante.

—¡Zoey! ¿Estás bien?
—Lo estoy.

Ella acaricia suavemente mi espalda, me ayuda a ponerme de pie,  y regresamos al escenario, Benjamin me observa cuando llego, le devuelvo la mirada y esbozo una sonrisa retadora.

—¿Pudiste hacerlo?

Asiento en respuesta mientras sonrío, el juego acababa de llegar a su final.

•----[🎵]---- •

Lo único bueno de esa escuela era que, al saber que la mayoría trabajaba en el medio artístico, daban muchas facilidades para que pudiéramos faltar a las clases. Así que acá estaba, eran las diez de la mañana y estaba esperando afuera de los pisos administrativos de Golden. Eliot me había acompañado, era pieza fundamental en lo que estaba a punto de hacer, aunque francamente estaba siendo más mi soporte.

No había podido pegar el ojo la noche anterior por culpa de esto.

—¿Zoey Walker? —pregunta la recepcionista, rápidamente me acerco—. La señorita Swetfri te recibirá ahora en la oficina.

Ambos caminamos por el largo y gris pasadizo. Mi mente no dejaba de pensar en todas las cosas que podrían salir mal en este tramo corto, pero sentir la mano de Eliot a medida que avanzo logra apaciguar mi mente.

Toco la puerta y entramos. Una mujer despampanante de cabello castaño prolijamente arreglado nos observa desde el otro lado del escritorio. Nicol Swetfri tiene la fama de ser muy estricta por lo que había escuchado, era incluso la principal causa de que no hubiera renovaciones en las estrellas si alguna incumplía con los códigos de conducta.

—Señorita Walker, Joven Brown, tomen asiento por favor, en breve los atiendo.

Los dos nos dirigimos a las sillas que teníamos en frente. Sentía mis manos sudando, ella estaba al teléfono y su rostro no se veía para nada contento, asentía cada tanto conforme respondía con monosílabos, pero cuando terminó, colocó ambas manos sobre el escritorio, escondiendo su boca.

—Bien, me gustaría escuchar lo que tengan que decir.

Eliot comenzó con su relato, tuvimos que incluso confesarle cual había sido el problema que hubo en la comisaría y cuando terminó, yo empecé a narrar todo lo que había venido pasando. La mujer me escuchaba atenta y tomaba algunas anotaciones que no me dejaba revisar, para cuando terminé se quedó callada y colocó el lapicero sobre la mesa.

—Tengo pruebas —añado y su semblante cambió.

Coloqué la grabación completa, era incómodo volver a escucharla por segunda vez junto a Eliot por todo lo que se dijo al inicio, pero no quería que ella pensara que había editado deliberadamente el audio.

Al finalizar se le notaba tensa, sus dedos entrelazados sobre el escritorio demostraban que estaba pensando demasiado que era lo que iba a decirnos.

—¿Sabes a quien tenía en el teléfono hace poco? —pregunta y yo niego—. Benjamin Moore.

Ese maldito. Debí suponerlo.

—Si hubieras llegado un poco más tarde posiblemente hubieras encontrado tu carta de renuncia sobre mi escritorio —confiesa.
—¿Solo por oírlo? —esta vez interviene Eliot.
—Moore lleva muchos años trabajando dentro de Golden, el antiguo jefe de recursos humanos lo tenía siempre en gran estima, y por los excelentes resultados que tenía, su palabra prácticamente era ley —ella se pone de pie, alisa su falda plisada y camina hasta un archivador para tomar un file y ponerlo sobre la mesa—. Cuando asumí el cargo hace dos años me llamaba fuertemente la atención que las estrellas no desearan renovar contrato con él, investigué y cité a los involucrados, pero siempre obtenía silencio a cambio.
Lo que han hecho con esto es darme la prueba que necesitaba para poder sacarlo de la empresa por ser un mal elemento.

Escucharla decir eso representó un enorme alivio para nosotros, la mujer aún se mantenía sería mientras volvía a revisar el archivo de Moore.

—Sin embargo, quiero ser completamente sincera con ustedes acerca de que pasará con él —añade mientras cruza sus brazos—. Será invitado a renunciar, pero se mantendrá hermetismo acerca de todo lo que ha pasado.
—¿No sería darle una carta blanca para que continúe haciendo lo que le plazca?
—En parte no —contesta ella, aunque no se veía demasiado contenta—. El mundo de los representantes en el medio es astuto, joven Brown. Saben que nadie en sus cinco sentidos renunciaría a esta empresa porque la mayoría sería capaz de dar una extremidad por entrar, así que den por sentado que Benjamin Moore está acabado.

     Cuando las personas dejan de tener poder se vuelven vulnerables, así que no duden en que con su salida, todas las personas afectadas se animarán a hablar, y ahí es cuando podremos proceder por lo legal.

     Es un delincuente, no hay otra forma de llamarlo. Durante todos estos años ha venido extorsionando a las personas y cerrando caminos a talentos. Debe pagar, pero acaban de tirar la primera ficha de dominó y el efecto cadena no tardará en continuar.

Cuando terminó de hablar nos pidió que nos retiráramos, inmediatamente tomó el teléfono y antes de salir, escuchamos que estaba hablando con Ivan.

Aquella pesada mochila que sentía acababa de esfumarse.

Por fin Ivan sería libre. 

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