「ღ」Capítulo 20.
Quizás esto era una terrible idea, pero quería intentarlo.
Al día siguiente, aprovechando que Eliot había salido temprano junto a Ivan a ayudarlo con algunas presentaciones que tenía, conversé con mis padres acerca de lo que pasó la noche anterior. Más que nada porque necesitaba un auto. Samantha vivía casi a dos horas de camino de donde vivía y todas las líneas de buses que recorrían la ciudad me obligaban a tomar un taxi, para el cual no tenía nada de dinero.
Al principio, al igual que yo, los dos se quedaron en blanco cuando terminé de hablar, pero ambos estaban de acuerdo en que quizás este era el mejor camino para que Eliot lograra cerrar un capítulo doloroso en su vida. Aunque papá no hablaba mucho frente a mí, se notaba que sabía perfectamente en lo que estaba metido Eliot y no podía evitar preocuparse.
En cuanto salí de clases subí al coche, dejamos a Caro en la puerta de su casa y luego emprendimos rumbo a la cafetería donde ella me citó.
El camino fue en parte muy incómodo, desde que Ivan se había vuelto una visita constante se notaba la molestia de mi padre, sabía que era alguien receloso con la gente que se me acercaba, más que nada por lo que me pasó de pequeña, pero toda la situación solo hacía más difícil que pudiera decirle que Ivan no era una mala persona, y aunque no le gustara, tendría que aceptarlo porque estaba saliendo con él.
Cerré los ojos para que todo fuera más llevadero y para cuando los volví a abrir me di cuenta que acabábamos de pasar el letrero de Nortwest, eso significaba que faltaba poco para que pudiera encontrarme con Samantha.
Comencé a mover la pierna por inercia mientras sujetaba mis manos con fuerza. Estaba nervioso. Demasiado. Desde que supe de ella por alguna extraña razón todo me hacía sentir cada vez más y más inquieta, por fin iba a ponerle voz a la persona de la foto y estaba a nada de un colapso.
—¿Quieres que cambie de música? —pregunta mientras me observa de soslayo.
Negué tras oírlo. Ambos teníamos prácticamente los mismos gustos musicales, al menos si de rock se trataba. Había probado inducirlo a los nuevos géneros musicales pero él decía que no entendía para nada esos ritmos y no quería hacerlo, así que aquella pregunta me sonaba más a una forma de entablar una conversación para lograr distraer mi mente y evitar que me diera un ataque.
—Me gusta esa canción —respondo, él sonríe ya que sé que también él la ama.
—Escucha... —oigo que carraspea su garganta y giro a observarlo—. Estaré afuera esperándote, si llegas a sentirte incómoda en algún momento, quiero que sepas que estaré allí para ti, mi cielo.
—Sé que lo harás —respondo—, pero algo me dice... que estaré bien.
Al cabo de unos minutos llegamos a la cafetería, al bajar del auto papá me despide con un beso al aire y yo le sonrío mientras cierro la puerta. Estaba preocupado, no lo culpaba, desde el incidente que tuve cuando era niña desconfiaba mucho de las intenciones de las personas, él me amaba y sé que algo que odiaría es volver a estar en una situación similar a la de esa vez.
La cafetería se llamaba Little Bird, toda la decoración dentro parecía la de una fauna encantada; había guirnaldas de plantas que tenían luces, las mesas tenían puestas encima unos manteles con patrones cuadrados de color celeste encima y se veía bastante concurrida. Cuando empujé la puerta la campanilla que había colgada sonó. Una mesera de cabello rojizo y pecas en el rostro se acercó a recibirme con un menú bajo él brazo desde la barra donde estaba conversando con el barista.
—¡Bienvenida! Mi nombre es Claire, estaré a cargo de tu atención —dice con voz cantarina— ¿Mesa para uno?
—De hecho... estoy buscando a alguien —respondo a la par que busco a Samantha.
No fue demasiado difícil encontrarla. Ella estaba sentada en una mesa que tenía un sillón largo y su silla de ruedas estaba replegada a un lado. Traía puesta un abrigo de color beige y cárdigan de color blanco y en su pecho lograba distinguir un bonito collar dorado que tenía la forma de un corazón.
Las personas que estaban un poco más alejadas volteaban cada tanto a mirarla y susurraban cosas, pero ella parecía no darse cuenta en lo absoluto.
—¿Eres Zoey? —dice la muchacha al seguir mi mirada.
—Sí.
—¡Un gusto! —respondió de inmediato, casi como si hubiera estado esperando aquella respuesta de mi parte—.Ven, te llevaré a su mesa.
Asentí y comencé a seguirla. Las personas que estaban en los alrededores al darse cuenta que ambas íbamos a pasar en dirección a donde estaba ella rápidamente cambiaron el tema de conversación y fingieron que hasta hace poco no la habían estado observando.
Cuando estuvimos cerca Samantha despegó la mirada del menú, una radiante sonrisa apareció en su rostro mientras agitaba la mano en el aire, Claire luego de dejar uno para mí comenzó a hablar con ella, y tras tomar nuestra orden se fue a la barra para dejar nuestros pedidos.
—¡Zoey! Que gusto finalmente poder conocerte —la escucho que dice mientras sujeta mis manos— ¿Se te hizo complicado venir?
—No, me trajo mi padre, él me está esperando fuera.
Era una chica muy guapa, las fotografías no le hacían justicia en absoluto, era demasiado extrovertida y su personalidad desbordaba alegría por donde lo vieras, era fácil imaginar porque Eliot se había enamorado de ella.
—Perdona ¿llevas mucho esperando? No pensé que me tomaría tanto tiempo llegar —contesto, ella niega.
—Descuida, acababa de llegar, además me sirvió para ponerme al tanto de unas cosas con Claire, no sé si te pasa, pero por más que veas a una persona prácticamente todos los días siempre tienes algo que contar.
—Me pasa lo mismo —contesto luego de pensar en Caro—. Yo y mi mejor amiga somos iguales.
Samantha comenzó a hablarme acerca de Nortwest y yo la escuché atenta, me moría de ganas por saber qué era lo que tenía que decirme, pero iba a ser demasiado descortés de mi parte cortar su conversación para comenzar a atiborrarla con mis preguntas.
Claire no tardó en traer nuestros pedidos, Samantha dio un sorbo de su frapuccino y luego de eso se limpió los labios con la servilleta de papel, se le veía casi tan nerviosa como a mí en ese momento.
—Mil gracias nuevamente por aceptar venir Zoey, sé que te he puesto las cosas un poco difíciles.
—No tienes porqué preocuparte, yo... quería venir.
—Significa mucho para mí que accedieras a esto, en serio —ella sujetó el colgante que tenía en el cuello mientras observaba la mesa—. No sé qué tanto sabrás acerca de mi relación con Eliot, pero... necesito contarte las cosas desde el inicio, luego podrás decidir si accedes a ayudarme o no.
Samantha comenzó a contarme como había sido su relación con Eliot, el rostro se le iluminaba cada vez que recordaba esos momentos divertidos que habían pasado juntos. Él no solo había sido su novio, también había sido su mejor amigo, su soporte y su escape para esa vida estresante que llevaba y se le notaba la falta que él le hacía.
Lograba entenderla a la perfección, cuando Eliot se mudó me sentía de la misma manera, no había día en que no llorara por la falta que me hacía.
—¿Cómo se encuentra?
No estaba segura de ser sincera al cien porciento acerca de Eliot. Después de todo, a nadie le gustaría enterarse que la persona que tanto amaste estaba metido en un bucle autodestructivo del que no sabía cómo escapar.
—Él viene mejorando —respondo, pero ella parece intuir que mi vaga respuesta no es del todo cierto.
—¿Sabes algo del accidente? —pregunta mientras contiene la respiración.
—Sé lo que las noticias dijeron, pero... Eliot no ha hablado acerca del tema —respondo apenada.
—Descuida, en parte... me lo imaginaba —suspira mientras sujeta el borde de su vaso—. Hubo muchos chismes que se generaron porque en ese momento los periódicos locales hablaban mucho sobre mí. En parte lo que se dijo era cierto. Mi relación con Eliot había comenzado a desgastarse, nos queríamos, pero él deseaba algo para su vida y yo deseaba algo completamente diferente para la mía, era la primera vez que estábamos en desacuerdo y esto había generado muchas peleas innecesarias entre nosotros. Este viaje representaba para nosotros el fin de esa relación tan bonita que tuvimos, así lo decidimos ambos —confiesa—. Yo iba a irme del país, me surgió una oportunidad enorme en un equipo de Australia, algo que siempre quise, Eliot entendió mi decisión, pero todo cambió al momento del accidente.
Cuando desperté en el hospital no entendía qué era lo que estaba pasando pero sabía que había pedido algo, y darme cuenta de que no podría volver a caminar nuevamente... fue realmente frustrante. Nada en esta vida te prepara para una noticia así, Zoey. Lloré mucho, deseé estar muerta en más de una ocasión. Pero nunca, jamás se me cruzó por la cabeza culpar a Eliot. Cuando supe que él y sus padres estaban en coma busqué la manera de que me llevaran junto a su lado, pero mis padres no lo permitieron. Desde pequeña ellos habían controlado cada aspecto de mi vida: Desde las amistades que tenía, las actividades que llevaba y los deportes a los que me inscribía. El básquet representó para ellos el pico de su esfuerzo. No busco justificar sus acciones, he sido la primera en avergonzarme de esto, pero a diferencia de mí, ellos necesitaban culpar a una persona, y Eliot terminó volviéndose el punto de su frustración.
Para cuando los doctores dijeron que estaba fuera de peligro me llevaron lejos. Meses después logré contactar con Claire y ella me dijo que Eliot se encontraba fuera de peligro, eso fue algo que me trajo paz en medio de todo el proceso de aceptación que tuve debido a mi nueva condición. Sin embargo, conozco a Eliot lo suficiente como para saber que... aún hoy, todavía se culpa por lo que pasó. La gente que decía ser nuestra amiga lo acosó incansablemente, repitiéndole una y otra vez que era el causante, y a raíz de esto Eliot terminó desapareciendo de todos lados.
Lo busqué, Zoey. Hice todo lo que estuvo en mis manos para poder contactarlo, pero cada vez que estaba cerca de encontrarlo, mis padres me alejaban. Quizás suene horrible lo que estoy apunto de decir, pero te volviste mi última esperanza. Le pedí ayuda a Claire, y aunque sé que ayer te dije que fui yo la que te encontró, la verdad es que todo se lo debo a ella. Ambas éramos conscientes de que no existía garantía de que los dos siguieran en contacto, pero quería intentarlo.
—Samantha... quiero ayudarte, pero no sé cómo podría hacerlo.
—Sé que si trato de contactarlo mis padres volverán a hacer de las suyas, y él pensará que lo mejor para mí es huir —dijo, y sé que lo hizo por el encuentro reciente que tuvieron.
Tras decir esto Samantha introdujo la mano dentro de su abrigo y sacó un par de entradas a un evento, luego la deslizó al frente y yo las tomé para poder verlas a detalle.
Al verlas me di cuenta que eran para la final de un torneo de básquet en silla de ruedas. Miré a Samantha, ella tomó su teléfono y me enseñó la foto de su equipo, las chicas sonreían mientras tenían una copa en el suelo, ella estaba al centro y tenía la banda de capitana puesta en el brazo derecho.
—Zoey, este es el favor que quería pedirte —añade mientras sujeta con fuerza el collar—. Quiero que Eliot pueda seguir adelante. Quiero que él vea que nunca me rendí, y deseo poder decirle personalmente que no le guardo ningún tipo de rencor ¿Me ayudarías?
En un impulso terminé abrazando a Samantha, esto la tomó por sorpresa, era la primera vez que nos veíamos, pero sentía que mis palabras no bastarían para poder expresar todo lo que sentía en ese momento.
—Te ayudaré Samantha.
Ideamos un plan para que Eliot accediera acompañarme sin levantar sospechas, Samantha se aseguraría de mantener lejos a sus padres del público en todo momento, y Claire también ayudaría a que no nos cruzáramos con ellos en ningún momento.
Al cabo de varios minutos el teléfono de ella sonó, sus padres no tardaron en aparecer en la cafetería, Claire se acercó para ayudarla con su silla y Samantha se pasó del sillón a esta con facilidad, sus padres me observaron con cierto recelo, sabían que no era una cara conocida para ellos, pero Samantha antes de irse me dio un abrazo tan fuerte como si me conociera de toda la vida.
Al partir, Claire se acercó y me dejó un postre en la mesa, la observé sin entender porqué lo hizo y ella me guiñó un ojo en complicidad.
—Gracias por volver a unirlos, espero que vuelvan a retomar su relación —me dijo, y luego dio media vuelta.
Sus palabras quedaron resonando en mi cabeza, sentí a mi corazón contraerse mientras probaba la crema pastelera con la cuchara.
Nunca un postre se había sentido tan amargo como en ese momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro