Bienvenida a Egipto
En cuanto la dejan en la puerta del hotel, descubre lo bello que era. Estaba ambientado de una forma que te hiciera creer que llevaba siglos ahí, incluso aunque al ver la estructura te dieras cuenta de que era moderno. Dejan su valija junto a ella y quien la alcanzó se aleja en su coche. Al ingresar, Laila recuerda como consiguió una reserva de casualidad en semejante hotel.
Esa noche, Laila estaba tratando de organizar su viaje. Solo restaba el alojamiento y tendría todo. Pero cada hotel, hostel, o casa que aparecía para reservar, tenían los cupos llenos. Decidió descansar un poco de la búsqueda y fue a revisar sus redes sociales para distenderse. Así fue como las cookies hicieron su trabajo, en una de las publicidad se encontró con lo que buscaba. "HOTEL AMUNET" Viva la historia de Egipto desde sus propias tierras". Corrió al teléfono para marcar el número que allí figuraba y al segundo tono le atendieron. Laila estaba muriendo de los nervios en tanto la secretaria revisa la fecha de su viaje. Le quedaban un par de habitaciones libres. Estaba de suerte. Inmediatamente reservó y se quedó más tranquila. Al colgar, el alivio fue reemplazado por el pánico. Entro a buscar información y el hotel no tenía muchas reseñas. Al menos, las pocas que tenía eran buenas. Tan malo no podía ser.
—Señorita Laila, la estábamos esperando— le dicen llamándola desde la recepción. Ella se acerca sorprendida hasta el mostrador— Desde el hotel Amunet esperamos que haya tenido un excelente viaje. Nos acaba de llegar el aviso de nuestro chofer que ya estaba aquí. Permitame su documento así completamos el formulario de ingreso.
Al terminar con todo el papeleo le pasan la llave y le avisan que el número se encontraba al dorso del llavero. Laila mira que de un lado había un dibujo extraño y al darlo vuelta logra ver el número de la habitación. Vuelve a tomar sus cosas y camina hacia el ascensor. Una vez dentro, mira la sala de estar que había a la entrada y lo ve sentado en uno de los sillones. Ángel la ve y la saluda con la mano sonriendo. No se veía sorprendido de haberla cruzado, como si ya supiese que ella se hospedaría allí.
Como siempre hacía, una vez que ingresó a la habitación, comenzó a recorrerla para ver que tan linda era. Se detuvo en cuanto vio un ramo de peonías blancas sobre la mesa de luz. Se sorprendió del gesto del hotel. Iba a dejar muy buenas recomendaciones. En cuanto nota junto al ramo una tarjeta, la toma para leerla. "Bienvenida a Egipto Laila. Nos veremos pronto, Malak." En ese momento sospechó inmensamente de que fuera un gesto del hotel, si así fuera, recibiría malas recomendaciones porque daba miedo. De todos modos, se quejaría por dejarle algo así en su habitación. Aunque ellos desconocían que ella no conocía a ningún Malak.
Decidida a descansar del viaje, como le habían recomendado sus amigas, se recostó para dormir una siesta. No tardó demasiado en caer en un profundo sueño. En ellos, se observó en el pasillo del hotel, mirando la puerta de una habitación como si eso fuera todo lo que importara. Era la numero 9, no era la suya. ¿Qué se escondería tras esa puerta que la atraía? Cuando se disponía a abrirla, escuchó un ruido a sus espaldas y la vio. De nuevo esa mujer al otro lado del pasillo. Laila se preguntaba como es que había hecho ruido, iba descalza, llevaba un brazalete en su brazo izquierdo y no había nada a su alrededor con lo que pudiera haber provocado el sonido que escuchó.
— Cuídate Laila, logrará encontrarte, pero tú debes seguir adelante. Recuerda ese número, te servirá de protección.
— ¿De qué se supone que debo protegerme? ¿Por qué sigo soñando contigo?
— Porque deseas verme, ayudarme. Está en tu destino hacerlo. No puedes dejarlo de lado por más que quieres. Debes resolver lo que yo no pude.
— Dame una pista, dime algo que me ayude a resolverlo.
— Debes hacerlo tu sola, ahora debo irme — mira hacia atrás y vuelve a mirarme a los ojos — Malak, la respuesta es Malak.
— ¿Malak? Dime, ¿qué es Malak? ¿Quién es? ¿Por qué es la respuesta?
— Ya lo descubrirás tu misma. Nos veremos pronto.
Amunet comienza a alejarse y la puerta frente a Laila se abre. Ella intenta ingresar pero un ruido agudo inunda el pasillo. Se cubre los oídos tratando de encontrar el sitio desde el cual proviene y tras un parpadeo se despierta. El sonido seguía sonando en la habitación. Alguien llamaba a su teléfono.
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