Cap. 6: Traición.
Canción: Sabia es mamá (reprise) - Enredados soundtrack.
Stephanie se lanza hacia mí y me encojo en mi sitio esperando el impacto. Pero lo único que siento es un pequeño soplo de aire. Abro los ojos y me encuentro con la imagen de Flynn deteniéndola con la mano. La daga está a unos centímetros de su rostro y la cara de decisión de Gothel me hace saber que, si no hago nada, esto no saldrá bien.
—Ni. Lo. Pienses —el castaño hace énfasis en cada palabra.
—Si sigues creyéndote un héroe vas a ser el primero en morir —la voz de Stephanie suena como una psicópata.
Sin pensarlo dos veces y con el corazón latiéndome a mil, empujo a Flynn hacia un lado. Su cuerpo cae de golpe en el suelo. Gothel se descoloca por unos segundos que aprovecho para levantarme.
—¿Florecilla? —pregunto con voz débil— ¿Me conoces?
Flynn no tarda en levantarse del suelo quedando a un par de metros de distancia de mí. La mujer mueve su daga de un lado a otro como una maniaca. Él y yo conectamos miradas. Estoy bastante segura de lo está pensando.
"No hagas una idiotez"
Le devuelvo la mirada intentando comunicarle:
"Lo siento, no hacer otra cosa que no sea eso"
Baja la cabeza como si entendiera lo que pienso hacer. Vuelvo a verla.
—No respondiste —esta vez mi voz salió más fuerte. No fallé en que sonara firme— Me conoces... o es que esto es una simple casualidad...
Stephanie expande una enorme sonrisa, una que hace que me recorra un escalofrío por todo mi cuerpo.
—¿Es que no sabes? —ve a Flynn con la sonrisa psicópata y él le devuelve la mirada con severidad.
Frunzo el ceño confundida. Aquí hay algo que no entiendo.
—Tu querido... ¿Cómo era? ¿Flynn? Flynn Rider —busco su mirada, pero no me la devuelve. La sigue observando— ¿Novios? ¿Tan rápido la enamoraste? ¿Tan fácil era?
—¿De qué hablas? —mi voz sale de una forma bastante hostil.
—¿Quién le dice, Eugene?
—¿Eugene? —de verdad, estoy manteniendo la calma para no salir corriendo, pues, ella está en toda la entrada. No va a funcionar— ¿Quién es Eugene?
—El mismo que te dejó el dinero en tu puerta, florecilla. El que te trajo a mí. Tu querido galán que está en este lado —señala al castaño.
Me giro hacia él con los ojos llenándoseme de lágrimas. No me observa, no se voltea a verme ni una vez.
—¿Es cierto? —no reacciona, sigue en la misma posición como si estuviera congelado— ¡¿Lo es?! —grito llena de desesperación.
Y descubro lo sola que estoy en esto cuando mira al suelo y asiente con la cabeza. Algo se agrieta y esa misma grieta se llena de ira. Desde un principio sabía que no podía confiar en él, pero, no esperé que llegara a esto.
—Flor, no es como lo imaginas...
—Que la psicópata lo explique, gracias. Empiezo a creerle más a ella.
Me cruzo de brazos furiosa. La daga no me parece más que un objeto inservible en este momento. Y prefiero canalizar mis emociones en ira porque es mejor gasolina que el miedo.
Gothel se acerca con suficiencia hasta mi puesto. Su cara queda frente a la mía, y su daga juega paseando por mi mejilla, como una advertencia que no logra inmutarme.
—No te lo tomes personal, querida. Él es un cazarrecompensas y yo te pedí a ti.
—¿Por qué?
—Porque esa niña no tenía la magia que prometía la leyenda, pero espero que tú sí. Al fin y al cabo, eres idéntica.
Flynn... Más bien, Eugene, camina lentamente hacia nosotras. Stephanie parece no notarlo.
—¿Él lo sabía? ¿Qué me trajo para matarme?
Ella sonríe con culpa fingida.
—No. Solo pensó que iba a traer a mi linda y tierna sobrina para hacer una reunión familiar donde arreglábamos nuestros supuestos asuntos —suelta una carcajada—. Lo que unos tontos hacen por un poco de dinero. Ni siquiera investigan.
—¿Y qué piensas hacer con él ahora?
Me enfoco en sacarle conversación. De reojo observo como Eugene toma algo del suelo. No me toca más que ayudarlo a distraer a Gothel si quiero salir de aquí con vida.
—No puedo arriesgarme a tener un testigo libre por el pueblo ¿No crees? Y más si ya le agarró cariño a mi víctima —rueda los ojos con hastío.
Sus palabras crean una presión agridulce en mi pecho. El chico que yo creía que su nombre era Flynn, jugó conmigo en todo el viaje, y ahora estamos en una bizarra situación de vida o muerte llena de traiciones y en vez de salir huyendo, tengo que hablar sobre un engaño que en esta situación parece ser algo totalmente estúpido para distraer por segundos a una lunática mientras el nombrado está por golpearla.
Esto no era lo que esperaba del viaje... y ahora que lo pienso ¿La forma en la que me llegó el folleto también fue parte de su estrategia?
—¿Qué piensas hacer conmigo? Gothel —escupo la última palabra con toda la sátira que puedo tener.
—Creo que es obvio, tenerte en la espera de que me des tu magia. Si no funciona, iré por mis otros medios —se acerca hasta mi oreja—. Y tengo una bañera donde pueden entrar varios litros de sangre sin problema.
—Falta un detallito, Gothel —enarca una ceja borrando la sonrisa de su rostro. Esta vez soy yo la que sonríe con altivez—. Yo tengo a un traidor.
Flynn se alza dándole un golpe en el cráneo a Stephanie que cae encima de mí, tirándonos al suelo. La daga vuela por los aires hasta quedar en una esquina muy lejos de nosotras. El castaño corre hacia ella, tomándola con sus manos.
Gothel vuelve de su letargo, sus manos se cierran en mi garganta cerrándose con fuerza. El aire me empieza a faltar casi de forma inmediata. Intento quitarme sus manos de encima, pero se aferran con una fuerza impresionante. Estoy por ver negro, pero Flynn la aparta de un empujón.
No pierdo tiempo, y al verla en el suelo me siento encima de ella siendo yo la que rodea las manos en su garganta. Quiero que tenga la misma sensación que tuve hace unos segundos. Estoy ansiosa de observar cómo agoniza por la falta de aire. Sus manos se aferran de la misma forma que lo hicieron las mías. Sonrío apretando aún más. Está cerrando los ojos. Por segundos pienso que ya se va a acabar la situación de una vez por todas... Pero Flynn me agarra de los hombros y me aleja de ella.
—¡Vas a matarla! —me grita.
—¿Y qué esperas que va a hacer ella con nosotros? ¿Darnos felicitaciones? —grito.
Las lágrimas salen de mis ojos sin control alguno. La zona de la garganta me arde con fuerza y no puedo ver nada más que no sea el color rojo.
Quiero matarla.
Con un movimiento fugaz, le quito la daga y se la acerco al cuello de la bruja que está tirada en el suelo buscando aire.
—Eres una basura y que tristeza que haré que este hermoso suelo se convierta en un baño de sangre —escupo las palabras con rabia.
Mi mano va haciendo más presión y poco a poco un hilo de líquido carmesí sale de su cuello.
—Stabbington —susurra con dificultad.
Un grito ensordecedor hace que pierda la concentración en un segundo. Me giro hacia atrás viendo como un hombre pelirrojo le atraviesa una daga en el abdomen a Flynn que se desploma en el suelo.
Al lado del pelirrojo está uno completamente igual, a excepción del parche negro que trae en el ojo. Ni siquiera se inmutan al observar como el cuerpo de Eugene empieza a manchar la madera de sangre.
—¡No! —mi garganta se desgarra a causa de mi grito.
Intento correr hasta él, pero uno de los hombres me sostiene por los hombros. Doy codazos, me remuevo con fuerza, sin embargo, nada de eso evita que coloquen un paño cubriendo mi nariz y boca, y termine durmiendo.
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