💫Capítulo doce: Bienvenida a tu hogar, mi pequeña. [FER]
Dos semanas después.
Durante la noche anterior no pegué ojo y eso lo pudo notar Leire, qué tampoco es que la dejase dormir mucho.
—¿Estás ya listo? —me preguntó desde el ascensor de mi bloque de departamentos.
Al revisar que llevaba las llaves de casa y el mando del coche, cerré la puerta tras salir y me subí al ascensor junto a Leire.
—¿Has cogido la lista de lo que hace falta?
—Tranquilidad, cariño —le ordenó al ascensor que cerrase la puerta y descendiese—. Ya está todo comprado y colocado en su lugar, solo nos falta ir a por la correa y su pienso, y ya volvemos.
—Estoy más atacado que el día de la presentación, tu casa la dieron por apta pero no sé si les parecerá correcto mi apartamento.
—Ni es ni será el primer animalito que viva en un piso y que ni te preocupes, tiene mucho espacio en la terraza.
Gracias a mí alma gemela, logré calmarme una miaja.
—Qué haría yo sin ti —expresé mientras le rodeaban con mi brazo su cintura para ir a la tienda de mascotas para comprar lo pendiente.
***
Las personas responsables de la protectora ya habían inspeccionado toda la casa. El cuidador y encargado de las adopciones sacó una carpeta y una serie de papeles. Leire lo invitó a sentarse en la mesa grande a él y otra mujer de mediana edad. Acto seguido, mi vida y yo también nos sentamos.
—A continuación voy a leer unos documentos pertenecientes al Boletín del código de protección y del bienestar del animal.
El hombre nos leyó detenidamente todos los papeles y por último, me puso delante mía un escrito para firmar.
—Y si usted está conforme con la firma de este documento queda formalizada la adopción de Canela —me informó él cuidador e inspector.
—Estoy deseando firmarlo —Leire y yo compartimos una mirada cómplice.
—No desperdiciemos ni un segundo más.
Cogí un bolígrafo y firmé todas las hojas necesarias y después, lo hizo él.
—Ahora si estaría todo, ya solo tiene que ir a recoger a la perrita para traerla a su hogar. Muchas felicidades y cualquier cosa, no dude en contactarnos. Siempre estaremos a su disposición para ayudarlo con el proceso, cabe decir, que haremos seguimiento durante el mes para asegurarnos del bienestar de Canela.
Los responsables se levantaron y nosotros también —Leire y yo—. Les ofrecí mi mano para despedirlos, les agradecí su amabilidad y los acompañamos a la puerta. Cuando ya se fueron, mi Leirilorijuu y yo estallamos de felicidad.
—¡Oficialmente Canela ya es tuya, amor! —gritó con efusividad Leire.
Cómo un tonto me eché a llorar de la emoción. Leire me abrazó con las lágrimas saltadas también y me dio una palmadita en la espalda.
—¿Qué te parece si vamos a recogerla? —se separó un poco de mí.
—Digo, pa luego es tarde —la cogí de la mano y me dirigí como una bala hacia la puerta.
—Illo... que no he cogido el bolso —me detuvo antes de llegar al portón.
—Cagontó, ni yo el móvil ni las llaves.
Nos reímos.
—El acelero no me deja ni pensar —me carcajeé.
Leire cogió su bolso, yo cogí la cartera y mi juego de llaves —ahí iban incluidas las del coche, casa y demás. También cogí un transportín que había comprado para traerla a casa—. Antes de cerrar el piso me quedé mirando.
—Ya nada volverá a ser igual, porque en nada nuestra Canela iluminará nuestro hogar —anuncié feliz, y ahora sí cerré todo.
***
—Por aquí está, seguidme —me anunció Thiago, la misma persona que me ayudó a complementar la hoja de pre adopción.
Leire me cogió de la mano y unidos seguimos al muchacho que tan bien me asesoró.
—Ahí la tenéis —nos señaló a Canela, estaba al ladito de una pelota de terciopelo rosa—. Canela, mira quienes vinieron a por ti.
La perrita me miró y se acercó a mí dando saltitos de alegría. De inmediato, la cogí en brazos y le puse su collar nuevo con su chapita junto con la cuerda de paseo
—Mírala, qué feliz está.
—Normal, ya sabe que se viene a casa —musitó Leire, que grabó el momento tan bonito que acabamos de vivir.
—Mi princesita —le di un tierno beso en la cabecita.
Leire se aproximó y la acarició.
—Pequeñaja, ya vamos a la casa de papi —le anunció y ella le respondió moviendo el rabito. Un minuto después, la cogió en brazos para que yo le diera la mano a Thiago.
—¿Tenéis transportín o os dejo uno?
—En el coche, ahora la meteremos para que vaya segura —le informé.
—De acuerdo —les eché una foto a mis niñas y la puse de fondo de móvil—. Gracias por todo.
—A ti, cualquier duda e inconveniente aquí estamos.
Posteriormente, nos despedimos de él y nos dirigimos al coche. Me llenaba de orgullo y satisfacción ver cómo Leire y mi bebé habían conectado tan bien. ¡Más no sé podía pedir!
Una vez en el coche, metimos en el transportín a la reinita de mi hogar y nos fuimos a mí piso.
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Desde que ya no estás, no me gustan los viernes.
C A N E L A
I love you.
https://youtu.be/uOr7So3p50c
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💞Palabras totales según word 847.
💞Cagontó va acompañado por "tus muertos" o "lo que se menea". Es una expresión un poco vulgar muy usada cuando buscas aparcamiento por el centro.
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