Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VHS

Estaba terminando de lavar los platos cuando pasó por primera vez, un fuerte estruendo sonó desde la sala de estar. Con un suspiro me seco las manos para poder ir a echar un vistazo.

Alto, creo que mejor empiezo desde el principio.

Era julio de 1997 cuando descubrí que me gustaba el terror, a pesar de tener siete años.

Tres años después, ya finales del siglo veinte, 2000. En aquel año, en noviembre, empecé a escribir historias de terror. Tenía solo diez años, así que pueden imaginarse que muy buenos no eran, y ni hablemos de la gramática y ortografía.

Como sea, seis años luego conocí a Richard Stark. Ambos empezamos a salir en citas, nos conocimos mejor y nos hicimos pareja. Era un muy buen hombre, de los mejores que he conocido yo creo.

Él fue quien me dijo que empezara a escribir profesionalmente y dejara de lado eso de diversión. Decía que escribía muy bien, que me iría genial. Tenía razón, pues al presentar una novela de terror a una editorial, la publicaron, siendo un éxito en unos pocos meses.

Un par de años después, en octubre de 2009, nació mi hijo Billy, el motivo por el cual al año siguiente nos pusimos a vivir los tres juntos, como una familia.

Ahora sí, la actualidad.

10 de marzo, 2014

Estaba preparando el almuerzo para así cuando Billy volviera del Kínder pudiera comer.

Se escuchó el timbre de la nada.

—¿Cariño, eres tú? —pregunté en frente de la puerta.

Hubo silencio, nadie contestó. Miré el reloj, faltaba menos de una hora para que Billy volviera junto a Richard.

Abrí la puerta, para encontrarme una caja. Fruncí el ceño y la tomé. Miré a todos lados, no había nadie.

Junto a un suspiro, volví adentro.

Puse la caja en la mesa y proseguí con el almuerzo.

...

—Hola cariño —saludó Richard, dándome un beso —. ¿Y esa caja de la mesa?

—No lo sé, estaba en el pórtico hace menos de una hora —respondí.

—Voy a abrirla.

—¿Y si no es para nosotros?

—Pues no tiene ninguna etiqueta que diga de quien es —se encogió de hombros.

—Bien, ábrela.

Cortó la cinta de la caja con un cúter. Al abrirla, quedó extrañado, pasmado.

—¿Pero qué mie...?

—¿Qué hay?

—Una cinta de VHS —contó, sacándola de la caja, pudiendo ver que en la cinta dice "Mírala".

—Pero se dejaron de fabricar hace ocho años.

—No tenemos reproductor para ver que contiene.

—Mi madre sí, puedo preguntarle.

—Genial —sonrió, besándome.

Fui al teléfono de línea colgado en la pared, tomé la bocina y marqué a mi madre.

—¿Hola?

—Hola mamá, ¿te acuerdas del reproductor de VHS?

—Claro.

—¿Aun lo tienes?

—Sí, está en ático, ¿para qué lo necesitas?

—Nos llegó una cinta de esas y con Richard queremos ver que contenía.

—Entiendo, si quieren pueden venir mañana para verla todos juntos —se oía feliz.

—¡Claro, ahí le digo! —sonreí—. Nos vemos mañana —colgué.

—¿Qué dijo?

—Que vayamos los tres así la vemos todos juntos.

...

11 de marzo, 2014.

Al día siguiente, fuimos a la casa de mi infancia, que estaba a unas pocas calles que la nuestra.

Ya estaba todo listo para ver la cinta.

Richard puso la cinta en el reproductor y se sentó en el apoyabrazos del sofá, junto a mí,

La pantalla del televisor se puso negra, sin mostrar nada más que ese color, a pesar que se podía escuchar ruido de una autopista. Luego de un rato, el color negro desapareció, mostrando que la cámara estaba con el lente hacia abajo.

Se podía ver como de un auto estacionado en las afueras de un bosque salía del vehículo, comenzando a entrar al tenebroso bosque iluminado por la tenue luz de la luna.

—¿Es algo de terror? Llevaré a Billy arriba entonces —dijo Richard, llevándose al menor.

De pronto, el camarógrafo comenzó a correr hasta llegar a una cabaña abandonada.

—Ya volví —dijo Richard, sentándose donde antes.

Cuando él entró a la cabaña, se encontró con cinco cadáveres diferentes, todos bajo unas mantas verdes, con manchas rojas, sangre.

Ahí se detuvo la cinta.

—¿Qué mierda fue eso? —preguntó William, mi padre.

—¿Eran cadáveres? —Deborah, mi madre, parecía asqueada.

—Menos mal lo llevé arriba —suspiró Richard.

Luego de eso, nos despedimos.

...

15 de marzo, 2014.

Habían pasado cuatro días desde que habíamos visto la cinta. Nada había cambiado, hasta ahora.

Cuando me sequé las manos para poder ir a investigar el fuerte estruendo que había sonado en la sala de estar y llegué a la habitación, estaba el televisor en el suelo, con la pantalla contra la madera del piso.

—¿Qué mierda?

Cuando lo levanté, estaba toda la pantalla rota.

—Espero no sea muy caro arreglarlo.

—Hola cari... ¿qué le pasó a la TV?

—No lo sé, escuché un estruendo y cuando vine, estaba en el suelo.

—Qué extraño —frunció el ceño.

Luego de eso, que por cierto habíamos pensado que estaba mal colocado y por ello cayó, no pasó nada más extraño, o no al menos en nuestra casa.

Una llamada me puso... muy mal.

19 de marzo, 2014.

—¡Evelyn, cariño, algo malo le pasó a papá, ven rápido! —dijo mi madre, para luego cortar.

Extrañada, corrí hasta la casa de ellos.

Cuando entré, encontré a Deborah en la cocina, llorando.

A unos pocos metros estaba William, pálido y muy rígido. Estaba helado.

—¿P-papá? —titubeé.

—¿¡Por qué!? —gritó mi madre.

Rápidamente llamamos a la policía.

Luego de un largo rato, llegaron.

—¿Qué sucedió? —preguntó el oficial.

—Yo estaba en la tienda —contó Deborah—, y cuando volví, estaba así.

—¿Cuánto tardo en la tienda?

—N-no lo sé, habré tardado menos de diez minutos. —El policía frunció el ceño.

—¿Solo diez minutos y ya está rígido y frío?

—Juro que no estoy mintiendo —lloró mi madre.

—No decimos eso, quédese tranquila. Llevaremos el cuerpo para una autopsia, ¿bien?

Ella asintió.

...

20 de marzo, 2014.

—¿¡Muerte desconocida!?

—Mamá, tranquila —dije.

—¿¡Cómo puede ser que no encontraran la causa!?

—El cuerpo estaba en perfecto estado, ni un rasguño ni una fractura —dijo el doctor.

—¿Un ataque al corazón? —sugerí.

—El corazón estaba sano, y en el historial no hay nada sobre enfermedades cardiacas en su familia.

...

27 de marzo, 2014.

Cuando estaba yendo a visitar a mi madre, por algún motivo tenía un mal presentimiento. Como si algo malo pasaría en cualquier instante.

Al entrar, toda la casa estaba helada. Al dar unos pasos y llegar a la sala de estar, me encontré con mi madre tal como William estaba, rígida y helada.

—¿Qué mierda está pasando? —dije estupefacta.

Y tal como William, la autopsia limpia. Esto no tiene sentido.

De la nada, una sensación de que algo malo ocurrirá volvió, causándome mala espina.

...

28 de marzo, 2014.

Estaba escribiendo un nuevo libro, pues ya hacía un par de años que no escribía, y la editorial me había dicho que si volvía a publicar un libro, podría volverme más popular. Eso por alguna razón me hizo querer escribir.

De la nada, del estante que tenía detrás de mí, todos los libros se cayeron solos.

—No entiendo que está pasando.

Desde ayer que sucedía esto, que se caigan solas las cosas.

...

3 de abril, 2014.

Mientras que hacía el almuerzo antes de que Billy y Richard volviesen, pensaba en todo lo que había pasado hasta ahora.

Las extrañas muertes de William y Deborah, los objetos caerse, todo es muy raro e irreal.

Luego de varias horas sin que vuelvan, comencé a preocuparme. Así que decidí llamar a Richard a su celular, pero no atendió.

Las horas se volvieron días y los días en semanas. Nunca volvieron.

...

22 de abril, 2014.

Estaba tratando de seguir escribiendo, pero lo único que se me venía a la mente era esa estúpida cinta. ¿Por qué nos llegó?

De la nada, una foto salió arrojada del estante. Era una foto que nos habíamos sacado con Richard un poco antes de quedar embarazada de Billy.

Eramos muy felices en esa época, ¿por qué todo esto debió pasar?

Tomé la foto, viendo como el vidrio se había roto, al igual que el marco.

Suspiré y dejé la foto en un cajón de mi escritorio y proseguí escribiendo, rezando a que esta tortura acabe algún día.

4 de mayo, 2014.

Me encontraba encerrada en el baño llorando, en la cocina todo comenzó a volar, igual en todas las habitaciones, menos el baño.

—¿Por qué debe pasarme esto?

De pronto, toda la casa se volvió helada, y de la pared comenzó a salir un cuerpo hecho de plasma. Un fantasma.

Aterrada, salí del baño, corriendo por el pasillo, intenté llegar a la salida, pero esa cosa me bloqueó el paso.

Velozmente, me metí en el sótano. Comencé a correr a oscuras, tratando de no tropezar.

Cuando llegué a una trampilla que daba al patio, comencé a intentar abrirla.

Evelyn —llamó una voz fantasmagórica.

—Debo salir —susurré, comenzando a dar golpes con mi hombro.

¡Evelyn, viste la cinta!

Todo se puso claro. Todo fue por la cinta. ¿Estaba maldita?

Luego de unos golpes, logré abrirla.

Comencé a correr hacia la valla que daba a la calle. Como pude la escalé. En la cima, miré hacia atrás, viendo a la figura mejor. Estaba ensangrentada y tenía la cara desfigurada.

Salté y me metí en el coche y arranqué, yéndome lejos.

30 de mayo, 2014.

Me había ido a una ciudad lejana de mi ciudad natal, San Diego. Los Ángeles es mucho más grande, le será difícil encontrarme, eso espero.

Aun no entendía bien qué había pasado. Pero algo estaba claro, y más para mí luego de ver mucho terror: debo encontrar la cabaña. Por ello me fui a L.A., donde se encontraba aquella construcción.

En la cinta había visto un cartel cuando el de la cámara bajaba del vehículo. Estaba en las afueras de la ciudad de Los Ángeles.

Comencé a seguir el camino que el camarógrafo siguió hasta llegar a la casa de madera.

Al entrar no estaban los cadáveres obviamente, pero si la cinta por algún motivo.

—¿Cómo llegó esto aquí?

Suspiré y la tomé: debo destruirla. Corrí de vuelta a mi coche, debo quemarla.

Comencé a conducir lo más veloz que pude, pero algo me hizo chocar, el fantasma apareció.

—Mierda —me quejé de dolor.

Me arrastré un poco hacia la cinta, no puedo permitir que alguien la recupere.

Miré a mi coche, estaba destruido, pues caí por el barranco. Comenzó a salir fuego de él, es mi momento.

Tiré la cinta al fuego y comencé a alejarme del auto, obviamente con un dolor horrible, creo haberme quebrado la pierna.

El auto explotó, haciendo retumbar la zona por unos instantes, haciéndome caer.

¿Ya se habrá ido la maldición?

Comencé a arrastrarme hacia el auto, por si alguien venía al rescate.

Pasaron horas y horas hasta que alguien vino: un policía.

—¿Se encuentra bien? —gritó desde la cima.

—Creo que tengo una pierna quebrada —le grité, a lo que él asintió y se devolvió a su coche, para pedir ayuda supongo.

Luego de media hora, pudieron sacarme de allí abajo.

—¿Cómo se encuentra? —preguntó el policía.

—Bien dentro de lo que cabe.

—¿Cómo terminó allí abajo?

—Una cosa se me atravesó.

—¿Un animal?

—Ya quisiera —me lamenté.

—Usted estaba desaparecida.

—No.

—Sus vecinos dijeron haberte visto correr despavorida hacia tu coche para luego nunca volver. Cuando se investigó en la casa, todo era un desastre.

—La cinta causo todo.

—¿Qué cinta? —el policía parecía confundido.

—Creo que la destruí, espero haberlo hecho.

—No te entiendo.

—Esa cosa... es horrenda... mucha sangre... frío, mucho frío.

—Está delirando —dijo el policía al paramédico.

Me metieron dentro de la ambulancia para llevarme al hospital.

Luego de un buen rato, algo apareció por la ventanilla de la puerta trasera de la ambulancia: el fantasma.

—¡Está ahí, esa cosa está ahí! —comencé a gritar.

El paramédico miró hacia donde apunté con mi dedo, quedando atónito al no ver nada.

—S-señora, ahí no hay na-

De pronto, la ambulancia se estrelló, pero esta vez nadie sobrevivió. Supongo que mi destino estaba sellado por esa cinta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro