Parte 2
Después de que Angelina se marchara junto a Donum; Isabella fue a su habitación para descansar un poco.
Ella tenia algunas molestias en su vientre, pero no era dolor, sino algo más parecido a la incomodidad, algo que no la dejaba descansar tranquilamente. También sentía mareos y su cuerpo empezaba a sentirse caluroso, pero también excusó los síntomas pensando que se debía a la comida que ingirió esa mañana.
El bebé también estaba algo inquieto, parecía moverse más de lo acostumbrado, era esa la inquietud que quizás sentía, debido a los movimientos bruscos del bebé. Esto ocurrió durante la mañana, la inquietud de su hijo pareció haber acabado después del medio día. Así que Isabella aprovechó esto para tomar una siesta.
Más tarde en ese mismo día, la reina se despertó debido al calor, por su rostro corrían gotas de sudor y sentía su cuerpo como si estuviese cerca de algún horno que desprendía vapor debido al fuego, se levantó con su cuerpo débil debido al cansancio, al menos eso creía ella. Abrió la ventana y se deleitó recibiendo el aire fresco que ingresaba a través de aquel ventanal. Aún así, se sentía extraña, reconociendo que nada de eso era normal.
Se recostó otra vez sobre su cama y espero a que Angelina regresara con su hija Donum, no debía tardar mucho, el sol ya casi se ocultaba por lo que Angelina pronto estaría con ella.
Tiempo después, se alegró al escuchar el llamado en la puerta.
— " Gracias al cielo" — dijo en su interior.
— ¡Adelante! — permitió Isabella — Puede ingresar.
Las puertas de la habitación se abrieron dejando ver a la señora Juliana, grande fue su asombro ya que esperaba ver a Angelina.
— ¿Señora Juliana? — preguntó desorientada. — ¿Qué hace usted aquí?, ¿dónde está Angelina?
— Mi reina — saludó la señora reverenciando a su soberana, luego camino tranquilamente hasta Isabella — Mi reina, su dama de compañía me ha pedido venir a usted, ella se encuentra muy preocupada por su salud.
— ¿Preocupada? — murmuró — Pero si yo le dije que estaría bien.
— Lo sé, mi soberana. Pero la dama de compañía le tiene mucho aprecio a la reina, ella está dispuesta a desobedecer si considera que eso le haría bien a nuestra soberana — comentó amablemente.
Isabella solo sonrió en cuestión, reconociendo que Angelina haría tal cosa por preocupación. No estaba enojada, sino más bien impactada y orgullosa de su dama de compañía.
— Ella es una buena amiga — reconoció la reina.
— Lo es. — afirmó la anciana — Yo estoy de acuerdo con Angelina — terminó comentando. La reina solo la miró sin entender sus palabras — Angelina mencionó que la soberana se sentía mareada y con el rostro pálido. Yo puedo ver desde aquí cuan certeras son las palabras de la dama — señaló Juliana con preocupación.
— Oh... yo...
— Mi soberana, no deseó interrumpir, tampoco quitarle su valioso tiempo, menos perturbar su siesta. Pero quisiera solicitar el permiso para cerciorarme que todo esté bien.
— Adelante, no veo el problema — dijo Isabella con una suave sonrisa.
— Gracias mi reina, quiero descartar cualquier anomalía.
Ella camino hasta la cama. Empezó a revisar cada pequeño detalle, fijándose primeramente en la temperatura de la reina.
— Tiene algo de fiebre — informó la señora Juliana — Es leve; así que me imagino que ya está saliendo — mencionó la señora.
— No me di cuenta que tenía fiebre. — enunció la reina — ¿Esta segura que ya está acabando?
— Lo estoy — sonrió la señora en modo tranquilizador — Debió ser una fiebre leve como lo he mencionado anteriormente, y no debió ser tan elevada, por eso no se percató que la tenía.
— Bien, lo bueno es que ya está saliendo.
— Espere, su majestad, aún no acabamos. — detuvo la anciana — Todavía no me gusta como su cuerpo está reaccionando. Si bien es cierto que la fiebre está pasando, pero aún se encuentra pálida y sus ojos tienen ojeras. ¿Ha estado durmiendo bien?
— Si, al menos hasta la noche anterior.
— ¿Qué sucedió la noche anterior?
— Solo he tenido algunas incomodidades, el bebé se ha estado moviendo, pero eran movimientos más discretos a los que tuve hoy por la mañana.
— ¿Movimientos? — preguntó con suspicacia la anciana. — Mi reina, ¿de casualidad ha roto fuente?
— No... al menos eso creo.
— ¿Cree? — presionó aquella mujer — ¿Me permite un momento?
La anciana extendió sus manos hacia el vientre de Isabella, la reina asintió en acuerdo otorgándole el permiso para continuar con su revisión. La anciana empezó a palpar su vientre, su rostro mantenía el ceño fruncido mientras lo hacía. Hasta que de pronto, la anciana cambió su expresión por una de preocupación y sorpresa.
— ¡Mi reina! — exclamó sorprendida. Sorprendiendo también a la soberana.
— ¿Que sucede? — preguntó preocupada por el arrebato de la anciana.
— Mi soberana, ya está entrando en labor de parto — comentó. — ¿No siente algún dolor?
— No — negó Isabella — ¿Mi hijo estará bien? — presionó desesperada.
— Tranquila mi reina, trate de mantener la calma.
La señora se dirigió a toda prisa hacia la entrada de la habitación sin responder a la pregunta de la soberana. Después regresó y se posicionó a la par de la reina mientras más mujeres ingresaban con algunos mantos y ropas de bebé.
— Soberana, todo estará bien, el médico también está en camino — dijo la partera. — Nosotros trataremos de ayudar con el nacimiento del futuro rey; confíe en mi.
— Lo hago, siempre y cuando me aseguren que mi hijo nacerá sano.
— Trataremos de hacer lo posible mi señora; por favor, mantenga la calma.
Otra mujer de cabello oscuro ingresó a la habitación, traía con ella algunas tijeras, mantos y una botella parecida a las del vino; también traía una especie de vaso de vidrio.
La partera tomó la botella y llenó el vaso hasta menos de la mitad, luego lo entregó a la reina.
— Beba esto, mi soberana — instruyó mientras ponía el vaso sobre las manos de la reina — Esto ayudará.
— ¿Qué es?
— Es un suero, mi soberana, ayudará para que él bebé pueda nacer, esto hará que aparezcan los dolores de parto ya que ahora no presenta ninguno — comentó — El bebé ya se encuentra en posición de salida, solo es necesario que los dolores comiencen para que sea más fácil para ambos.
— Está bien, comprendo — murmuro la reina nerviosa.
— Adelante mi soberana; no debemos perder más tiempo.
Y así, Isabella bebió aquel líquido confiando en que pronto tendría a su hijo en brazos. Rezo para que todo saliera bien.
El médico llegó justo después de que debió aquel líquido, la partera le explicó los detalles y lo que la reina había tomado para poder dar a luz.
— Doctor, la reina no presenta dolores, así que le di suero para que pueda tenerlo. — comentó Juliana al médico.
— Excelente, ahora solo debemos esperar a que haga efecto, mientras tanto revisaré que todo esté bien.
El hombre realizó el mismo chequeo que anteriormente había hecho Juliana.
— Efectivamente, está apunto de dar a luz — afirmó el hombre. — Es bueno que le hayan dado suero abortivo, espero y haya sido una cantidad de acuerdo a la situación.
— ¿Suero qué? — preguntó Isabella asustada, desesperada y anonadada por lo que oía.
— Suero abortivo, así le llamamos nosotros — informó el anciano — Sirve para expulsar al bebé, pero no se preocupe, el bebé está completamente formado así que no le hará daño siempre y cuando haya sido una cantidad moderada, eso solo hará que los dolores de parto se presenten para que la reina pueda tener al bebé.
— Tranquila soberana — calmo la señora Juliana — Durante mi trabajo he atendido varios casos parecidos al suyo, no es la primera vez que utilizo este suero — comentó con voz pasiva — Sé cual era la cantidad que correspondía.
La reina se calmó después del susto que había tenido al escuchar que especie de líquido era aquello.
Esperaron algún tiempo hasta que la reina empezó a quejarse debido al dolor. Y pronto la reina estuvo en labor de parto...
Mientras tanto, una Angelina caminaba por el castillo de un extremo al otro con preocupación; la dama de la reina había ido al otro lado de las torres en busca de la nodriza para que alimentara a Donum quien lloraba porque ya se había pasado su hora de comer.
La dama llamó a la puerta de la nodriza Azucena, la otra de ellas, ya que habían dos mujeres con la tarea de alimentar a la princesa.
— ¡Oh! — dijo la nodriza con sorpresa — Dama Angelina — saludó amablemente.
— Azucena — respondió Angelina en el mismo tono — ¿Puedo pasar?
— Oh, claro, adelante — la nodriza se hizo aún lado dejando pasar a Angelina. — Me preguntaba por qué la reina aún no había mandado a llamarme.
— La reina se encontraba mal de salud, así que me envió a mi. — respondió Angelina — Lamentó la tardanza.
— No se preocupe, señorita Angelina. Aún es temprano — dijo amablemente — Si lo desea puede entregarme a la princesa Donum, veo que aún llora.
— De acuerdo.
Angelina pasó a Donum a manos de Azucena, quién inmediatamente empezó a alimentar a la pequeña.
— Me preocupa la salud de la soberana, ¿qué tenía ella? — preguntó la nodriza con la misma preocupación que todos los demás.
— No lo sé, no me han informado nada más. Envíe a la señora Juliana, quien es experta en este tipo de situaciones — dijo Angelina a la nodriza. — Espero que logren parar el malestar.
— Creo que el médico hubiera sido una mejor opción, esta más avanzado en ese tipo de trabajos — comentó la nodriza.
— Oh, también envíe por él — afirmó.
— Es bueno saberlo. Espero que entre la señora Juliana y él médico logren ayudar.
— ¿Cree que actúe demasiado desesperada? — preguntó Angelina después de un rato — Digo... la reina me aseguró que era debido al cansancio, aún así pensé en enviarle a la señora Juliana, el médico fue idea del rey.
— No, creo que hizo bien. La salud de la reina es importante, si aún tenía dudas sobre su estado lo mejor era descartar cualquier anomalía, por mínima que sea.
— Si... creo que si... — suspiro la dama.
Tiempo después, Donum se había quedado dormida en brazos de la nodriza.
— Parece que además de hambre también se sentía agotada — comentó la mujer mientras veía a Donum con cariño. — Es una niña muy linda.
— Oh, lo es — afirmó Angelina quien también sonrió ante las palabras de la nodriza. — Es una lástima lo que hizo su madre.
— Si, escuché algunos comentarios — dijo Azucena con pesar — No entiendo como una madre puede rechazar a su hija de esa manera, ¿qué culpa tiene la princesa de haber nacido mujer?
— Ninguna — comentó firmemente la dama — Creo que esa mujer solo está buscando otra cosa — murmuro.
Azucena la vio con curiosidad evidente. Así que Angelina aclaró el punto.
— Creo que busca poder, y pensó que al nacer su hijo lo obtendría — comentó con voz baja para que solo Azucena pudiera escucharla — Pero lastimosamente para ella, fue Donum quien nació.
— Entonces mi corazonada era cierta — dijo Azucena en acuerdo — Cuando escuche dichos comentarios pensé en eso, porque no encontré otra razón para rechazar a la princesa.
— Si, eso mismo. Al menos la princesa está en buenas manos. La reina se a convertido en una madre para la pequeña, al igual que ustedes.
Azucena sonrió en cuestión.
— ¿Dónde está su hijo?, no lo he visto el día de hoy — preguntó Angelina amablemente.
— Su padre vino a buscarlo, lleva tiempo sin saber de él. — comentó Azucena — No debe tardar, creo que muy pronto estará aquí.
— Me imagino lo triste que se ha de sentir su esposo sin la presencia de ambos en casa.
— Lo está. Pero la reina le permite venir a visitarnos, a veces se queda aquí conmigo y mi hijo, los soberanos no tienen problema con eso. — comentó Azucena — Pero debido al trabajo muchas veces se le dificulta venir hasta aquí, por lo que se queda en casa la mayoría de las veces.
— Aún así fueron muy amables en aceptar este trabajo. Estoy segura que la princesa Donum lo agradecerá más adelante.
Azucena sonrió ante eso.
— Seguramente — dijo entre risas suaves — O quizás me olvide con el tiempo, aún es una bebé, cuando empiece a comer sólido será cuando nos tengamos que marchar — dijo refiriéndose a ella y a la otra nodriza.
— No lo creo. Algo como esto jamás se olvida. Más adelante puede haber un reencuentro — dijo Angelina.
— Eso espero. Me he encariñado con ella, la siento como parte de mi. — dijo Azucena mientras miraba con amor maternal a la niña. — Espero y la reina me dejé acercarme a la princesa cuando está crezca.
— Lo hará. Conoce a la reina, jamás le quitaría el derecho de ver a la princesa Donum, ella reconoce lo que han sacrificado por la niña y cuánto la aman.
Azucena y Angelina siguieron charlando hasta unas horas más tarde en aquella noche. Cuando estaba apunto de irse, la puerta de la habitación del dormitorio de Azucena sonó suavemente.
— ¡Adelante! — permitió la nodriza.
Por la puerta, un hombre de algunos treinta años de edad ingresó a la habitación, traía con él a un bebé de la misma edad de Donum, quien también venía durmiendo plácidamente en los brazos de su padre.
— Oh, no sabía que habían visitas — comentó el hombre con amabilidad — Lamento interrumpir.
— No se preocupe, yo ya estaba por marcharme. — respondió Angelina en el mismo tono que él, ya que aquel hombre parecía ser también amable.
— Amor mío, le presento a la dama de la reina, ella recibe el nombre de Angelina, quien es también esposa del escudero Alonzo. — presentó la mujer con una suave sonrisa.
— Oh, vaya. — expresó el hombre con sorpresa — Es un honor para mí conocerla.
— El honor es mío — respondió ella también.
— ¡Oh, cielo! — expresó la mujer — Le presentó también a la princesa Donum Constantino, hija del rey Lorenzo I e hija de la señora y futura esposa del rey llamada María.
— ¿Futura esposa? — preguntó confundido — ¿Qué no era hija de la reina Isabella?
— Es una larga historia — comentó Angelina sonriendo. — Me tengo que ir, la princesa necesita de su madre para dormir tranquilamente.
— Oh, antes de que se marche — comentó el hombre — Escuché que la soberana había entrado en labor de parto temprano esta noche, ¿cómo está la reina?
— ¡¿Qué?! — exclamaron ambas mujer con sorpresa.
— ¿Cómo que estaba en labor de parto? — preguntó Angelina con preocupación. — ¿Cómo fue que no estuve enterada de nada?, ¿por qué nadie vino a buscarme? — preguntó haciendo una pregunta tras otra.
— Oh, lo siento. Pensé que lo sabían. — dijo el hombre un tanto avergonzado — Escuche a una de las parteras comentárselo a otra mujer allá afuera en los jardines mientras me dirigía aquí.
— Oh — murmuro Angelina — Lo siento, pero ahora si tengo que marcharme. Con permiso.
Diciendo eso, Angelina regresó a paso rápido con Donum en brazos. Encontrando al rey Lorenzo fuera de la habitación de la reina. Este caminaba de un lado a otro mientras esperaba alguna noticia sobre la reina y su futuro hijo. Lo más extraño de todo eso, era encontrar a la mayoría de los ancianos esperando ahí mismo.
— ¡Mi rey! — exclamó Angelina al verlo. Eso detuvo al soberano de su caminata sin fin. — Lo lamentó mucho...
El hombre parecía estar preocupado por su reina y su hijo, pero aún así prestó atención a Angelina.
— ¿Por qué se disculpa?
— No estuve al lado de la reina, tampoco fui yo quien dio aviso al rey sobre el nacimiento de su hijo... — dijo una Angelina arrepentida — Lamentó mucho mi descuido, era mi deber permanecer al lado de la reina.
— Angelina, no tiene que disculparse conmigo. Hoy ha hecho mucho más de lo esperado, incluso con Donum en brazos. — señaló el rey.
— Mi señor...
— Tranquila, estoy seguro que la reina estará agradecida con usted y sus esfuerzos. — alago el rey. Pero su rostro de preocupación aún no cambiaba — ¿Puedo? — preguntó extendiendo los brazos.
— Por supuesto — accedió.
Lorenzo sostuvo a su hija dormida para quitarle un peso de encima a la dama de compañía, había cargado a la niña durante todo el día que ya debía sentir sus brazos adoloridos.
— Tome un descanso, Angelina, lo merece — le dijo el rey.
— ¿Está seguro mi rey?, digo... puedo ser útil en algo.
— Creo que ha hecho más de lo debido, Angelina, siento que su descanso es bien merecido. — dijo él rey amablemente — Si necesito algo más, se lo haré saber.
— Está bien, mi rey, le agradezco su amabilidad.
— Soy yo quien le agradece todo lo que ha hecho por mi esposa e hija.
Angelina le regalo una sonrisa amable al rey, quien también le devolvió la sonrisa de la misma manera.
Angelina estaba apunto de marcharse cuando escuchó algunos pasos llegar hasta donde se encontraban los demás.
— Mi rey... — saludó la voz de aquella mujer.
— María...
FINAL DEL CAPÍTULO
Annetta_Lux
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