El joven rubio, despierta exaltado en sus aposentos, luego de fregarse los ojos ante las vívidas imágenes que se le reproducen como repetitiva diapositiva en su cabeza.

Es que no tiene claro del todo si lo que percibe es una falsa imitación de lo que le dicta su condenado cerebro. Imágenes nada correctas de un cuerpo más grande que el suyo pero que se le asemeja... ¿Es qué acaso estaba soñando tener intimidad con un espécimen de su mismo sexo?

Entonces, agarra sus cabellos en cuanto su cerebro da una y mil vueltas queriendo aunar sus pensamientos en divergencia. Y miles de escenarios del por qué no debe hacerlo se le presentan.

Acaso... ¿Él no está enamorado de la bella joven que lo acompaña a su lado? ¿Y cómo puede ser que se perciba como si su cuerpo perteneciera a otro ser que no es su prometida?

Trata seriamente de ordenar sus disparatadas ideas. Pero en definitiva, lo que más lo asusta de todo ésto es que siente atracción hacia alguien de su mismo sexo y del cual, no tiene la más pálida idea de quién es el acusador de su deseo.

Aunque muy para sus adentros, la idea de ser envuelto entre los mantos de una sombría y ronca voz masculina que poco recuerda, activa cada alarma de su cuerpo. Pero no saldrá jamás de su boca asumir algo como esto, y mucho menos en la sociedad en la que se encuentra.

Entonces, estirando lentamente cada parte de su abarrotado cuerpo se incorpora para lavarse y dar comienzo a su nueva jornada... No todos los días se tiene la suerte de ser un flamante empleado de la firma Kenz y asociados.

Así que sin darle más vuelta al asunto de un ser masculino y vigoroso que se le representa como suyo, se dedica a fregar cada fragmento de su cuerpo percibiendo cerca de su ombligo y en las profundidades del mismo, una capa seca y espesa de algo muy parecido a sus fluidos.

Y mientras analiza y medita con cuidado lo que el agua arrasa presto, se le vienen como flashes las imágenes de una musculosa espalda metiéndose descaradamente entre sus piernas.

En la mansión de los pálidos hermanos, retumba la elevada voz enojada del vampiro mayor que reclama con ahínco preguntando a su menor: "¿qué es lo que ha hecho durante toda la
madrugada?"

"¿Qué si sabe que tiene aspecto de muerto?" aunque el menor lo observe risueño como si fuera un chiste decirle aquello. "Que su aroma es nauseabundo" como si sus poros expidieran lo pútrido de esa linfa que consumió hasta altas horas. "Que se deje de andar expuesto, y que más vale que no se entere de que se ha puesto a derramar sangre..."

"Si tan solo supieras..." Piensa William cansino, mientras lo observa con una cínica media sonrisa de lado y suponiendo que no quedará mucho tiempo para que su hermano se entere de su último arrebato. Pero como no tiene ganas de aguantar ningún reclamo, aunque bien sabe que su hermano tiene razón en cada objeción que se le haga, le hace caso cuando éste le exige que se prepare porque hoy le toca acompañar al incipiente personal y así de paso aprende un poco más sobre las finanzas.

—¡Maldición Jhon! ¡Sabes que detesto lo relacionado a la empresa! ¿Acaso el idiota que comienza no puede hacerse cargo solo de su trabajo? Te aviso que si no me agrada una mierda, lo dejo seco como a una pasa —. Sulfura en palabras el menor de los no muertos.

Su mayor lo observa serio y decidido, porque sabe que el joven humano que contrató para la labor, tiene algo que desequilibra a su hermano.

Pero cree que después de tantos años de soledad, es hora de jugar con los hilos del destino de su menor y mover una ficha del próximo juego a su favor. Y está más que seguro de que el joven rubio estará a salvo en las manos de éste, aunque irónicamente el no muerto menor tenga sus manos empañadas con el líquido carmín de otros.

—Tranquilo hermano, solo haz tu labor. La idea es que te apoyes en nuestro empleado y que lo ayudes en cualquier información que abarque a nuestras otras sedes. Solo tema de finanzas es la cuestión, así que tienes estrictamente prohibido secarlo como una pasa.

El no muerto menor se aleja de su mayor entre rezongos y en dirección hacia su habitación, para acomodar aunque sea un poco sus fachas. Por suerte, no tiene que alimentarse del horrible plasma que consume su familia, sino sería de mal en peor su creciente mal humor.

Una vez adentro, mientras rebusca entre sus prendas y se huele de a momentos, emite unas palabras antes de sentir unos suaves golpes a su puerta.

—¡Entra Henry, está abierto! —articula haciéndose valer de su extrema capacidad en cuanto al sentido del olfato se requiera.

—Es impresionante que me huelas antes de golpear tu puerta y que no percibas el fétido aroma que emana desde tu cuerpo hermanito —anuncia risueño el del medio al ingresar a la habitación del menor.

—Si vienes a repetirme lo mismo que tu amorcito te pido que te detengas, con uno taladrando mi cerebro me basta y sobra —le suelta el menor ante la cara de completo asombro del que considera parentela.

Entonces, el dueño de la habitación, procede a inspeccionar al vampiro que le sigue en cuanto percibe que se queda quieto y sin mediar ni una sola palabra.

Lo observa tímido y con sus mejillas levemente acaloradas. Y con toda la intención en sus palabras le suelta: —¿A poco creíste que no me percataba de lo que pasa entre ustedes dos? Pero déjame darte el pésame aunque no puedes perecer realmente, porque aguantarte semejante mal humor requiere de mucha fortaleza y constancia.

La expuesta y clara piel del vampiro del medio, favorece a que aparezcan distintas tonalidades de rojizo en cuanto quiere emitir labia y no le sale nada.

Entonces William, procede a acercarse al mismo para palmear su hombro y decirle con toda la confianza del mundo: —Henry, yo no soy quién para juzgar si de verdadero amor se trata... Y si la galante sociedad no los acepta por ser supuestos hombres ¿Acaso importa una mierda? Ni que ustedes fueran de andar merodeando sus estúpidas galas en donde se jactan de los valores de la alta sociedad cuando por lo bajo son los primeros en ser más corruptos que la mierda... Solo espero que el idiota de mi hermano te sepa tratar porque si no es así, te juro que se las verá conmigo.

—¿La verdad? es que lo amo William. Desde hace varios años vengo soportando su rechazo cuando en realidad, es imposible no sentir la latente tensión circundante entre los dos —emite el del medio bajo la atenta mirada de su casi hermano.

Éste, le regala la mejor de sus sonrisas buscando dar confort a sus sentidas palabras.

Porque más allá de todo, es de afección de lo que se habla.

Y para ser un agónico vampiro en materia que acusa al uso de un desmedido corazón, no puede dejar de sentirse pleno y feliz por sus dos seres más queridos.

Se nos viene el encuentro cara a cara (ya que de espaldas lo hubo)😏🤣

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