9 - El único amor que me perdura.
Estoy enamorada de esta ciudad
teniendo en la punta de su obelisco
mi corazón celeste y blanco
palpitante,
bombeador de húmedos amores
y empapador de grises cielos,
torrenciales lluvias.
Hago filas interminables para el bondi
y romantizo el aguacero del asfalto
con la gente trotando sobre él.
En climas así,
Buenos Aires canta
con sus rotas cadenas
y me enamora con su grisáceo,
y me seduce con sus lluvias,
y me tapa con su neblina
los caminos,
olvidándome de ellos, deseando
mirar está ciudad
gris, pálida,
porteña,
aguada,
por siempre.
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