Veo pasar los años
y me olvido de ellos al pasar.

Soy inmune
a muchos de sus cambios, no todos
pero también soy inmune
a muchas de sus guerras, casi todas.

A veces me veo
y veo dichos cambios,
las lagunas,
las heridas y los aciertos.

Me veo y lamento
mis amarguras y delirios,
mis melancolías y todos mis vestigios.

¿Cuándo aparecieron?
Si yo sigo siendo Malena.

Aquella que "canta el tango",
aquella que dejó sus penas sin cantar y Juárez condenó,

la misma que espera
una familia sin más heridas
y sin fogosidades pecaminosas.

Ahora con los cielos rotos ¡y está bien!
sóla, con arcoíris de colores tristes,
pero estoy bien.

Cambié, pero aún cuando me ven
siguen diciéndome Malena canta el tango,

que tengo pena de bandoneón
que Malena en cada verso pone su corazón,
su alma, su vida.
Y hasta su nombre.

Yo sigo y sigo.
Cambio, pero sigo siendo
Malena

Nombrada por su abuelo,
el amor que nunca se acaba,
las heridas que sanan,
pero a veces me consumen,

la princesita de mami,
el todo de mi papá.
Todo lo que muchos
se atrevieron a dañar.

Malena.
Garganta con arena,
el mundo tiene las penas
que yo, hoy,
no pude cantar.