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—Hey. ¿Estás bien? —Freen sintió que su pequeña novia dejo de abrazarla.
—Iré a tomar agua. —se levantó de la cama agarrando su teléfono y saliendo de la habitación.
Sarocha dejó caer su cuerpo, se acomodó en la almohada, pero a pesar de eso el sueño no llegó. Últimamente Rebecca andaba desanimada, estos días que se quedó en el departamento de Freen se acostumbró a levantarse e ir por agua a las tres de la mañana.
Le pasaba algo, quería saberlo, pero sabe que Becky no le diría nada porque era muy insegura.
Por otro lado, Rebecca se sentía fatal, las palabras que había dicho su amiga. ¿Tenían razón? Pues claro que sí.
Quería mucho a Freen y sabía que sufriendo en silencio no lograría nada.
Se sirvió un poco de agua en su taza de gatito.
Hace dos meses que le había insistido a la tailandesa para que comprara unas tazas de pareja en forma de gatitos, su mascota favorita. Freen al inicio dijo que no, pero al día siguiente llegó al departamento con una bolsa rosa con las tazas dentro.
Siempre le había gustado usar todo lo que usan las parejas. Compraron medias de colores que tenían pequeñas imágenes de panditas o gatitos.
O los brazaletes que Becky hizo con su amiga Joy, aquellos que tienen su nombre.
Becky tiene el nombre de Freen y viceversa.
Tomó un poco de agua, le ayudaba bastante a pensar y sobre todo a esas horas. Ella solo quería tranquilidad.
—Becky ¿Me estás ocultando algo? —Sarocha llegó de la nada sorprendiendo a la inglesa.
—No pasa nada Freenky vuelve a dormir, debes estar cansada.
—Sabes que no me gustan las mentiras, vamos, dime qué es lo que te pasa.
Ugh, que difícil era este asunto.
—Aparte de ser tu novia, soy tu mejor amiga, puedes confiar en mí.
Rebecca dejó la taza de lado soltando un gran suspiro, claro que confiaba en ella pero prefería guardarse todo para sí misma y tratar de resolverlo de alguna forma.
—Becky, debes confiar en mí.
Freen tomó de la cintura a su novia, haciendo que esta se sentara en la barra. Tomó sus pequeñas manos entrelazando sus dedos lentamente mientras sonreía. Estaba siendo cariñosa.
—Vamos bebé, dime qué es lo que te pasa. —pasó una mano por su mejilla acariciándola con suavidad
Rebecca se dejó mimar un rato, parecía un pequeño gatito en busca de cariño.
—Me siento insegura... Se qué me dices que nunca nos vamos a separar pero tengo miedo, que tú te alejes de mí.
Hizo una pausa para mirar a Sarocha.
—Tú sabes muy bien lo que pasó hace un año, no quiero que se vuelva a repetir, sé que no te gustan mucho las personas que son cariñosas pero aun así no quiero que te alejes de mí.
Freen se sintió como si le hubieran clavado una espada en el corazón, le dolía ver en ese estado a su pequeña. Se prometió darle seguridad y amor.
Pero no salió como quería.
—Por favor Freenky, no te alejes de mí.
Sarocha la miró a los ojos, los tenía decaídos y unas ojeras gobernaban aquella parte. En las semanas de exámenes era muy difícil para ellas poder estar juntas.
Cosa la cual aumento la inseguridad en Freen.
—Becky. —habló llamando la atención de la contraria. —Lamento darte esa inseguridad. No estoy acostumbrada a ser afectuosa en público por el miedo que alguien venga con su opinión a criticarnos, sé que no debería afectarme, pero tú te sientes mal con eso. Mi deber es hacerte feliz, sabes que soy alguien poco afectiva pero a pesar de eso siempre he tratado de serlo para ti, ni con mis padres soy así.
Freen hizo un leve puchero triste evitando no llorar. Pero cuando uno va contra los sentimientos que se tienen guardados es imposible ganar.
—Te amo, te quiero, te adoro, me encantas. Quiero que sepas que, si en algún momento decides terminar, yo seguiré cuidándote. Seguiré a tu lado dándote el apoyo necesario, vamos un año y dos meses. Es suficiente prueba para saber que si estoy contigo no es una broma y me estoy tomando en serio todo.
Para cuando terminó de hablar, Rebecca soltaba lagrimitas. El estrés más la inseguridad era lo peor que una persona podía sentir.
Abrazó a su phi por el cuello dejando salir todos los sentimientos guardados durante un mes. Freen dio pequeñas palmaditas en la espalda de Becky, acariciaba sus cabellos y dejaba besos en sus hombros y clavículas descubiertas.
—Yo también te amo mucho Freenky, lamento tener inseguridad de todo esto.
Cuando se separaron comenzó a limpiarse el rastro de las lágrimas.
—Si tienes alguna inseguridad solo dime, estoy para ti. Y si hay algún idiota que te molesta házmelo saber y lo golpearé.
Becky soltó una pequeña risa, sabía que su novia no era capaz de hacer tal cosa.
—No creo que le duela si lo golpeas.
—Si quiera déjame imaginar que lo hago y le duele.
Dejó un pequeño beso en las mejillas del mayor abrazando su pequeño cuerpo.
—Te amo, no lo olvides.
—Yo también.
Ambas se acercaron hasta que sus labios chocaron, comenzando un beso lleno de amor.
Transmitiendo esa confianza que faltaba en la relación.
Esta es la historia de una pareja que poco a poco pudieron superar aquellos pequeños sentimientos de desconfianza y también donde Becky no puede evitar ser pegajosa con su novia.
FIN
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