Tomadas de la mano paseaban por el centro comercial, observando la variedad de productos que ofrecía el local.

Becky no podía evitar emocionarse al ver ropa tan bonita y atractiva, que soltaba la mano de Freen para correr hacia el exhibidor y babear un rato.

En cambio, Freen se emocionaba al ver la variedad de jeans que había, le encantaban.

Al final la pareja decidió volver a tomarse las manos, Sarocha hizo que sus manos entrelazadas entraran en su bolsillo, por el clima que estaba muy frío.

Rebecca no evitó sonrojarse dejando un pequeño beso en la mejilla de su novia, dejándola sorprendida y avergonzada.

Estaban en público.

—¿Quieres ir a tomar algo? —preguntó Rebecca.

—Si tú quieres yo también —respondió con una sonrisa.

—Pero se supone que debes decirme si tú quieres.—hizo un leve puchero mirándola fijamente.

—Bueno, bueno. Quiero ir a una cafetería, pedir unas cuantas donas e ir a casa para descansar, tu preparas chocolate y de paso miramos películas ¿Qué te parece?

—Me encanta la idea, vamos antes que se acaben. —agarró el brazo de Freen jalándola hacía la cafetería más cercana que había.

Al estar dentro pidieron lo que tenían en mente, entre bromas y pequeñas miradas esperaron a que llegara su pedido.

—¡Freenky! ¡Becca! —las chicas voltearon encontrándose con una cabellera roja y su hermosa sonrisa que la hacía ver tan atractiva. Esta abrazo a los dos, Becky disfrutaba del abrazo mientras que Freen quería separarse. —Pasó una semana desde que terminaron las clases y ustedes aquí disfrutando.

—Hola phi Nam, pero ¿Qué hace usted aquí? —preguntó Rebecca.

—Vine con Nutt y Opp, estábamos mirando un poco de ropa para mañana, Charlotte nos invitó a su casa de playa en Harris

—Y a nosotras no. —susurró Becky.

—Pero ella dijo que las invitó pero Freen dijo que, quería pasar tiempo-

—Allá está phi Heng. —Becky soltó la mano de su novia para ir a saludar.

Las dos solo observaron como Rebecca corría a abrazar a los demás.

—Espero que nunca la dejes ir, espero que no borres la bonita sonrisa que tiene. —advirtió Nam.

Sarocha asintió observando a su pequeña novia sonriendo a sus mayores.

No la quería perder, ni de broma lo haría.

No sería capaz de romper su frágil corazón después de todo lo que le pasó los semestres anteriores.

Pero eso ya es otra historia. Que muy pronto la contaría.