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© [ P a r t e ú n i c a ]

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Iba a ser la primera y última vez que haría esto.

En la tarde le había llamado un nuevo cliente, le había dicho que quería hablar con él en persona en su oficina, y que lo esperara a las ocho de la tarde. Y como se esperaba, él aceptó su petición.

Pero ya eran las once de la noche y aún no aparecía.

— Nunca más hago esta weá...—Susurró molesto mientras se levantaba de su asiento. Ya se había cansado de esperar y sentía que sus ojos cada vez pesaban más.

Había recordado que su nevera estaba vacía y que no había comprado algo decente para comer. Pasó su mano por su rostro frustrado, tendría que ir a su departamento y hervir unos fideos con vianesa así bien pobre.

Miró por la ventana que se encontraba detrás de él, ya había oscurecido y las personas estaban abrigadas, hacía frío después de todo. Ya sentía sus patas frías aun teniendo los calcetines de polar.

Se encaminó al sillón para colocarse el abrigo que había dejado ahí en la mañana. Estaba cálido, sonrió levemente por ello, había recordado su infancia donde todo era fácil y su madre tenía que vestirlo, era feliz y no lo sabía. Ahora sólo era trabajo para poder ganarse el pancito a la mesa.

Dio un salto al escuchar golpes en la puerta, había llegado el cliente de seguro, frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos. Lo dejó esperando unos cinco minutos más por haberlo dejado tirado.

Abrió la puerta algo disgustado.

— Sé que eres un cliente, pero ten el mínimo de respeto y no me dejes esperando horas...— La fuerza de su voz se estaba apagando en unos segundos. Pestañó sorprendido.

¿Desde cuándo sus clientes se estaban convirtiendo en actores porno? Aquel chico que se encontraba al frente de él—cabe recalcar que tiene la misma edad que el blondo—, era todo un wachin, hasta su corte de hongo le hacia ver guapo.

Se quejó a sus adentros. Si hubiera sabido que el chico era tan lindo, se habría puesto perfume a lo mínimo. De todos los días que lo pudo llamar justo lo hizo cuando se veía como aborto de mono, además se sentía con olor a perro muerto, ojalá fuera su imaginación.

— Lo lamento, pasaron unas cosas...—Se disculpó avergonzado de su atraso. Inclinó su cabeza levemente aún algo cohibido. Lo miró nuevamente.— ¿Puedo pasar?

Demoró unos segundos en contestar.—Ah, claro, claro. Pasa.— Se hizo a un lado para que el peli negro pudiera pasar a su oficina. Aspiró su aroma, olía tan bien aquel chico. Sentía que en cualquier momento se le paraba el Fifi.

No se consideraba una persona homosexual. Es mas no recuerda haber tenido una atracción sexual hacia otra persona o algo parecido. Era la primera vez que le pasaba y no le gustaba, le dolería los cocos por la excitación.

— Puede sentarse en la silla que se encuentra al frente de mi escritorio.—Le dijo al chico mientras apuntaba dicho objeto con un movimiento de cabeza, este asintió para obedecer lo sugerido.— Le serviré un poco de té.

— Muchas gracias...

Reigen caminó hacia otro escritorio para servir el líquido. Volteó disimuladamente para verlo. Se sentaba demasiado recto, con sus manos reposando en sus rodillas, mientras que observaba el lugar en silencio.

Culiao tierno...

— Y dime...—Decidió sacar tema de conversación mientras le preparaba el té.— ¿Cómo te llamas?

— Kageyama Shigeo, es un gusto.—Contestó cortésmente, volteó a verlo con una leve sonrisa.— Y usted es Arataka Reigen-san, ¿cierto? lo decía en su página web.

— Oh, tratame de tú, por favor. No hay necesidad de tanta formalidad.—Dijo el blondo mientras se dirigía a Shigeo con su taza en manos para dejarlo al frente de él.—Y sí, ese es mi nombre. Un gusto en conocerte también.— Sonrió por cortesía.

— Gracias.— Shigeo tomó la taza mientras veía el contrario sentarse en la silla que se encontraba al frente de él, con el escritorio en medio de ambos.

Reigen se lo quedó mirando. Su nombre era tan lindo como su rostro. Mientras que él, su nombre parecía "Reigen caga rata" en vez de Arataka. Por lo menos Kageyama sonaba como "cagué llamas". Mucho mejor que las ratas.

Shigeo soltó una leve risa entre sus labios, el blondo lo miró confundido. De qué se ríe este weón...

En serio no pensaba que me iba a esperar cuatro horas, Reigen-san...— Le sonrió amable mientras tomaba del té preparado por el Arataka.— Se lo agradezco muchísimo, de verdad. Hasta pensé que no se encontraba nadie aquí en la oficina, por no haberme abierto la puerta pronto.

Reigen casi se muerde la lengua para aguantarse en decir "Te dejé afuera unos minutos en venganza por haberme dejado como weón esperando por ti". Pero se aguantó como todo un profesional. Además, le sonrió y agradeció. Si hubiera sido un viejo de cuarenta años unas patadas en la raja no se la sacaba nadie.

— Supongo que no tenía nada bueno que hacer.— Le contestó mientras alzaba sus hombros. Aquel chico aún no le sacaba los ojos de encima.— Bueno, ¿qué necesitas? ¿un exorcismo especial?— Preguntó intrigado, mientras colocaba su mentón arriba de sus manos entrelazadas.

— Hmn, bueno, no es eso exactamente...— Soltó Kageyama, dejando la taza en el escritorio nuevamente.— Es mas una confesión...

"Qué chucha... ¿tan encantador soy?" se preguntó el blondo. Con razón no había ido a su oficina en un horario común y lo llamó para juntarse a esa hora acordada. Tragó saliva.— ¿Qué clase de confesión dices tú?.— Siguió preguntando al contrario.

Esperó un tiempo en contestar, y Reigen ya se quería morder hasta las uñas de sus patas por la intriga. Le iba a preguntar si le pasaba algo pero una voz le interrumpió.

— También soy un psíquico.

Bueno, eso no se lo esperaba.

No sabía si reír o llorar, ¿le estaba mintiendo o algo parecido? él se hacía pasar por un psíquico, pero ni siquiera estaba seguro de que existían. Hizo una cara disgustada, ¿me estará weando...?

— Oye, Kageyama-san...— Su voz fue cortada al ver que la taza, que hace unos segundos se encontraba en su escritorio, ahora se encontraba por los aires con el líquido alrededor, casi sentía que sus ojos salían de sus órbitas. Por un momento pensó que le estaban penando e iba a comenzar a tirar sal a lo loco, pero se tranquilizó al ver a Shigeo tomar la taza entre sus manos con una aparente tranquilidad en su rostro.— Q-Que...

— Pensé que no me creía, así que esta es la prueba suficiente de que no le estoy mintiendo, Reigen-san.— Le contestó Shigeo para luego seguir tomando lo que quedaba del té.

El falso psíquico se le quedó mirando en silencio, mientras apretaba fuertemente sus manos debajo del mueble para no ser visto por el contrario.

"Conchetumare casi me da un patatún weón..." pensó mientras sentía el sudor recorrer su rostro.— No era necesario, te creía.—Mintió, pero lo dijo para no parecer un saco wea de primera.

— Eso me alegra.— Dijo el peli negro con una leve sonrisa.— Siguiendo, nadie más que mi familia y usted sabe que soy un psíquico, ya que no se lo puedo decir a nadie más.— Bajó la mirada algo inseguro.— Y como usted...— Calló un segundo para hablarle más íntimamente como le había dicho Arataka.— tú eres un psíquico como yo, pensé que sería más fácil poder desahogarme un poco. Además...— Alzó la cabeza para mirarlo a los ojos al blondo.— no puedo tener un sentimiento fuerte, ya que mis emociones están conectadas a mis poderes...—Volvió a bajar la mirada.

Reigen pensó en lo dicho por Shigeo. Se cruzó de brazos mientras lo examinaba con la mirada. Ese chico, a pesar de su edad, aún era alguien inseguro ¿tuvo a alguien que lo comprendió? ¿estuvo sólo aguantando todo esto? exhaló por la nariz.

— ¿Como te desahogas?— Preguntó, Shigeo lo miró algo confundido.— ¿Un pasatiempo que te ayude a controlar tus poderes?

— Suelo bailar un poco en privado...

— ¿Cantas?

— No se me da bien cantar.

Puta la weá, quería verlo cantar. Se echó atrás mientras se masajeaba la sien. Ese chico de verdad estaba mal e inseguro de si mismo.

— Shigeo-san.— Llamó su atención.— Mira, tener poderes psíquicos es sólo una cualidad más, después de todo aún sigues siendo un ser humano, como todos. No te calientes tanto la cabeza en ello.— Kageyama tenía toda su atención en él.— Acéptalos como parte de ti y vive siendo positivo. Sólo sé una buena persona, eso es todo. Tienes la edad y experiencia suficiente para saber eso ¿no? es normal tener miedo de tus poderes, pero lo mejor para sobrellevarlo es siendo bueno con los demás. Lo peor que puedes hacer es utilizar tus poderes para dañar a las personas.

Cerró sus ojos con orgullo. Le había salido todo lo poeta de adentro, sentía que podría haber enamorado a cualquier mujer con lo recién dicho. Casi se enamora de sí mismo y ya se estaba diciendo wachito rico hacia su persona. Hubiera seguido echándose flores pero interrumpieron sus pensamientos.

— ¿Puedo volver hablar contigo?

Abrió sus párpados para encontrarse con los ojos del peli negro conectados a los suyos, llenos de esperanza y con sus mejillas algo sonrojadas.

Culiao tierno por dos...

Le hubiera dicho una excusa para no volver a esperar horas más otra vez por su culpa. Pero aquel rostro tallado por los mismos ángeles no lo dejaba fácil. Rodó los ojos un poco inseguro de su respuesta.

— Está bien, pero llega a las ocho, como debería haber sido desde un principio. Si llegas tarde olvídate de volver a hablarme.— Ya estaba algo cansado y lo dijo sin pensar. El sobresalto del contrario le llamó la atención.

— Claro que llegaré a esa hora, lo prometo.— Contestó rápidamente, alzó una ceja por lo alterado que estaba.

Fijó su mirada en el reloj que se encontraba colgado en la pared. Bostezó con algo de sueño.

— Ya es algo tarde, cerraré la oficina ahora.— Dijo mientras se levantaba de su silla, Shigeo imitó su acción mientras colocaba sus manos en los bolsillos de su abrigo.— Así que lo veo mañana, a las ocho.— Recalcó.

Para que no se le olvide al weón.

— A las ocho estaré Arataka-san.— Respondió Kageyama algo divertido, mientras le daba un apretón de manos al blondo.— Fue un gusto conocerlo.— Sonrió leve.

— Lo mismo digo.— Dijo mientras ambos salían de la oficina, Reigen cerró la puerta con sus llaves.— Nos vemos mañana.— Se despidió del contrario con un movimiento de manos. Shigeo también sacudió su mano como despido.

Se quedó esperando hasta ver que la silueta del blondo desapareciera con las demás personas. Dio un suspiro.

Era obvio que Reigen no era un psíquico, no sentía ningún poder espíritual emitiendo de su cuerpo. Sólo era un estafador, ya lo veía venir. Sintió sus mejillas calentarse aún más, aunque fuera un farsante lo que le había dicho le había llegado, y su sonrisa... oh vaya, le daba un escalofrío en su espalda.

Le había llamado la atención desde que vió su foto en su página web—que se le hacía algo sospechoso—, su sonrisa algo pícara mirando a la cámara había hecho saltar su corazón. Bueno había otra cosa más que había saltado pero no diría qué o se picaría a lo choro.

Su voz también le había llamado la atención, estaba algo ronca y eso lo hacía temblar. Tenía ganas de tocar su cabello, manos, cuello, ah ya era se había enamorado.

Ah, loco carnúo. Ya lo había atrapado con tan sólo abrirle la puerta a los cinco minutos después de haberlo golpeado repetidas veces.

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Holiu.

No sé como llegué aquí, y hacer un one-shot chilensis de este dúo jakkslals sorry tenía que hacerlo.

Lamento si anduve inactiva pero tuve estudios, y esta semana es mi última en la escuela, así que dos meses tengo para actualizar todoxd.

Agradezcan a _Puccarin_ por apurarme en actualizar aunque sea uno de todos los one-shots y fanfics que estoy escribiendo. Además me ayudó con el título malardo JAKKSKAKSK uvu.

Y eso, espero que estén bien y que se cuiden. Tomen agua pero no mucha que se pueden mear. Love yourself. 💜

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