"Es por aquellas vicisitudes tan adversas que presentan las tierras al Norte y al Noroeste de Tenaris que las expediciones resultaron infructuosas. Pues de las tierras yermas, donde dicen los textos de Nulvami, se encuentran en teoría las ruinas de Antiqua, nadie ha regresado con vida. Moran allí reptiles inmensos que surcan el cielo e incineran los suelos con su aliento flamígero, los cuales creí al principio, no eran más que seres imaginarios propios de la fantasía, descritos por los antiguos en sus libros de cuentos. ¿Será quizá, y Charles Darwin bien podría reír ante esto, que la evolución avanza empuñando una atroz ironía?

Y de la extensa jungla, denominada por la tribu Nowal que habita a la vera del KolKowa como la "oscura" o la "negra", tan solo se ha explorado una muy pequeña porción.

Tal Bioma constituye en sí mismo una trampa mortal para quienes desconocen su flora y fauna. Los Nowal cuentan terroríficos relatos acerca de una tribu de hombres de largos brazos y piernas, devoradores de carne humana e historias increíbles acerca de criaturas asesinas pertenecientes al reino animal como así también al vegetal.

La última expedición data del 4789 d.C, durante el reinado del Rey Solom II y el inicio de las guerras Argusianas. El desdichado contacto con la nueva especie, socavó el interés de Tenaris por explorar las tierras del Norte.

De tal expedición hay escasa información, apenas alguna mención acerca del pago a un grupo de mercenarios en los libros contables de aquella época.

Nos queda entonces tan sólo el mito, que de boca en boca y de generación en generación se ha transmitido entre los Nowal a lo largo del tiempo. Los mismos dicen que, más allá de los límites de la jungla, tras las extensas playas, se encuentra una larga isla inhabitada y tras ésta el vasto y neblinoso Mar Qualo, que abarca hasta donde a los ojos de los hombres se les está permitido ver. No obstante,  para el valiente que se atreve a navegar con su balsa por aquellas peligrosas aguas, hay un preciado regalo, presenciar el colmillo del dios serpiente Bazkuma. Tal diente, perdido en fiera batalla contra el dios guerrero Atilakán en los albores de la creación, se encuentra clavado en lo profundo del mar, dividiendo la tierra en dos y marcando el límite de todo lo conocido. Su extremo superior, inalcanzable, se pierde entre las nubes.

A pesar de lo inverosímil que pueda resultar el relato, mi espíritu científico me impulsa a considerar que lo visto por aquellos pioneros de las tribu Nowal, es en realidad una excepcional geoformación propia del gran cataclismo, durante el cual, gigantescas porciones de tierra fueron engullidas por el agua y otras en cambio, emergieron desde las profundidades, muy por encima del nivel del mar."

Atso de Kais. (5890 d.C) Compendio Geográfico: Las Tierras Inexploradas - Tomo I (Página 4, Capítulo 5).

"Y de aquel mundo tan sólo los sueños mitológicos quedarán, perturbando el sueño de los hombres nuevos"