Besó otra vez los labios del chico con pasión y vehemencia. Se aseguró de que sus manos recorrieran cada parte del cuerpo ajeno.
—¿Qué debería hacer primero? —preguntó con impaciencia.
—El pote. —Asintió y le dio una rápida mirada al velador que estaba a un costado de la cama—. Eso lo echarás en tu mano.
—¿En mi mano? ¿Por qué?
—Para que metas tus dedos en mí, imbécil. ¿O esperas meter tu pene así como así? Mi culo es más estrecho que una vagina virgen.
Miró detenidamente al peli-anaranjado antes de soltar una estruendosa risa, la cual finalmente acalló para tomar el frasco que estaba a un lado. Ni siquiera se preocupó de leer la etiqueta y solo lo abrió para voltearlo en su mano como si fuera champú. Después de todo, confiaba en JiMin.
—¡No tanto! —El chico le quitó el frasco y lo dejó sobre el mesón.
—Bien... —dijo pausadamente—. ¿Qué hago ahora?
—Muéstrame tu mano. —Alzó su mano izquierda con el líquido—. ¡La otra!
Cambió rápidamente a la otra con una sonrisa burlona en sus labios. El chico tomó tres de sus dedos.
—Tienes que meter esto —susurró el otro, avergonzado.
—¿Tengo que meter mi mano en tu culo?
El chico rodó los ojos con el rostro sonrojado.
—Si no lo haces no dejaré que metas tu pene en mí —dijo el contrario y lo miró serio.
Asintió. Después de todo, fue YoonGi quien insistió en que le enseñara.
—Ahora cubre los dedos con eso. —JiMin apuntó el líquido viscoso.
YoonGi untó los tres dedos en el viscoso líquido y se aseguró de mojarlos hasta los nudillos. De vez en cuando sus ojos se dirigieron a JiMin para preguntarle con la mirada si lo hacía bien, pero el chico no hizo más que mirar sus manos, aparentemente interesado en lo que hacía.
—¿Qué debo hacer ahora? —cuestionó cuando decidió que sus dedos ya estaban bien bañados en esa cosa viscosa.
—Debes... meterlos —murmuró JiMin y se mordió levemente el labio inferior, sonrojándose.
YoonGi sonrió y se acercó hasta él para morderle la mejilla. Sinceramente, deseó pellizcarlo, pero no quiso poner los dedos húmedos sobre su mejilla.
Puso su cabeza sobre el hombro del peli-anaranjado mientras acercaba un dedo cerca de la entrada del contrario. Antes de hacer algún otro movimiento el chico lo tomó de los hombros y lo separó.
—Hazlo lento. Duele un poco —avisó el menor sin apartar la mirada de sus ojos.
Asintió e hizo lo que el otro le ordenó, tuvo sumo cuidado y estuvo pendiente de las expresiones ajenas. La primera reacción de JiMin fue cerrar los ojos y abrir levemente la boca. Luego, cuando metió el dedo hasta los nudillos, YoonGi le dio un casto beso en los labios para que abriera los ojos.
—¿Estás bien? —preguntó y el menor asintió—. ¿Qué debería hacer ahora?
—Mete el segundo —ordenó el menor con un quejido y un ligero movimiento de caderas, lo que hizo que el cuerpo de YoonGi se tensara.
De forma obediente introdujo el siguiente dedo. Al escuchar al chico gruñir y apretar los ojos no pudo evitar sentir su corazón palpitar más rápido, excitado.
—¿Podrías sacarte la camiseta? —interrogó el peli-anaranjado con los ojos cerrados—. Quiero tocarte.
—Quedamos en que no me tocarías —contestó entre dientes.
JiMin se veía muy caliente con la boca entreabierta, los ojos llorosos y el pelo ligeramente húmedo en las sienes.
—Solo quiero tocarte los hombros. No haré nada más —murmuró el chico y él asintió, pero luego frunció el ceño.
—¿Cómo esperas que me saque la camiseta si tengo los dedos...?
—¡Sácalos!
Rápidamente le obedeció y sacó los dedos del interior del contrario, causándole un gruñido. YoonGi, sintiéndose extremadamente excitado, se sacó la camiseta y miró al chico.
—¿Debería meterlos de a uno?
El chico rápidamente negó con la cabeza y apretó los labios.
—Solo mételos —ordenó el otro y arrugó la nariz.
YoonGi obedeció y se apresuró a meter los dedos dentro de JiMin, causando que las uñas ajenas se enterraran en sus hombros.
—¿Para eso querías que me sacara la camisa? ¿Para rasguñarme?
El chico chasqueó la lengua y cerró los ojos—. Solo cállate y hazme caso.
—¿Qué hago ahora? —Tomó con su otra mano la camiseta y limpió la palma.
—Mueve los dedos que están dentro como si fueran tijeras.
Frunció el ceño, pero de igual manera obedeció. Sintió que el agarre del peli-anaranjado se ciñó con fuerza sobre sus hombros, su respiración se volvió más agitada y luego lo miró.
—¿Qué hago? —preguntó y JiMin chasqueó la lengua, fastidiado.
—Debes estirarme lo más que puedas, YoonGi. Tienes que poner tu pene ahí. —El chico lo miró con el ceño fruncido.
YoonGi no pudo evitar soltar una suave risa que hizo que de entre los labios de JiMin se asomara una pequeña sonrisa. Sus dedos se movieron más entre el interior ajeno para "hacer espacio". Cuando él mismo sintió que el otro estaba listo introdujo el siguiente dedo sin siquiera preguntarle al menor. Por ello, la espalda de JiMin se arqueó levemente y sus cortas uñas se volvieron a enterrar en la piel de sus hombros. YoonGi abrió la boca en un intento de respirar con normalidad. De un momento a otro se sintió demasiado ahogado.
—¿Después de esto qué debería hacer? —preguntó cuando ya tuvo tres de sus dedos dentro del chico, hasta los nudillos.
—Ya está —susurró el otro y lo miró a los ojos—. Si quieres puedes meter un cuarto dedo, pero me aterra un poco; es casi una mano entera.
—Yo... ¿Puedo hacer algo más? —Le envió una clara indirecta.
—Muévelos.
—Como si... —El chico asintió y YoonGi sacó los dedos para volver a meterlos lentamente, penetrándolo.
Siguió así una y otra vez. El cuerpo de JiMin se movía debajo de él y con solo el paso de unos segundos entendió a qué se refería con "grito mucho".
—JiMin, cállate —susurró por cuartas vez después de introducir los dedos con más fuerza.
—No puedo, YoonGi. T-Te dije desde un principio que no p-podía.
Chasqueó la lengua y miró rápidamente a su alrededor. Alejó la mano de uno de los muslos del chico para tomar la camiseta que estaba a un costado de la cama, la alzó y se la tiró a JiMin a la cara.
—Muerde eso —ordenó y apuntó con la barbilla a la tela sin dejar de mover los dedos.
—Huele a esa mierda. —El menor le dio una rápida mirada al pote que estaba sobre el velador.
—Solo muérdelo —dijo entre dientes.
El chico rodó los ojos, pero de igual manera le obedeció y YoonGi no pudo evitar gemir cuando volvió a meter los dedos. La espalda de JiMin se arqueó y el pecho desnudo chocó contra el suyo, sus caderas estaban pegabas contra su mano y juraría que no había nada más excitante que JiMin entrecerrando los ojos mientras mordía su camiseta.
Cuando sintió que el peli-anaranjado le apretó con fuerza el brazo se dio cuenta que su orgasmo se avecinaba, así que movió con más fuerza la mano, hundiéndose todo lo que podía, y en ese momento deseó meter los cuatro dedos desde un principio para llegar más lejos. El chico debajo de él dejó escapar el aire suavemente por la nariz después del orgasmo. El agarre ajeno se aflojó y ahora el otro tocaba suavemente sus dedos que se apoyaban sobre la cama. JiMin se sacó la camiseta de la boca de un tirón y la dejó caer a un lado. Dio un gran suspiro y pestañeó unas cuantas veces.
—Puedes salir ya —murmuró con los ojos suavemente cerrados.
Sacó sus dedos suavemente. El chico giró sobre la cama y quedó de perfil.
—¿Hice algo mal? —preguntó al ver la reacción de JiMin, pero este solo negó con la cabeza.
—Solo estoy muy cansado —comentó el menor con los ojos cerrados—. Ve a ducharte.
Se levantó de la cama y miró al otro desde los pies de esta, preocupado. No supo si hizo bien.
Ya para cuando estuvo en la ducha no pudo dejar de carcomerse la cabeza, los pensamientos lo mataban y antes de que se diera cuenta ya estaba completamente listo, incluso su gran erección desapareció.
Salió de la ducha con lentitud y se enrolló una toalla a la cintura para salir del baño. En el momento en que la luz del baño iluminó el cuarto se dio cuenta que el chico estaba arropado en la cama perteneciente a YoonGi. Con rapidez se cambió al pijama y se acercó hasta la cama de JiMin. Sabía que el chico estaba demasiado cansado como para moverlo hasta la suya.
—YoonGi —Se volteó para ver al chico—, ¿podrías acostarte conmigo?
Se acercó hasta el peli-anaranjado y se paró a un costado de la cama, vio su perfil y uno de sus hombros desnudos.
—Me acostaré en tu cama. —Encendió la pequeña lámpara que había sobre el mueble—. Debes descansar
—Acuéstate conmigo, YoonGi.
Suspiró, pero de igual manera dejó que una sonrisa se posara en su cara. Corrió las mantas y se metió con rapidez para no hacerlo pasar frío. Apenas rozó sus piernas con las de JiMin se dio cuenta que el chico se puso la ropa interior.
—¿Podrías sacarte la camiseta?
YoonGi frunció el ceño, pero le hizo caso sin decir nada más y luego se recostó sobre la cama. Ante ello, el chico se volteó y pasó unas cuantas veces su dedos por sobre las cicatrices que tatuaban el cuerpo de YoonGi.
—Has tenido una vida dura —murmuró JiMin y apoyó la cabeza sobre su hombro antes de quedarse dormido.
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