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Capítulo XXV

—¿Estás bien? —preguntó al chico a través del teléfono.

Claro, ahora mismo estoy jugando con la consola —comentó el otro con unos cuantos sonidos de botones por detrás.

—Que consentido.

El chico rio desde el otro lado.

Claro que lo soy. —YoonGi rio—. Soy VIP en este hospital.

—¿Sí? ¿Por qué? —preguntó y sonrió hacia el suelo, enternecido.

Mi padre es el director del hospital —comentó el menor y soltó una risa traviesa—. ¡Oh! Ahora mismo debo hacerme un examen. ¿Hablamos luego?

—Adiós, JungKook. ¡Comete todo! —ordenó antes de cortar la llamada y caminó hacia su siguiente clase.

—¡YoonGi! —Se volteó hacia la persona que lo llamó. YoonGi se detuvo y se puso delante de TaeHyung—. ¿Hablabas con JungKook?

Frunció el ceño, pero se encogió de hombros con desinterés.

—¿Por qué te importa con quién hable?

El castaño arrugó la frente—. Solo dime si era JungKook o no.

Ocultó una pequeña sonrisa al ver la decisión del chico.

—¿Por qué? ¿Te importa JungKook? —cuestionó y miró al otro directo a los ojos.

—Ayer estuvo extraño cuando hablé con él y hoy faltó a clases —murmuró el castaño y lo miró de reojo.

—¿Ayer hablaste con él? —Frunció el ceño y se acercó al contrario.

—En realidad, solo yo hablé. Él no me prestó atención y pareció muy ido.

—¿Qué le dijiste?

El chico abrió los ojos y luego pestañeó unas cuantas veces.

—Nada en particular —articuló el castaño a la vez que miraba hacia otro lado.

—¿De qué hablaron, TaeHyung? —repitió, decisivo.

—Pues... nosotros...

—¿De su beso?

El chico elevó la cabeza y abrió los ojos—.¿Cómo lo sabes?

YoonGi se cruzó de brazos y miró hacia uno de los árboles que estaban a la lejanía.

—JungKook es mi amigo.

—No debió decirte nada —habló el otro con aires distraídos.

—No tengo derecho a juzgarlos —Relajó los brazos y pasó una de sus manos por la espalda del castaño en un acto condescendiente—, pero deja de hacer las cosas mal, TaeHyung.

—Sé que hago mal —se apresuró el otro a contestar—, pero no sé qué debería hacer realmente. JungKook me estresa, me... me pone al límite. Yo... —TaeHyung se acercó al árbol que estaba a su costado y se apoyó sobre este—. No sé cómo controlar el hecho de que me guste —susurró el castaño con la cabeza gacha—. De hecho, ni siquiera me debería gustar.

—¿Te gusta JungKook? —El chico se llevó las manos a la cabeza y se inclinó hacia delante. YoonGi abrió la boca con asombro y dio un paso hacia atrás—. Entonces ¿qué piensas hacer? ¿Qué JungKook lo descifre solo? —preguntó irónico y el chico levantó la cabeza para verlo.

—No quiero que se entere. —TaeHyung frunció el ceño—. No quiero que sepa que me gusta, así que me olvidaré de él.

—¿Cómo puedes decir eso? JungKook te dijo que le gustabas, él lo intentó. ¿Por qué no deberías intentarlo tú también?

—¡No tengo derecho a intentarlo, ese es el maldito problema! —El chico se enderezó y miró a YoonGi de frente, amenazante—. No tengo ni siquiera la oportunidad de que me guste JungKook.

—¿Por qué dices eso? —formuló con confusión—. Si te gusta JungKook...

—Mis padres —dijo el castaño para luego mirar hacia otro lado—. No sabes lo que podría pasar si mis padres se enteran.

—¿Qué pasará? —Mostró una pequeña sonrisa irónica—. ¿Te desheredarán? ¿Te quitarán la tarjeta de crédito?

El chico alzó la cabeza para mirarlo con pena, como si tuviera razón.

—¿Entonces estaría bien dejarlo? —articuló TaeHyung y bajó la cabeza—. Prácticamente mi apellido ya no irá con mi nombre.

—¿Acaso eso importa? —Frunció el rostro con enfado.

—No quiero dejarlo, es mi orgullo —dijo decidido y dio un paso hacia él, encarándolo.

—¿Y JungKook no puede ser tu orgullo? —El chico dejó caer los hombros y miró a lo lejos—. Ponlo en una balanza; ¿qué pesa más para ti, TaeHyung?

Pasó por un lado del castaño y se dirigió hacia su siguiente clase con las cejas fruncidas por el enfado. JungKook no se merecía para nada lo que le hacía TaeHyung.

|•••|

Entró a la casa mientras seguían los pasos de JiMin, quien se fue directo a la habitación, así que apenas YoonGi entró se dejó caer sobre su cama. Vio de reojo al chico, quien ya no tenía el yeso en su mano, sino que una simple venda que le cubría la muñeca y la palma. Al parecer, el día anterior, mientras YoonGi estaba con JungKook, el chico se sacó el molesto yeso. Después de todo, no fue algo grave.

—¿Por qué pareces tan agotado si ni siquiera prestas atención en clases? —preguntó JiMin con diversión y se dejó caer en su cama.

—Si me llegas a gustar te gustaría saberlo, ¿no? —interrumpió y el chico se sentó lentamente en la cama y lo miró con los ojos abiertos.

—¿Te gusto? —preguntó el otro con inocencia y él frunció el ceño.

—¡No! Solo... Solo pregunto. —De inmediato recordó a TaeHyung.

—Pues... —JiMin lo miró de reojo—. Obviamente me gustaría saberlo, después de todo, también me implicaría a mi. ¿Y quién sabe? Quizás tú también me gustes. —Asintió distraídamente y puso las manos detrás de su cabeza para dirigir la mirada hacia el techo—. ¿Por qué preguntas?

—A TaeHyung le gusta JungKook —murmuró y fijó la mirada en el menor.

El chico frunció el ceño y lo miró atentamente por unos segundos, luego abrió los ojos y la boca. El chico estaba hiperventilando.

—¿Hablas en serio? —JiMin se levantó de la cama y se sentó a su lado.

—Sí.

—Esto es increíble —murmuró el peli-anaranjado para sí mismo con una sonrisa.

—No lo es —insistió—. TaeHyung no quiere decirle a JungKook.

—¿Qué?

—TaeHyung no quiere decírselo por sus padres. ¿Qué pasa con ellos?

—Son pesados, estrictos y religioso —formuló JiMin y miró hacia otro lado—. No me caen muy bien.

—Entonces ¿deberíamos dejarlo así?

Después de todo, la decisión era de TaeHyung.

—Creo que sí. —JiMin se encogió de hombros—. Me hubiera gustado que estuvieran juntos. No me relaciono mucho con JungKook, pero el chico me hace sentir mal.

—¿Algo así como lástima? —se atrevió a preguntar con un extraño apretón en el pecho—. Porque si ese es el caso no deberías sentirlo.

—¡No es eso! Solo creo que JungKook lucha por algo en vano —comentó el peli-anaranjado y frunció los labios—. De hecho, me gustaría que le diera una lección a TaeHyung.

El menor lo miró y sonrió. Luego puso una mano abiertas sobre el muslo de YoonGi y se inclinó para estar a unos centímetros de su boca.

—Deberíamos dejar de hablar de esto, ¿no crees? —preguntó el otro mientras lo empujaba un poco más, logrando acostarlo sobre la cama. Además, JiMin se posicionó elegantemente sobre su pelvis e hizo un ligero movimiento de caderas.

—Dijiste que no lo haríamos en casa —susurró cuando sintió un suave beso en el cuello.

—¿Quién dijo que lo haríamos?

YoonGi frunció el entrecejo y empujó los hombros del chico para mirarlo a los ojos.

—Entonces bájate de encima, no quiero repetir lo de la otra vez.

El chico le dio una amplia sonrisa—. ¿Qué otra vez? ¿Cuando estábamos en esta cama o en el auto?

—Déjalo, JiMin —insistió, pero no hizo algo para apartarlo. De hecho, puso una mano sobre la espalda baja del contrario, por debajo de la camiseta.

—No quiero dejarlo —susurró JiMin para luego besarle el cuello nuevamente.

YoonGi se atrevió a meter más las manos por debajo de la camiseta del menor hasta alcanzar sus hombros y los acarició suavemente por debajo de la tela.

—Entonces ¿qué deberíamos hacer? —musitó con sus labios apegados a la oreja de JiMin.

—¿Qué tal si te enseño algunas cosas?

Cerró los ojos de pura satisfacción y sacó las manos de debajo de su camiseta ajena para posarlas suavemente sobre el trasero de su compañero.

—Me parece buena idea —murmuró y el chico se alejó de él y se dejó caer a su costado.

—Pero primero tenemos que tomar precauciones.

—¿Qué quieres? ¿Condones? —preguntó con el rostro fruncido, entre sorprendido y cansado.

—No —dijo el otro después de chasquear la lengua—. Ve a ese cajón. —Siguió con los ojos la mano de JiMin para encontrar el velador que estaba a un lado de la cama del chico.

—¿Por qué no vas tú? Me da pereza.

El chico rodó los ojos y se acomodó mejor sobre la cama.

—Ve tú —exigió, haciendo un gesto con la barbilla.

—¿Por qué?

El chico le dio una gran sonrisa antes de responder—. Porque el alumno lleva los materiales y el profesor enseña.

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