Capítulo XVI
Era lunes otra vez y nuevamente caminaba por los pasillos de la universidad. La cantidad de gente que había a su alrededor era incontable, pero de igual manera buscaba la cabellera anaranjada que siempre debía vigilar. En esos momentos le gustaría ponerle una correa al chico.
Suspiró de alivio cuando una persona conocida se le cruzó por delante.
—NamJoon —llamó y el aludido se volteó para mirarlo—, ¿has visto a JiMin?
—Dijo que debía entregar un trabajo urgente.
—¿Dónde?
—Emm... Creo que fue a las oficinas de los profesores. Si vas ahora quizás aún esté ahí.
Asintió a modo de agradecimiento y se volteó para caminar hacia donde el rubio le indicó. No conocía la universidad del todo, pero se ubicaba lo suficiente como para saber donde estaban las oficinas.
Cuando reconoció los letreros que le apuntaron que llegó al lugar correcto se detuvo para mirar con atención a su alrededor.
Sabía que debía estar al pendiente del pelinaranja, pero estar corriendo detrás de él no le hacía ninguna gracia.
—¡Espera!
Se volteó al escuchar el pequeño grito que sonó a su costado. Cuando reconoció la cabellera anaranjada se acercó, pero inmediatamente se detuvo, ya que JiMin estaba con otra persona y ninguno de los dos pareció verlo. Por ello, no pude evitar poner máxima atención cuando se dio cuenta que el hombre que estaba delante de JiMin tomaba a este por las muñecas. Además, se percató que el mayor era uno de sus profesores. Frunció el ceño cuando notó que el agarre que el mayor ejercía no era del agrado del estudiante.
—JiMin —llamó, dando los últimos pasos para acercarse a los dos hombres.
El profesor inmediatamente soltó su agarre y dio unos pasos hacia atrás para separarse de JiMin.
—¿Qué haces aquí? —preguntó el chico con incomodidad.
—Te buscaba —contestó y se encogió de hombros antes de mirar al hombre mayor, quien no hizo más que esquivar su mirada—. ¿Está todo bien?
—Claro. —Asintió el peli-anaranjado para luego apuntar por detrás de YoonGi—. ¿Nos vamos? Ya llega la hora de comer y tengo hambre.
El chico se inclinó hacia el profesor a modo de despedida y tomó a YoonGi del antebrazo para salir de ahí dando la vuelta por el pasillo. No se dio cuenta hasta ese momento, pero JiMin estaba sumamente nervioso y YoonGi no creyó que fuera por su presencia.
—¿Estás bien?
—Claro que estoy bien. ¿Por qué no lo estaría?
Tomó al chico por el antebrazo para que se fijara en él.
—Presiento que algo pasó. —Miró directamente los ojos del chico, esperando de algún modo que este confiara en él.
—Estoy bien —insistió JiMin, quien se alejó de su agarre—. ¿Por qué estás tan pendiente de mí?
—¿Por qué no lo estaría? Es mi trabajo —contraatacó, frunciendo el ceño.
—No lo sé. Te pones a la defensiva —dijo el peli-anaranjado, encogiéndose de hombros—. Solo hablaba con nuestro profesor —murmuró el chico por lo bajo.
YoonGi chasqueó la lengua y asintió unas cuantas veces. Era preferible no crear problemas con JiMin.
—¿Qué tal si vamos a comer algo? Es la hora del almuerzo y de seguro los chicos están en el comedor. —Movió la cabeza para indicarle al chico que se moviera.
Ya para cuando llegaron al comedor no se extrañó para nada ver toda esa gente acumulada a un costado de la barra para comprar algo de comida. Ambos se pusieron a la fila.
—¿Has visto a JungKook? —preguntó después de unos segundos que se mantuvieron en silencio.
—Es tu amigo. ¿Por qué yo sabría donde está?
—¿Crees que se enfermó? —Miró rápidamente sus pies, pensando en la posibilidad de que el chico estuviera tirado en su cama por la alta fiebre.
—De seguro está bien y solo quiso faltar —aseguró JiMin de forma distraída.
—JungKook se preocupa por sus estudios. No creo que falte solo porque sí —comentó mientras los dos tomaban por fin unas bandejas para servirse comida.
—¿Crees que tenga algo que ver con lo que pasó este fin de semana? —El peli-anaranjado le envió una rápida mirada.
—¿Tú crees? —cuestionó y el chico se encogió de hombros.
Ya para cuando tuvieron sus almuerzos listos los dos se dispusieron a encontrar a sus amigos, más amigos de JiMin que de YoonGi. Al final encontraron al montón de chicos en una de las mesas al lado de las ventanas que daban con una gran vista del campus.
—YoonGi, ¿has visto a JungKook? —NamJoon fue el primero en hablar, ni siquiera lo saludó.
Le envió una rápida mirada a TaeHyung por el simple hecho de que, al nombrar a JungKook, de inmediato venía el nombre del castaño a su cabeza. Sin embargo, el chico solo topó su mirada con la suya por unos cuantos segundos para luego llevarla hacia HoSeok, quien estaba a su lado y no dejaba de hablar de la carne salada que se sirvió.
—No vino —dijo YoonGi mientras se sentaba en la mesa junto a JiMin.
—¿Por qué? ¿Está enfermo? —Miró al rubio con el ceño fruncido. ¿Por qué a NamJoon de repente le preocupaba el pelinegro?
—No lo sé. No he hablado con él —fue lo único que contestó sin poder evitar el ceño fruncido.
—De seguro solo quiso faltar —insistió JiMin, quizás simplemente para tranquilizarlos.
—¡Por cierto! ¿Ustedes dos...?
—HoSeok —nombró, alzando un poco la voz y miró al chico con los ojos entrecerrados al darse cuenta que empezaba a entrar en terreno pantanoso.
HoSeok inmediatamente entendió la señal y tomó un pedazo de carne con los palillos y lo alzó a la vista de todos.
—¿La carne de ustedes no está salada?
YoonGi le envió una veloz mirada a JiMin y este lo miró mientras se mordía el labio inferior; pareció un tanto abrumado. Aún no hablaban de ninguno de los tres besos que se dieron en tan solo un fin de semana. YoonGi no quiso tocar el tema y al parecer JiMin lo captó bastante bien. Todo aquello de por sí lo estresaba un poco, ya que se suponía que solo debía cuidar a JiMin, no entrometerse con él.
No te encariñes con el chico, recordó las palabras de Aaron y aquello le aterró un poco. Ciertamente, no quería encariñarse con JiMin. El plan no funcionaría si lo hacía.
—¡YoonGi! —Saltó levemente sobre el asiento al escuchar el pequeño grito proveniente de su costado. Le envió una rápida mirada al peli-anaranjado y este apuntó con la cabeza su comida intacta—. Come rápido. Nuestra clase empieza en unos minutos.
Asintió en respuesta y tomó los palillos para empezar a comer, pero solo después de untar los utensilios en la comida volvió a recordar sus problemas.
¿Dónde mierda estaba Jungkook? Y sí, ya lo asumió como su problema. Le extrañaba tanto que ese chico fuera así, casi como si estuviera acostumbrado a estar herido. A YoonGi le dolía las cosas que JungKook decía sobre sí mismo. Además, existía otra cosa que lo tenía al límite y aquello era TaeHyung; no parecía un mal chico, para nada, pero tenía ese gran defecto de odiar a alguien que no se lo merecía. Jungkook no se merecía eso.
Se rascó una ceja al sentir que los costados de su cabeza se comprimieron por esa sensación de no entender las cosas. Al sentir un golpe en su antebrazo aflojó su agarre en los palillos y suavizó sus facciones para mirar a JiMin.
—Come —ordenó el chico y apuntó con los palillos su comida aún intacta.
Asintió y esta vez se metió comida a la boca sin sentir realmente el gusto de la misma.
De seguro solo quiso faltar, recordó las palabras de JiMin y fue eso mismo lo que lo hizo dejar los palillos con fuerza sobre la bandeja para luego llevarse las manos a la cabeza. ¿Por qué JungKook lo hacía pensar tanto? Se rio un poco de sí mismo cuando se le vino a la cabeza la idiota idea de que JungKook lo necesitaba.
—YoonGi, nuestra clase ya va a empezar —dijo el peli-anaranjado y se levantó de la mesa mientras veía su reloj de muñeca.
Hizo una mueca y luego se puso de pie para ir detrás de el chico, dándose cuenta al final que no comió nada.
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