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Capítulo IX

—¿Qué haces? —preguntó al darse cuenta que el chico mordisqueó con fuerza la manzana.

—Detesto a ese tipo —contestó NamJoon sin dejar de mirar hacia los cuatro chicos que se sentaron a unas dos mesas de distancia.

—¿Podrías dejar de hacer eso y prestarme atención? —habló con molestia al darse cuenta que el rubio no hizo más que fulminar con la mirada a uno de los chicos que estaba en la otra mesa.

—¿Qué quieres...? ¿Quién es él? —se interrumpió NamJoon a sí mismo y apuntó al pelinegro que estaba detrás de YoonGi.

—Se llama JungKook. —Se hizo a un costado para que el tímido chico quedara a la vista del mayor.

—¡Oh! ¿De dónde lo sacaste? Parece un perrito abandonado. —El rubio pestañeó unas cuantas veces hacia el chico que se volvió a esconder detrás de YoonGi.

—¡Hey! —reclamó JungKook, pero NamJoon no pareció escucharlo y solo se levantó de un salto de la mesa con la manzana mordisqueada en una de sus manos.

—¿Debería presentarte a mis amigos? —El rubio le tomó del brazo sin esperar una respuesta de su parte y YoonGi inmediatamente se afirmó de JungKook.

—¿Qué haces? Suéltame.

Los llevó hasta la mesa en las que estaban los chicos que miraron hace un rato. El único que reconoció fue JiMin.

El rubio tomó a JungKook por los hombros y lo presento rápidamente al igual que a YoonGi para después sentarlos al lado de los otros cuatro chicos. Ante eso descubrió que NamJoon sí tenía amigos.

Le envió una rápida mirada a todos los personajes de la mesa para luego detenerse en el chico que estaba delante de él.

—¿Qué haces aquí? —preguntó JiMin entre dientes.

Se encogió de hombros y dirigió su mirada rápidamente al sujeto con el pelo rubio, quien no le prestó ni la más mínima atención por estar más concentrado en los otros estudiantes que estaban con ellos en la mesa.

Pasó con frustración una de sus manos por su cara. Como ya dijo antes, no le gustaban los niños y justamente esa mesa estaba llena de ellos.

Miró con atención a JungKook, quien no apartó la mirada del chico castaño que hablaba animadamente con sus amigos. Se acercó hasta él para poner su mano sobre la rodilla de pelinegro y este lo miró con una pequeña sonrisa y las cejas alzadas, preguntándole qué necesitaba. YoonGi se acercó lo suficiente como para posar su barbilla sobre su hombro y luego se impulsó un poco más para contestarle.

—¿Te gusta el castaño? —interrogó divertido a modo de susurro y el contrario inmediatamente lo separó de un empujón.

—¿Qué dices? —susurró avergonzado.
YoonGi se atrevió a reírse un poco al darse cuenta que comprobó su teoría.

—Nada. —Palmeó cariñosamente la cabeza de JungKook—. Me iré ahora.

No prestó atención a nada más y solo se concentró en dirigirse hacia su siguiente clase. Envió una rápida mirada hacia atrás para darse cuenta que JiMin se levantó de la mesa.

—Ya empieza mi clase —lo escuchó decir antes de que saliera del comedor y doblara por el pasillo.

—¿Quién es? —Se volteó lentamente hacia JiMin, quien en algún momento llegó a su lado.

—¿Quién? —interrogó divertido al ver el ceño fruncido del contrario.

—El pelinegro. JungKook... creo —Movió la cabeza como si estuviera pensando si era correcto.

—Es un amigo. ¿Qué pasa con él? —cuestionó divertido al ver que el peli-anaranjado jugaba con uno de los tirantes de su mochila.

—No es nada. Solo pensé que no sería fácil para ti hacer amigos. —JiMin le envió una rápida mirada.

—Y no lo es —contestó, adentrándose a la sala donde sería su siguiente clase.

—¿Y JungKook...?

—Solo siento que debo protegerlo —respondió de inmediato.

—¿Protegerlo? ¿Por qué? —cuestionó el otro, sentándose a su lado.

—Me recuerda a alguien —dijo sin mirarlo.

—¿Ese alguien era importante para ti?

—Ese alguien fue la única persona que llegué a sentir tan cercano como una familia —contestó, mirándolo directamente a los ojos.

—¿Por qué presiento que ese alguien ya no está?

—No está. Murió —contestó con media sonrisa y volteó a mirar la pizarra, frente a la cual el profesor se aproximó para empezar su siguiente clase.

—Lo siento —escuchó que murmuró JiMin mientras apoyaba suavemente la mano sobre su brazo antes de que el profesor hiciera notar su gruesa voz en el salón.

|•••|

Gruñó frustrado mientras se volteaba con el teléfono en una de sus manos. Al escuchar el sonido de la notificación inmediatamente abrió el mensaje.

No estaba muy seguro, pero creía que cometió un gran error en darle su número de celular a JungKook. No era un mal chico, pero lo tenía un poco hostigado con un tal TaeHyung.

—¿Conoces a un TaeHyung? —le preguntó a JiMin, quien salía del baño vestido con su pijama y con una toalla sobre la cabeza.

—¿TaeHyung? Es mi amigo. ¿Qué sucede con él? —dijo el peli-anaranjado mientras movía la toalla por sobre su cabeza para secarse el pelo.

—¿Tu amigo? ¿Cuál de todos?

El chico se sentó a los pies de la cama mientras dejaba de mover la toalla y lo miró con el ceño fruncido.

—El de pelo castaño. —JiMin dejó caer la toalla sobre la cama y se le acercó—. ¿Por qué preguntas?

—No, no es nada.

Volvió a tomar el teléfono entre sus manos y le echó una rápida mirada a los nuevos mensajes que le envió JungKook. De un momento a otro se percató de que alguien estaba acostado a su lado, mirándolo fijamente. Volteó su cara para encontrarse con JiMin, quien no dejaba de mirarlo.

—¿Qué haces? —cuestionó, haciendo que el peli-anaranjado reaccionara.

—Nada —respondió JiMin con simpleza para luego mirar hacia el techo.

—¿Entonces qué haces? Vete a tu cama —ordenó con el ceño fruncido.

—Aún no quiero dormir.

—¿Y por qué me molestas? Vete de aquí.

Para su sorpresa, el chico se volteó y se apegó a él con una sonrisa.

—Ya encontré la manera de entretenerme.

—¿Qué cosa? ¿Molestarme? —preguntó fastidiado mientras bloqueaba su teléfono y lo dejaba sobre la mesilla que estaba a un costado de la cama.

—Claro —respondió el otro sin cambiar su sonrisa.

—Eres fastidioso.

Se volteó para darle la espalda al contrario. Sin embargo, el chico se alzó un poco y colocó desvergonzadamente la cabeza sobre el brazo de YoonGi, casi apoyándose en su hombro.

—¿Qué haces? —murmuró sin quitar su ceño fruncido.

El chico no le respondió, en vez de eso pasó su mano delicadamente por su cabello.

—¿Te puedo decir un secreto? —preguntó el peli-anaranjado mientras cerraba los ojos.

—¿Qué?

—Desde que usaste el champú que te di tu pelo está más suave. —JiMin movió los dedos sobre su cuero cabelludo.

—¿Puedes dejarte de tonterías y alejarte de mí? —dijo casi a la defensiva y movió el brazo con brusquedad para que el otro se alejara.

—¿Por qué tienes que ser tan hosco? —articuló JuMin de mala gana para después caer sobre la cama y darle la espalda.

—Sal de mi cama —ordenó y apuntó hacia su cama que estaba a unos metros más allá.

—No quiero —dijo el otro con la voz somnolienta.

—Me da igual lo que quieras y lo que no. Ahora sal de mi cama. —Movió al contrario por el hombro.

El chico suspiró con fastidio y luego se volteó hacia YoonGi, logrando que quedara demasiado cerca para su gusto.

—¿Por qué tienes que ser tan... así? Se supone que yo soy tu jefe —dijo JiMin, cruzándose de brazos.

—Tú no eres mi jefe —contestó de inmediato mientras se alejaba—. Tus padres son mis jefes.

—Pero todo depende de mí —articuló el joven con una sonrisa—. Si no me tratas bien se lo diré a mis padres y ellos te enviarán lejos de aquí.

Chasqueó la lengua y lo miró detenidamente.

—¿Entonces qué quieres? —preguntó derrotado y se dejó caer en la cama—. ¿Quieres que me vaya?

El chico se quedó un rato en silencio, mirando detenidamente el techo sin decir nada, ya cuando notó que el otro no le contestaría se sentó sobre la cama con la intención de echar a JiMin.

—Anteriormente dije que quería conocer más de ti, ¿por qué razón te echaría ahora? —cuestionó el peli-anaranjado mientras le daba una rápida mirada.

Se quedó en silencio y miró a JiMin atentamente unos segundos para después dejarse caer en la cama y darle la espalda.

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