25
— Jungkook, abre la puerta, por favor —rogue una vez más.
Perdí la noción del tiempo, solo se que, en poco tiempo mi vuelo partirá a Australia y no queria irme sin despedirme.
Pegué mi frente a la puerta y solté un suspiro resignado, algo me decía que esto pasaría, había dejado en claro que no quería verme y el corazón me duele.
— Entonces no salgas y solo escucha, lamento dañarte, nunca fue mi intención hacerlo, nunca estuvo en mis planes es por eso que respeto tu decisión de cortar lazos. Quiero que seas feliz Kookie, por favor, sé feliz y nunca dejes de sonreír, gracias por aparecer en mi vida, gracias por hacerme feliz cuando lo necesité, por cada risa que me sacaste y por tu tiempo, gracias por los días que estuvimos juntos, y gracias por tener estos sentimientos hacia mí. Cuando quieras hablarme estaré dispuesta a oírte, ya sea por un reclamo o una petición, aquí voy a estar.
De mi bolsa saque un sobre en el que había escrito algunas palabras, lo que dije ahora solo fue un resumen de todo, lo deslice bajo la puerta y antes de arrepentirme por mis hechos tome la maleta y caminé al elevador.
Está era mi despedida sin verle la cara, sin ver esos ojos que me maravillaron o su sonrisa que me hacía suspirar.
Espero que algún día pueda perdonarme.
Un año después.
Los días están nostálgicos, extraño mis raíces, mi tierra, mi gente, y extraño a ciertas personas en específico.
Hablo con Han de vez en cuando, no hemos perdido comunicación y me cuenta de los chicos y sus próximos proyectos juntos, me hace feliz oírlo y reír con él.
De Kook, he sabido lo que toda fan sabe. Él, simplemente dejó de hablarme lo que me hace pensar que me odia con fuerza.
El trabajo en la emisora me gusta, somos poquitos y nos llevamos bien, he aprendido cosas que no sabía, y mi jefe es muy agradable.
— Muriel —me llama sacándome de mi trance escritor.
Desde hace un tiempo he estado escribiendo en un cuaderno, desde que comencé a ir a terapia. El estar sola en un lugar que no conozco, con gente que no conozco y extrañando a los míos me hizo tener ciertas situaciones, crisis de pánico en dónde no podía respirar y sentía que el mundo se me venía encima, el doctor me recomendó esto para alivianar mi carga y me ha hecho bastante bien.
— ¿Conoces a Jackson Wang?
— Sé quien es, pero nunca tuve la oportunidad de conocerlo.
— Está en la emisora, podrías ser intérprete.
— Pero tengo entendido que Wang habla muy bien el Inglés.
— Solo es por si lo necesitamos.
— Oh, bien.
— Viene con otro Idol y me sentí pequeño al lado de ellos —me hizo una seña para que me pusiera de pie, entonces, lo seguí— grabaremos un progama en vivo, así que por favor atenta, solo por hoy, olvídate que eres sonidista.
— Bien —entramos a una sala y ahí estaban unas personas, reverencie y ellos me devolvieron.
Pero al levantarse y fijarme en sus rostros me voy dando cuenta que Jackson no venía solo, su acompañante era Namjoon, tiendo a negar para que haga de cuenta que no me conoce, puedo comprender que entendió mi petición por la sonrisa que se dibuja en sus labios, y como dije, Jackson y Nam son maravillosos en inglés, por lo que no necesitaron de mis servicios de traducción, entonces, me dedique a ayudarles con el sonido, micrófono y pistas.
Al terminar la entrevista mi jefe nos invita a comer en modo de celebración, no todos los días tienes un programa con dos grandes del rap, sobre todo Nam que con su grupo ha tirado todas las barreras mundiales y se han hecho más que conocidos y cotizados.
Caminábamos por los pasillos de la instalación, entonces, Nam creyó que sería bueno sostener mi muñeca y disminuir un poco nuestros pasos.
— No creí encontrarte aquí.
— No creí que acompañaras a Jackson.
— ¿Te abrías negado a ser nuestra intermediaria?
— Claro que no, ¿Por qué siento cierta agresividad de tu parte, Nam?
— ¿Olvidaste tus modales?, claro, no estamos en Corea, ya no respetas a tus mayores, que rápido se te olvidaron tus raíces, Muriel.
Su pesadez me hizo sentir incómoda, ahora ya no quería asistir a esa disque celebración, puedo adivinar que su mala manera de referirse hacia mi es a causa de lo que sucedió con Jungkook, y tiene razón, no sé cuánto haya sufrido y admito que merezco eso y más.
Estábamos de salida, el jefe nos pidió esperar para ir en su vehículo, yo le interrumpí y me ofrecí a ir por el auto, no puedo con tanta incomodidad.
Al llegar al restaurante usamos un mesa para seis, comimos y bebieron, yo solo quería irme a casa, Namo podía reir a carcajadas y hablar con todos, pero apenas cruzaba mi mirada, su expresión cambiaba drásticamente. ¿Que tanto daño le hice a Kookie?
Finalmente, llegó la hora de partir, cada uno a su hogar, ya me sentía un poco menos incómoda, hasta que mi jefe me pidió que llevará a los cantantes a su hotel, el estaba muy ebrio y me facilito su auto, el se fue en taxi estaba medio ebrio y no podía caminar en una línea.
— ¿Cuando volverás al país? —escuche y mire por el espejo retrovisor, al menos no me preguntaba a mí.
— Mañana debo irme —responde Nam— debo arreglar unos asuntos.
— Iremos a beber cuando vuelva a Corea, celebraremos Bro.
Me perdí en mis pensamientos intentando adivinar porque Kim estaba tan molesto conmigo, ¿Que les habrá dicho Jungkook?, fue el quien no me quiso abrir la puerta para explicarle la situación, o para simplemente despedirnos. Aunque … no, Jungkookie no te atrevería a hablar mal de mí, de nadie supongo.
Debía salir de la duda.
Al llegar al hotel donde los Idols se quedaban baje para despedirlos a ambos, si bien mi nacionalidad no es de Corea, no he perdido las enseñanzas de dicho país, por lo mismo, al terminar mi reverencia me dirigí hacia Nam.
— Señor Kim, ¿cree que podamos hablar?
Namu me dió una mira de pocos amigos para luego decirle a Wang que subiera, él no se quedó conmigo esperando que yo hablase, la verdad, no sabía que decirle.
— ¿Cómo está él?
— Bien, Kookie no es de los chicos que se dejan morir, menos por una chica, aunque no te niego que le costó.
— No fue mi intención, en serio, yo solo quería que se olvidará de mí, que fueran felices.
— Muriel, ¿Y si ya te olvidó? —su pregunta me dolió en lo más profundo de mi pecho, yo, aún lo recordaba, aún sentía que le pertenecía y mi corazón no quería dejar de quererlo— ¿Que harás?
— Ya no se puede hacer nada —las lágrimas se deslizaron por mi rostro— yo decidí irme, ahora tengo mi consecuencia —el asintió satisfecho ante mi respuesta— debo irme, muchas gracias, señor Kim.
— Lamento lo de antes
— Está bien, no se preocupe, pase buena tarde y muchas gracias —reverencie y rápidamente subí al carro para alejarme de ahí.
El aire me falta, mi corazón se rompe y no puedo evitar dejar de llorar.
La guerra entre Jungkook y Ji Sung había terminado, yo fui la causante de todo aquello, ahora "mi conejito" está bien sin mi, y Yeobo pendiente de su profesión. Al menos me alegra que estén felices, mi partida no fue tan mala después de todo.
Me lance a la cama con ropa y todo, me invadía de recuerdos hermosos y personales, la escuela, las salidas, los besos, aquella noche y entre tanto y tanto pensar no me doy cuenta cuando finalmente caigo dormida.
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